La promesa de que la vida puede continuar
Capitulo 1: La decisión
Hace un mes que llegue al 12…mi casa. Todavía estoy rígida, mis músculos me duelen ya que no me he levantado hace días de mi mecedora. A veces pienso que nunca lo haré, que nunca me recuperaré. Siento este dolor en el pecho, este vacío y esta sensación de que me voy rompiendo por dentro, las grietas avanzan por todo mi cuerpo causándome dolor y vacío. Este vacío que siento desde la muerte de mi hermana...Prim. Mi hermana, que con solo catorce años era mucho mas madura que yo y que veía, realmente, como era la vida y lo duro que es vivirla. Prim, que me ayudó tantas veces cuando tenia problemas por Peeta, por lo que sentía, que me ayudo en mi dolor tantas veces. Todavía no puedo creer que mi pequeña ya no esté mas conmigo.
Todo me recuerda a ella y hace que mi dolor y vacío sean mas intensos: Buttercup, ese gato odioso que la sigue buscando y parece que nunca se va a rendir; la mesa, donde la veía tan madura trabajando con mi madre ayudando a los hombres y niños que venían a pedir ayuda; la sala, donde la veía recostada acariciando a su gato horroroso; el patio, donde pasaba horas sentada admirando nuestra nueva casa….
Todo.
No puedo explicar lo que siento cada vez que veo alguno de esos lugares donde estuvo, es algo muy fuerte que hace que mis lágrimas broten sin control, que hace que me caiga sobre mis rodillas y con las manos me tape el rostro como si quisiera tapar mis lágrimas y salir de la realidad.
Hoy, sentada en mi mecedora esperando que venga Sae La Grasienta para hacerme el almuerzo, sostengo el medallón que Peeta me dio en la arena y observo lentamente la foto de mi preciada Prim.
De repente, algo crece en mi interior, es como una pequeña chispa que se metió en mí, es la fuerza que me da ver los ojos de Prim reflejando paz y esperanza y ver esa sonrisa que emana felicidad. Esa sonrisa…esa sonrisa es la que me dice que no me puedo dejar vencer, que tengo que seguir y vivir y ser fuerte por ella.
Por ella…por protegerla fui a cazar, por protegerla fui a Los Juegos Del Hambre, para que sea feliz y tenga una vida digna seguí con la rebelión y ahora…está muerta pero tengo que honrar su memoria y ¿Qué estoy haciendo? me estoy dejando vencer y no puedo seguir así…
Voy a vivir, voy a ser feliz por ella pero solo me falta algo y no logro descubrirlo… ¿Será que necesito a mi madre, a Gale o a Peeta conmigo? ¿Necesito sus brazos, sus consejos, necesito a alguno de ellos ahora? Si…en realidad necesito a los tres pero sé que están ocupados y me duele.
De pronto su presencia en mi casa me inquieta, ¿Qué hace aquí?...
