Disclaimer: Los personajes presentados a continuación no son de mi propiedad, corresponden a la de Isayama Hajime, creador de Shingeki no Kyojin.

Advertencias generales: AU. Este fanfiction es BL, relación chicoxchico. La relación, como en el resto de mis fanfictions, es entre Eren y Levi. NC-17. Contiene bastante lemon en los capítulos siguientes (en comparación con mis otros fics), también algunas escenas de violencia en menor grado y es probable que se incluya noncon. Puede contener lenguaje poco apropiado. NSFW. Posible Fluff. Los capítulos no serán más allá de cinco o seis, aunque serán más largos de lo común en mis fics.

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Primer capítulo: Boletos.

Y allí estaba, sentado en esa sucia grada, rodeado de gente que comía palomitas de maíz sonoramente y dejaba que los restos cayeran al piso. Muchas personas moviéndose para llegar a sus lugares, molestándolo casi conscientemente –o al menos así lo creía él–, niños riendo a sus espaldas y jugando entre ellos, pasando sus sucias manos llenas de tierra y caramelos por sobre su pulcra chaqueta de cuero negro. Quería gritar y salir pateando a todos los que se cruzaran en su camino, pero no podía hacerlo, ya estaba allí.

–Levi –lo llamó la mujer sentada a su lado, una joven alta, castaña, de anteojos con una mirada agradable detrás de éstos –Aunque me halaga que me hayas invitado, ya no soy tan pequeña como para querer venir a este tipo de espectáculos. ¿Por qué quisiste venir en primer lugar? –preguntó ella alzando una ceja, era bastante lista y el hombre no podía engañarla así como así.

Había ocurrido durante la mañana. Iba saliendo de su casa en dirección a donde su trabajo se encontraba cuando vio a toda esa gente armando la carpa de circo con rapidez. Todos los adultos tiraban de cuerdas para elevar la tela en los aires mientras que los más pequeños sacaban cajas y maletas de los autos y camiones que se estacionaban a los costados. Vio como un hombre vestido de manera algo excéntrica hablaba con el jefe de la policía, Erwin Smith, un rubio de estatura considerable, su enemigo natural, como lo llamaban sus amigos. Eran circenses que solo mientras alzaban la carpa pedían la autorización para ponerla, probablemente para evitar que los rechazaran.

Llevó sus manos a sus bolsillos y comenzó a caminar nuevamente. Probablemente luego, más tarde, encendieran sus luces de colores y muchos niños correrían con sus padres para observar el espectáculo. Tristemente quedaba a solo dos cuadras de su casa, por lo que tendría que escuchar y soportar las risas de la gente durante la función nocturna. Gruñó al imaginarlo y volvió a mirar en dirección a las personas que arduamente trabajan. No podían evitarlo, era parte de su forma de subsistir, por lo que, secretamente, los perdonó por todo el malestar que le provocarían.

Volvió a caminar sin mirar esta vez y chocó contra alguien. Molesto, iba a reprender a ese maldito que se había interpuesto en su camino. Pero no lo hizo, porque aquella persona que había impactado contra su cuerpo se había caído, dando de lleno en el piso, quejándose con ligero gemido. Levi bufó rodando los ojos, el chico en el suelo comenzaba a levantarse, pero no tenía intenciones de ayudarlo, sus manos probablemente se habían ensuciado con tierra al caer.

–Disculpe –escuchó decir al muchacho de cabellos castaños quien le sonreía tímidamente, y en ese justo momento sintió como su corazón se detuvo y el mundo parecía haber desaparecido a su alrededor –No le vi, lo siento mucho –insistía el chico mirándolo con esos ojos verdeazulados que parecían joyas incrustadas en un rostro moldeado por un antiguo artista del renacimiento –¿Está bien, señor? –preguntó asustado de que algo le hubiera sucedido, solo entonces Levi asintió con la cabeza frunciendo su entrecejo –Qué bien –sonrió aliviado el joven, formándole un nuevo nudo en la garganta.

–Fíjate por donde caminas, mocoso –gruñó sabiendo que había sido su culpa, pero no lo aceptaría.

–Sí. Lo lamento mucho, de verdad, señor –volvió a disculparse con insistencia, de pronto pareció recordar algo y llevó su mano hacia su bolsillo bajo la escrutadora mirada de Levi –Son boletos para la función de esta noche –le extendió el chico los trozos de papel –Por favor, acéptelos como disculpa –sonrió amablemente de nuevo, ese niño le iba a quitar el alma si seguía haciendo eso –Mi nombre es Eren Jaeger, a propósito –dijo con extraña felicidad cuando vio como los boletos eran aceptados.

–Está bien –susurró guardándolos en su chaqueta –Levi –se presentó sintiendo la necesidad de hacerlo.

