N/A: Otro fic KOF… ¡Es que tengo KOFmanía! El título me lo copié, como ya se habrán imaginado, de Bridget Jones (xD). Lo que esté escrito en cursiva será lo que Mai escribe en su diario. Un MaixAndy y un poco de MaixJoe (que me trae con ganas desde hace tiempo).

¡Espero que guste!

DISCLAIMER: ninguno de los personajes pertenecen a mi persona, sino a SNK Playmore.

Capítulo uno.- Nunca suficiente

Andy Bogard: ¿cuándo serás mío?

Aún recuerdo la primera vez que lo vi. No creo haberme quedado con esa expresión estúpida durante tanto tiempo como ese día. Había recibido propuestas de bastantes hombres, buenos candidatos, apuestos… Pero ninguno me convencía, a pesar de que me trataban como a una diosa y eran perseverantes (cualidad a la que admiro), decliné a todos ellos con elegancia y serenidad. No tenían "la chispa", y eso que me esforcé por buscárselas.

No, definitivamente ninguno de ellos me impactó de la manera en la que ese muchacho lo hizo. Y era muy extraño: recuerdo que solamente me estrechó la mano cuando Kenpo Shiranui me presentó como su nieta. Me dedicó una fugaz sonrisa y volvió la vista al maestro, algo en él me hacía pensar que tenía deseos enormes de empezar ya con el entrenamiento para volverse un ninja Shiranui. No pude hacer otra cosa más que mirarlos alejarse a seguir recorriendo el templo. Pero mientras lo hacía, no pude evitar admirar a aquel muchacho: su largo cabello rubio, su forma de caminar, su delgada y atractiva figura…

¡Bueno, no quiero babear mi pluma! Mejor voy a dormir, porque si tengo que describir todo lo que me gusta de él, no terminaré hasta el lunes. Como siempre, esperando encontrarlo en mis sueños, mis memorias: Mai Shiranui.

Mai se recostó sonriendo: hace tiempo que no leía esa página. Estaba algo decepcionada, su equipo había perdido ese día en el torneo KOF, aunque estaba orgullosa de haber llegado a cuartos de final.

—Ya habrá otra oportunidad…— musitó para sí misma, porque en ese momento estaba sola en la habitación de hotel que compartía con Yuri y King. Ahora, sólo pedía con todas sus ansias que Andy, Terry y Joe ganen el torneo; después de todo, se había animado a entrar sólo para estar más cerca de Andy y ver si podía finalmente derretir ese duro corazón.

Estaba entretenida hojeando su viejo diario, lo tenía desde que era una pequeña niña de trece años, y a medida que pasaban cosas en su vida, iba aumentándole hojas, lo que convirtió al en un principio común y corriente cuaderno en una especie de Corán grueso, y decorado con corazones y chirimbolos de esa clase.

Varios días después concluyó el torneo, y dado a los acontecimientos extraños que hubo en las finales, no hubo equipo ganador. Esto enojó tanto a los participantes como a los fans, ¡era absurdo! Pero bueno, habría una definición al próximo año.

Mai se encontraba con el Fatal Fury Team; se había hecho gran amiga de ellos, y Terry y Joe no paraban de codear a Andy cada vez que ella estaba presente.

—Andy… ¿podemos hablar un momento?— pidió con mirada tierna Mai, a lo que los otros dos hicieron un burlón alboroto compuesto de chiflidos e imitaciones desastrosas de ladridos. Ella sólo pudo sonreír ante eso pero Andy enrojeció y miró con desdén al resto de su equipo.

— ¿Hablar?... Este… está bien— la guió hasta su habitación y cerró la puerta. — ¿De qué quieres hablar?— le preguntó como si estuviera perdiendo valioso tiempo. Mai se disgustó al ver que le hablaba de una manera tan fría.

—Bueno… quería hablar de "nosotros"— le dijo ella, entusiasmado, a lo que el muchacho sólo pudo hacer una mueca.

—¿Nosotros? Mai, no hay un "nosotros". Creo que te dejé en claro que somos amigos y todo… pero no pasa nada más que eso aquí— le dijo él, un tanto incómodo. Ya se lo había dicho de varias formas, indirectas muy sutiles, pero al parecer Mai se negaba a escucharlas, así que ahora tenía que ser franco. Ella no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas— ¡No, por favor: no llores…!

—¿Acaso no te parezco linda, Andy? Si es eso, dímelo de una vez…

—¿Qué no me pareces…? ¡Mai: tú eres una de las mujeres más atractivas que puede haber en esta Tierra…!— empezó a decir Andy, pero ella se dio la vuelta camino a la puerta mientras decía:

—No digas estupideces, ¿quieres? A ti no te gusto, hay un montón de hombres detrás de mí, pidiéndome matrimonio y dije que no por ti. ¡Sólo para que me rechaces!— Se sentía humillada y dolida, aunque era muy vanidosa, ni el hecho de ser rechazada podía hacerla sentir poco atractiva, porque sabía que tenía un físico envidiable, y siempre tenía en mente que ella había sido portada de varias revistas dedicadas al KOF, no necesariamente enfocadas en las peleas.

