3 MESES DESPUES

Viernes en la tarde. Un joven de ojos grises tomó el elevador del Ministerio, una rubia entró con él, mientras bajaban, el joven pudo notar como la rubia le clavaba la mirada, él se dispuso a ignorarla, solo volteó a verla cuando se dio cuenta de que el ascensor había detenido su marcha, pero las puertas no se abrían.

La rubia se paró frente a él, lo miró tratando de seducirlo y acercando su rostro a la oreja del chico, le susurró: - ¿no quieres divertirte un rato conmigo, en lugar de volver a casa a encontrarte con esa mujer sin gracia ni atractivo a la que llamas esposa? – rió como si hubiese hecho un comentario muy inocente, se volvió a acercar a él y susurró nuevamente: - estoy segura de que si me hubieses visto antes que a ella, estaríamos volviendo juntos a casa - al terminar volvió a colocarse frente a él, el ojigris sonrió de lado, arrogante y se acercó al oído de la rubia que sonreía conforme él se acercaba y le susurro: - si te hubiese visto antes que a ella…no te hubiese vuelto a mirar, las mujeres fáciles me dan asco – mientras volvía a poner el ascensor en marcha rió, y antes de abandonar el lugar, le dijo - nunca vuelvas a intentar compararte con ella – la rubia se quedo atónita viendo como él se alejaba y sintió como iba poniéndose roja.

Draco llegó a su casa y lo primero que vio fue el abrigo de su esposa colgado, caminó a la sala y la vio, sentada en un sofá blanco de proporciones casi idénticas que las del libro que leía concentrada, se acercó sigilosamente, movió los rizados cabellos de ella y comenzó a besarle el cuello, la castaña dio un respingo y se puso de pie, una sonrisa se dibujó en el rostro del rubio cuando vio que la castaña se había sonrojado. [Siempre se preguntaba porque seguía sonrojándose aún cuando llevaban 3 meses de casados, nunca le había pedido que le explicara, pero si había notado que mientras mas roja se ponía, mas ganas le daban de abalanzarse sobre ella.]

Con la arrogancia y altanería que lo caracterizaban le dijo: -Señora Malfoy, si usted se sonroja solo un poco mas, me veré obligado a llevarla hasta la habitación y no dejarla salir de ahí hasta que usted no diga que no quiere salir de ahí.-

Draco!- exclamó la castaña sonrojándose más y llevándose sus manos a la cara para ocultar su ya inocultable vergüenza.

¡Te lo advertí! – gritó su esposo corriendo alrededor del sofá, con una sonrisa de satisfacción que rozaba la arrogancia.

Cuando por fin la alcanzó, la tomó en sus brazos, subió las escaleras, entró en la habitación, recostó a su todavía sonrojada mujer en la cama, cerró la puerta con llave y enseguida se colocó encima de ella. Tomó las muñecas de Hermione con una mano y las coloco hacia arriba, dejándola indefensa; empezó a besar su cuello, lo mordisqueó un poco dejando algunas marquitas; siguió hasta su clavícula, bajó hasta su pecho, desabrochó la camisa de su esposa y ahí se quedó, entretenido, besando sus senos, en ese momento la castaña dejó escapar un gemido que el rubio escuchó atento, volvió a subir hasta su boca y se fundieron en un largo beso, apasionado, casi furioso, solo se separaron cuando les hizo falta el aire.

Draco soltó las muñecas de Hermione y la despojó de su vestimenta, ella hizo lo mismo. El joven tomó a la castaña de las caderas, acarició sus muslos y se unió a ella, la besaba, la acariciaba, le susurraba cosas al oído, lo que provocaba que ella perdiera la cabeza, y así estuvieron toda la noche, con breves descansos, continuaron amándose, besándose, volviéndose uno, llegando al éxtasis una y otra, y otra vez.

Hermione vio la luz del sol, asomarse tímidamente por la ventana y sintió como toda su sangre se concentraba en sus mejillas…todavía apoyada sobre el pecho de su marido, tapó su boca con sus manos: -¡realmente lo hicimos toda la noche!-. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Draco y atrayéndola más contra su cuerpo dijo: - si me das un buen desayuno también puedo hacerlo toda la tarde- la castaña soltó una risa nerviosa: - el desayuno tendrá que esperar, primero me daré un baño- dijo, mientras se sentaba en la cama.