–Levi, lo estaré esperando.

Luego el chico se despidió con un gesto con la mano mientras caminaba de vuelta a la carpa para ayudar con las labores del día. Levi solo entrecerró sus ojos mirando al sitio donde el chico se había caído. Volvió a retomar la marcha hasta su trabajo preguntándose qué mierda era lo que le había pasado con ese muchacho allá atrás. No podía encontrar ninguna otra solución al tema, excepto que le había gustado el mocoso.

Hacía tiempo que no salía con nadie, probablemente porque la ciudad donde había estado viviendo los últimos años era demasiado pequeña y todos se enteraban finalmente de lo que ocurría en esas calles. Y a él no le gustaba que hablaran a sus espaldas, especialmente en ese tiempo donde salir con alguien del mismo sexo era tabú.

Cuando llegó a su trabajo se encontró con su compañera, Hange Zoe, quien sacaba de su auto unas cajas de madera y las ponía sobre la única mesa que había en ese galpón. Ambos trabajaban en algo bastante ilegal, contrabando de drogas y especies.

–Vamos al circo esta noche –le dijo a la mujer que intentaba abrir con una barra de metal, haciendo palanca, la mercancía que le había llegado.

Ella se detuvo en seco, girándose rápidamente, haciendo que su cabello castaño se moviera de manera exagerada. Lo miró atentamente con sus ojos café totalmente abiertos, preguntándose qué bicho le había picado. Pero entonces sonrió y soltó un suspiro dejando que Levi tomara la barra para terminar de abrir la caja.

–Está bien –aceptó al ver todos esos hermosos objetos que contenía, pronto los venderían en el puerto que estaba a solo minutos de la ciudad –Vamos al circo, a celebrar que esta vez sí hemos comprado algo que valga la pena –sonrió y ambos se sentaron alrededor de la mesa a esperar que el resto llegara.

Y así fue como había terminado en ese lugar. Se maldijo mentalmente por haber ido, el solo hecho de estar allí sentado en esas sucias graderías, rodeado de sucios mocosos solo para ver el rostro de otro maldito niño que con suerte tendría diecisiete le hacía sentir un maldito pervertido. Desde que lo vio en la mañana no había podido evitar pasar valiosos minutos de su vida pensando en él. Intentaba concentrarse en el trabajo, ya que era realmente importante que no los descubrieran, pero a la hora de descansar sacaba de sus bolsillos los boletos que le habían sido entregados esa mañana.

Una voz se escuchó, era imponente y sonaba fuertemente en el lugar. Era el mismo hombre quien estaba charlando con Erwin Smith en la mañana. Vestido para la ocasión, el maestro de ceremonia se encaminó hasta el centro de la arena mientras era alumbrado por un reflector que daba una luz de tonalidad blanca azulina.

–¡Buenas noches, querido público! –decía el hombre, era alto, de cabellos largos y oscuros, atados en una coleta, unos lentes redondos y oscuros terminaban por darle la imagen del personaje que estaba interpretando, para Levi, un verdadero chiflado –Mi nombre es Grisha Jaeger, y bienvenidos a mi circo –hizo una reverencia y entonces todo el público aplaudió con ánimos.

–¡Vamos, Levi! –le decía la castaña quien seguía aplaudiendo fervientemente –Tú me has invitado, por último aplaude –pedía con suma alegría, emulando a los niños pequeños que estaban sentados a su lado.

Mas Levi bufó cruzándose de brazos, simulando no prestar atención al espectáculo, aunque en verdad sus ojos bailaban hacia el escenario pendiente de la presencia de Eren.

Comenzó entonces una música suave de flautas, timbales, y otros instrumentos de percusión que buscaban agudizar el sonido. Era suave y melódica, todos en el lugar se habían callado, incluso el presentador quien había agachado su cabeza. De un momento para otro comenzaron a entrar varias personas al escenario, la primera era una muchacha finamente ataviada, con la piel completamente cubierta por maquillaje blanco y lo que parecía una peluca sobre su cabeza.

Detrás de ella venían lo que al parecer era el resto de los artistas. Una mujer alta y morena a su derecha y un hombre de cualidades parecidas a su izquierda hacían malabares con antorchas de fuego encendidas por ambos extremos mientras más gente aparecía a sus espaldas. Una mujer jugando con cuchillas, haciendo movimientos peligrosos cerca del resto de sus compañeros apareció justo antes de Eren.

Supo entonces que el chico era un acróbata por los movimientos que daba, hasta que del cielo cayeron varios instrumentos hasta sus manos y comenzó a hacer malabares con éstos. Lo que consternó a Levi era que iba demasiado cerca de la loca de los cuchillos, cualquiera paso en falso y su cara terminaría rebanada por una de esas filosas hojas de metal.

