Me decidí a subir otra historia de Jimmy Two Shoes. Al igual que el anterior, lo escribí hace un par de años. Sin embargo, aún no está términado, por lo que le daré conclusión conforme publique el resto de los capítulos.

Como el título sugiere, este fanfic trata de la llegada de Jimmy al extraño mundo de Myseryville, el cual, lejos de temer, le resulta una nueva experiencia y así podrá iniciar una nueva etapa en su vida, conociendo nuevos amigos y volviéndose reconocido.

Como siempre, espero que lo disfruten.

EDIT- Reedité un poco este capítulo, con tal de mejorar su presentacion.


Una especie de agujero negro se abrió de forma inestable, desentonando con el cielo naranjo de Myseryville. Fue un fenómeno que duró apenas un par de segundos, pero traería enormes consecuencias gracias al ser que vino desde dicho agujero. Un chico humano de 14 años, muy alto para su edad, pelo rubio, nariz fina pero rojiza, con polera verde clara y jeans con un doblez en la zona de los tobillos, caía a toda velocidad desde el agujero, mirando hacia abajo. Mientras gritaba de la adrenalina y el miedo, se notaba la falta de uno de sus dientes en la parte superior. La caída libre le produjo una suerte de cosquillas en todo su cuerpo, pero especialmente en su estomago y al interior de su boca, por el aire que pasaba por la abertura de su diente ausente, al punto que se escuchaba una suerte de silbido.

Para su suerte, el chico cayó en un frondoso bosque, en un conjunto de grandes árboles que amortiguaron su caída gracias a las ramas y hojas. Aún así, cayó de frentón al suelo cubierto de pasto, su piel casi blanca tenía múltiples marcas por el constante roce con las ramas y su ropa estaba arrugada y manchada con tierra.

Luego de un rato y pasado sus dolencias (que no eran realmente graves), se levantó sorprendido por el ambiente que no le parecía nada conocido, no se preocupó por sacudirse y solo tendía a mirar a ambos lados el nuevo mundo, el extraño color anaranjado del cielo a medio día y una extraña criatura cerca de él, de color morado, gordo, de 3 ojos y espinas sobre su columna, que presenció su caída. El chico era más pequeño que la criatura con tentáculos por brazos y pies, se miraron de frente, ambos con latidos acelerados en su corazón por ver algo desconocido. El chico lentamente movió su boca y gritó fuertemente:

-¡Guau!- mostrando una enorme sonrisa de felicidad y emoción.

El monstruo por su parte, mientras reconocía la forma extrañamente familiar del humano, se asustó de su repentino grito y huyo despavorido. El chico comenzó a maravillarse por las cosas nuevas que tenía por delante, significó para él que pasara lo que pasara, sería el momento perfecto para dejar atrás lo malo e iniciar de nuevo.


La metrópolis de Myseryville era un sitio repleto de monstruos, criaturas y otras abominaciones, y estos eran dominados por la tristeza, producida principalmente por la política del dictador mundial, Lucius Atroz VII. Su familia ha estado en poder durante miles de años, y si bien ellos tuvieron una etapa negra en donde perdieron todo prestigio y eran considerados menos que basura, Lucius VII recuperó su antiguo estatus gracias a su constancia, empleados talentosos, y la victoria sobre enemigos que querían dominar el mundo que, por derecho, le pertenecía. Lucius hacía lo que le daba la gana con sus súbditos, los obligaba a comprar sus productos para la tristeza, y no contento con ello, enviaba robots o bestias sin control que causaban enormes desastres. Este era el día en que después de 3 meses de tranquilidad, liberó a un monstruo que uno de sus empleados había capturado en un terreno hostil. Nadie podía ver su forma real, solo se especulaba que era una enorme masa viviente, pero era tan veloz y destructivo que la gente solo se limitaba a huir.

El humano forastero llegó a la ciudad en plena devastación, viendo como las criaturas de todos colores y formas creaban una estampida, en dirección contraria a donde él iba. El chico iba caminando tranquilamente al interior de la ciudad, consciente de lo que estaba viendo. Se le acercó volando un niño con forma de mosca y tamaño de un perro, con boina de cuero de los años 20.

-Señor- dijo el niño -¿Usted no tiene miedo?

-¿Por qué debería?- dijo el chico con un gran entusiasmo -Quiero saber lo que ocurre, eso me ayudará a superar el temor a lo desconocido.

