Disclaimer: Ninguno de los personajes de Bleach o de cualquier otra serie que pueda ser mencionada aquí me pertenecen.

Titulo: ILLUSIONS OF THE SOUL

Fandom: Bleach

Rating: NC13 (De momento)

Pareja: Tatsuki/Renji


Capitulo I: Pains of the heart


Arizawa Tatsuki se cubrió la cabeza con la almohada. Su despertador, un artilugio de lo más extraño, que Orihime le había regalado piaba, si, piaba, sin cesar avisándola de que era hora de levantarse. La joven gruñó y volvió a dejarse envolver por los brazos de Morfeo.

- ¡Tatsuki-chan! - la voz de su madre, demasiado aguda, pero amable la volvió a despertar minutos más tarde. - Cariño, te he dejado el desayuno en la mesa. Date prisa o vas a llegar tarde, son ya las 7:30.

¿7:30?

Tatsuki se incorporó de la cama a toda velocidad y empezó a vestirse a toda prisa, a la vez que se peinaba y se lavaba la cara. ¡Iba a llegar tarde a clase, de nuevo!

Bajó las escaleras de tres en tres, y cogió de la mesa las tostadas que su madre le había preparado.

- ¿Cómo es que vas tan tarde?- preguntó su padre, que se estaba arreglando el nudo de la corbata en frente del espejo del salón.

- ¡Me he dormido! Tengo que salir a toda prisa.- contestó la chica con un cacho de tostada en la boca mientras se precipitaba hacia la salida.

- ¡No hables con la boca llena!- le riñó su padre- Ya sabes que no me gusta que seas tan poco femenina, pero cariño, la buena educación es algo importante que te abrirá muchas puertas a lo largo de tu vida, así que hazle caso a tu padre...

El padre de Tatsuki se quedó hablando con la puerta, ya que la joven había salido dando un portazo.

- Esta niña.- gruñó su padre colocándose bien las gafas- No sé porque no se comporta como alguien de su edad... Tanto Karate y tanta pelea...

- Vamos, cariño.- murmuró la madre de Tatsuki con una semisonrisa. - Déjala que haga lo que quiera y que sea feliz. Ya hablamos con ella que mientras saque buenas notas y sea responsable con sus estudios la íbamos a dejar hacer lo que quisiera.

- ¡Pero podría ser más femenina!- protestó el hombre mientras miraba su reloj- No sé a quien ha salido la verdad...

- Oh, cariño. Verdaderamente eres un gruñón por las mañanas. ¿De verdad quieres que tu pequeña se vea rodeada de chicos que quieran salir con ella?

- Dios nos libre- murmuró el padre de Tatsuki con los ojos abiertos como platos.

Tatsuki entró en su instituto sin aliento. A pesar de estar muy bien entrenada físicamente, había corrido con todas sus fuerzas y no podía más. ¡Además llegaba un cuarto de hora tarde!

Subió las escaleras a grandes zancadas hasta llegar a su clase, donde se encontró con un grupito de desconocidos obstruyendo la entrada al aula.

Se trataba de cinco estudiantes desconocidos, de aspecto muy extravagante. La que más normal parecía era la única chica del grupo, que solo llamaba la atención por sus grandes atributos femeninos.

Los otros tres eran de lo más dispares, un chico bajito que parecía más bien un alumno de primaria y cuyo cabello plateado hizo parpadear a Tatsuki, un alumno calvo, o cuya cabeza estaba rapada, otro que llevaba unas pestañas postizas rarísimas y por último el más alto de todos y el que más llamaba la atención, un pelirrojo con aspecto insolente, que llevaba su larga melena recogida en una coleta y mostraba un montón de tatuajes orgullosamente.

- ¿Estás seguro de que es aquí?- preguntó el de las pestañas extrañas. La chica, o más bien mujer le dio un coscorrón en la cabeza.

- ¡Por supuesto! ¿Acaso no lo notas?

Tatsuki no pretendía escuchar más, bastantes problemas tenía ya con el hecho de llegar tarde. Con un último esfuerzo corrió hacia la puerta y medio empujó al pelirrojo que la estaba acaparando.

- Paso, por favor. -murmuró entrando sin mirar atrás.

- ¡Hey! - oyó a sus espaldas protestar a alguien- ¿Que maneras son esas? - ¡Malditos hum...