Al final llegó un rubio alto y fornido que tenía sobre sus hombros a dos rubias y hacía gala de sus habilidades. Pero Levi no alcanzó a ver a estos personajes, probablemente si lo hubiera hecho se hubiera percatado de que una de las chicas en verdad era un varón. Levi estaba pendiente de ver a Eren fijamente, como si de esa manera evitara que los cuchillos le atacaran. Estaba aterrado y apretaba sus manos sobre sus rodillas, intentado que su amiga no notara lo tenso que estaba, sintiendo que su boca se secaba cada segundo más.

Entonces todo terminó, hubo un silencio sepulcral y se apagaron todas las luces y antorchas que se mantenían prendidas, solo quedó la chica del principio. No lo había notado, pero habían bajado unas telas para que ella se subiera y así hizo. Colgándose de cabeza, las lianas comenzaron a subirla hasta un punto bastante alto cercano al techo de la carpa. Parecía una especie de muñequita sin vida, pero cuando llegó a cierto punto, volvió a ser una persona y comenzó a moverse nuevamente.

Todos aplaudían los saltos que daba esa chica en el cielo, parecía volar, muchos decían que parecía una especie de ángel. Todos estaban pendientes luego del acto de la mujer de las cuchillas, quien las lanzaba hacia una víctima atada en una rueda giratoria. Todos abrían bien sus ojos cuando apareció la pareja de traga fuego ahuyentando a la joven del acto anterior. Todos reían con la pareja de payasos, quienes además eran increíbles malabaristas. Todos menos Levi.

El hombre estaba pendiente de la aparición del joven castaño al cual había ido a ver. No podía negar, sin embargo, que la actuación era excelente. Era una especie de obra que se trataba de una heroína, la chica del comienzo, quien estaba confinada a vivir atada deseando su libertad, siendo ayudada por más personajes, y la malvada mujer de cabellos negros que intentaba hacer todo lo posible para evitarlo, secuestrando a uno de sus colaboradores, quien había sido rescatado por los otros dos actores.

Finalmente apareció Eren con el chico que había sido secuestrado, un muchacho rubio, mucho más bajo que el primero. Ambos iban haciendo malabares con al menos siete pelotas de muchos colores. Pronto más gente a su alrededor lanzaba más y ellos seguía su camino como si nada, adhiriéndolas a las que ya tenían. Entonces las soltaron todas haciendo que cayeran prácticamente de manera armónica y subieron por las lianas de tela que colgaban del cielo haciendo piruetas que parecían desafiar la gravedad. Cuando llegaron donde la chica la invitaron que bajara con ellos. Todo iba bien hasta que las lianas comenzaron a bajar alejando a los héroes de la muchacha, al parecer, todo obra de la malvada antagonista.

–¡Oh, Levi, esto es hermoso! –gritaba Hage cuando el show se daba casi por concluido –¡Debemos volver, debemos saber cómo salvarán a la muchacha! –le decía tomándolo del brazo mientras las luces se apagaban y el anfitrión daba por terminado el espectáculo de esa noche.

–¡Mamá! –chillaba una niñita a sus espaldas –¡¿Qué le pasará a la princesa?! –preguntaba insistentemente y Levi no pudo evitar compararla con su amiga.

–¿Te recomendaron el espectáculo? –preguntó cuando iban saliendo por lo que antes había sido la entrada principal.

–No –respondió con simpleza el hombre buscando su paquete de cigarrillos y al no hallarlo le pidió uno a la castaña –Me han regalado los boletos –dijo mientras cerraba el encendedor y volvía a guardarlo en su bolsillo.

–¿En serio? –sonrió ella interesada entrecerrando sus ojos de manera pícara mientras le daba un codazo a su amigo para incitarlo a hablar más.

–No molestes, cuatrojos –gruñó mirando desinteresadamente hacia un costado y se reprendió por hacerlo, allí estaba el chico de la mañana quien al verlo abrió sus ojos de felicidad y corrió hacia ambos adultos con una sonrisa en su rostro.

–Así que sí vino –dijo el castaño complacido llamando la atención de la mujer quien lo miraba curiosa –¿Qué le ha parecido? –preguntó sin quitarle la vista de encima a Levi.

–Es bastante hermoso –respondió Hange, a sabiendas que no le estaban preguntando a ella, sin embargo, odiaba quedar fuera de las cosas y además quería preguntarle directamente al chico su relación con el mayor.

–Oh –murmuró el joven con cierta decepción mientras observaba a la castaña –Ha venido con su novia.