-¡Guau!- dijo el niño mosca, que encontró increíble lo que dijo el chico, aunque no lo entendió del todo –Oiga señor, ¿cuál es su nombre?

-Bueno pequeño, me llamo Jimmy…

El niño estaba muy atento a los 2 zapatos de color negro con franjas blancas del humano, era poco habitual que una criatura de Myseryville usara zapatos, la gran mayoría no los necesitaban.

-2… Zapatos- dijo el niño interrumpiendo al chico, mientras apuntaba una de sus 6 patas a los pies de Jimmy.

-¿Eh?- dijo Jimmy, mirando hacia sus zapatos –Bueno, sí, son bonitos ¿Verdad? Cuando me los regalaron, me había dicho que eran marca "Touche´s", francés, creo. Como decía, me llamo Jimmy…

-¿Two Shoes?- interrumpió de nuevo el niño, aludiendo que ese era el apellido del humano.

-¿Cómo?…

Antes que Jimmy dijera otra cosa, apareció la mamá mosca, igual de grande que Jimmy, maquillada y con una extravagante peluca color castaño con forma de cono de helado invertido. Tomó una de las 6 manos de su hijo para huir, pero su hijo no se resistió a presentarle al chico de los 2 zapatos.

-Mami, te presento al señor Jimmy Two Shoes.

-Eh…- dijo Jimmy, tomado por la sorpresa de ser llamado así –Mi nombre no es…

Mientras Jimmy hablaba, la mamá mosca lo miró de pies a cabeza, sintiendo un enorme escalofrío por las facciones tan familiares que tenía el chico.

-Tú… te pareces a…- dijo la mamá mosca con voz temblorosa.

Gritó despavorida y echó a volar velozmente, llevando a su hijo de la mano.

-¡Adiós, señor Jimmy!- gritó el niño, agitando una de sus patas para saludarlo a lo lejos, y Jimmy le devolvió el gesto.

-Que niño tan agradable…- dijo alegremente Jimmy, mientras los veía huir -que apellido tan agradable ¡Esta es la historia del pequeño Jimmy Two Shoes! Je je, vaya, me recuerda a un cuento antiguo.

Luego, Jimmy siguió adentrándose tranquilamente al interior de la metrópolis, como si ignorara los rostros aterrorizados de las criaturas que huían en la dirección contraria.


-¡Que aburrición! ¿Hasta cuándo terminará esto?

Beezy J. Atroz es el hijo del dictador y único heredero de su legado. Una extraña mezcla de demonio rojo y un toro, era muy alto, con un par de cuernos pequeños pero gruesos, orejas de chivo diminutas para su tamaño, corpulento y tanto sus manos como sus pies descalzos tienen enormes pezuñas por dedos. Usaba un traje formal negro para fiestas de gala, debía vestir así para participar en los proyectos de su padre, que lo presionaba para adquirir el mayor conocimiento posible y tomar el relevo como futuro dueño del mundo. Lo acompañaban 4 escoltas de la guardia personal de Lucius, enormes bestias peludas parecidas a un yeti, con uniformes de soldados vikingos y cuernos grandes. Veían como la criatura que soltaron destruía la ciudad, tomando datos y aprendiendo las distintas formas de causar tristeza, pero Beezy no sentía pasión por ello. Era alguien engreído, estirado y algo bobo, pero sobretodo, muy flojo, sin una motivación que le hiciese darle un rumbo a su vida.

Estaban a una altura segura en un helicóptero, contemplando la caprichosa devastación de la metrópolis, ya era una costumbre destruir grandes ciudades y reconstruirlas, pero los habitantes que se asentaron ahí ya no podían volver a su antiguo hogar. Estaba completamente vacío… o eso es lo que pensaban, porque uno de los escoltas de Beezy miró hacia abajo con unos binoculares y vio la figura de Jimmy en una esquina de una calle, que miraba a todos lados mostrando una sonrisa, no se veían signos de temor o tristeza. Cerca de él, otra criatura peluda blanca huyendo.

-¡¿Qué haces chico?!- gritó aquel ser con voz muy ronca -¡Si no te vas, ese ser vil te va a matar!

