Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son Únicamente de Akira Amano.

Pareja: 1827 – con toques de 10027-

Rating: T-M

Advertencias: OoC y UA. Esto es totalmente YAOI, por lo que si no es de su gusto –lo cual dudo (?)- es mejor que no lo lean.

Sinopsis: Los gitanos eran ladrones, y Kyoya lo sabía. Entonces ¿Por qué su danza lo hacía perder el control?... Porque ese gitano lo hacía luchar entre la cordura y el deseo.

_ Diálogos-

"pensamientos"

Recuerdos.

(#) Aclaraciones que aparecerán al final del capítulo.

Notas de la autora: Esta historia está inspirada un poco en la película "el jorobado de notre dame" por lo que algunas cosas serán similares a la película…


+..::+Fuego Infernal+::..+


+Shot 1 + El aprendiz y el Gitano +


Reino de Namimori. Año 18XX.

Las campanas del castillo se escuchaban en los alrededores, anunciando el comienzo del día para la mayor parte de los pobladores del lugar. Su fuerte resonar llegaba hasta las orillas del reino, donde la gran muralla se levantaba, separando el reino del exterior. Poco a poco las calles y caminos comenzaban a llenarse de aquellos obreros que salían en busca del dinero para sus hogares, junto a sus mujeres que salían a buscar el pan de ese día. Los niños corrían por los alrededores, ajenos al oscuro mundo en el que vivían, aflorando inocencia por donde ellos pasaran, acompañado a sus madres durante las compras matutinas. Los guardias hacían sus rondas diarias, manteniendo la seguridad en el reino, para que sus pobladores estuviesen tranquilos.

Tres de estos niños corrían en una dirección específica, hasta mirar a quien estaban buscando.

_ ¡Tsuna! – gritaron al unísono al llegar a su destino, dirigiéndose al bailarín del centro de la ciudad, el cual danzaba con total naturalidad en espera de que alguna moneda callera en su sombrero, obteniendo así el desayuno del día. Sus ojos avellana se posaron sobre ambos niños, los cuales al instante se lanzaron a sus brazos, tumbando al pobre castaño al suelo a causa de la fuerza. Sus acompañantes comenzaron a reír ante aquel acto, parando a la música callejera para mirar con ternura al joven abrazando a los pequeños niños.

_ Valla, Yoshi… ¡los niños te adoran! – exclamo uno de ellos, provocando más risas de sus acompañantes, mientras el joven se limitaba a inflar los mofletes, moviendo un poco a los niños para poder levantarse del piso, sacudiendo su pantalón café, y acomodando la tela que rodeaba su cadera, de color anaranjado, formando una semi falda con detalles dorados. De igual forma sacudió su blanca camisa, para luego ponerse de rodillas frente a los niños.

_ Lambo… Fuuta, I-Pin… ¿Qué hacen aquí? – pregunto dulcemente, mirando a los tres niños con ternura. Los dos más pequeños volvieron a abrazar al castaño, mientras el mayor revisaba su bolso de piel, sacando de el un gran pedazo de pan, el cual ofreció al joven bailarín.

_ Mamá te lo manda… dice que no es bueno trabajar sin desayunar – sonriendo. Tsuna miro el pan unos instantes, dudando si tomarlo o no.

_ Vamos Tsuna… no has comido desde hace dos días – menciono uno de sus acompañantes, de cabello rojo anaranjado, el cual mantenía entre sus piernas un par de tambores.

_ Shoichi… - susurro, mirándolo unos instantes para luego sonreír y tomar el pan entre sus manos, antes de volver a abrazar a los tres niños. A pesar de que al bailar tenia bastantes ganancias, estas debían repartirse entre los gitanos que conformaban su familia… siendo muy poca la comida que tocaba a cada uno. Más aun desde que aquel pequeño niño de cabellos celestes, Fran, se uniera a ellos. Los demás se negaban a soltar algo de su alimento al pobre niño, sin embargo, Tsuna no dudaba en darle su parte.- Muchísimas gracias…

Tras soltar a los tres niños, estos sonrieron para el y luego comenzaron a correr, despidiéndose de el con la mano mientras se perdían entre la multitud. Tsuna miro nuevamente el pan en sus manos, sonriendo tiernamente antes de tomar un pedazo y llevarlo a su boca.

