The funeral of hearts
Parte uno: en la que Susan y Caspian se conocen.
«The heretic seal beyond divine,
A prayer to a god who's deaf and blind.
The last rite for souls on fire.
Three little words and a question "Why?" »
Bristol, Inglaterra. Algún tiempo entre 2014 y 2016.
Era viernes por la noche, las calles estaban totalmente iluminadas y había mucha gente pasando. Los jóvenes que empezaban su vida laboral se reunían con sus amigos en centros nocturnos para celebrar la llegada de su paga, todos tratando de olvidar el martirio que significaba trabajar por ocho horas en una oficina donde el salario era una porquería y una terrible burla considerando el tiempo, dedicación y dinero invertidos al título universitario que poseían. Sin embargo, para Susan Pevensie tal caso no aplicaba. Susan no estaba ahí para celebrar… todo lo contrario, iba a ahogar penas.
Dreamland era el bar-cafetería preferido de Susan debido a que no era un lugar excepcionalmente grande, de hecho, era bastante acogedor para ella, había música y lo que más le gustaba: la temática de Dreamland era el género romántico, tomando como estandarte la literatura gótica. En las paredes podías leer fragmentos de algunos cuentos de Poe, había dibujos de Cthulhu, las mesas te daban la sensación de estar en el laboratorio del doctor Víctor Frankenstein por más chaparras que éstas estuviesen… siempre había algún elemento que te diera alguna referencia a la literatura romántica y eso era lo que Susan, al ser licenciada en letras inglesas, adoraba de aquél lugar. A pesar de que no podía haber algo mejor para la pelinegra, en ese preciso instante no estaba ahí para deleitarse con el café o las bandas que ahí se presentaban.
Era extraño, ella no era de las que iban a embriagarse hasta perder la razón y menos sin un buen motivo. Aunque era de las que soportaba bastante bien el alcohol dos botellas de vodka empezaban a hacer estragos en su razón eso sumándole a la pena amorosa que la tenía ahí… bueno, todo apuntaba a que Susan terminaría súper ebria esa noche. ¿El motivo? Ella no lo comprendía, realmente no podía encajar en su mente algo así; ¿cómo era posible que Johan Parkinson, su novio desde que iniciaron la carrera, la hubiese engañado con su enemiga? El imbécil sabía que se odiaban desde el jardín de niños y aún así tenía la osadía de acostarse con la otra. Mierda, odiaba a Johan.
Al cabo de un rato, decidió que estaba lo suficientemente mareada y que era hora de bajarse la borrachera, así que pidió un café cargadísimo. Se conocía tan bien que sabía que eso le bajaría la influencia del alcohol en un ratito, después se iría sola a casa a llorar o se pescaría a un tipo guapo y follaría con él hasta que el nombre de su ex se borrara de su mente. O algo así. Ella ya había pagado por el alcohol consumido, así que ahora comería algo y bebería el café mientras la banda que estaba en el escenario hacía un tributo a una de sus bandas favoritas: HIM.
Se escucharon los primeros acordes junto con la primera estofa de la canción Funeral of Hearts y ella cerró los ojos y dio un sorbo a su café. Siempre se había preguntado a qué se refería Valo con el coro de la canción
"Love's the funeral of hearts and an ode for cruelty
Where angels cry blood on flowers of evil in bloom.
The funeral of hearts and a plea for mercy
When love is a gun separating me from you. "
Se le hizo una muy divertida ironía comprender a lo que la mente detrás de HIM se refería. La chica dejó su café y secundó al cantante desde su asiento, poco a poco las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, pero su voz no se quebró; ella estaba cantando con el corazón en la mano y quería desahogarse. Le dolía, sí, especialmente porque ella había estado para él cuando él estaba completamente roto; ella había sido su soporte y la única exigencia que le había hecho era la de lo lastimarla y era, justamente lo que él había hecho. Eso la había destrozado, pero sabría salir adelante… siempre lo hacía.