Al abrir la puerta, tuvo que retroceder unos pasos hacia atrás, porque Terry y Joe cayeron a sus pies.

—¡¿ACASO ESTABAN ESCUCHANDO DETRÁS DE LA PUERTA, MALDITOS INFELI…?!— rugió Andy, totalmente encolerizado, pero fue interrumpido por Mai.

—No se preocupen, muchachos, nada de lo que hayan podido escuchar es importante: al parecer nada relacionado conmigo lo es— Terry y Joe notaron como le brotaban lágrimas de sus ojos y trataba inútilmente de taparlas con una sonrisa.— Hasta mañana, muchachos— se despidió y salió dando un portazo.

Los dos amigos miraron a Andy severamente.

—¿Qué?— preguntó él, confundido.

—Nada, que eres un cretino…— respondió simplemente Terry. Andy frunció el ceño.

— ¿Estás ciego o eres imbécil?— preguntó Joe, mirándolo con ojos incrédulos— ¡Esa chica es un bombón y quiere estar contigo! ¿Estás demente?

—Lo que pasa es que no le gustan las chicas—comentó maliciosamente Terry— le gustas tú, Joe, ¿verdad hermanito?— Terry y Joe rieron, y Andy enfurecí más y más— Ya, fuera de bromas, ¿por qué no quieres con Mai?

—No lo sé— respondió Andy, encogiéndose de hombros y desplomándose en el sillón a ver un poco de tele.—Siempre está detrás de mí… ¡No me deja respirar!

—Amigo… si tuviera a Mai del mismo que la tienes tú…—suspiró Terry e hizo el ruido que hacen los perros cuando están agitados, con la lengua afuera. Joe se desternilló de risa, pero Andy lo miró de forma severa.

Al día siguiente, Mai tocó la puerta del departamento donde estaba alojado el Fatal Fury Team. Fue Joe quién abrió la puerta.

—Hola, linda ¿qué haces?— le preguntó mientras ella le daba un beso en la mejilla y la hacía entrar.

—¡Hola, Joe! ¿Está Andy?— dijo ella, mirando para todos lados en busca de su Romeo. "¡Diablos, esta chica no se cansa!" pensó Joe.

—Pues no… Salió con Terry al bar de King: hay una especie de fiesta, así que…

—Sí, oí de eso. ¿No sabes a qué hora volverá?— lo cortó Mai, claramente inquieta.

—No, se encontraron con unas amigas…— empezó a decir Joe, pero se dio cuenta en el instante en que Mai arqueó las cejas que había metido la pata. Estaba a punto de decir algo para remediarlo, como: "pero eran muy feas" o "Andy ni las registra", pero se sorprendió al ver que en la cara de la muchacha se dibujaba una sonrisa bastante melancólica e inquietante.

—Nunca seré lo suficiente para él, ¿verdad?— le preguntó, y sus ojos empezaron a brillar como anticipado un llanto de dolor. Joe no sabía qué hacer: era muy incómoda esta situación. Ni siquiera se le ocurría qué decir para animarla o hacerla sentir mejor, pero para su alivio, ella le desvió la vista y continuó hablando: — De cualquier manera, sólo venía a despedirme: me voy mañana…

—Espera, espera… ¿Qué?— saltó Joe—¿Por qué? Creí que habías dicho que te quedarías en South Town con nosotros.

—¿Qué sentido tiene, Joe? ¡Andy no me da ni la hora!— respondió Mai triste.

—¿Y qué importa eso? Somos tus amigos: si no te quedas por Andy, al menos quédate por nosotros que te queremos mucho— le pidió Joe, sincero. Ella bajó la vista, al parecer meditándolo. Aún no quería tomar ninguna decisión.

—Lo pensaré, ¿sí?— dijo después de un instante, Joe sonrió e hizo un movimiento con las manos, como alabándola, hecho que sólo pudo hacerla sonreír.—¿Por qué no fuiste con ellos?

—Ah, pues…— balbuceó Joe. En realidad sí iba a ir, pero al haber caminado unas cuadras notó que se había olvidado su billetera y volvió por ella. Pero una idea se instaló un su mente— La verdad, no tenía muchas ganas de ir. Pero ahora que estás aquí… No sé ¿quieres ir conmigo?

—¿Yo? Am… por supuesto, ¡vamos!— aceptó Mai, sin saber a ciencia cierta porqué había aceptado cuando no tenía muchas ganas. Tal vez el hecho de que iba a encontrar a Andy, pero diría que fue con Joe para no parecer tan acosadora. O tal vez la manera dulce en la que Joe la había tratado la hubiese hecho cambiar de opinión. ¿Quién sabe?