Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama. Si fueran míos pondría una cámara en la habitación de Levi y Eren para grabar lo que pasa todas las noches y venderlo a las fujoshis haciéndome millonaria :V .

Advertencia: Relación Chico x Chico (Yaoi), Angst, Lenguaje vulgar y próximamente Lemon.

N/A: ¡Hola! Gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia, este es mi primer fanfic, por lo que si encuentran errores les pido perdón.

Al final aclarare un poco las dudas y comentare algunas cosas, por lo que sin más por el momento les invito a leer y espero desde el fondo de mi corazón que les guste.


Las luces de aquel lugar apartado de la ciudad parpadeaban sin parar, se podía percibir el olor de cigarro y comida podrida por lo que había ratas que hurgaban en la basura. En los alrededores se encontraba desolado, rodeado de campos de cultivo abandonados ya hace varios años atrás. Sin presencia de vida humana, o al menos eso aprecia. Pero la realidad es que dentro de aquella bodega alejada de la civilización, se encontraban dos hombres que golpeaban brutalmente a un tercero, uno de ellos tomándolo de los brazos para levantarlo mientras que el otro lo golpeaba en el estómago haciendo que la víctima jadee en busca de aire. Una mujer de nombre Carla que se encontraba atada a una silla, miraba horrorizada como su esposo era golpeado por aquellos hombres, mientras sollozaba y suplicaba que pararan, siendo ignorada por parte de ellos.

Un niño de 10 años se encontraba en una esquina cerca de unas cajas de madera atado a un poste mientras veía la escena ante sí, asustado por ver cómo le hacían daño a su familia cerro los ojos haciéndose un ovillo, pensando que si se concentraba lo suficiente podría acabar con esa pesadilla, despertando en su cómoda cama con su madre a un lado diciéndole que todo había terminado, que las pesadillas no son reales. Pero desafortunadamente el destino tenía planeado otras cosas.

¿Cómo había pasado todo esto? Hace unas horas se encontraba con sus padres comiendo un helado en el parque después de haber salido a pasear una tarde de domingo, pero ahora se encontraba cautivo en ese lugar, amarrado de las muñecas mientras veía como su padre era lastimado por esos dos hombres mientras su madre se encontraba amarada en un silla frente a ellos, viendo directamente aquella escena.

Eren aparto la mirada después de ver como aquel hombre de piel morena cubierta de tatuajes y cicatrices lanzaba un puñetazo hacia la nariz de su padre, seguramente dejándola fracturada.

– ¡Vamos Grisha! ¡Defiéndete! Tu título de doctorcito no te sirve de nada ahora ¿eh? – exclamo el de piel morena llamado Boris, mientras dirigía otro puñetazo esta vez a la mandíbula de Grisha.

– Espero que conozcas a un buen cirujano plástico, porque después de esto sí que lo vas a necesitar – comento de forma burlona el otro señor que era alto de cabello rubio y piel pálida, su nombre era Alex. El sujetaba con fuerza a Grisha para permitirle a Boris continuar con los golpes sin ningún obstáculo.

– Déjenos ir por favor, no diremos de esto a nadie – suplicaba Carla mientras un par de lágrimas le salían por sus ojos – Juramos no presentar denuncia, ni siquiera iremos con la policía, solo déjenos ir.

Alex suelta a Grisha dejándolo en el suelo adolorido, mientras se dirige a la mujer, y agarrándola del mentón la obligo a mirarlo a los ojos – Lo siento preciosa, pero solo recibimos órdenes del jefe, no queremos acabar como ustedes ¿verdad? Aunque… – el rubio dirigió su mirada al niño que se encontraba llorando y temblando cerca de aquellas cajas vacías – Es una lástima que su pobre hijo vea a su padre humillado como la rata sucia que es.

El rubio suelta a la mujer y se dirige hacia el menor, y tomándolo de los brazos lo obliga a levantarse deshaciendo los nudos que lo tenían amarrado, para llevarlo arrastrando hasta quedar enfrente de su padre.