_ Yoshi… ven a sentarte… no es bueno comer de pie – hablo nuevamente el otro, Squalo, de larga cabellera plateada, y piel algo morena, el cual se encontraba como su otro acompañante sentado en el piso, llevando entre sus brazos una guitarra. Junto a este estaba su compañero faltante, Hayato, de cabello y piel de color similar, de pie y recargado en la pared, cargando entre sus manos una pandereta. La sonrisa de Tsuna se engancho al verlos, aquellos que eran su familia desde que tenía memoria.

Nadie en el grupo era familia de sangre. Ni siquiera eran gitanos como tal, aun si todos los llamaban de ese modo. Todos huérfanos, se habían agrupado para sobrevivir juntos, volviéndose una gran familia. Aún faltaban algunos de sus compañeros, sin embargo, los que se encargaban del trabajo musical eran solo ellos cuatro. Los demás se encontraban en el circo de las afueras de la ciudad, entre ellos, su líder: Byakuran, quien era el mayor de todos y el que se había encargado de cuidarlos durante aquel largo tiempo.

Se sento en el suelo, tomando el pan entre sus manos y partiéndolo en cuatro partes, dándole un pedazo a cada uno de sus acompañantes.

_ No es necesario – menciono alarmado Shoichi.

_ Cómelo tu… no lo necesitamos – hablo Hayato, sentándose de igual forma en el suelo.

_ Voii! Yoshi! Piensa en ti y trágate eso! – grito de mal humor Squalo. Siempre había sido igual, el castaño compartía de todo lo que tenía con ellos. Afortunadamente en ese momento solo eran ellos tres, cuando estaban todos, la carga para el castaño era mayor. Y sin embargo, seguía haciéndolo, siempre con una sonrisa en su rostro.

_ No me sentiría bien comiendo solo… vamos! – nuevamente, con aquella tierna sonrisa que hacía difícil para ellos negarle algo. Por lo que los tres no dudaron en tomar su pedazo de pan y morderlo suavemente. Squalo, sin embargo, se levantó para tomar en sus manos el sombrero y ver las ganancias del día. Tres monedas de oro… dos de plata, y las demás de bronce.

_ Tsk! … maldita gente tacaña - menciono el de la pandereta.- con esto no alcanza ni siquiera para lo de tres personas.

Tsuna rio ligeramente.

_ Vamos… - menciono levantándose y girándose para verlos, con una mirada alegre.- la mañana es joven… podemos juntar lo suficiente para la cena…

Y dicho eso, tomo las manos de Gokudera y Squalo y los hizo levantarse de un jalón, comenzando después a danzar nuevamente en espera de que estos comenzaran a tocar. Y asi lo hicieron. Aquella alegre sonata se comenzó a escuchar en la plaza, al compás de los sensuales y suaves pasos del pequeño castaño, el cual había vuelto a poner el sombrero sobre el suelo en espera de recibir un poco más.


La luz del sol se filtraba por las ventanas del palacio de justicia, donde un joven dormía con total tranquilidad hasta escuchar el suave cantar del castillo del rey. Frunciendo el ceño, se removió entre las sabanas unos instantes hasta finalmente sentarse en la cama, mirando con odio la ventana abierta. Si había algo que odiaba, definitivamente eran esas campanas, que no le permitían dormir más tiempo. Llevo sus manos con exasperación hacia su flequillo, haciéndolo hacia atrás unos segundos antes de soltarlo y dejarlo caer sobre su frente con suavidad, levantándose entonces de su cama para dirigirse hacia el armario, para prepararse para el largo día que tendría.

Después de todo… él era Hibari Kyoya…. Aprendiz de juez.

