Idea que tuve hace bastante tiempo, pero que solo hasta ayer no acabe. No soy de escribir cosas cortas pero este particularmente me gusto como quedo. Dedicado a mi querido ingles que celebra su cumpleaños dentro de poco. J'te aime mon petit lapin~
~La Sombra de la Luz~
Título: El fantasma de la opera
Alzaba una ceja de forma elegante, mientras miraba con desden a los demás, fruncía el ceño, los labios, murmuraba por lo bajo, hablaba solo para herir, no dejaba que nadie le contradecirá y si lo hacia se retiraba ofendido mientras que por dentro de él la rabia le carcomía…
Sus ojos siempre le seguían, no había lugar donde esconderse en el que él no supiera que habría o estaría allí. Era parte de su vida, parte de si mismo al verle de aquella forma tan obsesiva, como único motivo de su aburrida existencia en aquel tiempo y circunstancia.
A veces discutían, otras se pegaban pero siempre era la misma historia. Porque él no se daba cuenta, seguía enfrascado en aquel mundo que veía siempre con aquellos ojos heridos en sus profundidades. Mientras él seguía ahí, solo observándole desde lejos siempre. Hablándole con rudeza, diciéndole esas verdades que sabia que le dolían y que otras veces solo lo enfurecían más. Pero no le importaba, solo quería hacerle saber que estaba ahí y sabía que era la única forma… El otro no le vería, el era ciego para esas cosas.
El otro se le acerca, sonriente y parloteando como siempre. Todos les miran, pero es entonces cuando aparta la vista. Aquello era lo único que sus ojos no querían ver, ni sus oídos llegar a oír. El saber que aquellos ojos tan dolidos y esos labios fruncidos de rabia solo eran para el otro. Podría conocerle, podría quizás llegar a entender porque era de esa forma únicamente con aquel… estorbo. Pero seguía sin poder aceptarlo.
Él no estuvo cuando era pequeño y lloraba, no le cuido, no le consoló tantas veces como había hecho él, no le había tocado ni llegaría a tocarle con la misma pasión que el sentía…
No le había dado nada, todo lo contrario, le había arrebatado toda su felicidad… y en parte era culpa suya. Aquellos celos endemoniados que siempre sentía le habían traicionado tantas veces haciéndole cometer esas locuras, no tan propias de su edad…
Una vez dejó de oír la discusión a lo lejos, volvió la vista al la persona dueña de su aliento. Porque él nunca le vería, jamás se daría cuenta de que estaba ahí junto a él, como su sombra. Siguiéndole con la mirada a todas partes…
Y es entonces cuando Francia, el señor amante de toda Europa, sabia que Gastón (*) había echo quizás eso como una forma de burla, o atributo a su martirio… Posiblemente ambas cosas a la vez, pero aquella mascara de falsedad que le escondía tras las sombras de un escenario donde el protagonista de la obra jamás miraba atrás, ni entre las cortinas o espejos del decorado, ocultaba aquella terrible herida en su pecho producida hacia demasiado tiempo.
Por que mientras Inglaterra recogía sus folios, ignorando a los demás países presentes. Los ojos azules de aquel fantasma vestido de casanova, aún le seguían como una sombra como un fantasma.
Como el fantasma de la ópera.
(*) Referente a Gastón Leroux, autor de la conocida novela que da nombre a este fic.
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