EMOTIONAL
Turn on channel seven at quarter to eight You see
the same damn thing it's just a different day and No one
really knows why this is happening But it's happening And
everywhere you go it's just a different place You get the
same dark feeling See the same sad faces No one
really cares that this is happening We come into this World And we all are the same In that moment there's no one
to blame But the world is black And hearts are cold And there's no hope That's what we're told And
we can't go back It won't be the same Forever changad By the things we say, say Living in this place
it's always been this way There's no one doing nothing so
there's nothing changad And I can't live when this world just
keeps dying It's dying People always tell me this is
part of the plan That God's got everybody in his hands But
I can only pray that God is listening Is he listening? We're living in this World Growing colder everyday Nothing can stay perfect now I say But the world is
black And hearts are cold And there's no hope That's what we're told And we can't go back It
won't be the same Forever changed By the things we
say, say, say We come into this World And we all are
the same And in that moment there's no one to blame But
we're living in this World Growing colder everyday Nothing
can stay perfect now I say The world is black And
hearts are cold There's no hope That's what we're
told And we can't go back (We can't go back) It
won't be the same (It won't be the same) Forever
changed (What will ever change) By the things we say,
say, say Turn on channel seven at a quarter to eight You
see the same damn thing it's just a different day And no one
really knows why this is happening
Son las 7.30
am en una gran ciudad europea. Es un día de principios de
septiembre, pero el cielo está completamente encapotado y amenaza
lluvia. Gran número de coches pasan a toda velocidad por la
carretera, como cualquier día laborable por la mañana, llevando a
sus dueños al trabajo. El aire está saturado de humo y polución, y
la humedad del ambiente lo deja todo levemente mojado. De vez en
cuando suenan bocinazos y el chirrido de las ruedas de algún
vehículo sobre el húmedo asfalto.
Pero ni un accidente
conseguiría interrumpir el regular flujo de sus vidas, siempre y
cuando no les pase a ellos, por supuesto.
Cercano al centro de la ciudad, se sitúa un enorme bloque de pisos. Sólo hace falta una mirada para entender que la gente que puede vivir allí debe necesitar más de una cuenta bancaria para guardar todo su capital. Más de uno de los transeuntes que pasan a toda prisa por el exterior darían lo que fuera por poder permitirse una vivienda en el imponente edificio. Ni que la riqueza y calidad fuesen un seguro para la felicidad.
CAPÍTULO 1:
El
despertador suena, sobresaltándome y arrancándome de mi sueño.
Parpadeo confundido mientras miro a mi lrededor en busca de la
pantalla del reloj. Allí, encima de mi mesilla. Las 7:35. Hora de
empezar otro estúpido día. - Sasuke - entra mi hermano en la habitación,
sólo con los bóxer. Ya empieza como todas las mañanas -, haz el
favor de no poner la música tan alta. Además, como no te des prisa
vas a llegar tarde ¿Qué pretende exactamente diciéndome
eso? . ¿Mostrar algo de interés por mi vida? Hace tiempo que
pasamos esa fase. Exactamente cinco años. Cuando me doy
cuenta, ha salido de nuevo de mi cuarto y ha cerrado de un
semiportazo. Bien. Evidentemente, empieza a estar harto de mis
silencios. Por fin empieza a dejar de fingir, a demostrar que
me considera una molestia con la que tiene que cargar hasta que me
largue. Cojo la ropa, unos vaqueros oscuros, una camiseta de
manga larga y mis Converse negras. Voy a darme una ducha, a ver si
consigo quitarme esta sensación de suciedad. Diez
minutos más tarde, estoy en la cocina, ya vestido y arreglado. No
tengo nada de hambre. Y menos aún oyendo a mi hermano hacer algo no
apto para menores en el salón. Dan ganas de potar.
Tanteo a oscuras en la pared pegada
a mi cama hasta encontrar el interruptor. La luz ilumina la
habitación, deslumbrándome y espabilándome del todo. Sacando los
pies de la cama, me pongo en pie. A mi alrededor mi cuarto sigue
igual que la noche anterior: ordenado y pulcro. Las únicas señales
de que aquí vive alguien son el ordenador, la estantería con los
CD's y el equipo de música. Lo enciendo y escucho Taking Back Sunday
mientras abro el armario y saco algo de ropa, sin fijarme demasiado
en lo que hago.