– ¿No te da vergüenza Grisha? Que al fin tu hijo vea a la escoria que tiene como padre. ¡Vamos! Diles lo que has hecho durante estos años, si eres los suficientemente hombre diles lo que hacías a sus espaldas – exclama esperando una respuesta, pero al ver que el doctor no dice nada, agarra al niño más fuerte y mirando a Grisha le dice con voz indiferente – Como quieras – y lanza un rodillazo hacia las costillas del menor, haciendo que este grite de dolor seguramente a causa de unos huesos rotos. El rubio lo suelta y sin dar tiempo a que el niño se recupere, empieza a lanzarle patadas por todo su cuerpo; brazos, piernas, estomago, muslos, cadera, espalda, no hay lugar que quede intacto ante los golpes que el hombre le lanza.

– ¡Eren! ¡Maldito hijo de puta! ¡Déjenlo! Los mando por mi ¿no? ¡Déjenlos a ellos fuera de esto! – gritaba mientras tratado de librarse del agarre de Boris, recibiendo como respuesta una patada por parte de el en la cabeza, dejando a Grisha aturdido por el golpe.

– No seas un maldito aguafiestas Grisha, ni que el bastardo valiera tanto – y dando una última patada en el estómago del menor, se aleja dejando a este hecho un ovillo, sollozando al sentir el dolor por los golpes que recibió y escupiendo un poco de sangre de la boca probablemente a causa de un órgano dañado.

Carla dirige su miraba hacia su hijo, tratando de reprimir el impulso de ponerse a llorar al ver su estado – ¡Eren! Tranquilo mi niño todo estará bien, saldremos de aquí pronto – la mujer lucha de nuevo contra las correas, pero es en vano, están demasiado apretadas.

Alex regresa con Boris y dirigiéndose una mirada cómplice, el moreno agarra de los cabellos a Grisha obligándolo a levantarse mientras Alex se posiciona enfrente de el con los brazos cruzados.

– Que esto sirva de lección para que aprendas que con nosotros no se juega, quisiste hacerte el muy listo y desafiarnos ahora pagaras las consecuencias – al terminar de decir esto, golpea su estómago tan fuerte que hace que Grisha se doble a causa del dolor.

– ¡Grisha! ¡Por favor paren! ¡Ya tuvieron suficiente, déjenos ir se los suplico! – exclamo Carla mirándolos con desesperación, peros ellos solo la ignoraron a lo que ella grito más fuerte – ¡Por favor!.

– ¿M-mami? – la mujer voltea encontrándose con los ojos aguamarina de su hijo que temblaba sin cesar – T-tengo miedo mama, me duele mi estómago, ya me quiero ir a casa, vámonos – el niño miraba suplicante a la mujer. Sin embargo Carla sabía lo que pasaría, pero solo se lamentaba que su hijo también estuviera envuelto en esta situación.

En ese momento se escucha el sonido de un teléfono sonando, haciendo que madre e hijo se sobresalten por aquel sonido que hacía eco en las paredes. Alex y Boris se detienen de golpear a Grisha mientras se miraban para después dirigirse a un pequeño cuarto situado cerca de la puerta de salida haciendo que el sonido de la llamada cesara al ser contestada.

Grisha trata de levantarse, adolorido por todo lo que le han hecho. Si hubiera sabido que todo esto pasaría, en el pasado habría tomado otras decisiones evitando que su familia sufriera de aquel trato. Pero él sabía que el pasado no se puede cambiar, solo recordar.

– Lo siento mucho, de verdad que no quería que pasara esto – se lamentaba mientras miraba a su familia – les juro que jamás quise hacerles daño, yo los amo ¿saben? Solo quería algo mejor para nosotros – dijo sintiéndose miserable por no hacer nada por ellos.

Pero antes de recibir una respuesta Alex y Boris regresaron, el rubio con una navaja en la mano mientras que el moreno con una pistola. Grisha trago duro al verlos con aquellas armas y maldijo el momento en el que decidió hacer el trato.

– Bueno Grisha, la hora de jugar ha terminado, es una lástima, me hubiera gustado seguir con esto – exclama Boris acercándose poco a poco al hombre.

– Pero ordenes son ordenes Boris, y si las desobedeces terminaras como este bastardo –comento Alex con una sonrisa burlona mientras pasaba la navaja por sus manos.

– Bien, hora de comenzar ¿Me harías los honores Alex? –pregunta dirigiéndose al rubio.

– Con mucho gusto – responde el hombre para después, con pasos firmes se acerca al menor y alzando el brazo lo hiere con la navaja en el torso, rasgando la ropa de paso y dejándole seguramente una cicatriz de más de 12 centímetros, haciendo que el niño lance gemidos de dolor mientras un par de lágrimas resbalan por sus mejillas.

