Hola, bueno como podran notar claramente el titulo es una referencia a la cancion de los JoBros. Con "teclas negras" se refieren a los olvidados, menospreciados, en fin... geeks como yo. XD Bueno sin mas que decir, espero que les guste.
Black Keys
Eran cerca de las tres de la tarde cuando Noah tomó ese tren, deseando desaparecer de la faz de la tierra. El viaje sería largamente aburrido, pero iba a valer la pena. No quiso mirar hacia atrás, pues el recuerdo de ese alguien podía hacerlo quedarse, aunque, también era justo la razón por la que se iba.
Escogió un asiento cerca de la ventana, para poder aprovechar la luz natural y leer un par de libros durante este tiempo. Ni siquiera pudo concentrarse en las palabras, su mente estaba abrumada, la culpa lo comía vivo. Era una persona horriblemente cobarde y eso lo sabía muy bien. Quiso llorar, mas se contuvo. Estuvo a punto de arruinarle la vida a ese pobre chico y con ello la suya propia. Se mantuvo inmóvil, calmandose y dejando su libro al lado, mientras trataba de no pensar en ello.
Recordaba todo perfectamente.
Después de un rato, el tren se detuvo en otra estación a recoger pasajeros. Los vio subir con pesar, gente sonriente, con una vida perfecta, si tan solo el no hubiese sido tan idiota.
Una chica pálida y con el cabello rubio muy claro le pregunto si el asiento de en frente estaba ocupado y si se podía sentar en el. Tenía una apariencia agradable, dulce y quizá podría ser algún tipo de distracción en lo que durara el viaje.
—Um... seguro, —respondió Noah, ella le agradeció tímidamente y se sentó. Ambos se miraron en un silencio algo incómodo por un rato.
Miró a la chica, se veía algo extraña, como entre asustada y ansiosa, completamente indefensa. Parecía ser muy joven como para estar viajando sola, debía tener entre catorce o quince años. Su corazón le decía que le hablara, su instinto que la protegiera. ¿Pero... porque a ella, a una niña con la que apenas había cruzado unas cuantas palabras? No lo sabía.
–Oye, niña, — se decidió por fin a hablarle. Ella levantó la cabeza y lo miro —, es muy irresponsable por parte de tus padres dejarte viajar sola tan lejos de tu casa. ¿Alguien te espera a dónde vas?
—Nadie sabe que estoy viajando, y con suerte no lo notaran—, le respondió con una sonrisa y desviando luego la mirada—.Además, ya casi cumplo dieciocho, no soy muy niña que digamos.
—Uh, yo solo trataba de hacer conversación, tu sabes, para pasar el rato. No sé si te incomodo, digo, soy un completo desconocido.
Ella sonrió. —Al contrario, me estarias haciendo un favor. Por cierto, me llamo Dawn.
—Bonito nombre... Soy Noah.
—Mucho gusto.
Pronto encontraron varias cosas en común, sintiéndose viejos amigos hablando de trivialidades y mientras las horas pasaban, más confianza se tenían y más profunda se volvía la conversación. Los edificios desaparecían dejando en su lugar unos árboles enormes. Noah se sorprendía de sí mismo. ¿Desde cuándo se había interesado tanto por la vida de otra persona; más aun, la de una completa desconocida? Por más que se contuvo, no pudo evitar preguntarle:
—Así que... ¿Estás huyendo de tu casa o qué?
—Algo así. No es mi casa exactamente, pero si el lugar en el que vivo. —Dawn miro a los lados, de repente se sentía en una extraña confianza con este hombre a quien apenas conocía. —Mis padres me internaron en un hospital psiquiátrico hace varios meses, pero yo no lo necesito realmente.
— ¿A qué te refieres con eso?—Le pregunto. Esta misteriosa chica le parecía más interesante cada minuto.
Dawn tomó aire, —Mis padres creen que estoy enloqueciendo, literalmente, pues, les confesé algo que creo que los tomo con la guardia baja... En fin, son excusas para deshacerse de mi, ya sé que sólo les estorbo. No sientas lastima por mí. —Le dijo con naturalidad al notarlo ligeramente afectado. —Después de todo, eso era lo que yo quería, libertad... Y al fin la conseguí.
El asintió, pensativo. —Y bueno, ¿Vas a contarme que les dijiste o es un secreto?
—Está bien... —suspiro—pero recuerda: tú me lo pediste.
—Ay, ¡Por favor! Ni que fueras una especie de bruja o algo por el estilo. —Se burlo él.
—Bueno... Según mucha gente, no estoy muy lejos de serlo.
—¿Qué?
—Te dije que ibas a alterarte. — Respondió Dawn con algo de culpa. —De todas formas, no puedo contarte algo así en lugar como este. —Miro a los lados. Era cierto, pues estaban rodeados de gente.
— Bien, entonces, ¿Dónde vas a quedarte?— le pregunto Noah.
— ¿Sabes? Ni siquiera lo había pensado. Supongo que buscare algún hotel, aunque será difícil, pues no conozco el lugar.
Noah se vio en un aprieto. ¿Qué tal si Dawn se perdía? ¿O si nunca la volvía a ver de nuevo? Intentó borrar todo eso de su mente, por supuesto que no la iba a volver a ver, después de todo, ella había sido solo una distracción en lo que durara el viaje. O al menos eso creía.
Al fin tuvo una idea, no estaba completamente seguro de que funcionaria pero, era eso o perder a su nueva y peculiar amiga.
— Puedes quedarte en mi mismo hotel, digo, si así lo quieres.— le ofreció el.
— Genial— su rostro se iluminó— no quiero sonar ruda cuando estás siendo tan amable pero, ¿por qué me estas ayudando?
— Tranquila, supongo que es porque... Pues, ya no tengo amigos y tus eres ahora lo más cercano a ello, y ahora que seremos vecinos podemos, tú sabes, ser amigos oficialmente.
— Eso me suena genial, ya no puedo esperar para llegar y contarte tantas cosas que he guardado a la gente por tanto tiempo— sonrió.
Noah sonrió también, algo le decía que desde ese momento las cosas iban a ser diferentes.
