Notas: Este es un fic inspirado en una historia que leí hace algún tiempo, ah, y en mi retorcida imaginación. Ojalá les guste, ya que puse todo mi esfuerzo en esto (bueno, todo no, algo hay que reservar para el instituto).
Disclaimer: YYH no me pertenece, es muy obvio, y la verdad, ya hasta no sé por que lo sigo diciendo como un disco rayado, tú lo sabes, yo lo sé, Hi-chan lo sabe ... en fin, es de conocimiento público.
Warning: este fic contiene YAOI. "El que va en contra de la marea corre el riesgo de ahogarse, y el yaoi, es la marea en tu vida".
Dedicación: me gustaría dedicarle este fic a Konoto-chan, por su amabilidad de dedicarme uno de sus fics, y por leer tanto los míos, de sus fics les recomiendo From the Helm y Destination Darkness.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
The Noir: capítulo 1: Pasos del gran ladrón
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
La anciana dama arrugó el seño con fastidio, el señor la miró con compasión, y cambió el rostro viendo el mobiliario con avaricia. Acarició la tela de los sofás. Hiei agachó un poco la cabeza, después de todo, su orgulloso estaba siendo terriblemente aplastado, y las ganas de gritarle a su madre trepaban por su garganta.
"Humm...bueno, todo esto le dará por lo menos ..." la madre de Hiei se retorció las manos, y el comprador se relamió con gusto. Que extraña y excéntrica mujer. "...6.000 ... monedas" Hiei ahora si estaba que se mordía los labios para no apalear a ese ... ese ...
"Ladrón" siseó, el hombre se encogió de hombros, y su madre, antes de que pudiera hacer nada se adelantó. La señora Jaganshi se adelantó y aceptó las monedas. El hombre sonrió y se quitó la galera.
"Mi más sentido pésame" dijo medio entre risas, mientras abandonaba el salón, los demás hombres se llevaron los muebles de la sala de estar. Hiei realmente no estaba acostumbrado a ver la sala vacía. Y como había echo siempre desde que su padre había muerto lo culpó por milésima vez.
"Si él no nos hubiera dejado así...nosotros hoy tendríamos tanto...viviríamos igual que...igual que antes...madre" murmuró apretando firmemente los puños, no podía odiar a su padre por morirse, mucho menos en una guerra que él no aprobaba. Pero jamás lo había querido como a un hijo realmente, y esa era su única forma de culparlo.
"No es posible que pienses así Hiei" desaprobó su madre mirando tristemente las monedas que resbalaron de sus manos a su bolsillo. "Él nos proveyó de ingresos durante toda su vida...no podemos decir esas cosas de él" dijo caminando hasta el pasillo de la mansión.
Era un día tan bello, el sol brillaba con insistencia y los rayos a través de los árboles, y los pájaros cantaban felices. Hiei suspiró hastiado y se acercó a su madre que estaba observando a los pájaros desde el pasillo que daba a los jardines.
"Pero..." dijo Hiei tratando de encontrar una excusa. "Ya qué...no importa ahora. Ese hombre es un ladrón, ya sabemos de dónde saca sus influencias. ¿No es verdad madre?." Dijo mientras le tendía un periódico.
"¿Noir?." Preguntó la señora Louise Jaganshi fijándose en el título del artículo, profirió una risilla. "No seas ridículo. Él es un ladrón experimentado. ¿Crees que va a fijarse en una familia como la nuestra de entre todo París?."
"No lo sé...nosotros teníamos mucho dinero" dijo Hiei herido su orgullo. A veces su madre podía ser tan fría. Tal vez por eso se comportaba de esa manera.
"Ahora ya no...hay que acostumbrarnos, el próximo mes, tendremos que vender los muebles o..." a Hiei le apreció ridículo que su madre se trabara de esa manera por tan simple palabra.
"¿Trabajar tal vez?." Sugirió, Louise lo atravesó con la mirada, y Hiei se la sostuvo, Louise sonrió satisfecha y le acarició los cabellos como una verdadera madre protectora.
"Definitivamente eres hijo mío" dijo, mientras se fijaba de nuevo en el canto de las aves. "De todas formas, aún podría arriesgarme a trabajar si eso evita vender nuestra ..."
"¿El diamante de la familia?." Sonrió Hiei cínicamente. "Opino que deberíamos venderlo, madre. Ahora que ya no tenemos nada sólo podemos hacer eso ..." Louise le abofeteó con rudeza.
