Un gran impulso.
Aquel increíble odio que Ivy sentía por Karen, había cambiado, o simplemente se había dado cuenta de que la realidad no era que odiaba a Karen, si no que la quería, sentía celos cuando Derek se acercaba a ella. Antes pensaba que era por el hecho de que estaba enamorada de Derek, pero en el momento en el que Dev le había roto el corazón a Karen, se dio cuenta de que la realidad es que estaba enamorada de Karen. Necesitaba estar a su lado para poder apoyarla y que pensara lo menos posible en Dev, ella había sido la única que había estado con Karen durante los primeros días después de su ruptura. Y después de una semana, continuaba visitándola. Incluso Karen le había dado las llaves de su casa.
- Hola Karen, ¿Cómo estás? – Ivy entraba por la puerta.
- Hola Ivy, estoy mejor, pero estaba pensando en algo… no sé, no quiero molestarte...
- No me molestas, dime…
- ¿Por qué me estás ayudando? No es que me queje, ni quiero que dejes de hacerlo, pero… tú me odias, ¿Por qué me ayudas ahora? Todavía recuerdo aquel día en el que me dijiste que no éramos amigas.
- Sé que no he sido justa contigo, pero me gustaría enmendar mi error, sé lo que te dije y bueno… eso fue en el pasado, simplemente te ayudo porque se lo que es que te rompan el corazón.
- Oh… Derek… ¿verdad?, ¿hablas de él?
- Posiblemente, ahora ya no lo sé, quizás solo fue producto de mi imaginación y realmente no estaba enamorada de él, pero no lo sé, las cosas pasadas, pasadas son, prefiero no buscarle las tres patas al gato.
- Me gusta que estés a mi lado, eres una persona tan agradable… nunca pensé que fueras así, ya sabes, te veía tan fuerte… de esas personas que nunca se rinden por ningún obstáculo que les ponga la vida…
- Pues yo creo que soy débil, o quizás no.
- Ivy, necesitas alguien a tu lado, que te apoye, como tú lo estás haciendo conmigo.
- No necesito a nadie.
- Necesitas una amiga, yo puedo ser tu amiga. No pretendo que nos convirtamos en mejores amigas de la noche a la mañana, pero quiero que sepas que tienes un hombro en el que apoyarte cuando las cosas no te vaya bien.
- Gracias… supongo.
- Puedes empezar ahora…
Ivy miraba al suelo, las dos estaba sentadas en la cama de Karen, muy cerca, con un simple movimiento de cabeza de Ivy hacia la izquierda sus bocas quedarían en contacto inmediato, y Ivy no era de las que perdían el tiempo. Y al parecer algo dentro de Karen estaba esperando ese momento. La cabeza de Ivy hizo un giro hacia la izquierda, la levantó y pudo sentir la respiración de Karen en su boca. Se acercó más, y la besó. Fue un beso lento, delicado, dulce, algo diferente para los dos, pero ninguna podía negar lo mucho que les estaba gustando. Karen con los ojos cerrados, abrió la boca, y sintió la lengua de Ivy enlazada con la suya, el beso fue cambiando, ahora era más pasional, pero poco a poco volvían al romanticismo del principio, lentamente y muy a su pesar, Karen se separó de la boca de Ivy.
- Vaya… esto no es lo que yo entiendo por "tienes un hombro en el que apoyarte".
- Oh… vaya… que vergüenza. – Karen nunca había visto a Ivy de esa manera.
Karen se acercó nuevamente, y la besó.
- Creo que me va a gustar este hombro. – bromeó Karen, y la sonrisa de Ivy iluminó la cara de Karen.
Fin.