Un chico de unos dieciséis años sale a la calle. Se queda parado un momento enfrente del portal del enorme edificio, mientras desenreda los cascos de su reproductor de música. Lleva una desgastada mochila negra a la espalda, y más de un viandante se le queda mirando con cierto desprecio al pasar a su lado. Sus ropas oscuras, el corte de pelo, su palidez y sus exageradas ojeras le señalan y le hacen destacar en la multitud. Colocándose los auriculares en los oídos, empieza a andar hacia la parada de metro.
- Oh, dios. Tronca, mira a ese tío de ahí -. Hay tres adolescentes sentadas en uno de los desvencijados bancos situados en frente de las vías del tren. La que habla es una despampanante rubia vestida completamente de negro, con un pequeño lazo de raso rosa que adorna sus cabellos. Señala con los ojos abiertos de par en par a un chico a su izquierda. Es el de antes. Está concentrado en su música e ignora a todo lo que le rodea.
- Ino, ¿quieres hacer el favor de hablar norm… - la joven se interrumpe. Acaba de verlo también. A parte del singular color de sus cabellos, tiene una apariencia completamente normal, con unas pequeñas gafas de montura metálica sobre su nariz respingona y un desgastado libro en las manos.
- Es muy gu-guapo, ¿no crees, Sakura? - la que habla es una pequeña y frágil morena, ligeramente sonrojada. Con su piel blanca, los ojos grises y el larguísmo cabello color negro, es una de esas personas de cristal que parecen quebrarse con una mirada más intensa de lo normal. Su larga falda violeta revolotea cuando se vuelve a mirar a Ino -¿Vas a preguntarle algo?
- ¿Aún lo dudas, Hinata? Por supuesto que lo voy a hacer - contesta con seguridad. Acto seguido, prepara su "sonrisa de ligar" y avanza resuelta hacia el chico.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
Corro
como alma que lleva al diablo entre las transitadas calles del centro
de la ciudad. Intentando perder el menor tiempo posible, echo un
vistazo rápido al reloj de mi desfasado móvil. Otra vez tarde...
Empezamos mal, es el primer día de curso, las clases han empezado
hace 5 minutos y yo aún no he llegado al instituto. Ante mí
se planta el enorme edificio. Hace más de 2 meses que no lo
visitaba, y con solo verlo ahora se me revuelve el estómago... Sin
perder más tiempo busco mi aula como loco, seguido por las curiosas
miradas de los de primer curso. Subo tres pisos de golpe, y por fin
llego a la planta correcta. Miro dónde está mi clase con desgana, y
por fin la encuentro. 1º de Bachiller A. No sé ni para que
lo hago... No me motivan demasiado los estudios, pero bueno, es lo
que hay. Entro al aula, y una multitud de ojos me miran de arriba a
abajo, unos riéndose y otros cuchicheando por lo bajo. -
Uzumaki Naruto, llega tarde... - me sermonea una voz masculina,
procedente del profesor - ... diez minutos exactamente. ¿Vamos a
empezar igual que el año anterior?. ¿Nunca cambiarás? Dios mío,
¿cuántos años más voy a tener que soportarte?- se queja el tío. - Los que le queden profesor, los que le queden... - contesto
ingeniosamente. Ante mi respuesta toda la clase se pone a
reír ruidosamente. El profesor me lanza una mirada de odio que yo
ignoro completamente. Ese tío me tiene manía desde que entré en
este centro, hace ya 4 años. Me susurra algo así como que me
siente, porque aún no he atravesado el umbral de la puerta.
Shikamaru, con el que me suelo sentar siempre en las clases, se ha
puesto con Chouji, y por lo tanto, el único asiento que queda libre
es el de un chico de extrañas vestimentas. Algunos mechones
de pelo de su flequillo le tapan los ojos, negros y sin brillo. Mira
al frente, con aire de melancolía, y garabatea distraídamente con
bolígrafo rojo chorradas - heartless, pain - en su cuaderno. Un
maldito niñato que se queja sin sentido. Seguro que es de esos que
tanto se han puesto de moda ahora, uno de esos idiotas que se pasan
el día lamentándose por lo penosa que es su "decadente"
vida. Bueno, habrá que sentarse con él. No hay ni un puto
sitio libre más. Creo que voy a tener que empezar a ser un poco más
puntual…
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
El rubio se acerca con rapidez al final de la clase, donde se encuentra el apático chico. Deja su mochila encima de la mesa y acto seguido se sienta en la silla.