– ¡Eren! ¡Desgraciados! ¡Se van a arrepentir, lo juro! – gritaba Grisha mientras trataba de reincorporarse para ir en ayuda de su hijo, pero se detuvo al sentir algo en la cabeza, y al levantar la vista pudo ver que era Boris apuntándole con la pistola.

– Yo que tú, me quedaba donde estaba – le dijo mientras se posicionaba detrás de él, pasando un brazo por su cuello y poniéndole la pistola en su sien.

– Enserio Grisha que esto es una pena – Alex se aleja del niño para ahora acercarse a Carla, pasando la navaja por las cuerdas que la tenían sujeta a la silla, haciendo que se levante posicionándola enfrente de él poniendo aquel objeto filoso alrededor de su cuello.

– ¡Mama! – Eren trata de levantarse, poniendo una mano en la zona adolorida, y tratando de llegar desesperadamente al lado de su madre.

– ¡No Eren! Quédate ahí quieto, no te preocupes corazón, estoy bien – responde rápidamente Carla, alzando una mano para detenerlo, temiendo que si Eren se vuelve a acercar pueda salir lastimado.

– Ah que tiernos – dijo Alex con sarcasmo mientras ponía los ojos en blanco, odiaba cuando se ponía melancólicos – Que bonita familia tienes Grisha, pero es una lástima que… – empujo un poco más la navaja en la piel de la mujer y continuo diciendo con voz fría – Tengan que pagar por tus errores.

Y de un solo movimiento, paso la navaja por el cuello de la mujer para después empujarla al suelo mientras veía como se desangraba y empezaba a respirar cada vez más lento.

– ¡Carla! ¡Malditos desgraciados! ¡Sueltame! – Grisha logro empujar a Boris y se acercó corriendo hacia su esposa que tenia un charco de sangre alrededor de ella.

– ¿G-grisha? Yo… – la mujer trataba de hablar pero sentía como su cuerpo dejaba de responder, viendo cada vez más borroso.

– Shh, tranquila, no te sobre esfuerces – susurro dándole un beso en la frente, para después abrazarla sintiendo como respiraba lentamente, hasta que al final aquellas respiraciones se detuvieron. Había muerto por la hemorragia.

– Enserio que les gusta hacer drama – bufo Boris fastidiado dirigiéndole una mirada a Alex.

– ¿¡Drama?! ¿Esto te parece un puto drama? Mi esposa era inocente ¡Joder! Y ustedes bastardos la mataron. ¡Ella estaba fuera de esto! – gritaba Grisha todavía abrazando al cuerpo de su esposa, sollozando y maldiciendo por debajo.

A unos pocos metros de esa escena, se encontraba el menor, observando como su padre se aferraba al cuerpo sin vida de su mama que estaba alrededor de un charco de sangre. Sintió algo húmedo bajar por su mejilla y pensando que era una lagrima, se llevó la mano a aquella área para limpiarla, pero al observarla se dio cuenta que estaba manchada de un color carmesí. Bajo la mirada tembloroso hacia su cuerpo para ver que estaba todo manchado de aquel color. Sangre. No era su sangre, ni la de su papa. Era la sangre de su mama, el violento movimiento que hizo Alex al asesinarla hizo que saliera salpicando en todas direcciones.

Sintiéndose mareado por ver lo que sucedía, dirigió la mirada hacia su padre, la única persona que le quedaba.

– ¿P-papa? – susurro haciendo que le temblara un poco la voz, no podía contenerse, temblaba como nunca.

Pero su llamado no tuvo respuesta, ya que Boris se le adelanto, tirando de los cabellos de su padre para lanzarlo contra el suelo, poniendo su pie en la cara de Grisha.

– Joder Grisha, no pensé que eras un sentimental, solo es una estúpida mujer. – dijo mientras restregaba el pie en su cara.

El no hacía nada para moverse, la muerte de su esposa lo había dejado aturdido. Aquella mujer a la que tanto amaba, la única que lo hacia sonreír, cuando estaba con ella se olvidaba de su días difíciles en el hospital, ella lo hacía sentir vivo. Ahora ya nunca podría volver a ver su sonrisa, jamás volvería a pasar tiempo con ella, todo por uno de sus errores. Pero al escuchar lo que el moreno dijo sobre su esposa, sintió como la ira crecía en su interior.