"Ni siquiera vuelvas a pensarlo ni una sola vez" dijo mientras se limpiaba las manos. "Podrás ser hijo mío, pero justamente por eso, hay que honrar a la familia. No lo olvides" dijo con la nariz arrugada.
"Que testaruda. Hn..." alcanzó a decir Hiei sobándose, Louise apenas le dirigió una mirada bastante fría, Hiei se la sostuvo de nuevo, la primera en bajar la mirada fue su madre.
"Lo mismo digo" aseguró dando por perdida la discusión. Hiei resopló cruzándose de brazos. Y se alejó, a veces su madre podía ponerlo de un muy mal humor.
"¿Y qué sugieres?. ¿Organizar una fiesta y pedir caridad?." Ironizó, lo suficientemente alto para que Louise lo escuchara.
"¡Eso!. ¡Qué buena idea hijo mío!." Canturreó su madre, Hiei no podía creerlo, y necesitó fruncir el seño para sentirse seguro de que su madre entendiese la palabrilla sarcasmo.
"Siempre lo he dicho, eres un genio" dijo con algo parecido al cariño besando su frente y volvió a canturrear concentrada en la ventana.
"Agh, no se puede hablar contigo" protestó Hiei arrugando el periódico que se llevó a su alcoba, también algo falta de muebles. Se recostó en su cama, que ya no tenía ninguna incrustación de ninguna joya preciosa, que estaba sobre una alfombra, que ya no era la hermosa alfombra persa de su abuelo, y miró hacia su closet que ya no gozaba de ninguna prenda de terciopelo.
"¡Maldición!." Gruñó mientras enterraba la cabeza en su almohada. Ni siquiera eso aliviaba su miseria. ¿Así se sentía ser pobre?. ¡Que asco!. Enterró su cabeza aún más en su mullida almohada, y se quedó dormido, con el recuerdo de los días tan llenos de riqueza, que habían pasado.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
"Noir..." murmuró Botan bastante inquieta "¿Estás seguro de que vas a hacer esto?. Bueno ... no se ... dicen que no andan muy bien que digamos. ¿Tú sabes que estás haciendo verdad?." Dijo mientras miraba con mucha pena a sus ropas estilo árabe. Hizo una mueca.
"Claro que lo sé..." respondió el muchacho, a Botan había veces que hasta le daba risa pensar que el gran Noir, el ladrón que azotaba a toda Francia y era la comidilla de todo París fuera apenas un adolescente.
"Recuerda...que cuando estemos allá...yo soy Shuichi Minamino... o Kurama, el que quieras" dijo mientras jugueteaba graciosamente con su cabello pelirrojo, Botan abrió las puertas del carruaje, Kurama bajó y caminó hasta la mansión, donde las luces estaban prendidas y los hombres y mujeres de la sociedad reían graciosamente.
El muchacho pelirrojo esbozó una extraña sonrisa, mientras se bajaba un poco la galera hasta cubrirle los ojos y Botan pensó, que nada de eso terminaría de la forma que Noir tenía planeada.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
"¿Puedo pasar?." Hiei levantó la cabeza, esperando ver a su madre molesta y gruñirle, pero en cambio, estaba su hermanita menor, vestida con un largo vestido de seda, que su padre le había regalado y se había negado a vender.
"Hn..." respondió, pero Yukina sabía que si podía. Así que se sentó en el borde de la cama y dio un largo suspiró, mientras le acariciaba la cabeza.
"Mamá está esperando a que bajes al salón, los invitados están llegando" Hiei hizo una mueca y se volvió a tapar con su almohada, no tenía muchas ganas de ver a su familia y rogarles de rodillas que le ayudaran.
Tal vez, hasta lo enviasen con su tío George a estudiar en Londres, o peor, a un internado. O quizás, su hermanita tendría que casarse, para salvarlos de la ruina. No, no, no podía ser tan negativo. ¡Tan negativo!. ¡Estaban quebrados!. Aghh...