Sin más que decir, huyó a toda prisa mientras Jimmy se mantenía en donde estaba y seguía mirando a todos lados con mirada inocente. Cuando mira hacia arriba, ve el helicóptero de Beezy y amistosamente lo saluda. El escolta ingenuamente le devuelve el saludo, pero inmediatamente se retracta y le avisa a Beezy.

-Señor, creo que debería ver abajo- dijo con voz exageradamente ronca.

Beezy, sin entender por qué el escolta le dio esa indicación, recibió el binocular y miró al chico.

-Según mis conclusiones- dijo Beezy con seguridad -, se trata de un chico adolecente… y está parado en una esquina, me parece que quiere cruzar la calle.

Los escoltas lo miraron con incredulidad.

-Le pedí que mirara abajo- dijo el escolta que vio a Jimmy –porque me pareció curioso, ese chico se ha atrevido a quedarse en el medio de la ciudad. Es como si no estuviera asustado.

-¡Oh no, tienes razón!- dijo exaltado Beezy -¡Hay que provocarle tristeza, pronto!

-Señor ¡Su criatura ha superado las expectativas, causando más tristeza de lo que esperábamos! ¡Es solo cuestión de tiempo que se deshaga de él!

-¿Y esperar a que fracase? Ni lo piensen, nada de relativi…ciones… o como sea que se diga. Si quieres que algo salga bien, debes hacerlo tú mismo. ¡Bájenme, ahora!

-Eh… Señor, su criatura es sumamente salvaje, se ha intentado domesticar, pero es un cerebro de piedra y no obedece órdenes. Va a ser muy arriesgado si usted se atreve a bajar.

Pero Beezy era otro cerebro de piedra, se puso el arnés y saltó del helicóptero bajo la mirada de espanto de sus escoltas, quienes veían que no se puso la cuerda que le evitaría chocar directo contra el suelo.

Jimmy miró hacia abajo al notar como una sombra aparecía de repente y gradualmente se acortaba en el medio de donde éste se ubicaba. Miró hacia arriba y pudo apreciar un gran bulto rojo y negro cayendo hacia él, pero solo se limitó a mirarlo impresionado y paralizado, sin hacer nada para salvarse. Por si fuera poco, un enorme ruido se acrecentaba con una enorme corriente de polvo acercándose a gran velocidad. Antes de llegar a Jimmy, el monstruo que produjo dicho polvo saltó a gran altura y atrapó a Beezy en el aire, llevándolo a lo lejos.

-¡No fue tan buena ideaaaa!- gritaba Beezy mientras la bestia se lo llevaba.

Jimmy se recuperó de su bloqueo mental, luego que le cayera polvo en la cara, y siguió a la criatura. Luego de unos minutos corriendo, vio a Beezy tirado en el suelo, boca abajo, su cuerpo parecía retorcido, su traje negro rasgado y su cabeza y pecho estaba cubierto de algo parecido a la baba. Este levantó la cabeza mirando a su frente.

-Ah… He pasado por cosas peores- dijo Beezy tranquilamente, como si estuviera acostumbrado al dolor.

-¿Estás bien?- dijo Jimmy una vez cerca de Beezy.

Beezy reconoció a la persona que buscaba para provocarle tristeza, se levanto como pudo y aguantando el dolor para encararlo.

-Oye, ¿quién te crees tú para quedarte en medio de este desastre y no sentir miedo?

-¿Por qué caías de ese helicóptero?

-Los proyectos de mi padre son muy importantes, debo supervisar que todos los que sean atacados por estos, sientan tristeza y miedo, pero TÚ- dijo esa última palabra con energía y cantado –no estás ni triste ni miedoso. ¡Estás arruinándolo todo!

-¿Por qué quieren hacer tristes a las persona?- dijo Jimmy con genuina curiosidad.

-Eh… bueno, no sé todavía. Aún soy nuevo y no me han explicado muchas cosas… o tal vez no prestaba atención, a veces, Sammy habla cosas tan aburridas…

Mientras hablaba, Beezy observaba con mucho detalle a Jimmy, y frunció el ceño cuando comenzó a distinguir rasgos familiares en él.

-Oye- dijo Beezy -, te pareces a alguien… pero no me puedo acordar.

-Bueno, no eres el único que lo dice.

Nuevamente se oía un ruido gigantesco con una enorme nube de polvo, la criatura venía a toda velocidad a atacarlos.

