Los personajes de este fic son propiedad de Hiromu Arakawa.

Aviso: Spoliers capítulo 15 / Episodio 25

TRAS LA CÁMARA

El estudio se mantiene intacto tras la puerta cerrada. El polvo cuantifica el tiempo que has tardado en atreverte a volver a aquella habitación La luz del pasillo matiza los contornos del escritorio y las estanterías repletas de libros mal colocados. La irrealidad se filtra entre las cortinas en forma de claro de luna que riela sobre los bordes deshilachados de la alfombra

Tus pasos apenas hacen ruido cuando atraviesas el umbral. Entras despacio, respetando el silencio. Intentando que tu presencia no apoque su recuerdo, porque esta noche le necesitas a tu lado, aunque no esté.

Con gesto cansado te acercas al el escritorio y prendes la lámpara auxiliar. Su luz resalta el abandono del lugar, tu culpabilidad ante su olvido. Toda una vida amontonada en una pila de cajas de cartón. Una ausencia encerrada en objetos que una vez le representaron y que dolían demasiado como para tenerlos cerca. Ahora la herida ha supurado de odios y rencores, ahora el olvido acecha tu mente y te empuja a buscar remembranzas por toda la casa. Registraste lugares posibles e inverosímiles que esquivaban aquella puerta cerrada hasta que te rendiste ante la evidencia

Escoges una de las cajas, cualquiera, y con parsimonia vacías su contenido por el suelo. Entre carpetas y documentos resbalan lápices mordisqueados que según él le ayudaba a concentrarse y al fondo encuentras un cenicero toscamente moldeado por Elysia que su padre designó como la mayor maravilla jamás realizada.

Con ansiedad creciente continúas revolviendo entre cajas y embalajes hasta que lo encuentras bajo su uniforme militar. Tan voluminoso que te cuesta sacarlo de las profundidades de tus mementos.

Acaricias distraída la piel de la sobrecubierta, recorriendo con tacto de ciego el bajorrelieve del cursi "Mis mejores momentos" que anuncia recuerdos inmóviles de momentos felices. Tiempo solidificado que reta a la rarefacción de la memoria.

Al abrir el álbum te devuelves la mirada con una expresión de felicidad que te sorprende haber tenido alguna vez. Reías divertida al observar su entusiasmo ante tu regalo, una cámara de fotos. Era un día soleado y decidisteis celebrarlo en el parque. Junto a él aprendiste a disfrutar de todos los días radiantes porque el desierto te lo había devuelto. Te lo había devuelto vivo pero transformado. Endurecido pero lleno de sueños e ilusiones. El futuro se extendía ante vosotros, había que agotar cada momento, plasmarlo en imágenes para la posteridad; Tú con un gran helado casi derretido que te apresurabas a apurar. Tú y una brisa traviesa revoloteando por tu falda. Tú mirando con anhelo a aquel niño de enormes mofletes… Los dos frente a la noria

Las lágrimas resbalan por el plástico protector. Parece que lloviera sobre la imagen borrosa. Con cuidado despegas la fotografía y la acercas al corazón. ¡Son tan escasas sus fotos! Llevas semanas recopilándolas, guardándolas para cuando Elysia sea mayor. Pero sólo has conseguido un puñado de ellas porque era él quien siempre se encontraba tras la cámara