Lágrimas y Sonrisas

Fue un aviso precipitado, apenas nos estábamos recuperando de lo de Orochimaru, pero no importó, fue recibir el aviso y venir Baki a avisarnos, menos de diez minutos y ya partíamos en ayuda de Konoha.

Fue realmente una sorpresa que la Godaïme nos enviase esa solicitud cuando apenas se había re-afirmado el pacto de alianza entre ambas villas. Sin embargo no importó, Gaara parecía querer ir, Kankurô tenía ganas de utilizar en batalla su nueva marioneta. Debíamos localizar un equipo de cinco miembros, cuatro genin y un chunin, localizarlos y ayudarlos y, en caso de ser necesario, transportar de regreso a Konoha sus cuerpos.

Fue extraño, nada más entrar a los lindes de la frontera nos dividimos, un modo más rápido de localizar aliados o enemigos, y en primera instancia, si fuese enemigo no debería haber problemas.

Localizar fue más que sencillo, cada uno se dirigió a los estruendos que más se relacionaban con nuestro modo de lucha, creó que llegamos en el mejor momento, Akimichi Chôji ya había sido localizado, estaba en un estado lamentable, tras él Hyuuga Neji, dejamos a ambos localizables para el regreso, lo primero era encontrar a nuestros respectivos…

No se porqué pero acabamos encontrándonos a nuestros más significativos… Gaara acabó ayudando a Rock Lee, Kankurô a Inuzuka Kiba y, finalmente, yo acabé por toparme con Nara Shikamaru. Momento exacto de llegado, estaban a punto de recibir el golpe final, menos de un segundo y el golpe repelido, convirtiéndonos en el escudo, los nuevos contrincantes. Que decir que los combates fueron algo decepcionantes, aunque Gaara tenía una expresión de habérselo pasado bien luchando… creo que le envidio…

Sin embargo esa envidia desapareció cuando regresamos a buscar al Hyuuga y al Akimichi, los rostros de sus compañeros eran el reflejo del agotamiento, de la frustración por el fracaso, y además apenas se podían mantener solos en pie… y, para mejorar sus ánimos Uzumaki Naruto no había sido localizado, pero eso ya pasó de nuestros lindes... Sería misión para Hatake Kakashi, el capitán del equipo siete.

El final de la misión fue llevar a los shinobis de Konoha al hospital y avisar a la Godaïme, eran estados críticos, apenas pudimos aplicarles una primera cura para el viaje. Pero uno de ellos fue absuelto de ingresar, Nara Shikamaru, líder del escuadrón, se encontraba sentado frente a las puertas de cuidados intensivos en cuyo interior se encontraba su mejor amigo, Akimichi Chôji, él no tenía más que el dedo fracturado, nada importante.

Sin embargo presentaba cansancio, preocupación, impotencia… como por impulso me senté a su lado, esperando unos segundos hasta que intercambié palabras… más bien un sermón sobre lo que significaba ser ninja, él ni siquiera me rebatió, se levantó de su sitió y se dirigió a la salida por el pasillo, pero la intervención que su padre le hizo, las palabras que le dijo, lo detuvieron ahí, jamás vi a un hombre tan sumamente hundido.

Dirigí mi mirada a la puerta de cuidados intensivos, ya era demasiado tiempo de no tener noticias, y justo en ese instante Godaïme-sama salió, se sentó y explicó que él estado del Akimichi había sido regulado, que en pocas horas sería trasladado a una habitación y justo en ese momento Shizune-san apareció frente a Shikamaru informando del estado de los otros tres miembros, todos habían sido salvados e incluso el uzumaki había sido traído de regreso, en bastante mal estado, pero no era nada grave, aunque su regreso había sido sin el joven Uchiha Sasuke.

Observé al Nara, su cuerpo respondía a unas lágrimas que surcaban su rostro, se veía demasiado vulnerable, me levanté y solicité permiso a la Godaïme para retirarme e informar de las noticias a mis hermanos. Era incómodo estar en esos instantes en aquel lugar, pero fue más gratificante encontrar a Gaara charlando con Lee en los pasillos y Kankurô que esperaba en la puerta de la habitación del Inuzuka a que la hermana de éste acabase sus revisiones a Akamaru.

Realmente los nuevos ninjas de Konoha eran algo sin parangón, la importancia la tenían sus compañeros no la misión, y una vez empezaban todos sus diferencias eran anuladas para compenetrarse a la perfección. Aquella villa no era como los antiguos escritos referían, era algo completamente distinto, espero que algún día Sunagakure se convierta en un lugar igual a éste, que se dejen lado la oscuridad del pasado.