- ¿no quieres que te acompañe?- preguntó, con una sonrisa macabra en el rostro.

La castaña se levantó de la cama, iba a dar el primer paso, cuando noto que sus piernas temblaban y cayó de rodillas al piso. Draco se levantó rápidamente, la tomó en sus brazos y la llevó hasta el cuarto de baño, llenó la bañera, la colocó dentro y se metió el también. A todo esto ella no entendía que le había pasado, salió de su letargo cuando se dio cuenta de que tenía unos ojos grises clavados en los suyos, una sonrisa se dibujo en la cara de su compañero de baño y como si hubiese leído su mente contesto a su pregunta. – Si no te hubieras sonrojado, yo no hubiese tenido que hacerlo tantas veces – Hermione abrió los ojos como platos y pregunto exaltada - ¿Cómo es eso de que no hubieses TENIDO que hacerlo tantas veces?-. Draco solo esbozó la sonrisa más arrogante, dulce y macabra que brotó de su alma – si la sabelotodo Granger no lo entiende, entonces te lo explicaré: desde que te conocí note como un extraño calor subía por mi cuerpo cada vez que te sonrojabas cuando hablabas con tu amigo la comadreja, o el idiota de Krum, al principio no le puse atención pero, con el tiempo me di cuenta de que era ira…-

¿ira?-

Déjame terminar, si, era ira, sentía ira cuando te sonrojabas porque podía notar lo pura que eras y eres aún, y yo, soy tan diferente, tan oscuro, lo único que podía arrancar de tu rostro en esos días era odio, y cuando empezamos a salir y te sonrojabas era peor porque ahora te sonrojabas frente a mi…por mi…-

De todos los sentimientos, ¿por qué la ira?- frunció el seño.

Como te dije… ¡déjame terminar!, si, ERA IRA, después se transformó en deseo, en amor, cuando te sonrojas no puedo evitar querer corromperte, pero entonces te sonrojas mas y amenazas con hacerme perder el control, y ayer…lo perdí…además cuando te sonrojas te ves indefensa y me dan ganas de llevarte del lugar en que te encuentras a un lugar donde nadie mas pueda verte. Me…-

¿Qué?-

Me…-

¡ya, dime!-

¡Me da miedo que alguien te vea y quiera llevarte lejos de mi!, ¿contenta?, ya lo dije…-

¿sabes que lo que dijiste es lo mas machista que escuche hasta ahora?-

¡Tú preguntaste! –

Y…fue hermoso…yo…no sabía que te sentías así por mi- se acercó y lo besó tímidamente y cuando se despegó de él se sonrojó.

¡deja de hacer eso o no caminarás en una semana!-

Lo siento- dijo un poco mas sonrojada (¡no podía evitarlo!)

¡No te disculpes!- contestó casi gritando.

¿Por qué te enojas?-

No es eso, es que…cuando…cuando tu te sonrojas y pides disculpas te ves indefensa y…tierna y yo no puedo aguantar mas, es mejor que salga de aquí- el también se había sonrojado mientras le decía esto, no supo en que momento se había vuelto un empalagoso algodón de azúcar, sabia que solo ella podía causar tal catástrofe.

¿crees que vas a poder salir de ahí sola?-

Si, creo que mis piernas están mejor ahora.- le sonrió.

Voy…voy a preparar el desayuno- salió casi corriendo.

Hermione sonreía mientras se dirigía hasta la cama, se sentó y mientras abrazaba una almohada dijo: - si alguien me hubiese dicho cuando estaba en 6º que iba a casarme con Malfoy nunca le hubiese creído, pero así fue y realmente no podría ser mas feliz, atravesamos muchas cosas juntos y lo vi convertirse en lo que es hoy, aunque, quizás siempre fue así, pero las circunstancias nunca le permitieron ser quien era, cada día me doy cuenta de que no hay hombre mas tierno y perfecto para mi…lo amo tanto…-