My untouchable I: The spring breeze attracts the whispers.
Capitulo 1
—I-I think that's enough, miss —Dijo un rubio en un tono apenas audible, agitando sus manos levemente para indicar a la cocinera que la ración que servía en su plato ya era suficiente.
Suspiró pesadamente, esa mujer le había colocado cualquier cosa menos lo que él le había pedido, incluyendo las comidas a las que era alérgico. Pero hoy era el primer día, no podía quejarse mucho, podría llamar la atención y era lo último que quería hacer en ese colegio. Ya resignado, tomó la bandeja con ambas manos y se dirigió por el pasillo del comedor a buscar un sitio donde sentarse.
Tenía el presentimiento de tener miradas clavadas sobre sí ¿Era la ropa? No podía ser, se había asegurado de plancharla bien antes de salir de casa. ¿Su cabello? Honestamente, era demasiado difícil peinarlo, pero hizo su mayor esfuerzo en dejarlo presentable ¿Las cejas? …Imposible, a pesar de las burlas había visto a varias personas con cejas pobladas en Londres, no era eso.
Se sentía bastante intimidado frente a la vista de todos, y en menor medida: inferior.
Estaba lejos, por así decirlo, del lugar de donde venía.
La Academia BL Multicultural, muy conocido y respetable establecimiento que seleccionaba a los alumnos potenciales mediante investigaciones e informes acerca de ellos. Muy pocos eran elegidos y la mayoría provenía de otros países o continentes, algunos muy lejanos. Unos eran bastante conocidos y populares y otros más desapercibidos.
Arthur Kirkland, por ejemplo, provenía de Inglaterra.
Sin embargo a este inglés no pareció disgustarle para nada la idea de irse de su país, no soportaba su casa, tenía que apartar todo borroso pensamiento que se cruzase por su cabeza y le recordara cosas, cosas que le producían escalofríos…
—Oh, that's it. —Susurró para sí una vez que divisó una mesa completamente vacía. Se dirigió a paso apurado hacia ella pues no quería que nadie ocupara su puesto antes.
Una vez sentado buscó los cubiertos y comenzó a separar las comidas que seguramente le harían alergia, antes de finalmente iniciar su primer almuerzo allí.
—Hallo ¿Tú eres Arthur Kirkland, verdad?~ —Un chico bastante extraño se acercó a la solitaria mesa saludando al inglés en tono cantarín. No era parecido a los demás. Su ropa estaba totalmente desordenada como su cabello, que era tan claro que hasta parecía completamente blanco, igual que su piel. El otro sólo asintió con la cabeza forzando una sonrisa, esperando que se largara.
—Oh, pareces ser muy callado ¿verdad? ¡Los callados son los peores! —Exclamó soltando una risa tan extraña como el mismo, hubiera jurado escuchar algo como un "kesekseske".
Aún así no obtuvo respuesta alguna.
— ¿Has oído hablar de mí por aquí?
No hubo reacción sino un leve niegue con la cabeza.
—Hey, vamos, no seas tímido; Ser tímido aquí es malo, ¿sabes?
—Lo siento… pero no tengo nada que hablar contigo.
—Espera.
No le dejaría escapar. Le tomó del hombro. El inglés tuvo una sensación de sosiego, como si reviviera un sueño y un escalofrío le recorriera la espina dorsal; y en un instante la mano ajena fue apartada bruscamente.
— ¡Vamos! No es que te vaya a comer. Sólo quiero invitarte al juego de esta tarde. —Propuso sacando dos boletos de su bolsillo y mostrándoselos al inglés.
—No tengo razón para aceptarlo.
—Claro que sí. Te estoy invitando a una cita.
— ¿Cita? ¿Invitas a un hombre a una cita?
— ¿Acaso está mal?
—L-lo siento, no estoy interesado. Disculpa —Concluyó decidido a salir de allí.
—Espera, no te vayas.
—¿Hm?
—Me iré yo —le dijo mientras se alejaba. —, pero no quiere decir que me haya rendido, lo intentaré otra vez luego. —le sonrió y para alivio del otro, se fue.
—Tsk, esa actitud suya en verdad me molesta. —Comentó chasqueando la lengua un muchacho de cabello claro y tonada extranjera, rusa, para ser precisos; que se encontraba a unas cuantas mesas de allí.
—Es igual que el bastardo de Alfred, Iván. —Una voz femenina cuestionó —, siempre creyéndose los mejores y no son más que sacos de pura mierda.
—N-no hables así de Alfred, Natasha… No es tan malo como parece. —Interrumpió un joven de cabello castaño a la altura de los hombros.
—Cállate, hermana, te lo advierto. Ya me he cansado de tus comentarios hacia él. —La voz del ruso volvió a sonar. —Alfred es distinto, éste tal Arthur cree que con su frialdad puede atraer la atención, lo bajaré de las nubes.
El chico se levantó de su silla y fue seguido por todo su grupo, que eran por lo menos cinco personas más, dos chicas y tres varones.