"Se que piensas que esto es difícil, hermano, pero debemos hacerlo, más que nada debes ser fuerte, yo se que puedes" y Yukina lo abrazó cariñosamente. "Eres un buen hermano, digan lo que digan y si vas y les demuestras que puedes hacerlo, todo será más fácil"
"Ya voy..." gruñó Hiei, y Yukina le sonrió, lo soltó y se fue escaleras abajo, su sonrisa cambió de repente a una expresión bastante serena, pero preocupada. Detestaba mentir. Ninguno de esos momentos serían fáciles, ni esos, ni los venideros.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
Hiei se cambió de ropa, aún tenía alguna que otra buena prenda bien guardada en su closet. Gracias al cielo, suspiró y cuando estuvo listo dio una mueca de fastidio, examinándose en el espejo. ¡El traje era horrible!.
Bueno, no exactamente, en realidad, le quedaba bastante bien, era azul oscuro, y le quedaba perfecto, pero lo había usado hace algunos años, y ahora le quedaba demasiado apretado y molestaba. Pero en fin, era lo que había y no lo iba a cambiar.
Mientras iba al comedor, sentía el murmullo de los sirvientes, no se enfadó mucho, ya se estaba acostumbrando a ser la comidilla de todos. ¿Se estaba acostumbrando?. Sacudió su cabeza, a pesar de todo, una quiebra, era una quiebra, y bajar la escala social era justamente eso.
"Ah ... con que aquí estás" dijo Louise feliz de verlo, lo presentó a unos caballeros muy bien vestidos, a Hiei le dio la sensación de conocerlos de algún lado, arqueó las cejas y les tendió la mano.
"Ellos son Jared y Clark Freeman. ¿Los recuerdas?. ¿Los primos de Austria?." Hiei los observó un poco más detenidamente, ambos vestían trajes negros idénticos, y eran gemelos.
"C..claro, de las anteriores navidades" les estrechó la mano, uno de los dos empezó a mirar el salón principal con muchísimo interés.
"Querida tía, parece que necesitas una redecoración aquí" dijo con una sonrisa de lo más artificial "Faltan muchos de los retratos...¿sucedió algo?." Louise sintió los escalofríos subir por su espalda.
"Sí...sí...sucede que" Hiei la observó. ¿Habían ido a pedir caridad o a mentir descaradamente?. "Tuvimos que pintar las paredes hace poco y ... los cuadros estorbaban el trabajo de los pintores, por eso ... decidimos sacarlos"
"Comprendo, comprendo" dijeron Jared y Clark al mismo tiempo, con mutuas miradas de entendimiento. Hiei emitió un sonido parecido a un gruñido, y Louise y lo atravesó con la mirada.
"Voy...a servirme una copa" dijo un poco devastado, su hermana estaba charlando con su tía...cuando lo vio lo saludó con la mano. Su tía Mukuro era algo extraña, pero a Hiei no le desagradaba, siempre lo había favorecido cuando su padre ... sus ojos se humedecieron. ¡Claro que no lo extrañaba!. ¡No lo extrañaba para nada!.
"Disculpe...pero...¿se encuentra bien?." Levantó la mirada, era un hombre vestido de ... ¿árabe?. Entonces recordó que su madre le había dicho que un pariente de la realeza de un País lejano había decidido ayudarlos.
¡Pero el apenas era un muchacho!. Tal vez tendría dieciocho, con el cabello pelirrojo ... le apreció demasiado extraño vistiendo de árabe...a decir verdad se le hacía difícil creerlo.
"Muy bien, perfectamente, nunca me he sentido mejor en la vida" bueno, tal vez había exagerado un poco. El muchacho le sonrió, una chica lo acompañaba, parecía distraída.
"Mi nombre es Shuichi Minamino, aunque tu puedes llamarme Kurama" dijo guiñando un ojo, y ofreciéndole su mano, Hiei no se la estrechó, muy por el contrario no pareció interesado.
"Ejem..." dijo la chica detrás del pelirrojo con obvio enfado, se le acercó y le estrechó la mano enérgicamente. "Mi nombre es Botan, soy su asistente."
"Ah...¿y qué hacen ustedes aquí?." Botan y Kurama se observaron y echaron a reír, a Hiei nada de eso le pareció muy gracioso al contrario le pareció muy incómodo.
"Somos de la familia, parientes lejanos. Sabemos de la situación que están pasando por aquí, y queríamos ayudar" Hiei arqueó un poco las cejas.
"Ahá...¿y qué es lo que quieren a cambio?."
"¿Cómo crees?. Nosotros venimos desinteresadamente" replicó Botan marcando el desinteresadamente mucho, y saltando nerviosamente sobre si misma.