Como tal, y haciendo honor a su estatus, tomo de su armario finas vestimentas, cubriendo su cuerpo de elegancia con estas. Un sencillo pantalón blanco de época, cubierto por las largas botas negras hasta arriba de sus rodillas, junto a una elegante toga corta de color negro amarrada por un cinturón de plata y cubierta por un chaleco de color gris con detalles rojos. Luego de ello, acomodo su cabello frente al espejo y se aseguró de tener todo en su lugar, antes de tomar entre sus manos su espada y colgarla en su cinturón.

Una vez listo, abandono la estancia dirigiéndose hacia el comedor, a sabiendas de que su padre y su hermano se encontrarían ya en el lugar. Y asi fue. Dentro del comedor, ocupando ya sus respectivos lugares, estaban: su padre, Alaude Hibari, de cabello rubio cenizo, sentado en el lugar principal, y a su lado derecho su hermano, Fong Hibari, comiendo con total tranquilidad su desayuno vestido con aquellas ropas extranjeras a las cuales aún no lograban acostumbrase, de cabello similar al del menos, mas de mayor longitud y recogido en una trenza simple.

_ Buenos días, Kyoya~ - saludo su hermano apenas al darse cuenta de su presencia. En cambio su padre simplemente lo miro unos segundos mientras este se sentaba en el lado restante, para después regresar su vista a su desayuno.

_ Buenos días – regreso el saludo en voz baja, recibiendo su desayuno de parte de una de las criadas en el salón.

_ Tu rutina cambiara hoy – escucho a su padre hablar, poniendo su total atención en el.- Mañana es el festival… por lo que iras en mi lugar.

Ok. Eso no estaba dentro de sus planes.

_ Padre… usted es quien debe estar ahí. No creo que sea correcto que la vigilancia sea a cargo de un aprendiz – respondió con serenidad, llevando un bocado de su desayuno a su boca. A el le disgustaba estar en las multitudes, y asistir al festival… realmente sería un dolor de cabeza. Los últimos años nunca había asistido a alguno, siempre permanecía encerrado en su habitación leyendo algún libro, o en patio de entrenamiento practicando.

_ Giotto me ha ordenado estar en el castillo pronto, y tu tomaras mi lugar… ya lo habíamos hablado – menciono firmemente, dejando su tenedor y el periódico a un lado.- Dentro de poco seras el Juez, y es necesario que asistas a estos eventos.

Más bien, le sonaba a que el viejo solamente quería librarse de sus responsabilidades.

Suspiro. ¿Por qué tenia que ser el? Fong era mayor que el, era el primogénito y por lo tanto era quien debía ocupar el lugar de juez. Lamentablemente el bastardo había hecho un juramento de Paz y por lo tanto no podía cumplir con la misión que se le había otorgado a su padre…

Acabar con todos los gitanos.

La orden no había sido dada por el Rey, Giotto di Vongola, que era un seguidor de la paz tanto o más de lo que lo era Fong. No… nadie sabía de donde había provenido aquella orden, sin embargo, parecía lo mas correcto en aquellos momentos.

Después de todo, los gitanos eran un grupo de ladrones y estafadores que solamente hacían de plaga para el mundo.

Con Fong rechazando dichas ordenes, la responsabilidad había pasado por completo a Kyoya, el siguiente en sucesión, para su desgracia.

_ Bien… asistiré al festival – concluyo, rendido. Tampoco es como si pudiese cambiar las palabras del carnívoro que tenía como padre.


El atardecer había comenzado, y por lo tanto, el horario de "trabajo" de Tsuna y sus compañeros había finalizado. Aquel día había sido de lo más extenuante para los cuatro, puesto que no solo se habían dedicado a bailar y tocar… no… los guardias del juez Alaude los habían visto y los habían perseguido por gran parte de la ciudad. A duras penas habían logrado escapar para regresar de nuevo a seguir con su trabajo, repitiendo aquello en mas de una ocasión durante el dia. Contando eso a los constantes acosos por parte de algunos de los aldeanos hacia los cuatro chicos de belleza casi femenina, sin duda había sido un dia de lo mas cansado. Y asi, cansados y con hambre, se habían sentado en el suelo, recargándose en la pared, mientras Tsuna contaba el dinero que habían juntado dentro del sombrero. Los cuatro, con sus respectivas capas puestas para evitar ser reconocidos por los guardias.