Hange no pudo evitarlo y soltó una risa descomunal apoyándose en Levi para no caer al suelo. Por su parte, éste casi suelta una ligera risita, pero agachando su rostro un poco solo sonrió dejando que la mujer riera sobre su hombro. Era una broma terrible, ellos dos saliendo sería la abominación más grande en la tierra y ese chico lo había dicho de manera tan natural que los había tomado a ambos por sorpresa. No, definitivamente jamás él y Hange tendrían algo.

–¿No son novios? –preguntó ahora confundido para pasar a morderse el labio inferior al notar como ninguno de los dos parecía prestarle atención.

–Adoro los circos ¡Me hacen reír demasiado! –gritó la mujer alzando sus manos al aire mientras caminaba lejos de esos dos, no quería interrumpir, ya había entendido suficiente con la broma pesada que había soltado el menor.

–¿Te parece que lo seamos? –dijo Levi observando a Hange sin moverse ni un milímetro.

–Lo siento, dije algo fuera de lugar.

–Te disculpas demasiado –gruñó el mayor para luego soltar el humo que retenía en sus pulmones –Está bien, no importa.

–¿Entonces sí le ha gustado? –volvió a repetir el chico haciendo que Levi se volteara a verlo asintiendo levemente –Me alegra –sonrió haciendo que el mayor se asombrara unos segundos y luego pasara a fruncir el entrecejo –¿Pasa algo? –preguntó aterrado, con eso Levi no quería más y deseaba tirarse por un acantilado o algo así.

–Nada –volvió a llevar su cigarrillo a sus labios mirando al cielo sobre ellos, intentando buscar algo con que distraerse.

–Siempre pensé que las personas que fumaban eran desagradable –dijo Eren llamando de nuevo su atención –Pero usted se ve muy bien haciéndolo –confesó agachando la mirada con leve sonrojo que solo se pudo observar debido a las luces de los faroles a su alrededor.

–Gracias, supongo –murmuró mirando al joven quien se veía lo suficientemente nervioso, tal vez el niño sí querría salir con él si se lo pedía, pero decidió no hacerlo, al menos no antes de conocerlo bien –Nos vemos.

A los pocos segundos un auto se detuvo a un lado de ellos, la conductora era Hange quien esperaba a Levi mientras entraba. Eren se sorprendió por la coordinación, como si supiera que no había nada más que hablar, ella había partido a buscar a su amigo. Pero Eren probablemente sí tenía algo más que decir y no había podido sacarlo debido a la intromisión de la castaña, o probablemente a su miedo por ser rechazado, así que guardó el boleto que tenía para la segunda noche en su bolsillo y camino de vuelta a la carpa para ayudar en la limpieza del lugar.

–Una entrega nocturna –explicó Hange cuando iban por la carretera –Directo al puerto, mi amigo –le sonrió mientras aceleraba aun cuando existía el riesgo de voltearse y perder la preciada mercancía.

A la mañana siguiente tenía que ir a su otro trabajo, el que usaba de tapadera para evitar los problemas con la ley. Trabajaba medio tiempo como dependiente de una tienda de abarrotes, aunque su contrato decía otra cosa. El dueño del local era un amigo de Hange, por lo que se habían puesto de acuerdo para hacer creer a las autoridades que Levi pasaba mucho tiempo trabajando allí.

Cuando iba de vuelta a su casa en horario de colación pudo ver al presentador charlando con Erwin, aunque más parecía estarle rogando. Vio entonces a varios oficiales de policía salir con cosas de la carpa y además obligando a todos guardar sus pertenencias. Buscó entonces a Eren quien intentaba evitar a toda costa que cortaran una de las cuerdas que sujetaban la carpa. Levi rodó los ojos y caminó hacia ellos, no estaba seguro por qué lo hacía, pero ya estaba deteniendo al oficial para cuando se dio cuenta.

–No creo que esta conversación se pueda dar por terminada, maldito cerdo –le gruñó al hombre y Eren podía jurar que vio al individuo tiritar ante la presencia de Levi –Y créeme que no querrás cortar esa cuerda antes de que terminen de convencer a Erwin.

–¡Vaya, eres tú, Levi! –dijo una voz a sus espaldas, haciendo que éste se crispara inmediatamente por ella –Hace tiempo que no te veía. ¿No crees que sea algo hipócrita de tu parte estar aquí?

–Erwin –pronunció el más bajo entrecerrando sus ojos con astucia –No tienes pruebas de que hago algo ilegal, deja eso ya. Además, yo simplemente iba a casa en el horario de colación –decía con fingida inocencia –cuando me encontré con esta injusta acción de parte de este hombre –señaló al mencionado sin quitarle la vista de encima al rubio –Creí que ellos tenían permiso para actuar en este lugar. Como ciudadano, espero que me expliques porqué ayer parecías aprobar su estadía y hoy intentas sacarlos.