-Prepárate chico- dijo Beezy con confianza y soberbia-, nuestra gigantesca y terrible criatura viene a destrozarte por tu intromisión a no sentir miedo.

-Pero a ti te acaba de atacar- dijo Jimmy -¿No crees que volverá a destrozarte también?

-¡Ay, mamá!- dijo Beezy, perdiendo toda su confianza gracias a la lógica de Jimmy -, ¡¿Por qué me lo recordaste?!

La criatura estaba a punto de llegar y Beezy abrazó a Jimmy del temor, este último sentía su corazón latir más rápido. Repentinamente, la criatura se detiene a un par de metros, levantando aun más polvo con la fricción de sus pies al frenar. Ambos miran con espanto a ver lo que hay detrás del polvo, y una vez disipado, se calman y alegran al ver finalmente a la criatura. No era una enorme bestia como Beezy creía, si no un pequeño y aparentemente tierno cuadrúpedo de color grafito, un solo ojo, pequeñas orejas negras debajo de unos cuernos y el comportamiento de un perro. Jimmy se acercaba sin pensar.

-¡Oh! ¡Qué lindo!

Sin embargo, la criatura mostró enormes caninos donde brotaban unas burbujas de baba. Jimmy cambió en un instante la expresión de su mirada, de alegre y jovial a asustado y angustiado, igualmente lo hizo Beezy. El pequeño perro cíclope solo se detuvo para reconocer a sus presas y tomar impulso, movía sus patas a gran velocidad y levantaba polvo detrás, como si un auto arrancara arrastrando los neumáticos al asfalto antes de partir. Dicho y hecho, se lanzó a gran velocidad hacia los 2, y estos se hicieron a un lado para dejarlo pasar sin lastimarlos, iniciando una huida al lado contrario. Jimmy encontró un enorme agujero debajo de una gran cantidad de escombros, le indicó a Beezy con la mano y ambos entraron sin saber qué había debajo, Jimmy entró rápido por ser bastante delgado, pero Beezy quedó atorado al ser muy robusto, por lo que Jimmy tomó sus manos para ayudarlo y lo sacó de ahí. Más calmadamente, vieron que era un enorme sótano, muy bien conservado a pesar de la destrucción.

-Supongo que debería agradecerte- dijo Beezy con algo de recelo por lo que decía -, si salimos de esta, te lo pagaré. Pero por favor, no le menciones de esto a nadie… aunque mis guardias ya lo saben, pero les obligaré a no decir nada.

-Ah, no te preocupes- dijo Jimmy, agradecido del cumplido -, es algo que siempre hago: ayudar a los demás. No me importa si no son buenos conmigo o no me sepa sus nombres… a propósito de nombres, aún no me has dicho el tuyo.

-Ah, claro. ¡Me llamo Beezy J. Atroz!- dijo con una gran soberbia y llevando su puño cerrado hacia su pecho -¡El heredero de este mundo y futuro portador de la tristeza!

-¡Guau!- dijo Jimmy muy sorprendido y alegre -¡Es bueno que hayas elegido tomar una responsabilidad tan grande para el futuro!

-Bueno… con respecto a eso, fue mi padre quien…

Beezy iba a mencionar que está obligado a tomar el relevo de la empresa y del mundo por su descendencia, y no se sentía a gusto con la idea. Pero se detuvo, no le contó a Jimmy esa parte, le parecía rara la interacción que había tenido con el chico, jamás había sentido tanta confianza y comodidad al hablar con alguien, ni siquiera con su padre, tal vez era por la situación por la que estaban pasando ambos.

Toda su vida, le habían dicho a Beezy que su linaje era uno de los más importantes y nadie era merecedor de vincularse con él emocionalmente. Ese pensamiento, sumado a su condición social, lo habían hecho engreído como a su padre Lucius. Este último disfrutaba ver sufrir a los habitantes de Miseryville para mostrarles a todos sus triunfos, los cuales no eran merecidos y, sin darse cuenta, Beezy estaba sumido en su propia tristeza interna, aunque si lo hubiese sabido, no habría mucha diferencia debido a que Lucius se interesa más en sus deseos egoístas que en su hijo. La razón que Beezy tomara su lugar era para dejarle todo el trabajo a él y tomarse unas vacaciones permanentes con su actual pretendiente, mientras recibía todo el dinero de su empresa y vivir como un hidalgo.

-¿Tu padre qué?- preguntó Jimmy expectante.