Caminó majestuosamente hasta quedar frente a la mesa donde estaba el inglés. Lo observó con desdén, pero desvió la mirada, aclarándose la garganta para comenzar a hablar:
— Qué actitud frente a Gilbert, uno de los más populares de la escuela. ¿eh? Y que además es el capitán del equipo de basketball. Tu actitud no me agrada, no sabes en qué posición te encuentras, Kirkland.
—Eso es lo que tú piensas, pero no tiene nada que ver conmigo. —el inglés se achicó más y siguió con su comida.
—Ah, ¿usas esa actitud conmigo también? —inspiró profundo.
—… Sorry, I have nothing to do with-
—Tú. ¡¿Acaso crees que soy estúpido? —exclamó el ruso, golpeando la mesa.
Unos ojos violetas de mujer se abrieron de par en par.
— ¡Nadie en su sano juicio llama estúpido a mi hermano! —chilló Natasha, tomando rápido el plato de comida y lanzándoselo al inglés.
En cuanto sus reflejos le hicieron reaccionar, éste se giró su cuerpo en la silla dando la espalda, y por inercia sujetando su mano derecha con la otra hacia dentro. Pero no sintió ningún tipo de impacto sino una cálida respiración en su cuello, que poco a poco se fue alejando conforme tornaba a ver quién se había interpuesto entre aquel acto.
— ¿A-Alfred? —se oyó la voz entrecortada del ruso.
Un joven rubio, bastante fornido se reincorporaba y comenzaba a caminar hacia la chica.
—E-ella no quería hacerlo —Se interpuso el chico con acento lituano, llevando una mano adelante para detener su paso, a lo que la chica no mostró miedo alguno.
Alfred se posicionó delante de ambos y les observó con una media sonrisa.
—No tienes por qué ponerte en frente, sabes que no puedo pegarle a una mujer… —dio la vuelta para regresar donde estaba Arthur pero antes giró su cabeza levemente. — pero deberá ver qué hará con mi uniforme. —musitó con un tono frío.
En su espalda podía verse la gran mancha de comida que le habían dejado. Aún así continuó hacia el inglés.
— ¡¿E-estás bien, Alfred? —Iván se apresuró en tomar un pañuelo de su bolsillo y acercarse a pasarlo por la espalda del rubio.
—Aléjense, inútiles. —Empujó al contrario de forma bruta.
—Alfred… —la débil voz del ruso disminuyó.
—Are you ok? —preguntó tranquilo mientras miraba al inglés quien estaba de pie, algo en shock por lo sucedido.
—Y-yeah. —respondió éste.
Alfred quiso reconfortarlo dándole una palmada en el hombro pero esta fue apartada bruscamente.
—Sorry. —el rubio más alto sonrió ante la acción.
—What?
Alfred solo le guiñó un ojo y se retiró del lugar.
—You're in my way, move—Ordenó a los del grupo del ruso que le obedecieron y también se fueron dejando al inglés nuevamente solo. Al mismo tiempo las personas que se habían acercado a presenciar el "escándalo" se iban yendo.
El joven castaño observó al ruso perdido en su mundo sin decir ni una palabra.
—Iván. ¿Estás bien?
—Cállate, y camina, nos vamos. —decretó.
¿Quién era ese chico? Arthur no sabía nada de él. Sólo su nombre, Alfred F. Jones. Pero en ése entonces, esa persona era totalmente lejana a él.
…
La gran campana sonó al día siguiente. Hoy era oficialmente el primer día de clases. Arthur caminaba tranquilamente hacia el colegio, cuando escuchó que le llamaban:
— ¡Oi, Arthur-san!
—Oh… Buenos días Kiku—saludó a su amigo japonés.
—Sí que está en problemas.
— ¿Por qué habría de estarlo?
—El año pasado yo fui tu compañero de cuarto, pero este año…
— ¿Sí?
—Vamos, celebridad de la clase, nacido en los Estados Unidos de América. Sus compañeros y hasta los profesores le prestan mucha atención.
— No sé de qué estás hablando, Kiku.
— ¿Sabe que tienes "fobia a los humanos"?
— No! Wait, w-what?
— ¡Hablo de tu nuevo compañero de cuarto!
— ¡¿Eh? ¿Ya nos los han asignado?
— ¿Aún no te fijast-?
Y el inglés corrió hacia la cartilla ubicada un poco más adelante de la puerta principal, dejando al japonés con la palabra en la boca.
Se acercó lentamente al papel, atento como si su vida dependiera de ello.
"Alfred F. Jones - Arthur Kirkland."
Tragó en seco. Qué humillación. ¿Las cosas no podían ir peor?
Antes de caminar a su clase sintió una muy suave risita burlona por parte de Kiku que le seguía por detrás.
Bueno, espero que les guste. Es algo corto este primer capítulo pero me gustaría recibir reviews así me digan si les gusta o no... para que continúe... aunque creo que subiré el capitulo 2 pronto. De antemano muchas gracias y recuerden que los reviews, favs y seguidores hacen feliz a una escritora amateur y frustrada ;3;
