Otro primer capítulo más; por casualidad estaba escuchando una canción y me vino la idea a la cabeza. Sé que soy lo peor por empezar tantas a la vez y no actualizarlas tan seguido como me gustaría pero si no lo escribo se me olvida ;) La idea es ir actualizando Polos Opuestos (que no tardará mucho en finalizar) y alguna de las nuevas que haya tenido buena acogida; a mí me gusta ésta y El premio pero si preferís otra puedo intentarlo ;)

Otra vez, gracias a todas las que seguís mis historias y dejáis un comentario cada capítulo. Muchas gracias por hacerme sentir así de bien!

1

Jane Rizzoli entró en el restaurante del club de campo ya entrada la tarde. Satisfecha, se dirigió a su mesa habitual donde sus amigos estaban charlando animadamente. Jóvenes multimillonarios, atractivos y populares, Jane y Frankie Rizzoli, Barry Frost, Scott y Emma Farell eran amigos desde hacía años y Susan Woods se había unido al grupo hacia poco. Jane se sentó en la mesa, se quitó las gafas de sol con actitud insolente e hizo una seña al camarero que inmediatamente se acercó a tomarle nota. Después de ordenar una cerveza, esperó pacientemente a que empezara la sucesión de preguntas

El primero en abrir fuego fue su hermano "¿Dónde te habías metido? Llevo llamándote todo el día"

La llegada del camarero con la bebida, los interrumpió momentáneamente. El hombre dejó una cerveza fría delante de ella y se retiró en seguida. Jane tomó la copa y se la acercó a los labios, tomando un sorbo antes de responder "Estaba ocupada"

Emma Farrell dejó entrever los celos en el tono cortante de su pregunta "¿Y quién ha sido esta vez?" Siempre había estado encaprichada de Jane. No estaba enamorada de ella; estaba enamorada de lo que representaba. Quería que todo el mundo la envidiara al entrar en los clubs del brazo de la mujer más popular de la ciudad, poder acostarse con la mujer que muchas otras deseaban, poder restregarle en la cara a las demás que Jane Rizzoli era suya. Jane Rizzoli era un trofeo y ella tenía que conseguirla a cualquier precio.

Jane respondió enigmáticamente a la pregunta "Una encantadora pelirroja"

"¿Susan Flynn?" La incredulidad era patente en la voz de su amigo Barry Frost

Frankie no pudo evitar el exabrupto "Joder, Jane! Si está casada!" Jane se recostó en la silla mientras miraba con superioridad a su hermano mientras asentía "¿Y qué importa eso? Por fin he completado la lista" Aunque tenía fama de seductora, seducía tanto como la seducían a ella. Y en aquella ocasión había sido la otra mujer la que se le había acercado a ella en busca de una nueva experiencia. Y se alegraba por ello.

Susan Woods, la novia de Frankie preguntó curiosa "¿Qué lista?" Hacía poco tiempo que había empezado a salir con Frankie Rizzoli y todavía había ocasiones en que el grupo compartía una complicidad que a ella se le escapaba. Su novio se lo aclaró "En la fiesta de Año Nuevo, mi hermana se propuso acostarse todas las integrantes de la junta de admisiones del club"

Incrédula, la mujer no pudo evitar preguntar "¿Con todas?"

Jane asintió sonriendo "Con todas"

"¿Martha Harris?" Jane volvió a asentir mientras ensanchaba su sonrisa al recordar aquella experiencia. Había sido un polvo fantástico. Era una mujer divertida, atractiva y apasionada pero el imbécil de su marido llevaba meses sin compartir cama con ella, demasiado ocupado en contentar a su secretaria. Peor para él. El sexo había sido sensacional y desde ese día habían compartido más de una noche juntas. Al principio había sido una relación exclusivamente física, basada únicamente en el placer pero poco a poco aquello había dado paso a una complicidad y ésta a una sincera amistad. Era agradable poder tener a alguien con quien hablar sin tapujos.

Su hermano la distrajo de sus pensamientos "¿Donna Carter?" En esa ocasión también había sido la otra mujer la que la había seducido a ella, animada por lo que le había contado su amiga. Jane se encogió de hombros "Ríndete. Te lo he dicho. Soy capaz de conseguir a la mujer que me proponga"

Frankie se molestó ante la fanfarronada. Su hermana era leal, generosa y sabía que podía contar con ella pasara lo que pasara pero necesitaba una cura de humildad. "Hagamos las cosas interesantes. Dentro de 2 meses es tu fiesta de cumpleaños. Si para entonces consigues acostarte con la mujer que yo te elija, te regalo mi coche nuevo pero…" se detuvo unos instantes para darle emoción a la propuesta "… si pierdes, Obsidian será mío"

Aunque la apuesta era claramente desigual, Jane aceptó de inmediato. El club Obsidian era su orgullo, el proyecto en el que había invertido los dos últimos años de su vida. Había trabajado duro para conseguir llevarlo a lo más alto, a posicionarlo como uno de los clubs más famosos del país pero el Ferrari 458 Speciale de su hermano era una preciosidad. Frankie había esperado más de medio año en poder ponerle las manos encima. Iba a disfrutar cuando se lo quitara de las manos; quizás así aprendiera de una vez por todas a no desafiarla "Me parece que voy a estrenar coche nuevo en un par de días"

Frankie empezó a irritarse por la actitud de su hermana. Cada vez tenía más ganas de darle una lección "¿Estás muy segura no?"

Jane lo miró desafiante "Al cien por cien"

Frankie escaneó la sala en busca de la candidata perfecta. Después de ojear varias veces la habitación encontró a la elegida escondida tras un libro en un rincón. Estaba seguro que Jane no tenía nada que hacer con aquella mujer. Eran diametralmente opuestas. Mientras su hermana era una animal de fiestas, amantes y clubs nocturnos, la otra mujer era la imagen del recato, el saber estar y la modestia. Siempre correcta, voluntaria en varias asociaciones culturales, miembro destacado de los consejos de administración de las empresas de sus padres, era el paradigma de la perfección. Y por la manera en que los miraba por encima del hombro cada vez que se cruzaban en el club o en alguna de las numerosas fiestas benéficas que frecuentaban todos ellos, casi podía asegurar que no los podía ni ver. Definitivamente era la mujer perfecta para volver a ponerle los pies en la tierra a su hermana. Y él iba a disfrutar cuando por fin viera a la soberbia Jane Rizzoli derrotada y sin su preciado club. Sonriendo con maldad, se dirigió a su hermana "Maura Isles"

La sonrisa se le borró de la cara. De todas las mujeres que hubiera podido elegir, tenía que haberla elegido a ella. Maura Isles era la mujer más estirada, puritana, y remilgada que había conocido en su vida. Siempre perfecta, siempre haciendo lo que se esperaba de ella, cada vez que sus miradas se cruzaban podía sentir como la evaluaba y no daba la talla "¿Estás de coña?"

Fue el momento de Frankie Rizzoli fanfarronear "¿demasiado para ti?" Conseguir que su hermana se diera por vencida valía más que todos los clubs de la ciudad.

Jane no se intimidó. No iba a darle ese gusto al insufrible de su hermano "Eso quisieras. Trato hecho. Conseguiré acostarme con ella antes de mi fiesta de cumpleaños"