El extraño

El instante es un periodo de tiempo muy breve; el tiempo puntual en el que se hace u ocurre una cosa.

Es un momento fugaz que por pequeño que sea no significa que sean insignificantes, puede ser que el más pequeño puede estar lleno de significado, de cambio de directrices, de momentos personales marcados por emociones que se quedan en la memoria como un recuerdo especial.

Los instantes se aprecian de diferentes maneras, algunas veces parecen ser eternos y otras parecen irse a la velocidad de la luz, hay instantes de profunda tristeza y hay otros de extrema alegría, especialmente son estos los que nos gustaría poder detener en el tiempo y atraparlos para siempre.

Aunque los instantes parecen pequeños momentos que solo pasan sin ser apreciados, la vida en realidad es el resultado de una suma de instantes.

Era Viernes por la tarde justo a finales del verano; finalmente terminaba la semana laboral y tras salir de su oficina una hermosa joven de cabellera dorada esperaba sentada en una de las metálicas bancas a la sombra de un hermoso y frondoso cerezo que adornaba el pequeño parque que se encontraba a tres cuadras de su oficina; de Best Looks, la revista de moda para la que trabajaba como diseñadora gráfica.

El ambiente se encontraba templado en su generalidad con leves brisas de aire que refrescaban sus mejillas y jugueteaban con sus largos y dorados cabellos que estaban atados en una cola de caballo; ella, era hermosa y angelical, sus movimientos eran sutiles, agraciados con naturalidad, delicadeza y elegancia y así eran apreciados por alguien que la observaba a una corta distancia, él la había esperado desde hacía dos horas afueras de oficina lleno de dudas e indecisión sobre presentarse ante ella, dejó pasar una oportunidad o tal vez dos, o quizá tres pues no se atrevía a volver a pronunciar su nombre y entonces fue como la siguió hasta el parque en donde aguardaba, esperaba el momento oportuno o mas bien el momento en el que reuniera el valor suficiente para delatarse.

La hermosa mujer sacó de su bolso rosado una ligera gabardina de color azul pastel y se la colocó cubriendo su blusa blanca y parte de los pantalones celestes que utilizaba; saco su teléfono y comenzó a recorrer la pantalla con sus dedos.

Mientras él aún se debatía internamente ¿Era lo correcto? ¿Qué le diría?¿Cómo sería su reencuentro? ¿Lo culparía?… Tras tres años del acontecimiento que cambió su vida por fin las cosas empezaban a cobrar sentido. Un sentido que había perdido el día que despertó de su estado vegetativo.

…..

Había abierto los ojos desde hacía un par de días pero su cuerpo aún no le respondía, las palabras no salían de su boca y sus pensamientos no eran del todo claros, no reconocía nada ni a nadie sin embargo varias personas vestidas de blanco le ayudaban y amablemente le cuidaban.

—Buenos días. ¿Se siente bien usted el día de hoy?— preguntó una enfermera con un compasivo tono de voz a lo que el muchacho de ojos azules pestañeó una vez en respuesta.

Me alegra, verá que poco a poco irá recuperando las fuerzas, por ahora le ayudaré a asearse. la mujer movió los botones de la cama de hospital, le ayudo a incorporarse y con delicadeza afeitó su rostro, lo limpió con una toalla húmeda y luego le mostró el resultado en un espejo.

—Mire que guapo se ve— El muchacho por primera vez vio su reflejo, un reflejo de una persona a la que no reconocía, su cabeza se encontraba afeitada con una gasa al lado derecho, y su rostro parecía un poco inflamado. Sin embargo bien se notaban sus facciones, el tostado tono de su piel, su nariz recta, sus delgados labios, su mirada intensa y detrás de esa mirada el celeste.

