•Summary: La rubia no podía negar que se hacía ideas locas de su novio diciéndole "Estoy encendido" por ver lo mucho que se había arreglado y esforzado por verse linda para él, sólo para él. *A/U. NaLu*
•Description: ¿Romance?/¿Humor? One Shot.
•Warning: Quizá un poco de Oc. Y temática fuera de tiempo.
•Disclaimer: Los personajes de Fairy Tail pertenecen a Troll Mashima.
•Pairing: Natsu X Lucy.
•By: La historia le pertenece a Lu y yo sólo la adapto a NaLu.
•To: (?)
•N/A: Hola, soy Hibari, y soy la otra dueña de la cuenta xDD bueno, igual dejo este fic fuera de época y me retiro con lentitud…
(`•.¸(`•.¸*†~ (`•.¸(_Fire Light_)¸.•´)~†*¸.•´)¸.•´)
La escalera que llevaba hacia el piso de abajo estaba completamente decorada, aún tenía todos los adornos que la habían ataviado la noche buena y navidad, los exageradamente grandes moños de matiz rojizo con ramilletes de flores amarillas aún estaban intactos y hermosos. Justo donde la escalera terminaba había un árbol navideño, el árbol era igual de llamativo; era enorme, con esferas con muchos estampados diferentes y las luces parpadeantes hacían que los ojos de quienes los vieran danzaran al ritmo del sublime movimiento resplandeciente.
Lucy puso su pie en el primer peldaño, pisando fuertemente con la punta del tacón. Su rubia cabellera y su delicado rostro con sus lindos ojos achocolatados brillaron con una ligera carga de ansiedad. Era la fiesta de año nuevo, ni de broma pensaba desperdiciar la oportunidad, además ella tenía planes para pasarla bien y cierto irritante muchacho formaba parte de dichos planes, su amor por Natsu era cada día más grande y visible, sus momentos juntos eran incontables y el avance de su relación era más que obvio; lo cual significaba que todos sus problemas ese día habían valido la pena. La noche sería larga y sería suya.
Lucy tan sólo quería verse bonita para su novio; y por eso había batallado con el no muy largo y sensual pero lindo vestido que había elegido para la ocasión. Pero eso no había sido todo. Había tenido que levantarse temprano y llamar a Cáncer para que dejara su cabello como el de una princesa real, hacerse la manicura y pedicura, la dolorosa depilación, buscar los zapatos, lo bueno que organizar todo para la fiesta había corrido a cuenta de Erza y Mirajane. Lucy soltó un suspiró mientras seguía bajando las largas escaleras, había resultado para ella, un tanto agotador, además tiempo atrás había empezado una dieta, sugerencia de su mayordomo Capricornio, para lograr lucir bien en la vestimenta que tanto le gustaba, sin contar la visita al dentista y a la naturista, para beber una hierba especial, que ocasionaba que se relajara. No se le escapó ningún detalle. Y no es que fuera superficial, pero es que ella realmente quería verse bien ese día.
Lucy colocó el otro pie sobre el siguiente peldaño, avanzando con diestra elegancia. Pudo ver a Natsu desde arriba. Los labios, sonrosados y brillantes por el Lipstick, se curvaron en una sonrisa que era de aspecto jocoso. La rubia no podía negar que se hacía ideas locas de su novio diciéndole "Estoy encendido" por ver lo mucho que se había arreglado y esforzado por verse linda para él, sólo para él.
Sus largas piernas, con aquel vestido azul, lucían oportunamente con un toque sensual. Lucy amaba ese vestido, que quizá no era del mejor diseñador de Fiore, pero le había llamado la atención de forma mágica. Lucy bajaba la escalera cuidando de mantener la cabeza en alto, quería verse hermosa e indómita antes los ojos de Natsu, en la mente de ella revoloteaban cientos, y hasta miles de ideas los maravillosos momentos de pareja que podría pasar con él esa noche. Se estaba poniendo más cursi de lo normal.
Paseó la mano de forma elegante por el barandal de la decorada escalera.
« Cabeza arriba, hombros atrás, camina derecha… camina derecha » se dijo, con gusto y emoción. Sus pies por fin hicieron aterrizar su cuerpo grácil en el último escalón, y fue entonces que se dio cuenta que Natsu estaba embelesado con el árbol navideño.
—Natsu, nos vamos —sonrió, su momento no se iba a arruinar.
—Síp —ella le extendió la mano, y él la tomó, pero sin mirarla. Los ojos del muchacho aún seguían fijados a las luces centellantes—. Qué lindo árbol, no lo había notado hasta ahora y esas luces, ¡Wooo! Lucy, es genial, casi podría comerlo—parpadeó—. En serio… WOOOOOOO.
