Disclaimer: Vocaloid no me pertenece. Las crónicas del mal tampoco. De haberlo hecho, Riliane y Allen cometerían incesto, Ney tendría un enamoramiento con Allen, Elluka y Leonhart habrían salido aunque terminaron mal, pero Leonhart estaría enamorado de la reina Anne y Clarith y Riliane se gustarían en el monasterio. Por suerte y salud mental de los fans... No me pertenece.

Sumary: Ella era cruel, egoísta, infantil y malcriada ante los ojos de los demás. Sin embargo, Leonhart veía en ella a la reina... A su reina Anne. Y a pesar de todo lo que hizo y hacía, no podía odiarla. Drabble.


Cada rosa tiene el mismo aroma. Cada lirio tiene la misma ternura.


Leonhart, con su amada armadura carmesí a la vista de los demás, admiraba la pequeña y menuda figura de la princesa Riliane que aún estaba sumida en el llanto. Todo había sucedido tan rápido; la princesa peleando con el ministro, la princesa siendo atacada por un sirviente, el cuchillo siendo detenido por Allen.

Ladeó la cabeza, curioso y sorprendido. Millones de pensamientos surcaban por su cabeza de manera rápida. Por alguna extraña razón, vio en ella a la reina Anne cuando fue atacada por el rey Orion en el baile de la rosa.

La princesa se sumió en una crisis nerviosa que dejó a todos anonados. Ni siquiera su hijo adoptivo, Allen, quién era la persona más apegada a ella, podía acercarsele. Cuando exigió con un grito una copa de vino blanco casi le da un soponcio. ¿No era eso lo mismo que Anne hacía cuando estaba asustada y necesitaba calmarse?

Riliane separó sus labios de la copa. Sus manos aún temblaban como gelatina, sin detenerse ni un segundo. Su corazón aún estaba acelerado de una manera inhumana. Posó la copa en la mano de Allen y volvió a taparse el rostro con las manos en un intento fallido de regular su respiración.

¿No era eso lo mismo que Anne hacía?

Sin embargo, lo que más le sorprendió fue cuando Allen, a pesar de la renuente princesa, se acercó y le dio un fuerte abrazo. Colocó su puño en su pecho, sorprendido. Era ver a Arth y a Anne abrazados —aunque se recordó que ambos eran hermanos, pero quizás Riliane no lo sabía—.

Cuando la princesa comenzó a ordenar la condena al sirviente, se alejó dispuesto a beber y emborracharse como hacía siempre que era el aniversario de la muerte de Anne. Le había prometido a su hija no beber, pero no estaba dispuesto a cumplirlo.

Y días después, cuando el cuchillo de Allen se enterró en su espalda, supo de quién venía esa orden. Pero no podía odiarla. No mientras se pareciera tanto a Anne. Prefirió cerrar los ojos y sonreír, imaginándose el dulce rostro sonriente del amor de su vida.


Lalalalala, las Crónicas del Mal debería tener su categoría en fanfiction. Sayonara.