_ ¡Tenemos suficiente para la cena y el desayuno de mañana! – exclamo emocionado al terminar de contar, mirando con alegría a sus compañeros.

_ ¿En verdad? – pregunto Shoichi, acercándose a Tsuna para mirar el interior del sombrero. Habían varias monedas de plata y de bronce, y algunas mas de oro… los suficientes para la comida de toda la familia durante la noche y mañana del día siguiente.

_ Qué alivio – susurro Hayato, cerrando los ojos un momento. O al menos hasta que Squalo se levanto del piso y levanto al otro albino de las orejas.

_ ¡No es tiempo de dormir! ¡Hay que ir a comprar la comida! – hablo en aquel tono alto que lo caracterizaba, casi gritando, aunque estaban tan acostumbrados a ello que lo pasaron por alto.

_ ¡Que te pasa! – exclamo el albino menor mientras se sobaba la oreja.- ¡Maldito tiburón! ¡Eso ha dolido demasiado!

_ ¡Entonces no te quedes dormido antes de regresar!

Tsuna suspiro, negando con la cabeza mientras los imitaba y se ponía de pie, usando el sombrero como bolsita y cerrándolo con un pequeño listón, a modo de un pequeño saquito.

_ Entonces vamos… Pan, queso y Fruta supongo serán suficientes – dijo sonriendo, mientras ayudaba de igual manera a levantarse al pelirrojo. A pesar de conocerlo, no sabían cómo era posible que siendo el castaño quien mas esfuerzo hiciera, al ser el que bailaba, fuese el que más podía mantener la energía. Sin embargo, no estaban más lejos de la realidad.

Tsuna estaba cansado, si. Después de todo, era el que menos condición tenía de los cuatro, e incluso, de todos los del grupo Millefiore, como Byakuran llamaba a su pequeña familia. Habían corrido demasiado para escapar de los guardias, y aparte de ello, habia estado bailando y cantando durante varias horas. Aun asi, a sabiendas de que aun hacían falta hacer las compras, no podía darse el lujo de mostrar dicho cansancio. Era el encargado de animar a sus compañeros, después de todo. Y tampoco era como que el bailar pudiese cansarlo demasiado… después de todo, amaba hacerlo. Aun si sus pies descalzos terminaban rojos al dia siguiente.

Tras comprar lo más rápido posible los alimentos necesarios, los cuatro se dirigieron hacia los exteriores del pueblo, adentrándose en el bosque de Namimori. Caminaron tan solo unos instantes, acostumbrados a sentir el verde pasto y las piedras bajo sus pies descalzos, hasta llegar a una pequeña y gastada casita de madera. Esta no tenía puerta, en su lugar, una larga sabana rota cubria la entrada, al igual que las ventanas, por lo que en ocasiones el frio nocturno se colaba en el interior. Sin embargo, siendo tantas personas en tan pequeña casita, el frio era lo de menos.

_ Hemos llegado – mencionaron al unísono, siendo recibidos por sus demás compañeros.

_ Bienvenidos ¡Al extremo! – exclamo el albino faltante, Ryohei, el cual se encontraba en esos momentos parado de… ¿cabeza? En una esquina de la cabaña. Tsuna prefirió pasar aquello por alto, despues de todo, nunca comprendia la forma de pensar del extremo chico.

_ ¿Cómo les fue? – pregunto el único niño en el lugar, de cabellera verde y un enorme sombrero en forma de rana sobre la cabeza: Fran. Este estaba sentado en el suelo, leyendo un periódico gastado de semanas atrás.