—Sí, g-genial —Lucy haló un poco a su novio para así tenerlo cerca y que él pudiera apreciarla—. Pero, sabes…Yo…
—Wow… —los ojos del muchacho no podían despejarse del asombroso espectáculo que ese extraño árbol le brindaba.
—¡Ahh! ¡Ya deja de ver las luces del árbol! —chilló, casi histérica y muy decepcionada, pero ese chillido sirvió de algo, Natsu por fin desvió su mirada hacia ella. Entonces, Lucy sintió algo de esperanza, sabía que Natsu no era de los chicos cursis y románticos, pero sabía lo mucho que la amaba, al fin de cuentas era una noche especial y ella esperaba un cumplido dulce que la hiciera enamorarse más de él.
—Lucy, qué extraño vestido traes, ¿No es un vestido para niñas?… como que te ves más ancha ¿No? —dijo él con inocencia, moviendo los brazos, queriendo expresar con sus manos la palabra ancha.
Ella, sólo sonrió con un tic en el ojo mientras asentía, con una cara de psicópata que él no notó, Lucy no dijo nada, pero… pero Natsu podía decirle adiós a la gran noche de fin de año.
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Una brisa suave golpeó con sutileza el rostro de ambos, avanzando por la banqueta de asfalto.
—¿Te pasa algo? —preguntó él por enésima vez, estaba algo harto de seguir preguntando y no obtener respuesta alguna, vamos era lento para muchas cosas pero no eran jodidamente idiota… a veces—, ¿Qué te pasa ahora, Lucy? —su voz sonó molesta y fastidiosa desde la perspectiva de la nombrada.
Lo peor de la noche no había sido tener que ir a comprar champaña en medio de la celebración, el problema no era que tuvieron que ir de establecimiento en establecimiento porque no podían encontrar un lugar abierto tan tarde, tampoco era un conflicto que hubieran tenido que ir caminando, no, ya que el señor Dragneel no puede manejar un automóvil sin marearse y vomitar. El único y verdadero problema que le interesaba a Lucy era que Natsu no valoraba lo que ella intentaba hacer por él, Natsu también tenía un problema y era que Lucy no le hablaba, no le dirigía la palabra y ni siquiera lo había volteado a ver durante todo el camino a casa. Él pensó que ella estaba algo molesta por el comentario que había hecho sobre su vestido pero rechazó ese motivo, no creía que ella fuera tan infantil.
El muchacho miró la bolsa plástica de su mano donde traía la botella de champaña.
—Fue difícil conseguirla, ¿No? —sonrió alzando la bolsa, intentando apaciguar la tensión, pero al no obtener respuesta de nuevo, su paciencia colapsó de inmediato —. Vamos, Lucy, dime que te pasa.
Estaba bien, debía aceptar que se estaba poniendo nervioso. ¿Ella realmente se había molestado por el comentario de su vestido? La vio de nuevo, enfundada en aquel pequeño pedazo de tela azul, que ella llamaba vestido. Para Natsu su novia siempre lucía hermosa, pero esa prenda le parecía verdaderamente horrible y no le favorecía nada. Era mejor ser sincero que mentirle. Resopló, molesto.
—No me pasa nada —dijo la chica para luego ladear la cara, apartando sus ojos de Natsu, quien buscó verla de frente pero no lo consiguió, bufó molesto—, Idiota.
—¿Cómo? —Lucy había murmurado tan bajo que él ni siquiera había logrado escucharla bien—. ¿Q-Qué dijiste? —dijo Natsu, ella se giró a él, sus mejillas estaban rojas y sus labios hacían un mohín de desagrado.
—Que eres un idiota, eso dije —refunfuñó, su cuerpo trémulo—. Me pase toda la tarde arreglándome para ti, planeé todo para verme bonita para ti, pero… tú no eres capaz de decirme algo agradable.
—Lucy, yo…
—¡Cállate! —rugió la chica, rechinando los dientes—. ¡Eres un idiota, te odio, te odio! —tomó aire, moviendo los hombros de forma casi violenta— ¡Te Odio!
—No, oye, no me digas eso —murmuró él, alzó las manos, mientras maldecía mentalmente.
Había sido un idiota, sí, y que Lucy le dijera que lo odiaba había sido un verdadero golpe, le había dolido. Natsu arrojó la bolsa al piso provocando así que la botella se hiciera añicos. Tomó a su novia de los hombros, sujetándola de forma fuerte para a la vez delicada. Ella se removió, intentando escapar.
—¡Suéltame! —le espetó.
—No, no hasta que me escuches y me perdones —intentó abrazarla.
Pero Lucy seguía moviéndose, queriendo escapar de su agarre, el muchacho correspondió esa acción apretándola contra su cuerpo.
—¡Ya, déjame ir, tonto!