La puerta del café- bar se abrió y aunque el individuo que entró pasó totalmente desapercibido, él no pudo evitar darse cuenta de que había una chica sentada en lo que él reclamaba como SU lugar. Ese lugar era su preferido no sólo porque era uno de los rincones más apartados del lugar, sino porque tenía una grandiosa vista; ese lugar estaba estratégicamente puesto para poder apreciar todo el lugar, claro… si sabías donde ponerte. Se acercó a la chica que estaba sentada en su mesa y cuando la vio se quedó estático. Recorrió a la chica de pies a cabeza y, aunque ella llevara un pantalón, se dio cuenta de que tenía unas piernas fabulosas, la blusa que llevaba, si bien era holgada, dejaba ver su generoso busto y pues, al parecer era poseedora de una cintura estrecha; todo lo que él apreciaba en una mujer, estaba frente a él, ahora sólo le faltaba ver su trasero, pero parecía ser que éste era perfecto. Su piel era blanca, demasiado para su gusto, pero fueron sus ojos azules lo que captaron toda su atención.
Gracias a ese primer contacto visual, él sintió que el piso bajo sus pies se desmoronaba y que lo que hacía que no cayera era ella.
Susan, por su parte, había captado al guapo castaño apreciando su anatomía y decidió que haría lo mismo, pues, por más que odiaba que fisgonearan su cuerpo, la reacción del chico ante su cuerpo le hizo sentir halagada y quería ver si ése sujeto era bueno para llevárselo a la cama. El pantalón ajustado le permitió ver un par de piernas torneadas, seguramente era un fanático del gimnasio; la camiseta pegada le reveló un torso trabajado, pero nada exagerado… tal y cómo le gustaban, las facciones de su rostro eran finas, pero no al grado de parecer mujer, de hecho le daban un toque varonil. Sin embargo, lo que capturó totalmente su atención fueron los ojos. Algo andaba mal en ella.
Susan Pevensie era conocida por admirar la mirada de las personas que la rodeaban y solía ser un factor determinante al momento de elegir a sus amistades, no obstante, esta era la primera vez que una mirada le había robado el aliento. Cuando los ojos del chico se encontraron con los de ella, ella pudo sentir cómo leía lo más profundo de su alma, sacando todos y cada uno de los secretos que ella guardaba… era como si él hiciera con ella lo que ella solía hacer con aquellos a los que conocía. Un pequeño escalofrío recorrió por toda su espina dorsal. Era muy pronto para sentir esto por alguien, pero, ¿realmente sentía algo?
Se quedaron viendo por poco más de dos minutos, nadie decía nada, sólo admiraban la belleza del otro, deseando que ese casual encuentro durase toda su vida de ser posible.
El primero en reaccionar fue él. Haciendo un torpe esfuerzo por no sonrojarse y ponerse nervioso le pidió si podía sentarse con ella a lo que Susan respondió que aceptaría con la condición de que él le diera su nombre.
-Me llamo Caspian, bella dama.-dijo él con una sonrisa que derritió totalmente a Susan
-Susan-respondió ella con una sonrisa coqueta.
Se tomaron un par de copas y cuando ella estaba a nada de irse, él, acumulando toda su experiencia en el viejo arte de la seducción, la convenció de llevarla a su casa. Platicaron un rato más y a las doce en punto se fueron hacia la casa del chico. Caspian vivía a 45 minutos de Briston, donde era poseedor de un lujoso departamento en una de las zonas exclusivas de Swindon, Susan estaba sorprendida, pero supo disimularlo bien. Llegaron, él les preparó un café y en vez de follarse como perros, se pusieron a platicar.
¿De qué platicaron? De absolutamente todo lo que cualquiera pudiese desear… desde sus canciones favoritas, sus teorías de cómo se había formado el mundo, de la habilidad que él poseía para el esgrima y de la facilidad de ella para el tiro con arco. El intercambio de información era tan explícito como ellos mismos se lo permitían, dando todos los detalles y escuchando con tal atención que pareciera que no querían olvidarse o perderse de detalle alguno.
Así como se conocieron a fondo, también se abrieron el uno al otro. Él le había preguntado por su novio, a lo que ella le dedicó una sonrisa cargada con pesar y empezó a contar su historia:
-Había conocido a Johan el primer día de clases de su último año de bachillerato, apenas nos habíamos visto, congeniamos de inmediato, pues nos parecíamos mucho en cuanto a carácter y gustos; ambos teníamos como objetivo entrar a la carrera de Literatura y Letras Inglesas. A pesar de lo sociables que somos, el círculo de amigos de ambos se redujo a sólo nosotros dos; hacíamos todo juntos: tareas, proyectos, redacciones… bueno, todo lo académicamente posible. Ambos terminamos el bachillerato y entramos a la carrera, pero empezamos a ser novios durante el lapso de las vacaciones; él iba a visitarme muy seguido y nos quedábamos juntos hasta muy tarde, éramos perfectos el uno para el otro… Uno de esos días de verano, ambos fuimos a dar un paseo y fue cuando él me declaró su amor, sólo acepté con una enorme sonrisa en los labios.