- ¡Hola! - con
una gran sonrisa, se presenta -. Me llamo Naruto, Naruto Uzumaki.
El
otro chico le mira de reojo, sin demasiado interés, y acto seguido
sus ojos vuelven al frente. Naruto frunce el ceño.
- Deja de hacerte el interesante y dime al menos cuál es tu nombre.
- No tengo por qué.
- Yo creo que sí... es una cuestión práctica.
- ¿Eh? - al fin, Naruto consiguió atraer la atención de su compañero. Éste le mira, con sus rasgados ojos negros algo sorprendidos.
- Sí...- esboza una pícara sonrisa -. Me gusta saber con quién me pego.
- Pff...qué ridículo -. El chaval le mira ya de frente, con una ceja alzada. En la otra, se distingue un piercing negro-. Si quieres saber quien soy por curiosidad, dilo al principio.
-De acuerdo...la verdad es que tenía "curiosidad" por saber quien es el que tiene los huevos de salir así vestido a la calle.
El moreno alza ahora ambas cejas, irónico, y observa a su compañero. Naruto lleva unos pantalones anchos, completamente amorfos y tan desgastados y desteñidos que ya no se aprecia el verdadero color. Su sudadera está en las mismas condiciones. Lo único que parece medianamente nuevo son las zapatillas, unas zapatillas Vans de skate. Sin embargo, sus ojos son tan vivos y su sonrisa tan enorme, que es difícil reparar en su aspecto.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
¿Se puede saber qué hago yo hablando con este subnormal?
Esa sonrisa suya me pone de los nervios...¿Es que no ve a su
alrededor que no hay motivos para estar así? Me gustaría saber qué
hace para conseguir sonreír de esa manera tan...no sé, tan ingenua
y sincera. Tengo que reconocerlo, me muero de envidia. -
Ah... Soy Sasuke Uchiha -. Vaya, parece que por fin ha borrado la
sonrisa. Es más, parece algo confundido. Es evidente que es idiota.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
No
entiendo por qué ha cambiado tan repentinamente de actitud. De ser
uno de los tíos más vacilones y creídos que conozco, ha pasado a
su anterior estado de...no sé, ¿de pasotismo y depresión?
Creo
que es imbécil.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
Las dos y media de la tarde. La lluvia que llevaba amenazando
el ambiente todo el día ha caído por fin, dejándolo todo
encharcado y lleno de barro, y el famoso calabobos, empapa a todo
aquel que o no tiene paraguas o como indica el propio nombre de esta
lluvia fina y casi imperceptible, no se da cuenta de que el chaparrón
acaba de empezar.
Las puertas del instituto se abren, y una riada
de estudiantes, unos cobijados por paraguas o chubasqueros y otros
sin la suerte de poseer ninguno, salen a toda prisa del centro.
- ¡Chao, Sakura! . ¡Hasta esta tarde!
- ¡Adiós, te veo
luego! . ¡No hagas demasiado el tonto! - Ino sonríe, traviesa, y se
mete a toda prisa en el enorme coche plateado que la espera enfrente
de la entrada del instituto. Su amiga suspira, y acto seguido abre su
paraguas verde y empieza a andar hacia la boca de metro.
Allí ya
la espera Naruto.
- ¡Joder, Sakurita, pensaba que no ibas a llegar nunca! - tiene una carpeta encima de la cabeza, intentando protegerse del chaparrón, que le importa bien poco. Está completamente empapado.
- No haber salido tan pronto, idiota. Dios, estás muy mojado ¿No te podrías haber traído algo con lo que taparte?
Sakura se acerca a él para compartir el paraguas, y Sasuke, su compañero de clases, pasa a toda prisa por su lado. No lleva puestos los cascos a causa de la lluvia, y parece más que molesto por este hecho.
La chica se le queda mirando. ¿Cómo puede alguien estar tan bueno y ser tan borde a la vez? Recuerda la contestación del moreno a Ino...