Pensando en ello acabé encontrándome frente unas escaleras que daban a un tejadillo iluminado por el sol, un pequeño hueco donde la sombra reinaba y la brisa del aire ondeando por el lugar, quizás por eso subí y me tumbe perdiéndome en la intensidad del azul del cielo, ese color era el de los ojos de nuestro padre, el color que, mezclado con el de nuestra madre, se transmitió en Gaara y en mí, él igualando a padre y yo con la tonalidad de madre… Era relajante estar ahí tumbada, recordando cosas pasadas, imaginando el futuro y sintiendo el calor del sol sobre la piel expuesta y el frescor de la brisa acariciarme…

Quizás fuese aquello lo que provocó que no lo notase venir, fue un carraspeo que hizo lo que me hizo abrir los ojos y mirarle – ¿Deseas algo Nara Shikamaru? – El aludido ladeó ligeramente el rostro – Ese sitio es mío – Le miré interrogante, pero noté un tono rojizo en sus ojos, como si se los hubiese estado restregando – Lo siento, pero no veo tu nombre escrito por ninguna parte que indique que es de tu propiedad – Me erguí levemente quedando recostada hacia atrás apoyando las manos en el suelo. Me observó unos segundos – Tsk… - Me moví para un lado dejándole el mejor hueco - ¿Te importa si me quedo aquí? No te molestaré – Noté como su mirada se posaba del hueco a mi – Me es indiferente.

Fue como por reflejo, coloque mi cuerpo donde él iba a apoyar la cabeza quedando así sobre mis piernas sin volviéndome recostar cerrando los ojos dejándome perder por la brisa, lo noté estremecerse unos segundos cuando lo notó pero no se movió. Era inquietantemente agradable estar así, pero algo tuvo que fastidiarlo, su voz resonó en el silencio de un modo casi inaudible pero claro – Temari… ¿Te dormiste? – Baje una mano a acariciar su pelo para indicarle que estaba despierta – Chôji me contó que fuiste tú la que le hizo unas primeras curas – Dejé de acariciarle – No pensé que fueseis precisamente vosotros los que nos ayudaseis… - Me erguí y le miré el rostro – Godaïme-sama mandó un aviso a Sunagakure, nada más llegar ya salimos a buscaros, nos dijeron que erais un grupo de cinco, que nos encargásemos de devolveros a Konoha aunque fueseis sólo cuerpos, si estaba con vida va de lógica que le ayudaría, a fin de cuentas es un aliado – Él fijó sus ojos en los míos, definitivamente tenían los ojos rojizos – Muchísimas gracias… - Le d un pequeño golpecito con el dedo en la frente y le sonreí, la misma sonrisa de cuando acabé con su contrincante – No debes dármelas, por cierto… me alegro de la recuperación de tus compañeros, son un gran equipo juntos bajo un gran mando – Lo vi abrir los ojos ante lo último – No, son un gran equipo, pero no estaban bajo las órdenes adecuadas – Un buen jefe de equipo sabe sopesar las probabilidades de victoria, sabe dejar a sus secuaces ante un contrincante si así se requiere, y tú dejaste a los ninjas adecuados para cada contrincante, como bien te dijo tu padre si no hubieses sido tú su líder quizás alguno de ellos o todos, hubiese acabado sus días en esa misión – Lo noté, sus ojos volvían a cristalizarse por lo que los cerró - ¿Sabes? Un buen líder no es el que cumple una misión bajo cualquier precio, sino el que sabe retirarse en el mejor momento y logra traer de vuelta a sus subordinados, si crees que no eres un buen líder de escuadrón entrena, esfuérzate y sigue luchando, un día serás un gran jefe de equipo y serás líder de algún equipo de novatos, te tocará mostrarles lo que sabes y ellos aprenderán de uno de los mejores, elegiste una vida algo difícil pero que sin duda da emociones más que suficientes a la monotonía de vivir, y ya verás, cuando llegues a ser jounin verás a tu esposa y a tus hijos esperarte por las noches cuando llegues cansado de una misión, tus hijos preguntaran interesados por como te fue mientras tu esposa escucha en la cocina mientras te hace tu comida favorita para cenar, luego ellos se irán a dormir y ella te mimará y te relajará… Bien mirada la vida de un ninja es bastante completa, ¿no crees? – De nuevo esa sonrisa que sólo le he dedicado a él desde que mi madre muriese, él me mira con los ojos llenos de lágrimas que surcan su rostro cayendo en mi yukata mojándolo ero una sonrisa está en sus labios.