Waazzaaaaa!!

Pues he aquí mi primer fic de Dragon Ball, como casi todos mis fics, empezó por un "y si...?" y el de esta vez fue "y si Goku conociera a su papá?" y pues he aqui la historia que se me ocurrió, intenté hacerla de modo que cupiera en la historia original de Dragon Ball y Dragon Ball Z, además que se situa en los 5 años que hay entre cada una de las series, y ojala les guste.


My Son

I

Han pasado tres largos años desde la terrible batalla con Piccolo en el vigésimo tercer torneo de artes marciales y la Tierra se encontraba en paz, sin tomar en cuenta la violencia callejera que siempre amenazaba a cualquier bondadosa viejecilla al cruzar una calle llena de transito, y si ignoráramos también a los vándalos que se escondían en callejones oscuros para despojar de su dinero a cualquier individuo distraído que pasara por ahí. Si no contáramos eso, la Tierra se encontraba en absoluta paz.

Los enemigos poderosos se encontraban tramando sus estrategias meticulosamente para después buscar a Goku y hacerlo pagar por cualquier cosa que haya quedado pendiente. Preparándose para eliminarlo al fin y gobernar al mundo, entrenando o mejorando sus armas, como fuera que se prepararan, ninguno de ellos se preparaba tanto como Piccolo.

Oculto en lo más profundo de las montañas, este terrible enemigo jurado y eterno de Goku entrenaba ferozmente todos los días, a todas horas y sin descanso. Su única motivación era el odio interno que sentía por su enemigo, el desgraciado que había matado a su padre y que además se había a atrevido a derrotarlo en el vigésimo tercer torneo de las artes marciales. Pero pronto se vengaría por todo lo que le hizo, la nueva técnica que había estado preparando desde el día siguiente al final de aquel último torneo, estaba casi lista, se había tardado 3 años, pero valía la pena, estaba seguro que con aquella técnica terminaría con la existencia de ese maldito.

No sería hoy, claro, primero debía descansar un momento, el entrenamiento estaba resultando bastante duro, pero conforme pasaban los días el agotamiento físico se hacía menor, buena señal de que sin duda se volvía cada vez más fuerte. Esforzarse cada día más era importante, pues no dudaba que Goku estuviera haciendo lo mismo en esos momentos, seguramente él no se conformaría con el poder que hasta su ultimo enfrentamiento poseía, le mostraría técnicas nuevas sin duda, e igualmente poderosas, pero ninguna tan mortífera como la que él acababa de perfeccionar, ninguna técnica sería tan mortal como el "Makan Koo Sappoo".

Un día nuevo comenzaba, el sol comenzaba a rociar los verdes campos con su intensa luz rojiza desde detrás de las montañas. A esa hora temprana, todo mundo comenzaba a realizar sus actividades matutinas, así como también Goku lo hacía a diario.

Todas las mañanas salía muy temprano para entrenar un momento, y regresaba a casa justo cuando Chichi tenía listo el desayuno, ella preferiría mil veces que fuera a buscar empleo, después de todo, la Tierra estaba en paz y no era necesario que Goku entrenara tanto tiempo, por otra parte la fortuna de su papá se estaba agotando desde que se casaron y seguiría agotándose hasta que su pequeño hijo Gohan fuera a la universidad y hasta ese momento Goku se preguntaría si en verdad toda esa fortuna algún día se terminaría.

El caso era que esa mañana que Goku salió a entrenar, no era como cualquier otra mañana. Cuando salió de casa, despidiéndose de Chichi, sintió un terrible escalofrío recorriéndole la espalda, eso jamás antes le había pasado¿acaso era un mal presentimiento, o solo el frente frío que esa mañana llegaba desde el norte?, no le dio mucha importancia y se dirigió al lugar donde acostumbraba entrenar. Una superficie plana no muy lejos de casa, donde no había vida alguna, solo rocas grandes y una que otra cueva bien escondida por ahí.

Esa mañana se exigía aun más que antes, el extraño presentimiento de la mañana no lo dejaba en paz, martilleaba su cabeza de una forma brutal, sin dejarlo un solo momento, con cada golpe, cada patada que lanzaba al aire, el pensamiento estaba ahí. Constante. Después de un rato lo olvidaría, o pensaría que lo había olvidado, para seguir con su entrenamiento hasta el medio día.

Chichi tarareaba una canción desconocida, quizá la nota se la había inventado en alguno de esos días en los que preparaba la comida, en esos momentos preparaba el desayuno, mientras Gohan seguía dormitando, era sábado, por lo cual podía darse el lujo de dormir un poco más. Chichi se comportaba muy estricta con él y durante los días entre semana el pobre debía de estar despierto desde las 0530 alistándose para asistir al colegio.

Todo estaba listo, Piccolo se sentía con ganas de exterminar ese mismo día a su enemigo, por lo que comenzar desde temprano le ayudaría. "Al que madruga Kamisama ayuda" pensó con ironía y levantó el vuelo para dirigirse al hogar de Goku, lo encontraría y se daría el lujo de asesinarlo frente a su esposa, y con esa terrible imagen, iniciaría su reino de terror en todo el planeta, después se encargaría de los entrometidos amigos de Goku, comenzando por ese inútil enano calvo, junto con el viejo, y pronto nadie se opondría a él.