"Y así se pasaron cuatro años en los que creí que vivía en las nubes. Johan era el hombre perfecto de las típicas novelas rosa que mi madre solía leer y yo lo veía como el enamorado de la época romántica con el que soñaba despierta; le escribía poemas, me componía canciones, yo las grababa y las escuchaba antes de dormir, básicamente era todo lo que esperaba de una relación estable y así pasaron cuatro años en los que trataba de mantener la chispa, pues no quería caer en la monotonía… a mi ver, era la novia perfecta e incluso habíamo hablado sobre matrimonio; pero toda esa bella ilusión desapareció cuando un día, al visitarlo de sorpresa a su departamento, encontró a su novio sobre una chica… los dos estaban desnudo y al parecer los gemidos que soltaban no eran de dolor, precisamente. Eso me destrozó totalmente y la sensación fue peor cuando vi que la chica con la que estaba era nada más y nada menos que Lilian Tashbaan. La chica que me hizo la vida imposible gran parte de mi vida, ahora llegaba para hacerme una más… quitarme a la persona que amaba."
Cuando Susan terminó su historia, sus mejillas estaban empapadas por tantas lágrimas y Caspian sólo se abalanzó sobre ella y la abrazó como si su vida dependiera de ello. Ella correspondió al abrazo, tratando de encontrar alivio en lo que le ofrecían y, para su sorpresa, lo encontró. Cuando Susan se tranquilizó totalmente, le pidió a Caspian que contara su historia, ella también quería saber de él. El sólo sonrió y le dio un sorbo a su café para después decir:
-Ella y yo nos conocimos hace años, yo vivía en España y ella iba de vacaciones cada verano sin falta. Éramos amigos y me sentía mal al tener que alejarme de mi amiga y sólo verla una vez al año, así que me mudé para acá. Terminé la preparatoria y entré a la universidad, estudié actuaría y ella estuvo ahí para ayudarme en todo momento. Éramos tan inseparables como Johan y tú, ella estaba para mí en cada momento… era como un ideal para mí y me enamoré de ella. Formalizamos nuestra relación y todo iba perfecto hasta el punto de pedirle matrimonio que ella, gustosa, aceptó.
"Trabajaba mucho para poder ofrecerle algo decente y así fui subiendo en cuanto a mi capacidad, al grado que empecé a ganar tanto que pude costear todos los lujos que mi querida deseara. Yo también creí que lo que tenía con ella era especial, que jamás terminaría… pensaba que seríamos eternos; sin embargo, un mes antes de la boda, yo llegue al departamento en el que vivíamos y me encontré con una sorpresa desagradable… Ella estaba con otro hombre, en la cama. Ella estaba desnuda y él salía del baño… una ducha post-sexo.
Cuando por fin se fue el sujeto, terminé con ella pero antes de echarla a la calle, le pregunté el nombre del sujeto con el que me engañaba y… ya no quiero seguir hablando de esta historia."
Susan le acarició el brazo, dándole su apoyo, quería abrazarlo, pero sabía tenía que preguntar algo antes.
-¿Te molestaría contarme cómo se llaman ellos? Ya sabes, tu ex y su amante.-dijo Susan dudando. Caspian la miró y asintió.
-Ella se llama Lilian Tashbaan.-dijo él con cuidado.
-El amor puede ser una gran poesía de demonios.-dijo Susan, soltando una risilla cargada con coraje.-¿Y él?
-Johan Parkinson.-
Esas palabras helaron la sangre de Susan, pero aún así se atrevió a reguntar:
-¿Hace cuánto que terminaste con Lilian?
-Poco menos de dos meses.
Y fue el turno de ella para abalanzarse sobre él para susurrarle al oído:
-Johan Parkinson es el nombre de mi ex.
Y los dos se abrazaron, pensando en lo estúpidos que habían sido y lo irónico de la situación que se presentaba ante ellos. No sólo las penas de amores los habían llevado a abrazarse y besarse con furia; sino que loes engaños de sus ex parejas los habían unido, tal vez por un momento, tal vez por siempre… en ese momento, ellos sólo eran conscientes de la compleja ironía que significaba para ellos el amor.