-Nah, olvídalo, ahora es tu turno de decirme tu nombre.

-Bueno Beezy, soy Jimmy…- Pensaba decir su nombre original, pero recordó el apodo que le dijo el niño mosca hace unas hora. Le gustó tanto que deseaba usarlo como su nombre, como una manera de poder iniciar la nueva vida que tanto ansiaba.

»…Two Shoes… ¡Soy Jimmy Two Shoes!

-Tienes rasgos extraños, Jimmy, pero ya los había visto- dijo Beezy -. No eres de por acá, ¿cierto?

-Exacto, en un momento veo una extraña luz y en otro caigo del cielo. ¡Fue fabulantástico! ¡Caí en un montón de árboles a gran velocidad!- mostró una enorme sonrisa, y Beezy pudo notar el diente faltante, pensó que se había salido con la caída que mencionaba Jimmy.

Una luz pasó por el agujero en el que entraron, y se oyó un sonido fuerte e intermitente, provenía del helicóptero de Beezy. Lo estaban buscando sus escoltas con preocupación, estaban a una altura más baja, pero temían llegar a piso por la criatura suelta, quien escuchó el sonido de la hélice y dio un enorme salto para atraparlos, pero tan solo rozó uno de sus patines de aterrizaje. Aun así lo desestabilizó y los obligó a elevar su altura.

-¡Ah, no vamos a sobrevivir!- dijo Beezy muy desesperanzado.

Jimmy estaba muy calmado, estaba pensando una forma de detener a la criatura y creyó haberla encontrado.

-Quizá si lo hagamos- dijo Jimmy muy sereno -, esa criatura no parece que quiera causar daño, tan solo no lo sabe.

-¿Qué quieres decir?- dijo Beezy escéptico.

-Posiblemente este estresado, asustado, ansioso, o tan solo quiere jugar. Si pudiéramos ganarnos su confianza…

-¡Oh no! No me arriesgaré a pararme en frente de esa criatura y perder la vida.

-Ya te atacó una vez y saliste ileso… eso creo. Estoy seguro que te dejó porque se cansó de jugar contigo y se fue a buscar algo para divertirse.

-¡Si, claro! ¿Crees divertido que algo te masque la mitad de tu cuerpo, te agite los pies de un lado a otro, te escupa al suelo y se suba a tu cabeza como a un juguete?...

Beezy pensó lo que dijo y puso una mirada de sorpresa, mientras veía a Jimmy mirarlo con una sonrisa sutil y sus ojos entrecerrados, tomó un enorme respiro al tener que darle la razón al chico humano.


Jimmy observó que la criatura no estuviera cerca, luego este salió del agujero. Beezy nuevamente quedó atrapado, así que Jimmy lo ayudó estirando sus brazos y tirándolo hasta salir. Beezy, bastante asustado, se estaba quejando del plan de Jimmy.

-Aun no estoy de acuerdo, me dijeron que no pudieron domesticarlo. No sé que hicieron con él, pero generalmente usamos cosas sencillas como electroshocks, latigazos, drogas y una que otra tortura para las bestias más problemáticas.

-Entonces si tratarlo mal no sirve, tratarlo bien pueda hacer la diferencia.

Beezy se resignó a la terquedad de Jimmy y siguió el plan. Se paró en medio de un cruce de calles y sin estar seguro de lo que hacía, comenzó a llamar a la criatura, que de inmediato lo escuchó porque se dirigía rápidamente hacia él con la enorme nube que generaba. Cuando Beezy lo vio frente a frente acercándose, se tapó los ojos con sus antebrazos y comenzó a temblar. En eso, se escucha un silbido intermitente, el pequeño perro cíclope se detuvo a un metro de Beezy para ver de dónde venía, a su costado derecho vio a Jimmy sosteniendo algo similar a un hueso. El pequeño lo observaba con bastante interés, y comenzó a jadear rápido con la lengua hacia afuera, se acercó a Jimmy con más lentitud que de costumbre y se sentó en frente de él para recibir lo que le parecía un premio. Jimmy lo arrojó y el pequeño fue por él, sin embargo, cuando lo recoge del suelo, se hace pedazos en su boca, no era un hueso, sino un trozo enorme de yeso con la forma de hueso. Luego de botar el yeso de su boca, se enfada y va tras Jimmy, este corría hasta llegar a una tubería de agua rota donde filtraba agua como una regadera, y al ver a la criatura cerca, se la presentó y este le brillan los ojos y cambia su objetivo hacia el agua. Bebió en gran cantidad para sacarse el yeso de la boca y recuperarse de su fatiga por toda la destrucción que causó, luego se relajó un poco. Jimmy le mostraba una barra de cañería metálica al perro.

