El Potterverso pertenece a J. K. Rowling.
Esta primera viñeta participa en el minirreto de enero del reto anual Doce meses, una historia del foro Amor de Tercera Generación. Para esta pequeña historia he elegido a Lysander Scamander.
Doce uvas
o—o
I. Empezar con buen pie
Faltan apenas unos minutos para las doce de la noche. El fin del último día del año.
Y Lysander va a empezarlo completamente solo.
Nadie lo ha obligado a ello. Él se encargó de firmar en la lista de alumnos que pasarían las Navidades en Hogwarts en el último momento, para impedir que Lorcan hiciera lo mismo. Lys quiere mucho a su hermano, pero necesitaba pensar, que es precisamente lo que su hermano pasó los últimos días de clase intentando hacer.
En la oscuridad de su habitación, Lysander se toma unos instantes para sentirse imbécil. No por haber sido incapaz de concentrarse en las últimas semanas y haber suspendido la mitad de los exámenes, ni tampoco por haber ignorado el enfado de su hermano cuando descubrió que le había dado esquinazo; ni siquiera es por la carta que recibió ayer, en la que Lorcan, más tranquilo, se preocupaba por él.
No; lo que más le molesta de todo el asunto es que, a grandes rasgos, el motivo que ha tenido para pasar las Navidades en Hogwarts por primera vez en su vida no es otro que llorar por su ex novia. ¡Él! ¡Reducido a ese nivel de patetismo!
Ahora no está llorando, al menos no literalmente; Lysander sólo lloró por Angelica tras encontrársela enroscada como una serpiente alrededor de Louis Weasley, y se juró que sería la última vez. Pero, muy a su pesar, Lysander sigue colado por ella y el hecho de que la joven se riese de él de esa manera le duele.
A lo lejos, escucha la primera campanada del reloj. Lysander aprieta los dientes y estruja el rollo de pergamino que ya ha releído mil veces entre sus dedos.
Mientras suenan las siguientes campanadas, alisa la carta y observa las palabras de Lorcan; pese a la negrura del dormitorio, las letras amontonadas de su hermano resaltan contra la blancura del pergamino, y hacen que Lysander sonría y se olvide un poco de Angelica.
Y entonces se da cuenta.
La última campanada, el principio del nuevo año.
Lysander Scamander toma una decisión. Se pone en pie y, tras coger un par de cosas de la mesita de noche sale de la habitación, de la sala común de Slytherin.
Espera que Filch esté celebrando la llegada del nuevo año emborrachándose o algo así, porque lo último que necesita Lys ahora es que lo castiguen por andar a medianoche por los pasillos. Cuando llega a la lechucería garabatea unas cuantas palabras en un pedazo de pergamino, lo enrolla y lo ata a la pata de una lechuza que echa a volar hacia la primera noche del año.
Lor:
Siento haberme quedado en Hogwarts. Quería que me dejaras pensar, pero ahora creo que prefiero que me lo impidas. Diles a papá y mamá que los echo de menos. Y que pienso recuperar las asignaturas que he suspendido para no tener que repetir sexto.
Por cierto, perdona por hablarte mal el otro día.
Feliz Año,
Lys.
Lysander sonríe mientras observa a la lechuza alejarse, deseando que Lorcan vuelva ya de casa. Que su hermano vale más que todas las Angelicas del mundo.
Notas de la autora: Más que el desamor, lo que le pasa a Lysander es que se ha dado cuenta de que estaba dejando demasiado de lado a su hermano. En fin, ésta es mi primera participación. Si alguien tiene curiosidad por la ex novia de Lys, está todo en De cómo Lysander tuvo su primer desengaño.
En fin, ¿qué os ha parecido?