Riendo emprendió el viaje a donde la casa de Goku se encontraba, estaba histérico, la sola idea de imaginar a su rival muerto en sus manos le hacía feliz, y esa felicidad haría infelices a muchos. Aumentó su velocidad. Se moría de ganas por llegar donde Goku se encontraba, saldar cuentas y sacarle los intestinos.

Y fue entonces cuando se percató del extraño objeto que caía del cielo a gran velocidad, si no se apartaba en ese instante sería golpeado e inclusive hasta asesinado por aquella esfera. Logró esquivarla por pocos centímetros, sin embargo el aire caliente a su alrededor logró lastimarlo, con la mirada siguió la esfera, que impactó devastadoramente en la tierra, justo en el lugar donde Piccolo se encontraba momentos antes.

"Qué bien que decidí largarme o estaría hecho añicos bajo ese objeto" pensó Piccolo y decidió acercarse a la esfera para investigar un poco.

De la esfera, ahora enterrada en un enorme cráter, se desprendía un hubo blanquecino, Piccolo se posó a orillas del cráter observándola atentamente. Repentinamente liberó más aire al abrirse con un sonido de "ccchhhssssttt", al instante que una pequeña portezuela se abría lentamente.

El sudor corría por la frente de Piccolo y no era precisamente por la cercanía que había tenido con el aire caliente de la esfera, presentía algo muy raro acerca de esa esfera que cayó del cielo, era inquietante, podría decirse que sentía miedo y a la vez, esa esfera y su contenido, lo atraían, de alguna forma sabía lo que llevaba dentro, pero no estaba seguro de poder decir que era.

Una mano humana sobresalió del interior de la esfera y se sujetó al borde de donde se desprendió la puerta, Piccolo tragó saliva y siguió maravillado, incapaz de comprender el peligro que de aquella esfera saldría.

- ¡¿Pero qué demonios?! – Exclamó al ver al hombre que salía de la esfera. No podía ser él, puesto que él se encontraba en su casa, pero no podía estar en su casa si se encontraba saliendo de aquella extraña esfera.

El hombre salido de la esfera, que en realidad era una nave, se posó a un lado de ésta mirando a Piccolo, con el seño fruncido, lo miraba fijamente, calculando todos sus movimientos. Piccolo lo miraba sorprendido, no sabía si atacar o echarse a reír. Iba directamente a buscarlo para matarlo y el muy imbécil se aparecía cayendo del cielo en una extraña esfera, eso sólo significaba que había salido del planeta para entrenar, seguramente el entrenamiento que hacía en la Tierra no era suficiente para él, muy astuto, si, el desgraciado era muy astuto.

- ¿A qué demonios has venido…Goku? –

"Goku" salió del cráter y en el rostro se le notaba lo duro que había sido el entrenamiento, tenía una cicatriz en la mejilla izquierda en forma de cruz, su expresión estaba sumamente cambiada, no aparentaba ser el estúpido sonriente de siempre, ahora estaba francamente molesto, como si lo que veía a su alrededor le desagradara. Como si quisiera destruirlo todo. Miraba a Piccolo de reojo, dándole a entender que no merecía su mirada directa.

- Mi nombre no es Goku – dijo por fin el hombre salido del cráter.

- No digas tonterías, jamás olvidaría tu rostro – le espetó Piccolo cruzándose de brazos.

- Pues entonces me estas confundiendo –

- Si no eres Goku, entonces dime¿Quién demonios eres? –

- Eso no te importa, no es a ti a quien vine a buscar – dijo el hombre de la nave y se elevó por los cielos sin hacer más cazo, al ahora molesto, Piccolo.

- ¡¿Te atreves a ignorar al poderoso Piccolo?! – Gritó alzando el puño en muestra de amenaza.

- ¿"Gran Piccolo"? – Repitió el hombre de la nave despectivamente – ¿Te haces llamar "gran Piccolo" cuando tu poder de pelea es tan bajo?

- ¿Qué has dicho imbécil¿Quieres qué te demuestre qué tan poderoso puedo ser¿Acaso quieres morir? – Masculló Piccolo con su paciencia ahora perdida.

- Haces demasiadas preguntas y actúas poco –

- ¡Cállate! – Gritó Piccolo elevándose a gran velocidad en dirección al hombre de la nave. Éste lo recibió colocando su antebrazo derecho frente a él, donde el puño de Piccolo se impactó violentamente, mientras el hombre de la nave echaba su puño izquierdo hacía atrás para tomar impulso y lo lanzó con todas sus fuerzas al rostro de su enemigo. Hábilmente, Piccolo pudo esquivarlo y lanzar una patada hacía las costillas del hombre de la nave, doblándose un poco de lado, el hombre de la nave pudo resistir el impacto y sujetar la pierna de Piccolo, sin soltarla comenzó a dar vueltas cada vez más rápido, y lo soltó en dirección al suelo, donde, al impactar, levantó una enorme columna de humo y polvo. Todo quedó en silencio por unos momentos.

- Anda sal – gritó el hombre de la nave.

Pero Piccolo no salía. "¿Se habrá muerto de verdad?" pensó el hombre de la nave y decidió esperar un poco más. Esperó aproximadamente dos minutos más y Piccolo seguía sin emerger a la superficie, se cansó de esperar y se marchó volando al parecer sin destino alguno.

Continuara...