-¿Sin rencores?- le dijo Jimmy por el hueso de yeso, acercándole la barra -¿Quieres jugar un rato, chiquito?

La criatura lo miraba con ira y recelo, pero al ver la barra en su mano siendo agitada, terminó por caer prácticamente en un trance hipnótico. En un instante se sintió entusiasmado, y cuando Jimmy lo arrojó, fue en su búsqueda y se lo trajo saltando contento para arrojarlo de nuevo. Nuevamente lo arrojó y nuevamente lo fue a buscar, y así lo fue haciendo sucesivamente Jimmy, mientras Beezy se acercaba con una cara de espasmo al ver que la criatura estaba relativamente bajo control.

-No lo puedo creer…- dijo Beezy anonadado por lo que veía-, ¡el plan si funciona!

Incluso Jimmy comenzó a darle un par de palmadas en su cabeza cuando volvía, pasando a ser una sobada en su lomo, luego la criatura le devolvía ese cariño con un par de lengüetazos en la cara de Jimmy. Después de muchas horas, la criatura por fin cedió y ya tenía total confianza con Jimmy, se dejaba abrazar por él, pero Beezy aun lo veía con recelo. La criatura lo vio y no tenía una reacción muy amable.

-¡No!- dijo Jimmy llamándole la atención al perro -¡Es un amigo! ¡Trátalo como a un amigo!

El pequeño dudó y miró a Jimmy, pero luego asintió y se acercó a Beezy, sorpresivamente abre tanto su hocico que lo masticó hasta la mitad de su cuerpo, le agitó sus pies de un lado a otro, lo escupió y se subió a su cabeza, como lo hizo hace unas horas. Pero ahora se bajó de él y le lamió la cara bastante mientras yacía como retorcido en el suelo y con baba en la mitad de su cuerpo.

-Ah… Ya no estoy seguro si he pasado por cosas peores- dijo Beezy, contento a pesar de su deplorable estado.

-Y pensar- dijo Jimmy mientras acariciaba al perro en su cabeza- que decían que eras un… servidor… ciervo… ser vil… ¡Eso es! ¡Te llamarás Cerbee!

El pequeño lo miró un rato, luego mostró una sonrisa y asintió, sacando además la lengua y jadeando rápido.

-Jimmy… - dijo Beezy con esfuerzo y parándose como podía – Lo lograste… pudiste controlar a la criatura y me salvaste... a medias. Eres como un ángel caído del cielo… básicamente porque caíste del cielo y debiste estrellarte con mucha fuerza al suelo… ¿Pero por qué le quieres poner Cerbee? Ni que quisieras tenerlo como mascota o algo así.

Jimmy mostraba un brillo en sus ojos, seguido de una sonrisa de oreja a oreja, le gustaba aquella idea, y Beezy no sabía qué decir.


Cuando hubo un prolongado periodo de paz en la metrópolis, el helicóptero de Beezy finalmente aterrizó en medio de la calle, los guardias iniciaron su búsqueda con un sentimiento de angustia, se mezclaban las preocupaciones por su señor con el horror de enfrentar directamente a la criatura. Pero corta fue su búsqueda y largas fueron sus caras al ver acercarse a un muchacho cualquiera, sosteniendo a una de las bestias más difíciles de controlar y domesticar en sus brazos, junto a su joven señor sonriente como nunca antes.

-Una pregunta, Beezy - dijo Jimmy pensativo -, si Cerbee era incontrolable ¿Cómo iban a hacer para detenerlo?

-Muy simple: esperando a que la criatura se cansara, le lanzamos dardos tranquilizantes, luego lo atrapamos en una red, luego lo atrapamos en una jaula de acero y lo llevamos con el helicóptero hacia nuestros laboratorios- Cerbee lo miró con sorpresa y enfado por el método que iban a usar contra él –El problema fue que nunca se cansaba, estuve desde ayer en la mañana esperando a atraparlo. Mi padre me obligó a permanecer despierto toda la noche porque no podíamos atraparlo directamente, no sin salir lastimados.