—No.
—¡Que me sueltes!
Pero Natsu la mantenía pegada a él. Una tercera voz se escuchó: —¿Algún problema aquí?
Un oficial con cara seria, cabello negro y lentes oscuros había logrado ver lo que sucedía. Agregó con la misma seriedad.
—Los idiotas que se quieren pasar de listos con las señoritas lindas nunca faltan, no importa que día sea.
Natsu soltó a Lucy y tomó distancia, para después relajar su rostro. Abrió la boca pero no logró hablar.
—Sí, oficial, este atrevido me está molestando —dijo ella con tono acusatorio, señalando a su novio.
Dulce venganza.
El oficial, miró los alrededores de la calle, escudriñando cada parte de la escena. Había una botella rota cerca, un sujeto desagradable con cara de molestia y una linda chica con los ojos llorosos. Era obvio lo que pasaba.
—Lucy… ¿Cómo puedes negarme? Dile a este tipo que soy tu novio —reclamó él.
El agente de la ley se bajó los lentes, mirando a Lucy, esperando una contestación. La chica miró los ojos verdes del policía, dudó un poco, pero luego dio su veredicto.
—N-No, no lo conozco, mi nombre es Luigi —dijo, mirando a su novio con algo parecido a la lástima—. No sé con quién m-me confunde.
La cara de Natsu se deformó. ¡No podía ser posible! Dándose cuenta que su cruel novia de verdad no tenía pensarlo ayudarlo, buscó una excusa. Miró a su alrededor. Estaba dispuesto a agarrar a golpes al tipo ese, pero entonces recordó la aterradora cara de Erza, advirtiéndole que no causara ningún alboroto entre las fechas de fiestas o le haría eso. Y Natsu definitivamente no quería eso.
—¡Oye, te juro que no estaba haciendo nada, solo quería abrir la botella de champaña! —exclamó, temblado de miedo por imaginar a Erza enojada.
—Sí me dieran una moneda cada vez que escuchó eso —dijo el oficial—. Ahora, date la vuelta, chico problema, pasarás la noche tras las rejas.
—¡Eres un idiota, ella es mi novia, y no voy a dejar que me lleves a prisión, grandísimo animal! ¡Vamos, Lucy! —rugió Natsu, intentando acercarse a su novia. Entonces una patrulla se estacionó junto a la acera.
—¿Problemas, compañero? —dijo uno de los dos oficiales que había en la patrulla.
En varios minutos, y con mucho esfuerzo entre los tres agentes de la ley lograron sujetar a Natsu y esposarlo, fue realmente difícil, meterlo en la patrulla fue otro gran reto. En otras circunstancias, él los habría golpeado y se había resistido hasta las últimas consecuencias, pero ahora Natsu tan sólo quería ver que hasta qué punto Lucy decidía decir la verdad. Empezaba a perder las esperanzas.
—Lucy, di que eres mi novia, di que esto es una venganza ¡Diles la verdad! —comentó el muchacho, gritando por la ventana abierta del vehículo, cuando de pronto se sintió mareado, el malestar lo embargó y casi se desmaya en el asiento trasero.
—¿Es cierto, señorita? —habló uno de los oficiales, mirando a sujeto problemático hablaba muy seguro, logrando que empezaran a dudar.
Ella rio nerviosa. No, no podía dejarlo así, no importaba que él jamás notara lo mucho que se esforzaba por él, lo amaba y no podía dejar que pasara la noche en la cárcel.
—Sí —y cerró los ojos, mostrando su rostro asustado—. Disculpe, estaba muy enojada, no estaba pensando.
—Ja ja ja, no se preocupe, está bien—rio otro oficial, tanto Lucy como Natsu suspiraron aliviados, el muchacho pensó que su novia no podía ser tan mala. Se alegró un poco que casi sintió como el malestar disminuía.
—Y-Ya e-e-era hora, Lucy —apenas logró articular—. Sá-Sácame de aquí…
—Lo siento, Natsu—ella mostró una sonrisa afable—. Te amo. Lo sabes.
—Lo s-sé. También te amo, ow—manifestó él, casi vomitando y arruinando el momento.
—Vamos a casa —ella se acercó a la patrulla, asomándose hacía dentro por la ventanita del vehículo.
—Eso no será posible, señorita —la pareja parpadeó con sincronía, perplejos—. Ahora suba a la patrulla—dijo el primer policía con una expresión tan seria como la que tenían los otros dos—. Usted y su novio continuarán con su linda noche romántica en la cárcel.
Natsu y Lucy sólo parpadearon otra vez. Genial. Por lo menos iban a estar juntos.
(`•.¸(`•.¸*†~ (`•.¸(_The End _)¸.•´)~†*¸.•´)¸.•´)
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