"Claro"
"Pero cambiando de tema..." sonrió Kurama tomándole las manos "¿Te dijo alguien que tus ojos eran muy interesantes?." Hiei retiró las manos y se las restregó sobre su traje.
"No, no realmente" dijo mientras tomaba un poco de vino de su copa sin bajar la guardia, ni la mirada tampoco.
"Pues lo son y mucho. Parecen dos rubíes perfectos. Y expresivos...¿no?. Ahora de seguro debes de querer matarme, jiji."
"¿Eres adivino?." Se burló mientras se echaba un trago de vino sin siquiera respirar.
"Debes de ser de esos que son difíciles, bueno, mejor así" murmuró Kurama con un gesto pensativo y esa sonrisa que no se despegaba nunca de su rostro. Hiei pareció atragantarse con la bebida.
"¿D...disculpa?."
"Ah...con qué aquí estabas, te estuve buscando por todos lad..." Louise se acercó a su hijo sosteniéndolo de los hombros, hasta que cayó en la cuenta de que los invitados lo estaban observando, pasó de mirar a Hiei, hasta ver a Kurama, y a Botan, y lo soltó.
"Veo que ya lo conocieron, él es mi hijo, Hiei." Dijo Louise acercándolo a ella, con un fuerte abrazo, más bien de la clase de abrazo posesivo.
"Aghh...ya madre" se quejó Hiei, pero Louise hizo caso omiso, Jared y Clark se le acercaron, y Louise se volteó y les sonrió cálidamente.
"¿Si?."
"Lo sentimos, pero debemos irnos, ya no son horas para estar fuera de casa" dijeron casi al mismo tiempo, Louise asintió, muchos de los demás invitados fueron despejando el salón. La tía Mukuro se despidió de Yukina, con quien había estado sosteniendo una ardua discusión, y sólo quedaron Hiei, Louise y los dos extraños.
Hiei tuvo un muy mal presentimiento.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
Era alto, tenía el cabello negro, y parecía muy despistado. Apenas llevaba un traje marrón oscuro, no tenía ninguna buena noticia, ni novedad, ni ningún contacto especial. Yusuke Urameshi era sólo eso, un pobre detective sin mucho que hacer.
Al fondo de la calle alcanzó a ver a una mujer gritando, estaba muy asustada, y agitaba lo brazos que parecía que de momento a otro quisiese echar a volar.
"¿Le sucede algo señora?." preguntó tratando de que se incorporase. La mujer, que no era tan mujer, si no una chica de diez y siete años se zafó, llevaba un par de joyas al cuello, y parecía sumamente enfadada.
"No, si es que todos los días me roban" respondió con obvio sarcasmo, Yusuke carraspeó, detestaba tratar con gente tan repelente.
"¿Ahora, en Paris, a plena luz del día?." La chica pareció que iba estallar, comenzó a arquear las cejas de una manera que a Yusuke le causaba un poco de risa.
"Eso es lo que dije" respondió lo más fríamente que pudo. "Me quitaron un collar muy preciado, de mi madre. Era muy importante para mí."
"Ah...¡Espere!. ¿No será por casualidad Keiko Yukimura?." La chica asintió con la cabeza. "¿No habrá sido el Noir?." Comenzó suspicaz.
"Vaya deducción, que brillante" murmuró limpiándose el traje. "A propósito, si lo está buscando, ya se ha ido, digamos que no disfruta mucho de la compañía" dijo señalando a los policías que habían llegado con una mueca.
"Demonios..." dejó escapar Yusuke, detestaba que siempre llegasen antes. La tomó del brazo y la arrastró hasta unas cuadras más allá.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
"Claro...que me gustaría ayudarlos" dijo Kurama, reclinándose en el sofá, mientras seguía sonriendo de una manera enigmática, Louise acarició el flequillo de Hiei, que graciosamente le caía sobre su frente.
"Vamos, sé que quiere algo a cambio..." protestó Hiei, mientras trataba de zafarse de su madre, que pese a su cariño, se empeñaba a no dejarlo ir.
"Eso es muy descortés" le cortó a su hijo. Hiei bufó y se cruzó de brazos. "Por favor continúe"
"Dije que no tendría conveniente en mantenerlos, prestarles el dinero que quieran por el tiempo que sea" murmuró con la vista clavada en él. Hiei volteó la mirada, aún más enojado. Hasta le parecía aún más extraño que cuando hablaron durante la fiesta.