_ Conseguimos lo suficiente para comer hasta mañana en el desayuno – menciono Shoichi, sentándose en el suelo junto al menor. Tsuna dejo la canasta con comida sobre la gastada mesita de madera, y dirigio su mirada hacia una de las esquinas. Ellos carecían de cama, sin embargo, se acomodaban muy bien todos juntos en el suelo, con las pocas sabanas y las pajas que tenían regadas en el suelo. Acostado sobre dichas pajas, se encontraba el chico faltante: Byakuran. Este, al igual que la mayoría de ellos, tenía el pelo blanco, despeinado, junto a un par de orbes moradas y un curioso tatuaje de color morado. Aquel color de pelo se debía a que ellos, Byakuran, Ryohei, Squalo y Gokudera eran gitanos albinos puros… no mestizos como lo eran o creían ser los otros tres.

_ Muy bien hecho, chicos~ - hablo sonriendo de esa manera en que solo el podía hacerlo, mientras se levantaba de las pajas para mirar la canasta con comida.- ahora tendremos suficiente energía para el festival de mañana…

¡El festival!

Tsuna miro sorprendido al albino mayor, realmente sorprendido. Habia olvidado por completo el festival que habría al dia siguiente.

El festival de los bufones era la única fecha en la que ellos y los demás gitanos que habitaban el reino podían estar por los caminos del pueblo principal sin preocuparse ni un poco por ser arrestados por los guardias, todo gracias al tipo de festival del que se trataba. Un dia en que todo lo "malo" se volvía "bueno"… donde bailar, tomar y divertirse era lo principal. Aunque también se debía al hecho de que quienes dirigían el festival, principalmente, eran los gitanos. Y el grupo Millefiore siempre se llevaban el protagónico, principalmente por la bella danza de Tsunayoshi, y la increíble música que podían tocar todos juntos.

_ Por cierto Tsu-chan~… Haru-chan nos ha entregado los trajes de mañana – continuo, claramente emocionado, mientras tomaba de una esquina una caja con distintos tipos de ropa. Entrego los trajes de cada uno, sorprendiendo sobre todo a Tsuna, quien no podía dejar de mirar las prendas en su mano.

_ ¿Un… vestido? – pregunto, mirando incrédulo al líder. Byakuran ensancho su sonrisa.

_ Yep – contesto, como si fuera lo mas normal del mundo

_Pero… soy hombre… ¿Por qué…? – iba a preguntar, sin embargo, esta vez fue Fran quien lo interrumpió.

_ Tsuna parece una chica… además… con vestido llamara mas la atención – hablo con su voz monótona, aun sin dejar de ver el periódico y restándole importancia a su traje que estaba doblado junto a el.

Ok… eso habia ido directamente contra su orgullo.

_ ¡P-Pero!

_ Vamos Tsuna… seguro te vez genial con ese vestido… además no eres el único – continuo Shoichi, apuntando con la mirada a Squalo, quien tenía un aura de lo más aterradora a su alrededor.

_ ¡VOII! ¡Maldito Mago diabético! ¡¿Por qué yo también debo usar un vestido?! – exclamo realmente furioso.

_ No solo ellos… ¡¿Por qué yo también?! – pregunto Hayato, igual de molesto que el tiburón, mientras veía con horror el vestido en sus manos.

_ Es porque ustedes estarán sobre el escenario~ - dijo, restándole importancia.

_ Pero… entonces… ¿Por qué Shoichi no usara vestido? – pregunto Tsuna, aun con la expresión incrédula en su rostro.

Todos miraron atentamente al pelirrojo.

_ Vamos… ¡A mí no me queda la ropa de mujer! – exclamo nervioso ante la mirada de sus compañeros.

_ ¡Shoichi se vería extremadamente mal con vestido! – grito Ryohei aun de cabeza en la esquina del salón.

Todos continuaron analizándolo con la mirada, para luego suspirar.

_ Si… se veria realmente mal – dijeron al unísono, rindiéndose.

_ ¡Oigan!

_ Vamos Sho-chan… tu traje también es encantador~ - le alago Byakuran, aun con la estúpida sonrisa en su rostro.