–La señora Harrison los ha denunciado por ruidos molestos –respondió encogiéndose de hombros, sabiendo que no era necesaria una explicación mayor, si un vecino se oponía, ellos debían dejar el lugar.

–¡Lo sentimos mucho! –se acercó Eren al jefe de la policía tomando su brazo.

–¡Eren! –gritó el presentador aterrado porque ese acto fuera mal visto por aquella autoridad.

–Por favor, necesitamos el dinero –explicaba el castaño bajo la atenta mirada de Levi –Usted tiene que entender, esto es lo que hacemos. Sé que puede haber mucho ruido durante la noche, pero podemos mover los horarios para que no moleste a la señora –rogó observando directamente esos ojos azules que tenían cierto interés en el muchacho quien, a su vez, parecía demasiado preocupado por la situación –Estoy seguro de que es posible hacer algo en esta situación.

–¡Ha! –se burló Levi llamando la atención de Erwin –Ni siquiera porque el niño te está pidiendo prácticamente de rodillas te ablandas –sonrió ligeramente ennegreciendo el humor del contrario –Además, jamás has tomando en cuenta los reclamos de la señora Harrison, es una vieja completamente chiflada y está casi del todo sorda, todos lo saben. ¿Por qué ahora entonces sí, Erwin? –preguntó alborotando los ánimos de las personas a su alrededor, los circenses comenzaban a cuestionar entre ellos la denuncia de la anciana.

–Levi, tú no estás en la posición –le advirtió el rubio, aunque bien sabía que era lo contrario, lo único que tenía en contra de él eran suposiciones basadas en su instinto.

–¿No lo estoy? –preguntó lanzando una ceja –Erwin, yo podría acusarte de calumnias –le advirtió esta vez él, soltando todo el veneno que había guardado los últimos meses.

–Dejen las cosas donde están –anunció Erwin a sus hombres quienes le miraron sorprendidos –Nosotros tenemos temas que tratar, Levi –dijo como si tuviera algo importante por lo que acusar a ese hombre, cuando solo podía hacerle unas cuantas preguntas de rutina –Vendrás conmigo.

–Está bien –respondió de manera calmada siguiendo al hombre de uniforme.

–¡Espere! –gritó el castaño al ver como se marchaban y ambos se detuvieron al instante –Levi, espere un momento –pidió tomándole de la chaqueta, el pelinegro solo se giró sobre sus talones con total tranquilidad –Eh… –comenzó sonrojado Eren ante el rostro tan neutral del mayor –Muchas gracias –murmuró extendiéndole otros dos boletos –Son para que nos venga a ver la próxima noche también, con su amiga. Hoy no actuaremos porque debemos arreglar todo el desastre –explicó.

–Okay –aceptó para luego tomarlos entre sus dedos –Aquí estaré –dijo mientras los guardaba en su bolsillo y volvía a darse la vuelta para emprender la marcha hasta la estación de policía.

Muy pocas veces había estado allí, su increíblemente limpio récord no podía hacer más que fastidiar a Erwin, y él era feliz con eso. La única vez que lo llevaron allí fue cuando se peleó ebrio con otro sujeto cuyo nombre no recordaba, pero había salido libre al día siguiente cuando Hange fue por él.

Entró a una oficina al final del pasillo, sabiendo que era la de Erwin, y se sentó tranquilamente sobre una de las suaves sillas forradas en cuero que había enfrente del escritorio enorme donde el rubio tenía miles de papeles tirados sobre él. Controló el impulso de ponerse a ordenar ese sitio y solo dirigió su mirada hacia el hombre que lo había llevado hasta allí.

–Necesito saber dónde estuviste anoche –dijo sin rodeos Erwin, poniendo sus manos sobre la mesa e inclinando su cuerpo en dirección hacia Levi.

–¿No te ha quedado claro? He ido a la función del circo –respondió mostrando los boletos del día anterior que aún guardaba entre sus bolsillos –¿Necesitas verlos también? –lo desafió lanzándolos sobre la mesa –Y creo que ya sabrás donde estaré la próxima noche –sentenció pasados unos segundos, poniéndose de pie para dejar la habitación, no sin antes recoger los boletos.

Había sido un jaque en contra del jefe de la policía local, eso era algo que de seguro Hange querría celebrar también, así que tenía una excusa para partir a ver la función que habría la noche siguiente. Sin embargo, no pudo evitar impacientarse ante la pregunta del hombre ¿cómo sabía qué había pasado esa noche? ¿En verdad los vio dejar la ciudad? Presumiblemente solo se trataba de una tonta idea que Erwin tenía para atraparlo mediante mentiras, pero él no caería bajo esos tontos trucos.