– ¡Hijo de puta! ¡Me las vas a pagar! – dijo mientras agarraba el pie de Boris haciéndolo caer. Empezó a forcejear con él, tratando de agarrar la pistola, pero el moreno fue más rápido y antes de que tratara de arrebatársela, jalo del gatillo, apuntando a la cabeza de Grisha.

Eren salto al escuchar aquel estruendo, viendo como el cuerpo de su padre caía sin vida a causa del disparo que recibió en la frente. Una muerte instantánea. Todo paso tan rápido, que si no sentía su cuerpo adolorido, si no veía la sangre a su alrededor ni veía a los cuerpos de sus padres en el suelo, pensaría que todo esto no era verdad, que su mente le había jugado una broma. Pero ahí estaba todo, enfrente de él. Todo tan real.

– Eh bastardo – exclamo Alex empujando a Eren con el pie, sin obtener respuesta - ¡Te estoy hablando!

– Solo mátalo y ya, mierda quedo toda sucia – dijo Boris mientras se sacudía su chaqueta llena de polvo a causa del forcejeo de antes. Pero se detuvo al escuchar un par de sonidos que reconocería en cualquier parte.

– ¿Qué rayos? – Alex se giró, ignorando al menor ya que él también había escuchado aquellos sonidos, que cada vez se hacían más cercanos. Sabía lo que eran. Sirenas de policía.

– ¡Joder! ¡Nos encontraron! – grito Boris mientras corría hacia el pequeño cuarto de donde habían recibido la llamara, pero esta vez regresando con un par de llaves y dirigiéndose al portón de aquel lugar empezó a abrirla dejando ver una camioneta algo vieja - ¡Vámonos! Van a llegar pronto – exclama entrando en la cabina del auto para encenderla rápidamente.

– Pero tengo que matarlo, no podemos dejar testigos – Alex vuelve su vista a Eren que aún sigue sin pronunciar palabra.

– Solo déjalo, ya está lo suficientemente jodido como para vivir atormentado toda su vida. Seguro que en una de esas se suicida facilitándonos el trabajo a nosotros, ahora sube tu trasero aquí si no quieres que deje – el moreno pone la camioneta ya encendida en una posición de arranque.

Alex mira de reojo al menor, sabe que dejar testigos sería un error imperdonable, no podría arriesgarse a que el niño ayudara a la policía a identificarlos. Pero su experiencia como asesino le dijo que si no se daba prisa, la policía estaría ahí en menos de 7 minutos haciéndoles imposible escapar, ya después buscaría al menor para terminar el trabajo. Y dándole una patada haciendo que Eren cayera al el suelo, corrió a la puerta del copiloto mientras Boris arrancaba aun sin esperar que hubiera cerrado la puerta.

Los únicos sonidos que se escuchaban en aquel momento era el de las llantas al chillar a causa del repentino arranque, y de las sirenas de policía que seguro estaban ya cerca de ahí. Pero a Eren no le importó, ya nada le importaba. Esas dos personas le habían arrebatado a su familia, dejándolo con un vacío en su corazón, solo, roto, huérfano.

De repente se le vino a la mente los momentos que había pasado con sus padres, cuando salían a comer, al zoológico, al cine, por un helado, al parque de diversiones. Todos esos momentos pasaron a formar parte del pasado, sabía que jamás volvería a vivirlos, ahora estaba solo. Los momentos de felicidad pasaron a ser de tristeza y dolor.

Ya no sentía su cuerpo, su respiración ahora era profunda y lenta, como si sus pulmones estuvieran cansados de trabajar y poco a poco empezaban a apagarse, sus parpados estaban demasiados pesados para mantenerlos abiertos, ¿este sería el fin?

Todo a su alrededor se volvió borrosos, las siluetas se empezaban a difuminar, todo daba vueltas, se sentía mareado y asqueado, solo quería terminar con ese sufrimiento.

Escucho el sonido de una puerta siendo derribada pero no le importo, ya nada le se acercan, pisadas fuertes, luces de color rojo y azul, voces lejanas, personas entrando, pistolas, patrullas, policías…

Y todo se volvió negro.

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– ¿Diagnostico?