_ Bueno pues… ya! – exclamo nuevamente Ryohei finalmente poniéndose de pie para dirigirse hacia el canasto.- ¡A cenar y a dormir!¡Mañana será un día extremadamente duro!

Todos obedecieron, total, sabían muy bien que estaba en lo cierto…


El festival estaba a poco de dar comienzo. La plaza principal estaba decorada con distintos papeles de colores y luces a los alrededores, las distintas carpas de venta estaban ya colocadas en sus respectivos lugares y el gran escenario de madera había sido montado ya en el centro del lugar, junto a la gran carpa que haría de vestidores detrás de él. La música había comenzado a sonar desde que el sol se había mostrado, alegrándole el día a los que se habían encargado de los preparativos, logrando asi que el lugar se viese de lo más alegre posible.

Kyoya suspiro mirando tanta gente acercarse a la plaza desde el balcón de su habitación en el palacio de justicia, realmente molesto por el solo pensar en estar rodeado de tantas personas ruidosas que no harían mas que hacer escándalo y romper los tímpanos del azabache con su música y griterío. Sin embargo, no podía esquivar sus obligaciones. Para empeorar el día, tendría que usar aquella incomoda y calurosa toga negra y su respectiva capa roja junto al sombrero, como futuro juez que era. Y en serio, odiaba esa vestimenta. Aun asi, se vistió con ello, peinando su cabellera azabache hacia atrás de forma elegante, evitando a toda costa el sombrero y la capa. Y había agregado su cinturón al traje, quitándole lo voluminoso para que este quedara contra su cadera, junto a la espada que decoraba su lado derecho.

Una vez listo, abandono el palacio montado en su caballo negro, dejando atrás el carruaje que su padre le había preparado. No estaba dispuesto a ir dentro de aquel asador andante hacia el evento, por lo que cabalgo lentamente hacia su destino con total tranquilidad, procurando tardar lo suficiente para evitar por cuanto tiempo pudiese aquel estúpido festival.

Dentro de la carpa que ocupaba la parte trasera del escenario, los de Millefiore terminaban de arreglarse para comenzar el show. Byakuran estaba ya listo, con su cabello blanco peinado de forma elegante hacia atrás, cubriendo su rostro con una máscara plateada, y su cabeza con un sombrero blanco. Su traje constaba de un pantalón de vestir blanco, botas largas de color negro, chaqueta blanca con volantes y detalles en morado y dorado, cinturón y capa negros. Shoichi vestia de la misma manera, mas sin sombrero y sin mascara, y con la tela morada enredada en su cadera formando una semi falda con detalles del mismo color dorado, al igual que Ryohei. En cambio, Fran estaba vestido en color negro en lugar del blanco, usando su sombrero de rana sobre su cabeza como siempre.

Y las tres "damiselas" se encontraban mirándose con sorpresa. Hayato usaba un sencillo vestido negro con corset morado, haciendo juego al traje de la rana, llevando los pies descalzos y decorados con pulceras doradas, incluyendo la larga peluca platinada y el maquillaje suave enmarcando su rostro. Squalo vestia de la misma manera que el albino menor, a excepción de su largo cabello plateado recogido en una coleta alta con un par de mechones a cada lado de su rostro. Ambos con máscaras de plata cubriendo su cara. Y, finalmente, Tsuna, quien era el mas llamativo de los tres. Su larga cabellera estaba suelta, cayendo por su espalda, a pesar de los rebeldes mechones que seguían sobre su cabeza en contra de la gravedad. Su rostro llevaba un maquillaje mas suave pero a la vez vistoso, y usaba un largo vestido blanco de manga larga, con holanes en el escote, mangas y final de la falda en color dorado. Incluyendo un corset morado con detalles dorados y la tela morada mas oscura con detalles dorados que se mostraba sobre la falda, dándole una apariencia especial. Sus pies, igual que los otros dos, descalzos, con pulseras doradas, terminaban su traje.