A la hora de salida, como siempre, debía pasar frente a la carpa. Aún era temprano, con suerte serían las cinco de la tarde y el sol seguía alumbrando la ciudad. Se detuvo nuevamente observando a todos los que estaban allí, le parecía incluso cálido ver a todas esas personas trabajando por un bien común. Se podía escuchar ruidos de herramientas provenientes dentro de la carpa y supuso que había ocurrido algo en ese lugar, probablemente la policía había decidido destruir la edificación desde adentro.

–Usted –dijo una voz a su lado y se volteó a ver quién le hablaba, era el maestro de ceremonias, vistiendo como usualmente lo hacía –Es usted, el de medio día –sonrió aliviado, pero Levi no le contestó nada –Quería darle las gracias por su intervención. No sé bien qué ocurrió, no entendí nada, pero se lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón.

El discurso cursi ayudó a Levi a darse cuenta de las cosas, Erwin probablemente dejó al circo en paz para ir por un pez más grande, cosa que no resultó. Complacido con su deducción asintió levemente al hombre.

–Reiner dice que vayas a ver cómo va todo adentro –pronunció esta vez la conocida voz de Eren y la dirección de los ojos de Levi cambió hacia el castaño –Hola –murmuró tímidamente.

–¿Es que se conocían? –preguntó escandalizado el presentador logrando fastidiar al más joven.

–Solo ve, te están esperando –gruñó Eren cruzándose de brazos y recibiendo una caricia en sus cabellos por parte del hombre que se iba –¿Qué ha ocurrido? –preguntó a Levi totalmente preocupado –¿Por qué se lo han llevado a la estación? ¿Fue por ayudarnos? –inquirió solo logrando que el pelinegro rodara los ojos.

–No seas tonto, niño –refunfuñó cruzándose de brazos –Solo me preguntó unas cosas, es todo –estaba siendo demasiado diplomático, pero no quería hablar del tema así que dio una mirada que Eren entendió, debía dejarlo zanjado.

–Estamos todos muy agradecidos con usted –sonrió el muchacho –Será algo difícil, pero estamos seguros de que lograremos terminar esto a tiempo –explicó bastante alegre –Todos estamos trabajando muy duro y…

–Y tú estás acá charlando conmigo mientras tus amigos se las arreglan con las tareas –lo interrumpió haciendo que el castaño se sonrojara violentamente.

–Es mi hora de descanso –se excusó apretando sus labios, sintiéndose como un tonto.

–¿Ah, sí? Y la desperdicias estando de pie.

–¡Vamos a sentarnos! –sugirió alegremente mientras jalaba de la camisa a Levi hacia la parte trasera del circo, donde unas sillas bastante extrañas estaban puestas, probablemente para el descanso de los trabajadores –Aquí estaremos más cómodos –dijo sacándose el delgado chaleco que tenía encima –Llega mucha brisa –comentó –Sigo pensando qué pasó esta mañana.

–Si eres listo te alejarás de Erwin –lo aconsejó mirando a una bandada de pájaros pasar.

–¿Los problemas con él no son buenos, eh? –bromeó el chico –Pero estaremos bien, es decir, ya pasamos el gran inconveniente –rio suavemente haciendo que Levi se volteara a verlo –Las autoridades son un tema a veces –explicó encogiéndose en su sitio, ligeramente incómodo con los ojos afilados que lo observaban, y con su dueño, quien parecía no tener ninguna intención de hablar –Usted sabe manejarlas muy bien.

–Cuando vives en una ciudad como esta es más sencillo.

Durante todo el descanso de Eren estuvieron hablando de cosas triviales. El clima, las migraciones de las aves y la forma de funcionar del circo eran los temas más recurridos, ya que era Eren el que más hablaba. Levi solía asentir y responder preguntas al mismo tiempo que observaba detenidamente el rostro del chico, ya que, desde esa distancia al menos, se veía bastante perfecto, aunque bueno, el castaño era prácticamente un mocoso.

–Eren –lo llamó uno joven al que Levi identificó como uno de los traga fuego –Hay que limpiar las alfombras, han botado casi todo el maquillaje de Christa allí –dijo el chico.

–Lo siento –se disculpó Eren, y el pelinegro quiso golpearlo, se había disculpado demasiadas veces –Debo irme. Venga cuando quiera –le sonrió poniéndose de pie, Levi iba a imitarlo, pero al ver lo ridículamente pequeño que se veía el castaño ante el otro muchacho, se retractó –Nos vemos.

Definitivamente ese tipo que había ido por Eren era un verdadero fenómeno de circo.

No se había dado cuenta de lo aburrida que podía ser a veces su vida hasta ese momento. Estaba en el supermercado, atendiendo a las personas como se esperaba que lo hiciera, en vez de estar ayudando a Hange o al resto a cargar con la mercadería o llevar el inventario. Pero estaba haciendo lo correcto, Erwin estaba sospechando mucho de él así que se quedaría unos días trabajando en ese lugar.

