Antes que nada: Los personajes de esta historia no me pertenecen a mi sino a la Gran JK. Cabe destacar que si Severus Snape fuera mio no lo habría hecho sufrir tanto y le habria dado mucho amor y del bueno! ;)

Bueno acá les dejo el prólogo de mi historia... Espero no defraudarlos! Gracias, mil gracias a las chicas del Escuadrón que me dan su apoyo siempre! Va para ustedes!

A los que leen, pinten una gran sonrisa en mi rostro dejando un comentario!

Que lo disfruten! (espero...)

Prólogo

Era una noche de esas que parecen no terminar nunca. Sol estaba en su laboratorio terminando unas mezclas que debía dejar reposar varios días. Una taza de café descansaba, ya frío, a su lado. Algunos mechones rebeldes escapaban de su larga trenza castaña debido a la cantidad de veces que había pasado las manos por su cabeza llevada por la desesperación. No lograba dar con el ingrediente que faltaba en su preparación. Los ratones a los que había inyectado esa tan trabajada receta, estaban muertos.

Llevaba meses tratando de encontrar la solución. Había encontrado unos viejos documentos de su abuelo en un hueco de una pared del laboratorio. El problema era que había ingredientes que le eran desconocidos. Fluido del Erumpent…¿qué diablos era eso?

-Maldición!- gritó frustrada – ¿Quién me manda a meterme en esto?

Su larga trenza castaña voló cuando giró de repente para volver a su lugar los antiguos escritos. Una sonrisa de cariño asomó en su rostro. Cuanto extrañaba a su abuelo y sus excentricidades. Era un viejo loco, pero de él había aprendido mucho. Se sentó de nuevo para anotar los últimos, y desastrosos, resultados de su investigación.

De repente, varias ráfagas de humo negro se arremolinaron en la habitación. Saltó de su asiento como si tuviera un resorte. Ante sus asombrados ojos, el humo se materializó dando lugar a unos extraños hombres con capas negras y una máscara que cubría sus rostros. Estaba aterrorizada ¿Cómo era eso posible? ¿De dónde habían salido esas personas?

-¿Quiénes son ust...-preguntó con un hilo de voz

-¡Cállate!-la interrumpió fríamente uno de los extraños personajes.

Sus piernas se doblaron, de repente incapaces de sostener su peso. Y un dolor indescriptible recorrió su espina. Su cabeza parecía a punto de explotar.

-¿Dónde está?- preguntó otro acercándose a Sol

-¿Qué cosa?- se extrañó la castaña. No sabía que era lo que buscaban pero estaba convencida de que no se los daría.

-No te hagas la tonta maldita muggle. No tienes idea de lo que somos capaces.- le susurró en el oído otro de ellos.-

-¿Muggle? ¿De qué hablan?-cuestionó la chica mostrando más seguridad de la que en realidad sentía.

Ya cállate!- le gritó el hombre que estaba más cerca y la golpeó en el rostro.-Danos la maldita fórmula antes de que te arrepientas por el resto de tus días

"Así que eso es lo que quieren. Los escritos del abuelo. Pues no los tendrán" Estaba aterrada. Nunca había sido una mujer que se destacara por su valentía, pero tenía plena conciencia de lo que esa fórmula podía hace en manos equivocadas. Y esas definitivamente lo eran.

-La llevaremos con el Señor Tenebroso. Él sabrá qué hacer- le dijo a sus compañeros.

A Sol se le erizó el vello de la nuca. "Señor Tenebroso"… Eso no podía ser bueno.

La figura junto a ella la tomó del cabello y la arrastró de una manera brutal.

-Párate, inmunda- le ordenó y, acto seguido, una oscuridad atrapante la dejó sin respiración.

La Orden del Fénix en pleno estaba reunida en el Cuartel general. Snape traía noticias frescas y no eran buenas, o eso parecía por su cara.

-Bien- dijo Dumbledore y el resto hizo silencio de inmediato- Esto es lo que sabemos. Los mortífagos a una muggle bioquímica...

-Bioqué?- preguntó Sirius interrumpiéndolo.

-Bioquimica, chucho.-respondió snape de mala gana- si no interrumpieras te enterarías. Pero claro… como harías entonces para llamar la atención.

-Severus, por favor- intervino Dumbledore.-Es una bioquímica que se especializa en la farmacología. Algo así como una pocionista muggle... elabora fármacos que son como pociones curativas- aclaró al ver la cara de desconcierto de varios de los presentes.

-¿Y qué es lo que se supone que descubrió?- preguntó Remus

-No lo sabemos aún. El Señor Tenebroso...

-Snape, ya podrías dejar de llamar así a ese bastardo ¿No?- le recriminó Sirius

-¿Y sabes lo que pasaría si se me "escapa" llamarlo bastardo delante de los mortífagos?

-Severus tiene razón Sirius. No puede dejar nada librado al azar y lo sabes- dijo el anciano director.

-Es cierto, es cierto...Solo que me molesta el aparente respeto con el que se refiere a ese hijo de...

-"Aparente" Creo que esa palabra que salió de tu propia bocaza es suficiente para entender mi actitud, Black- respondió el pocionista mordazmente- claro, eso si no fueras el obtuso perro que en realidad eres…

-Bueno, bueno. Ya dejen eso que tenemos otras cosas en que ocuparnos- dijo Remus para detener la respuesta, seguramente ácida, de su amigo.

-Como les decía,- retomó Dumbledore- necesitamos idear el modo de salvaguardar la vida de esa joven. Mientras nosotros buscamos el modo de sacarla de ahí, Severus, tu deberás velar por su bienestar- El nombrado asintió con tranquilidad. Sabía que eso iba a suceder. Ahora se convertiría en "niñera" de una muggle.