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
-
¡Hola! ¿Qué tal? Mi nombre es Ino - la chica saludó a Sasuke con
alegría -. ¿Vas al Instituto Puntos Cardinales? - Sí. El
chico ni siquiera la miró. - ¿Cómo te llamas? - la rubia
congeló su sonrisa a causa de la frialdad del muchacho, pero la
recompuso en un instante. - Sasuke. -¡Uy, qué
nombre más guay! . ¿Y... - el chaval cerró los ojos un momento, y
se volvió hacia Ino. - Eres patética ... - el metro paró
enfrente de él con un chirrido. Ignorando la mueca de la chica, pasó
por delante de ella y se metió en el vagón. Ino se quedó
petrificada en el sito. Patética ... ¿Ese desgraciado la había
llamado patética? - Ino ... - Hinata se puso a su lado,
mientras Sakura se quedaba detrás, con las mochilas y mirando al
chico furiosa.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
...se merece un puñetazo. O dos.
OooooooooooooooooOooooooooooooooooooO
¡¿Quién
coño se cree que es?! . No es quien para decirle eso a mi mejor
amiga. No sabe nada de ella... Cojo a Naruto del brazo y le
arrastro en pos de ese idiota ¿Cómo se llamaba...? Sasuke o algo
así, ¿no? - Pero Sakura... - ya estamos dentro del metro. Le suelto rápidamente, y le lanzo una incisiva mirada,
dándole a entender que me siga. El tal Sasuke está de pie,
agarrado a una de las barandillas del metro, mirando con melancolía
por la ventana. Le observo fijamente, sin decir nada, pero la verdad
es que ese tío me pone de los nervios. No tolero ese
comportamiento pasota y en parte antinatural. Nadie puede estar
triste y deprimido todo el día, no me entra en la cabeza. Me
levanto de mi duro asiento y me dirijo con paso seguro hacia el, para
decirle "un par de cosillas". Perseguida por las
miradas de los curiosos viajeros me planto a su lado, en pose
chulesca, para que vea que voy en serio. Con el brazo izquierdo me
agarro a la barra metálica, adoptando la misma posición que él.
Abro la boca, pero no sale ni una sola palabra. Sus profundos
y rematadamente negros ojos se han quedado clavados en mí. Es un
chico alto y espigado, a la vez que esbelto. Me observa por encima
del hombro, ya que como mínimo me saca más de un palmo. Sus
facciones son angulosas, escalofriantemente preciosas. En ese
momento todo mis argumentos acaban por tierra, y la lógica se va
literalmente a la mierda. Tengo la boca abierta del aturdimiento. De
cerca es aún más perfecto, por difícil que fuese de superar. No
puedo apartar mis ojos de él... y se ha dado cuenta de ello. Mis
mejillas están empezando a arder intensamente demostrando la
vergüenza que estoy sufriendo. En cuanto me doy cuenta estoy
otra vez junto a un impresionado Naruto. Tiene abiertos de par en par
sus llamativos ojos azules, incrédulo por lo que había pasado hace
segundos. Bajo la cabeza, intentando salvar la poquísima
dignidad que me queda, y oculto mis sonrojadas mejillas, pero por una
maldita vez el imbécil Naruto se da cuenta. - Sa..sa-kura -
farfulla mi nombre, atónito por la situación- ¿¡No me digas que
te gusta ese estúpido?! - grita tan fuerte que todo el vagón menos
Sasuke se da la vuelta-. ¡No puedes enamorarte de él! . ¿No ves
que es un idiota? No te conviene ...- baja la mirada, con un ápice
de timidez-. Además, yo te he pedido mil veces para salir, y ahora
llega ese inútil y el primer día ya te tiene en la palma de su mano
¡Es injusto! - se queja infantilmente. Naruto siempre ha
sido igual. Hace 10 años que nos conocemos, y siempre ha ido detrás
mía... ¿Nunca se cansará...? Ya estoy a punto de llegar a
mi parada, y contesto la primera tontería que se me viene a la
cabeza, para "quitármelo de encima". Acto seguido me
marcho a toda prisa del vagón, sin tan siquiera decir adiós. Eso
sí, miro por última vez a Sasuke...¿Qué come para ser tan guapo?
Canción--The World Is Black, Good Charlotte, The Chronicles Of Life And Death