Y estaba en correcto, había perdido la cuenta de cuantos policías habían pasado por el frontis del local ese día. Estaba siendo totalmente vigilado, aunque eso no le impedía el irse temprano ese día, ya que debía partir al circo a las ocho en punto.

Cuando llegó a la casa de su amiga esa noche tocó la puerta con cierta insistencia, en verdad no sabía si estaba allí o no, no la había visto en todo el día ni el anterior, pero esperaba que así fuera.

–¿Levi? –salió Hange con una bata encima y un rostro que decía que recién había despertado –¿Qué haces aquí? ¿Por qué?

–Debemos ir a la función de esta noche, cuatrojos –respondió restándole total importancia.

–¿Es en serio? –preguntó la castaña con una sonrisa en su rostro quitándose ahí mismo la bata para dejar al descubierto una blusa violeta y unos pantalones vaqueros.

–¡Te he dicho que no duermas con ropa, es repugnante! –le reclamó su amigo arrugando la nariz con desprecio mientras se cruzaba de brazos bastante molesto por actitudes como esa.

–Si no lo hiciera tendrías que esperar a que me cambiara –anunció ella con una sonrisa mientras descolgaba del perchero su chaqueta de pana –Y no alcanzaríamos a llegar a la función –explicaba mientras se ponía la prenda –Es muy tarde, mejor usemos el auto.

Solo por aquella vez no dijo nada, en verdad alcanzaron a llegar justo a tiempo, eran los últimos en entrar esa noche por lo que los lugares que consiguieron eran bastante malos, aun cuando no hubo función la noche anterior. Muy lejos del escenario esa vez y rodeados de niños gritones nuevamente, disfrutaron del show, el cual comenzaba en el momento en que Eren y su compañero había fallado en el rescate. El presentador dijo al comienzo que sería la parte final de la historia y entonces Levi terminó agradeciendo la falta de higiene de Hange.

Todo iba bien, Levi debía aplaudir la puesta en escena, puesto que aunque relataban una historia, no dejaban de lado muchos aspectos del circo común, como el humor y los distintos actos que llamaban la atención de los más pequeños. Y así iba bastante fluido hasta la parte final, en el momento en que terminaban por rescatar a la chica. Eren de repente miró en dirección hacia el final de las gradas cuando perdió el equilibrio, bajando increíblemente rápido por las lianas mientras intentaba sujetarse de alguna manera.

Todos se aterraron y se pararon en sus asientos. Levi había abierto demasiado sus ojos, preocupado de lo que pudo haber sido de ese mocoso. No podía negarlo, su corazón había comenzado a latir a mil por hora y se odiaba por ser tan bajo y no poder ver lo que ocurría. Finalmente una mujer dijo más adelante casi en un grito estrepitoso que el muchacho estaba vivo y bien.

El público comenzó de a poco a sentarse en su puesto, a excepción de Levi quien seguía atento a lo que ocurría en la arena. Allí estaba Eren de pie, saludando al público con el resto de los artistas que comenzaba a salir, apoyándose en el rubio y siendo atendido por la chica. Todos seguían actuando, simulando que había sido parte de la obra, pero Levi sabía que no era así, lo supo desde un comienzo con el rostro lleno de horror que Eren tenía al momento en que iba bajando hacia el suelo.

–Casi se mata –murmuró Hange negando una y otra vez con la cabeza –Por suerte salió ileso –dijo bastante seria, corroborando la teoría de Levi.

Pero para el resto había sido la parte final de la trama tan interesante que los había tenido esperando por esa noche. Nadie parecía darse cuenta de que en verdad ese chico castaño había estado a solo un paso de la muerte. Levi pensó que definitivamente todos aquellos que se encontraban esa noche en el circo eran los más grandes idiotas en el mundo.

–Lo bueno es que no pasó nada –volvió a repetir la castaña como si no se lo creyera.

Aunque su amigo la entendía, había sido todo tan claro, el chico iba a caer e iba a morir, y por alguna extraña razón no había sucedido.

Había terminado la función así que todos dejaban sus lugares caminando hacia la salida. Como ambos habían terminado al final de las gradas tuvieron que esperar que el público se moviera antes que ellos pudieran hacerlo. La espera se volvía larga y tediosa, especialmente para Levi quien no soportaba la demora del resto, pero ahí estaba Hange, recordándole que había niños pequeños que se moverían siempre más lento, que tuviera mucha paciencia porque no podía hacer nada en contra de eso.