¿Ese era él? Trataba de recordar su nombre pero por más que se esforzaba no podía hacerlo, a través del reflejo trataba de encontrar respuestas pero ese reflejo era carente de significado. Quería preguntarle a esa mujer tantas cosas y no podía hacer otra cosa más que pestañear para comunicarse; y estaba harto, cansado del no poder, del no saber. Sus ojos comenzaron a vibrar llenándose de un cúmulo de emociones y finalmente de los celestes escurrió una lagrima cargada de frustración.

—Discúlpame dijo la enfermera limpiando las lágrimas de su rostro. No llores por favor no quise hacerte sentir mal, mira ve el lado positivo de las cosas. Estas vivo, te repondrás muy pronto y no estas solo…—

…..

No estás solo

El joven regresó al momento presente cerró sus ojos un instante; se aferró al anillo que guardaba en su bolsillo, ese anillo que le había llenado de significado, que le daba la esperanza de ser alguien, de pertenecer a alguien. Ese anillo que le daba la fortaleza para seguir, la valentía que necesitaba para recuperar su vida y construir su futuro con la mujer que amaba.

Dispuesto a hacer lo que había venido a hacer, se quitó sus gafas oscuras y la gorra con la que cubría sus cabellos lilas y decidido dio un par de pasos al frente. Pero antes de resurgir de las sombras escuchó los pasos en el asfalto de alguien que se acercaba hacia su dirección de manera apresurada.

El hombre que venía corriendo detuvo su andar justo enfrente de la angelical mujer, su mujer. Y entonces ella le dirigió la más dulce sonrisa a él, al extraño que se había interpuesto en su camino.

—Marron…—suspiró el extraño tras pronunciar su nombre en un gesto puramente enamorado.

La rubia respondió a su llamado con un enternecido gesto en su rostro rodeando sus brazos alrededor de su cuello, y el hombre rodeó su cintura y en un instante los dos se fundieron en un beso.

Entonces él, el que esperaba tras las sombras desvió la mirada y colocó de nueva cuenta sus gafas oscuras en su rostro, incomodado por la situación no sabía como reaccionar, dio la media vuelta para retirarse del lugar derrotado sin si quiera tener la oportunidad de batallar.

No… no podía dejarse vencer así, tenía que regresar y recuperar lo que era suyo, volvió a quitarse las gafas mostrando sus ojos azules dispuesto a presentarse delante de su mujer.

—¿Porqué tardaste tanto mi amor?— preguntó ella frotando su nariz cariñosamente con la del que tenia enfrente

—Perdóname mi chiquita, es que me detuve a comprar estos en el camino— dijo mostrándole un par de boletos. El peli lila seguía caminando en su dirección…

—¡Goten! ¡son los boletos para el concierto de Hatsune Miko que maravilla!— le abrazó con emoción —Pero ¿Como fue qué?

El peli lila que se acercaba hacia la pareja decidio a romperle la cara a aquel hombre que estaba con su mujer, al escuchar su nombre se detuvo en seco, un fuerte sentimiento le invadió, un instante de significado se le vino a la memoria y así en estado de Shock siguió presenciando la escena …

—Bueno tengo mis contactos— sonrió el muchacho poniendo una mano tras su cabeza y la rubia le robó un tierno beso…

—Gracias.

—No me agradezcas, tú te mereces todo chiquita— le dijo moviendo un mechón rubio detrás de su oreja. —¿Nos vamos?— le ofreció su brazo y ella se enganchó recargando su cabeza en su hombro, así los dos continuaron su camino siendo observados por un joven confundido por el instante que había acabado de presenciar.

—Goten— el nombre retumbaba en su mente, en sus memorias que comenzaban a resurgir.

Notas de la autor:

Hola mil millones de gracias por leer hasta aquí, bueno traigo esto en mi cabecita desde hace semanas pero tengo muy poquito tiempo para escribir por lo que pensé que tratare de hacer unos breves One Shots para contar la historia. Espero que les guste y no olviden dejar sus reviews les mando un beso de cerecita.

¡Hasta la próxima!