"Pero..." Louise sostuvo más firmemente a su hijo, cosa que a Kurama no le agradó en absoluto. De todas formas, Hiei seguía sin prestarle mucha atención, más bien parecía encontrar muy interesante el brillo del suelo en ese momento.
"¿Pero?."
"Sólo si ..." fijó la vista en Hiei que seguía sin prestarle demasiada atención "Seré directo con ustedes, tienen dos opciones..." dijo cambiando de su humor alegre a uno mucho más serio. "O me dan el diamante o ..."
Louise se puso lívida...Hiei apenas levantó un poco la mirada y la volvió a bajar, haciendo una mueca y mascullando algo, su madre le dijo algo parecido a ni se te ocurra y cerró la boca.
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
"Suélteme" pidió con voz exigente y chillona, Yusuke lo hizo sin estar del todo seguro de que no correría con la policía. La chica sólo se quedó mirándolo muy mal, como si lo estuviese retándolo, y hasta parecía disfrutar de hacerlo.
"¿Por qué no le pediste ayuda a la policía?." Preguntó sintiéndose de repente muy curioso. Keiko Yukimura hizo lo que pareció una exclamación.
"¿Por qué?. ¡Por qué son unos inútiles!. Ya les pedí ayuda muchas veces antes, en el museo, la noche que robó los diamantes, y no hicieron nada." Enseguida explotó.
"Erhh...de acuerdo..."
"Pero...¿tú eres detective o algo parecido?." Preguntó examinándolo mejor, como si estuviese muy pensativa. Yusuke asintió con la cabeza.
"Déjame decirte, que soy uno de los mejores de la ciudad" la chica arrugó el seño. "Es más, si quieres, puedo ayudarte a solucionar todo."
"Bien...ya que no puedo confiar en la policía, me arriesgaré contratando a un tonto sin remedio" respondió ... con ironía claro, a Yusuke le pareció un poco antipática, pero aceptó el trato.
"¿Por qué andas detrás de Noir?." Se le ocurrió preguntar de pronto, y abrió más grandes sus ojos, parándose más cerca, para ver si Yusuke tenía alguna reacción.
Yusuke sonrió.
"Se que no estoy a su altura, como para tratar de apresarlo, pero al menos podría intentarlo. ¿No te parece?." Keiko se encogió de hombros.
"Como quieras, Urameshi, mientras que consigas el collar, estoy de tu parte" dijo enérgicamente, Yusuke sonrió pícaramente.
"Parece que el entusiasmo y esto es lo único que tenemos en común."
"Eso parece."
·:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:··:·:·
"No hace falta, en serio ... podríamos ... enviarte cartas" sonrió Louise muy afectadamente, Yukina corrió hasta Hiei y lo abrazó fuertemente. Afuera llovía, Kurama llegaría en cualquier momento. Yukina apenas podía creer que su hermano fuera a hacer algo así.
"Fue muy insensible de tu parte, hermano, ahora ya no te veremos mucho" dijo como bromeando, Hiei llevaba un traje azul, y una galera negra. Le dieron ganas de abrazarlo, y lo hizo. "Estás precioso" lo felicitó "Vamos ... a tener que felicitar al sastre" y entonces se echó a llorar. Y mucho.
"Voy a estar bien, además, son unas tontas al preocuparse por que, que yo sepa, se escribir cartas. ¿Saben?." Hiei hizo una mueca sarcástica. Louise entró de nuevo en la casa, le dolía un poco la cabeza.
Kurama llegó puntual, a la hora que habían acordado. Hiei se sintió casi como Oliver Twist, o como uno de esos huérfanos de novela. Tomó sus maletas, miró hacia la casa, sabía que en cuanto el dinero llegara estaría bonita de nuevo. Al menos, tanto sacrificio valía la pena.
"Buenas tardes Hiei ..." dijo Kurama antes de intentar abrazarlo, Hiei nada más lo esquivó y le dio la mano, un saludo cordial. "...Señora ..." agregó Kurama cuando vio el gesto ceñudo de la madre de Hiei, a quien apenas sí le hacían caso.
Louise le dio un apretón de manos, muy fría, como siempre. Botan les hizo una seña desde el interior del auto. Cuando entraron, Kurama tenía la ligera sensación de satisfacción que merecía por un trabajo bien echo.