Para cuando por fin estuvieron afuera mucha gente rodeaba a los artistas para felicitarlos por el increíble acto, varias niñas pequeñas se acercaban a la muchacha que había actuado como la protagonista, y el resto de los chicos se alejaba de la mujer de cabellos negros, quien era la malvada lanza-cuchillos.

Y Eren estaba a un lado de ella, cruzado de brazos, intentando ignorar las palabras que la joven le decía. Levi le miró atentamente, esperando con eso llamar su atención, y así fue, el castaño levantó su vista ligeramente hacia el mayor, pero de inmediato la bajó, lleno de vergüenza se encogió en su sitio.

–Tal vez quieras hablar con él. Dale los mejores deseos de mi parte –anunció Hange de modo de despedida mientras que él solo asintió.

Levi caminó hacia el chico, sin importarle que éste intentara evitar su presencia. Unos pasos más y estuvo a su lado, con una fría mirada intentó ahuyentar a la muchacha que lo acompañaba, pero no fue posible, ella parecía estar totalmente dispuesta a quedarse en la plática.

–Vete, Mikasa –ordenó entonces Eren y ella hizo caso dejando el lugar –No… Yo… –comenzó a tartamudear el castaño, intentando por todos los medios no ver los ojos grises de Levi

–Tú casi mueres –sentenció el mayor cruzándose de brazos –¿Por qué? ¿No se supone que los artistas no deben fallar en ese tipo de actos? Además ¿qué hay con la red de seguridad? –preguntó alzando una ceja.

–No la tenemos. Es por estética –explicó ligeramente sonrojado –Todos podemos fallar, somos humanos al final –dijo mirando el rostro totalmente serio de Levi.

–Eso es cierto –acordó asintiendo con la cabeza –Aun así no entiendo porqué al momento final caíste.

–Creí que usted no vendría, la vez anterior se sentó adelante –murmuró el chico –Supongo que me sorprendí al verlo al final de las gradas.

En ese momento Levi quedó mudo. ¿Acaso le atraía al chico también? ¿Era eso posible? No podía estar completamente seguro a menos que el muchacho hiciera un movimiento, y éste, probablemente, a su vez, no hiciera ninguno ya que estaría esperando lo mismo del mayor. Alterado por sus ideas, Levi soltó las palabras que dieron inicio a todo.

–¿Quieres venir a mi casa?

Continuará


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Hello, mundo allá afuera. Ustedes se estarán preguntando "esta maldita loca tiene dos fanfictions con los que con suerte puede y ha agregado uno nuevo ¿qué le pasa?" Pff, nunca ha pasado nada bueno ni cuerdo por mi mente así que no preocupo de pequeños detalles. Además fue por culpa de esta nueva imagen oficial que anda dando vueltas en tumblr donde Levi le pintó la cara a Eren, eso me llenó de sentimientos Riren/OTP/OT3.

¿Y? ¿Qué les pareció? Pretendo que esto sea un amor terriblemente pasajero, como los de verano, una cosa así, porque los circos siempre se van moviendo, muahahahahaha.

¿Alguien alguna vez ha tenido un amor de verano? Yo no, definitivamente jamás. Soy algo torpe en las relaciones y jamás podría con eso. Es decir… ¡¿Enamorarte y todo eso en menos de dos semanas?! ¡NO! Con suerte puedo ver más allá de mi nariz, por más perfecta que sea la persona físicamente no le encontraré el atractivo hasta que vea en su interior, y en dos semanas es imposible.

Si llegan a pensar que tal vez Eren es un ofrecido, probablemente estén en lo correcto, aunque aún no me decido bien si es así como quiero que las cosas pasen, además ha sido Levi quien dio el primer paso. En todo caso, este chico está un poco OoC esta vez (de nuevo) (en realidad ambos). Aunque esto ayuda porque esta historia será algo picante (1313)

Y Erwin es ligeramente malito en este fic :c para que se vayan acostumbrado a la terrible idea.

Si va muy rápido el fanfiction, o pasan demasiadas cosas en cada capítulo, espero que me perdonen. Como quiero que sea corto, no puedo darme el lujo de ir lento.

Debo agregar que esto está basado en la mitad del siglo veinte más o menos, aunque eso no importa porque no haré muchas referencias a la época, y que la última vez que fui a un circo tenía tres años, así que perdonen mi falta de conocimiento en el tema.

Finalmente, sí, me basé en el Cirque du Solei para algunas cosas porque lo amo ¡lo amo! Y he decidido que el circo en este fanfiction sea algo parecido a un teatro ambulante también, porque así… no tengo que pensar mucho en cómo son los circos en verdad e.e

PD: Por primera vez puedo decir que no sé qué tan seguido logre actualizar este fic, aunque nunca he tenido fechas, puede que por la extensión de los capítulos tome su tiempo.

Gracias por leer.