Tatsuki se miró las uñas. Siempre las llevaba cortas, pero hacia dos días se le había clavado una astilla entre la uña y la carne y la molestia no pasaba.

La profesora le había llamado la atención. Era el quinto día del mes que llegaba tarde por quedarse dormida. La profesora le advirtió que si seguía retrasándose tendría que recuperar el tiempo perdido al final de la clase, afortunadamente la regañina no duro mucho debido a la llegada de los nuevos alumnos.

Al parecer eran conocidos de Ichigo, aunque por la cara que este había puesto no parecía que le hiciese mucha gracia tenerlos en la clase.

La chica se llamaba Matsumoto Rangiku, el bajito Hitsugaya Toshiro, el que no se sabía si era calvo o si tenía el pelo afeitado al cero respondía al nombre de Madarame Ikkaku, el de las cejas extrañas y comportamiento afeminado era Ayasegawa Yumichica y el pelirrojo con cara de pocos amigos se llamaba Abarai Renji.

Tatsuki bostezó y se frotó los ojos por décima vez consecutiva. Últimamente dormía mal. Las cosas estaban cambiando, se notaba en el ambiente.

Antes de verano se había sentido dolida por el distanciamiento de Ichigo.

Notaba como incluso Orihime, su mejor amiga estaba como en otra onda. Ellos cuatro, Ichigo, Orihime, Chad e Ishida formaban un extraño y cerrado grupito.

Si, todavía dolía.

Tatsuki frunció el ceño. No se iba a dejar vencer por las circunstancias. Si Ichigo ya no valoraba su amistad no era su culpa. ¿Acaso había hecho algo para molestarle? ¿O a Orihime?

A mitad de vacaciones de verano había decidido centrarse en sus cosas y ser fuerte como siempre había sido. No necesitaba a nadie para seguir adelante. Las artes marciales le ocupaban casi todo su tiempo, de todas maneras.

Lo que la corroía por dentro eran los sueños y las cosas extrañas que estaban ocurriendo a su alrededor.

A veces juraría ver enormes seres monstruosos y deformes pululando por la ciudad, impregnándola de una extraña energía negativa.

Por las noches, cuando trataba de dormir oía voces, gritos, suplicas, lamentos, lloros... Sus sueños se teñían de sangre, y solía alzarse de la cama exaltada a eso de las 3 o 4 de la mañana, con el corazón latiéndole tan fuerte en el pecho que parecía que iba a explotar.

Normalmente lo habría hablado con sus dos mejores amigos, Ichigo y Orihime... Pero vistas las circunstancias no se atrevía. ¿Qué diría Ichigo si le contase lo de sus visiones ¡Incluso a veces le había visto a él, con ropas de samurái negras!

La tomaría por loca y le dejaría de dirigir la palabra, seguramente.

-¿Tatsuki-chan? ¿Estás bien? - la voz de Orihime la saco de sus ensoñaciones. La campana que daba por finalizadas las clases había sonado hacía rato y se había quedado sentada con la mirada perdida.

- Sí, sí. - respondió levantándose y rascándose su corta cabellera oscura. - Estaba pensando en cosas y he perdido la noción del tiempo...

- ¡Oh! - Orihime le pincho el brazo sonriendo- ¡Tatsuki-chan está enamorada y no me lo ha dicho!

-¿Eh? - Tatsuki negó con la cabeza violentamente- ¡No es eso! ¡Nada que ver!

Las dos jóvenes salieron de la clase hablando alegremente y a Tatsuki se le alegró un poco el corazón.

Como siempre la comida de Orihime era de lo más peculiar. Esta vez había traído un bocadillo de miel con atún y naranjas.

Las chicas estaban sentadas en su mesa de siempre hablando de sus cosas, cuando de repente de otra mesa en la que estaban sentados Ichigo, Chad, Ishida y los alumnos nuevos se acercó la chica nueva, Matsumoto Rangiku.

- Inoue-san - llamó la mujer sonriendo amablemente- ¡Tenemos que contarte un montón de cosas sobre nuestras... vacaciones! ¿Podrías venir a sentarte con nosotros un momento?

Tatsuki no dijo nada, pero sus labios se tensaron en una línea severa. Cuando Orihime se levantó y sonriéndole le pidió disculpas por irse, una horrible sensación se apoderó de Tatsuki.

Sin decir nada se levantó y salió de allí.

Necesitaba respirar aire fresco.