– Tiene un par de costillas rotas, los órganos están un poco dañados por los golpes pero con un buen descanso se recuperaran pronto, tiene moretones y raspones por todo el cuerpo y una herida a lo largo de su torso causado por el corte con un objeto filoso, seguramente un cuchillo o navaja.

Eren podía escuchar a aquellas personas que se encontraban fuera de la habitación. Despertando hace un momento pudo confirmar que se encontraba en un hospital al ver a sus alrededor pulcramente limpio y con olor a desinfectante y alcohol. Aun se sentía adolorido pero al bajar un poco la vista, se encontró con que su cuerpo estaba totalmente vendando. Trato de moverse pero un fuerte dolor en los costados lo hizo detenerse, obligándolo a volver a acostarse.

¿Qué hacía ahí? ¿Qué había pasado? No podía recordar nada.

Las voces nuevamente se hicieron escuchar.

– ¿Cuánto tardará en recuperarse?

– Bueno, según la gravedad de sus heridas como 6 semanas, comiendo sanamente y reposando todo el tiempo que sea posible.

– Pobre niño, ha sufrido bastante. Lo que vio no se puede olvidar fácilmente.

– ¿Lo que vio?

– Asesinaron a sus padres enfrente de él.

Y en ese momento, empezó a recordar todo, la salida al parque, el secuestro, los golpes, sollozos, el dolor al recibir la herida en su piel, su madre, sangre a su alrededor, en su manos, cara, brazos; en todo su cuerpo, su padre, la pistola, un sonido fuerte, ellos muertos.

Todo apareció como si fueran flechazos, haciéndole recordar aquellos momentos de sufrimiento.

Sentía como un nudo se formaba en su garganta y como las lágrimas resbalaban por sus mejillas, no las podía detener. Sintió como su estómago empezó a revolverse haciéndole soltar arcadas.

Los doctores que se encontraban afuera, entraron de prisa al escuchar los sonidos que el menor hacía. Trataron de agarrarlo por los hombros, en un intento de calmarlo y hacer que se acostara, pero Eren forcejeaba apartando las manos.

– ¡Déjenme! ¡No me toquen! ¡Estan muertos! ¡Tengo que estar con ellos! ¡Suéltame! – gritaba y pataleaba, ignorando como las vendas que tenía alrededor de su cuerpo empezaban a teñirse de rojo, seguramente sus heridas se habían abierto.

– ¡Tráigame un sedante! ¡Rápido! – grito uno de los doctores a una enfermera que había entrado para ayudarlos.

En menos de 2 minutos, aquella mujer regreso con una jeringa en la mano pasándosela al doctor que la introdujo en el suero que se conectaba al brazo del menor.

Eren sentía como poco a poco aquella sustancia hacia reacción en su cuerpo, se sentía demasiado cansado y empezó a dejar de pelear para finalmente quedarse quieto aun medio despierto, mientras los doctores soltaban un suspiro de alivio al ver que todo había pasado.

El doctor que le inyecto el sedante lo acostó de una manera cómoda en aquella cama, tratando de no lastimar más sus heridas y mientras lo tapaba con las sabanas dirigió su vista hacia la enfermera.

– Comunícame con el área de Psiquiatría.

Y después de escuchar aquellas palabras, cayó en un sueño profundo donde las pesadillas lo esperaban con los brazos abiertos.

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¿Les gusto? ¿Rosas? ¿Tomatazos?

Eh de aclarar que este fanfic NO tendrá contenido violento ni sangriento, solo lo escribí en esta parte porque tenía que justificar el trauma de sufrió Eren. Era esto o hacer que abusaran de él, y la verdad es que no me agrado nada esa idea.

Sentía un nudo en la garganta al escribir este capitulo ¡Me sentí mala persona! Pero no se preocupen, mi Erencito será aquel niño feliz y alegre que conocemos, solo esperen…

Espero que les haya gustado este capítulo, en serio que le puse todas mis ganas y mi corazón en escribirlo por lo que me haría muy feliz saber que si fue de su agrado.

Si tienen alguna duda, comentario o sugerencia no duden en mandarlo por un review que contestare con mucho gusto.

Los siguientes capítulos serán de 7 años después, pero se va a aclarar la razón del secuestro y asesinato de Grisha.

Nuevamente gracias por tomarse el tiempo de leer.

Las quiero!~