Jimmy no se impresionaba de las cosas y situaciones horripilantes que ocurrían a diario en Myseryville, su exacerbado optimismo no le permitía dimensionar lo malo de la vida, al menos no en toda su dimensión. Solo mostraba una sonrisa muy natural al dialogar con Beezy.

-¡Es un alivio que esté bien, señor Beezy!...- dijo uno de sus guardias, cuando ya estaban lo suficiente cerca para hablar –y pudo calmar a la criatura.

-Así es- dijo Beezy llevando su pulgar al pecho -, ese fue mi plan desde un principio.

-Entonces ¿No era un torpe intento de echar de la ciudad a ese chico?- mencionó uno de los guardias sin medir sus palabras, recibiendo un palmetazo en su nuca, cortesía de uno de sus compañeros, mientras otro levantaba su dedo índice hacia sus labios para sisear.

-Es punto es- dijo el cuarto escolta –que debemos llevarlo de inmediato a los cuarteles de Mysery Inc. y saber cómo se detuvo, la señorita Heloise estará complacida de experimentar con él. Al fin nos vamos a deshacer de este pulgoso.

Cerbee reaccionó con un lento sentimiento de rabia brotando, al oír la palabra «Heloise» y «experimentar». Beezy tenía razón en relación a las torturas que aplicaban a los animales, cuando lo capturaron de su hábitat natural, se resistió cada vez que pudo, pero siempre era castigado con electroshocks, latigazos y drogas. Eso, más que generar sumisión, le daban enormes deseos de destrozarlo todo. Cuando su adrenalina estaba al tope, mostró sus caninos, gruñía ruidosamente y su vista estaba fija en los guardias de Beezy, estos solo atinaron a mostrar espanto.

Jimmy se dio cuenta de ello.

-Beezy- dijo Jimmy -, no quiere ir. Por favor, ¿puedo dejármelo? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo?...

Beezy no sabía que decir.

-Si no lo llevamos- dijo uno de los guardias con voz temblorosa -, su padre se va a enfadar.

Cerbee, que se había calmado un poco cuando habló Jimmy, mostró sus caninos cuando habló el guardia, y este se espantó aun más.

-¡Aunque si usted lo desea- dijo exaltado otro guardia -, puede dejárselo al chico! ¡De todas formas, no tenemos ni los dardos, ni la red, ni la jaula para llevarlo de forma segura!… ¡Para nosotros!

-Ah, claro- dijo Beezy, como si recordara un detalle insignificante -. Se me había olvidado traer aquellas cosas, me las lleve para pescar en el río. ¡Ja ja! Vaya, no me imagino cómo le habríamos hecho para atrapar a este pequeño pulgoso.

Los guardias lo miraban anonadados de su ineptitud, mientras Beezy veía a Cerbee, que ya comenzaba a agradarle.

»Bueno, de todas maneras, no me importa que mi padre se enfade conmigo, ya es común en él. Así que, Jimmy… ¡Cerbee es tu nueva mascota!... ¿Has considerado cambiarle el nombre? Todavía tienes una oportunidad…

Ignorando que Beezy hablaba en serio, Jimmy le mostró una gran sonrisa, y Cerbee le agradeció lamiéndole la cara. Más tarde, los guardias abordaron el helicóptero, y Beezy habló con Jimmy antes de subir.

-Espero nos volvamos a ver pronto, Beezy- dijo Jimmy con entusiasmo.

Beezy intentaba aguardar las distancias, pero la personalidad extravagante de Jimmy lo hacía menos engreído.

-Mmm, así será, Jimmy –prometió Beezy.

Cuando Beezy subía al helicóptero, Jimmy tomó en sus manos a Cerbee.

-Eres genial, Cerbee, estuviste insistiendo todo el tiempo y al fin llegaste conmigo. Siento que lograste cambiar tu destino, chiquito.

Beezy escuchó la frase de Jimmy y quedó pensativo, estuvo meditándola todo el viaje en el helicóptero… «Cambiar tu destino».

-Vamos a casa Cerbee, a empezar una nueva vida- dijo Jimmy una vez ido el helicóptero. Pero este abrió los ojos casi por completo y puso una expresión como estando en una encrucijada.

»¿Y ahora donde vamos a vivir?