Nota: Hola, esta es la "segunda parte" de Paradise circus (es necesario leer la primera parte para leer esta), y continua después de los eventos que ocurren en 'Apocalipsis', cuando el mundo vuelve nuevamente a un estado de paz momentánea. Mischa aún no recupera sus memorias pero, quizás, llegará a ellas de nuevo.

Disclaimer: Nada-nada-nada-NADA de x-men me pertenece aquí.


Moira parecía un fantasma cuando la volví a ver luego del caos y desastre que quedó en el mundo tras una nueva disputa entre mutantes. Lo bueno era que eso había dado paso a un momento histórico: los humanos comenzaban, finalmente, a razonar y aceptar que los mutantes no eran un peligro del todo, y a pesar de que las pérdidas han sido cuantiosas, creo que el mundo podrá salir adelante nuevamente y esta vez, todos unidos.

La abracé, no la había visto desde que se fue a El Cairo por una investigación de la que no me podía hablar casi nada, ella no me podía hablar de muchas cosas siendo de la CIA pero ya me había acostumbrado a ello. Lo que sí, estaba contenta de verle, siempre es agradable ver una de las pocas caras familiares que conozco.

Al verme, palideció.

— ¿Lo recuerdas? —preguntó directamente, como si hubiera venido a verme a mi lugar de trabajo solo para preguntarme eso, y vaya que fue ambiguo, ¿Qué clase de pregunta era esa?

— ¿Perdón? —fruncí el ceño, confundida—. ¿Qué se supone que recuerdo, eh? —intenté bromear, pero su expresión no cambió, solo hizo un pequeño gesto que me indicó que pareció arrepentirse de haber comenzado cualquier tipo de diálogo con eso. Bajó la mirada y pestañeé, aún más confundida que antes.

— Moira ¿Qué sucede?

— Conoces a Charles Xavier, ¿no es así? —reformuló su pregunta, mi confusión crecía.

— Bueno, sí… en realidad creo que todo el mundo lo conoce ahora, sale mucho en televisión y son bastante pesados al seguirle dando cobertura a todo el asunto, pero no creo que él nos conozca a nosotros, es decir, el resto del mundo, en teoría —bromeé, ella suspiró—. Lo que sé es que tú lo conoces en persona ¿Es verdad?

Asintió brevemente.

— Debe ser una gran oportunidad trabajar con él —le sonreí alentadoramente.

Moira no dejaba de sorprenderme con sus reacciones, quizás aún estaba demasiado impactada como para hablar con los demás sobre su experiencia, después de todo estuvo en medio de una guerra en la que pudo haber muerto, al lado de mutantes con poderes increíbles, por lo que eso para mí es justificación suficiente para estar un poco extraña estos días, yo lo estaría. Le acaricié un brazo distraídamente al tiempo que uno de mis compañeros me llamaba desde el laboratorio para revisar unos análisis que habían llegado recientemente, el trabajo había crecido notablemente desde lo ocurrido, ya ni siquiera podía pensar en distracciones fuera del laboratorio, lo que calzaba perfectamente conmigo y mi vida, la que no iba muy bien últimamente.

Todo había dado muchas vueltas y era extraño, mi vida era extraña, el matrimonio que hace exactamente ocho años me prometía un comienzo brillante en todo sentido se había enfriado completamente y lo único que hacía era refugiarme en el trabajo, pedir horas extras, todo para no volver a ese "hogar" destruido, el que por suerte no tenía consecuencias graves, es decir, descendencia. Un niño o niña no merecería llegar a un mundo en donde sus padres tienen una relación disfuncional y no son capaces de formar el hogar que necesita.

Una triste verdad, pero no me afectaba lo suficiente como para dejarme morir, el fracaso emocional era algo que estaba muy, muy adentro de mí.

— Bueno, me tengo que ir… pero fue un agrado verte por aquí, no pensaba que fueras a pasarte por los laboratorios pronto —confesé, sacudiendo mi cabeza sin saber en qué momento me puse a pensar en mi vida mientras hablaba con Moira.

— Tenía que… verte —me dijo con una sonrisa medio forzada.

Algo pasaba con ella pero no podía averiguar qué.

— Tengo que volver al trabajo —suspiré—. Pero podemos vernos luego…

— Tengo un trabajo para ti —me detuvo cuando intenté alejarme, la miré extrañada, no era muy usual que ella me ofreciera trabajos aparte, de hecho, creo que nunca lo había hecho anteriormente—. ¿Tienes algún tiempo para ello?

Vacilé.

— No mucho, el laboratorio está trabajando a tiempo completo últimamente —expliqué con sinceridad—. Pero puedo hacerme un tiempo, si realmente crees que soy la mujer para el trabajo.

— Sí —contestó sin dudar.

Asentí y hurgó en su bolso para sacar una tarjeta y dármela. La recibí e inspeccioné ligeramente, abriendo los ojos involuntariamente ante la información que contenía.

— ¿Quieres… que me contacte con Charles Xavier o algo parecido? ¿Qué trabaje con él? ¿Es en serio? —murmuré rápidamente.

Ahora era ella quien asentía con una pequeña sonrisa.

— Wow, es… bueno, no es que no quiera conocerlo, pero ya sabes como soy, no quiero arruinar un trabajo así de importante con mis nervios o algo, y no es que no esté calificada para lo que me pidas, llevo años en esto, y bueno, depende, pero…

Mientras hablaba con una rapidez casi neurótica, cerró su bolso y comenzó a caminar hacia la salida, me obligué a dejar de hablar y volví a mirar la tarjeta con la información de Xavier, estupefacta ante la oportunidad que se me estaba presentando.

— Lunes a las ocho —me indicó—. Y Descuida —alcé la mirada y la vi bajo el umbral de la puerta de salida—. Te sentirás como en casa —me aseguró.

Abrí la boca ligeramente pero no dije nada y guardé la tarjeta en uno de los bolsillos de mi bata blanca, mi compañero volvió a asomarse por la puerta del laboratorio que tenía tras de mí para apresurarme, ya había perdido demasiado tiempo valioso ese día, no podía seguir perdiéndolo por soñar con el día en el que llegara a pisar por primera vez la mansión X.