_ Fiu~ que vistosas, "chicas" – menciono Byakuran con coquetería, recibiendo una mirada amenazante de parte de los dos albinos y un pequeño sonrojo de parte del castaño, que desvio la mirada.

_ ¡Chica tu maldita vieja! – grito Squalo, realmente molesto.

_ ¡A la próxima tu usaras el vestido! – agrego Hayato.

_ Vamos chicos… tranquilos… es nuestro turno de subir a tocar – Shoichi interrumpio la pelea que sabia que daría inicio, llevándose a ambas "chicas" junto a el hacia el escenario, seguidos de Ryohei y Fran quienes decidieron dejar la carpa y mirar los alrededores, dejando de esa manera a Byakuran y a Tsuna solos, este último, aun nervioso por la forma en que vestía.

_ Tsu-chan es la mas hermosa de todas… no debería estar nerviosa – menciono el albino, ya no en su tono infantil, si no en un tono de voz mas seductor, mientras se acercaba al castaño y lo rodeaba para abrazarlo por la espalda. Tsuna se sonrojo ante la cercanía del mayor, tomando con fuerza su falda.

_ B-Byakuran… suéltame – susurro. Siempre que estaban solos era igual. El albino parecia tener cierto fetiche con el castaño, acosándolo cada que tenia oportunidad. Sin embargo, Tsuna sabia bien que no se trataba de algo mas profundo… era simplemente parte de la personalidad de Byakuran, siendo en esta ocasión el su "muñeca" de juegos.

_ ¿Por qué debería? – pregunto cerca de su oído, mordiendo este suavemente, recibiendo una pequeña queja de parte del menor, el cual se sonrojo con mayor potencia.

_ N-No tarda en dar i-inicio la presentación – y no era del todo mentira. Escuchaba ya la música de sus compañeros, y sabia bien que su turno de salir estaba cada vez mas próximo. Otra razón para ponerse aun mas nervioso.- a-ademas… deberías estar so-sobre el escenario.

Aquello basto para que el albino suspirara y liberara al menor de sus brazos, rascando su cuello ligeramente.

_ Touche! – agrego, tomando un baston plateado de entre las cosas y dirigiéndose hacia la salida.- despues continuamos~

Y tras decir aquello, abandono el lugar. Tsuna suspiro, intentando calmar los nervios que sentia en esos momentos. Había algo que le decía que no saliera, que algo iba a salir mal de esa presentación, y sabia muy bien que siempre que se sentia de esa forma, ocurria, sin embargo no tenia forma de evitar salir al exterior. Miro nuevamente su reflejo contra el espejo ligeramente cuarteado, asegurándose de que todo estuviese en orden hasta escuchar a Byakuran nombrarlo.

_ ¡Es hora de la esperada aparición de la flor de Millefiore! … ¡Tsu-chan! – bien… era el momento de entrar.


Y hasta ahí le dejo por hoy :'D –huye a esconderse a algun lugar (¿?)- ya se que debería estar escribiendo el siguiente capitulo de "cuando el cielo se rompe" y estoy en ello xDD sin embargo me quede atorada como a la mitad del capitulo y sigo pensando como avanzar .-. sin embargo no se preocupen, que pronto estará también actualizado. Esta historia se me ocurrio mientras escuchaba la versión genderbender de la canción de esmeralda, cantada por Kamiya Kun… y no pude evitar imaginarme la situación como esta historia :'D

No sera realmetne muy larga .-. quiza unos 10 o 15 capitulos si mucho, sin embargo, procurare que a pesar de ser corta sea realmente interesante para ustedes~

Algunos personajes en los cuales están basados los de aquí serán mas o menos asi:

Gitana Esmeralda: Tsuna

Bufon (Clopan/Clopin): Byakuran

Y nada mas xD los demás personajes no están inspirado en ninguno. Quiza Alaude en Frollo, pero Alaude no es malo :'D se los aseguro. Bueno es todo de mi parte.

Ya saben… sin Review no hay continuación Dx (¿?) Espero que les guste esta historia. Nos vemos luego~

Kirana Taisho

18 – 04 - 15