Hola a todo el mundo, aqui me paso para dejar el primer de los 10 drabbles que estoy escribiendo para un concurso, pero que decidí también publicar aquí al mismo tiempo. Este es el primero de todos ellos, o al menos con el que yo empecé. Así que espero que lo disfruten. Cuidense... Bye

Atte: Andreaeb182


Siempre escuchado y ya no te creo,

¿Por qué no te entiendo?

¿Por qué estás tan lejos?

(La carta, Heroes del Silencio)


Palabra: Bufanda

Hace mucho tiempo leí tus cartas. Hace demasiado tiempo, desde que las abrí y me sentí sin fuerzas para contestar cada una de ellas, y vi con tristeza como dejabas de escribirme, aumentando el lapso entre una y otra, hasta que simplemente dejaron de llegar.

Te noté distante y hasta fría, pero supongo que se debe a mi negativa para contestarte, presumo que yo también reaccionaría así en tu lugar. Y es que ya son mil pedazos de cielo y de agua los que nos separan. Milenios nos distancian, mientras yo continuó igual y tú evolucionas.

Quise romper tu recuerdo, tu maldito recuerdo para superar el miedo hacia ti, para superarte. Pero, Maldita sea, no lo consigo. No logró superar tu sonrisa, no logro superar tu voz. Y no me entiendo. No me comprendo, porque no te contesto, porque no te entiendo, y porque me mantengo tan lejos cuando en realidad te deseo cerca.

Y es que sé que siempre he sido así, y no tengo remedio. Y si me preguntasen, tampoco deseo tenerlo. Me he acostumbrado a ser así, a actuar así y a vivir así. Tengo siglos de existencia y dudo mucho que logre cambiar tan fácilmente. Y aunque lo duden, en mi cabeza hay más que el miedo hacia ti, el miedo hacia mí y a tus cartas sin contestar.

Aunque aún no se a donde se han escapado mis demás pensamientos, porque solamente logro pensarte a ti. Solamente logró tocarte con mis sueños a tu figura. Y he llegado a pensar en romper tus cartas, que me recuerdan todos los días lo débil que he llegado a ser. Lo débil que me has hecho. Y lo débil que quiero ser.

Me he visto obligado a distraerme, a permanecer en una rutina, para olvidarte, para olvidarme. Para expulsar de mi mente tus malditas cartas, que no dejan de atormentarme. Me he visto obligado a buscar consuelo en otras actividades, por miedo a volver a tocar alguna canción. Por temor a que algunas distantes notas me recuerden tu voz y me hagan pensar otra vez en ti, más de lo que ya lo hago.

Y lo he intentado todo. He escrito, pero terminan siendo concepciones dolorosas de ti, por lo que lo he dejado. He dibujado, pero siempre es tu rostro el que aparece al final de cada uno de mis trazos, y he intentado fotografiar, pero el recuerdo de tu sonrisa detrás de la cámara es suficiente para mantenerme alejado de cualquier cámara.

Y ahora, me entretenido tejiendo. Tejiendo mis tristezas y tejiendo mi soledad. Tejiendo hebras de dolor y de realidad entre mezcladas, mientras mis manos se mueven rítmicamente, secuencialmente siguiendo un patrón, siguiendo una sincronía. Bordando, tejiendo.

Y al final de cada tarde, luego de maldecirme por mi debilidad y de maldecir tus cartas y tu recuerdo, que permanece grabado en mi alma, con tu rostro de niña y tu sonrisa de ángel, noto nuevamente que he terminado otra bufanda.

Otra más para mi colección personal. Otra bufanda más donde entrelacé mis miedos y mis pensamientos. Donde te vertí y te plasmé. Donde te amé y de olvidé. Otra bufanda más, para acompañarme en las noches, para rodearme, para permanecer junto a mí.

Y es que ya son cientos los días que lo llevo haciendo, al igual que la cantidad que tengo, las que he hecho. Y todas son diferentes, pero a la vez tan iguales. Todas llevan tu color, mi color, nuestro color.

Todas se han tejido en medio de recuerdos, coloreados de negro, azul y violeta. Todas llevan tu marca y la mía, llevan la parte de tu alma que logré tráeme a Inglaterra conmigo, y pedazos de la mía, que con el tiempo se han ido desprendiendo de mí. Y es que cuando te supere, y supere mi miedo hacia ti, prometo enviártelas. Todas y cada una de ellas te pertenecen, y serían las cartas que jamás te contesté. Serían los sentimientos que jamás te dije y que en silencio te profesé y aún viven en mí.

Serán mis disculpas y mis remordimientos, serán mis lágrimas y mis silencios. Será mi saludo y mi eterna despedida. Prometo envolvértelas con tus colores, para que te sorprendas y las aceptes. Prometo despertar tu curiosidad, para que me disculpes, por todo este tiempo. Por esta distancia, por este silencio.

Pero por ahora solo puedo seguir tejiendo, porque aún no supero mi miedo. Aún no me comprendo, aun no te comprendo. Aún no entiendo porque estoy tan lejos de ti. Y por ello, aún sigo tejiendo otra bufanda, que se llevan los pedazos de corazón que se han caído de mí. Y que todos y cada uno de ellos tienen tu nombre, Tomoyo.