Disclaimer: Kagerou Project, Mekaku City Actors y Kagerou Days no me pertenecen, pertenecen a Jin.
Capítulo 0: Ninguna Melodía.
Yaruko Hakai
—No, no, despierta, por favor. Yo no he hecho nada, yo no he hecho nada. No, yo… Tú lo dijiste, Kuno, no soy un monstruo, pero… ¿Por qué? ¡¿Por qué?! —Una niña lloraba en el suelo abrazándose las piernas. A su lado había una venda blanca bastante usada y, delante de ella, estaba su primo, muerto. La niña no tenía más de 7 años.
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—Rápido, rápido, lejos, lejos. No, no, lejos, lejos… —Ella continuó corriendo por la calle, cruzando el cruce. Sus ojos cambiaban a rojo y a negro alternativamente.
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Llevaba dos días en ese callejón, sin comer, sólo durmiendo. Sabía que si no seguía escondiéndose y la llevarían al Orfanato.
—Negación, giro, vuelta… Negación, negación, giro, negación, vuelta… Negación, negación, negación… —Alguien interrumpió sus pensamientos.
—Hola —Ella levantó la cabeza. Era un chico de cabello rubio y ojos marrones. Llevaba una chaqueta negra que más bien parecía una sudadera.
—…
—¿Qué te pasa? ¿Por qué estás en el suelo? ¿No deberías estar en casa? Está lloviendo —Ni siquiera se había dado cuenta de que estaba lloviendo. El chico se acercó para mirarla a los ojos. La chica ocultó sus ojos entre sus manos.
—No, no, no, no, no… —Ella continuó durante bastante tiempo repitiendo esa palabra—. Si te miro a los ojos sufrirás, no, no, vete, vete. No quiero que sufra nadie más, no, no, yo no soy mala, no soy un monstruo, él lo dijo, él lo dijo.
—¿Qué dices? No te entiendo… ¡Ah, ya sé! —El chico se quitó la capucha y alrededor de sus ojos aparecieron unas marcas parecidas a las de un gato. La niña lo miró, sin hacer contacto visual. Parpadeó, y ahora el chico estaba cabeza abajo. Por un momento lo miró sorprendida, pero pronto empezó a reír.
—Jajajaja… —La niña sonrió, se puso las vendas y se secó las lágrimas—. Gracias…
—¡Un placer! —El chico volvió a ser normal—. Soy Kano, ¿y tú eres…?
—Eh… Creo que me llamo… Yaruko Hakai.
—Bien, me gusta tú apellido. ¿Sabes qué? Kano es mi apellido, jeje…
—Jajaja, entonces yo soy Hakai —El chico le tendió la mano.
—Hakai, ¿quieres venir conmigo? —La niña se sorprendió ante la invitación. Ella era un monstruo, nadie se preocupaba por los monstruos, la gente mataba monstruos… ¿Por qué querían ayudarla?
—No… No puedo aceptar la invitación, yo… —Ella "miró" hacia el suelo, apenada. Kano tiró de su mano, pero al ver que no reaccionaba, la cogió en volandas. Ella se sonrojó—. ¡Ah! ¡¿Qué haces?! ¡Para! ¡Sé caminar!
—Pues no lo parece, no has reaccionado.
—Es sólo que… —La bajó al suelo.
—Los monstruos no están solos, los monstruos siempre están con otros monstruos —Se agachó para ponerse delante de la niña, a su altura—. Además, tú no eres un monstruo.
La niña lo miró, sorprendida. Él sonrió. Ambos se cogieron de las manos y caminaron hacia la base del Mekakushi-Dan. Hakai sonreía y Kano también. Porque aunque no lo parezca, todos tenemos un monstruo interior, pero no por ello ese monstruo tiene que ser malo.
·
Puko Yikamina
A Puko le encantaba jugar al escondite.
¡Era su juego favorito! ¿A quién no le gustaba? Además, sus padres le habían enseñado un juego especial, llamado "Escóndete mal y muere, escóndete bien y vive", y a ella le encantaba.
—¡Mamá~! ¿A que no me encuentras?
—¿Puko? ¿Dónde estás? ¡Tenemos que ir a comprar! Aunque a lo mejor debería dejarte aquí…
—¡No, mamá! ¡Ya sé! Si me encuentras en menos de quince minutos, no voy, pero si no me encuentras voy~…
—Está bien. A ver, a ver —La mujer pasó veinte minutos buscando a la niña por toda la casa, hasta que ella dijo: "¡Tiempo!" y salió. Había ganado con todas las de la ley.
—¡Gané! ¡Bien! Hace tiempo que no salgo de casa…
—Está bien, Puko, puedes venir.
Las dos salieron de casa, pero mientras caminaban hacia el Centro Comercial, la madre notó que las seguían. Se agachó junto a su hija, y, haciendo como que le estaba limpiando algo en la cara con un pañuelo, le murmuró:
—Hija, esto es importante. Vamos a entrar en un callejón que hay ahí. ¿Recuerdas el juego que te enseñé? —La niña de cinco años asintió—. Pues esta vez es real. No salgas hasta que no escuches el más mínimo ruido. Luego corre hacia casa. Y recuerda, NO salgas de tu escondite, pase lo que pase, no salgas, oigas lo que oigas. ¿Entendido?
—Sí, mama, pero ¿q-…?
—Puko, mamá te quiere. Mucho. No lo olvides —Cogió el pañuelo que siempre llevaba atado en el brazo y se lo puso a ella en el cuello.
—¿Mam-…?
—Vamos por aquí.
Cuando entraron en el callejón, la niña se ocultó dentro de unas cajas que había por allí, cubiertas de telarañas. Su madre no se escondió, se quedó fuera. La niña escuchó unas voces masculinas hablar con su madre.
—¡Te dijimos hace tiempo que no volvieras a salir por la calle! ¡Y menos con ella!
—Sólo queríamos com-…
—¡¿Recuerdas lo que dijo Kenjirou?! ¡¿Por qué no lo recuerdas?!
—N-No queríam-… —Tras esto, Puko escuchó un sonido parecido a cuando su madre les cortaba el cuello a los pollos que compraba, y también el sonido de algo líquido desplazándose por el suelo.
—Y ahora, pequeña… Yikamina. ¿Dónde estás?
—No te muevas, no respires, no te doblegues por el miedo a ser encontrada, así se juega al escondite.
—¡Ey! ¡Tsukayo! ¡Creo que la he visto correr por allí! ¡Su madre debió engañarnos!
—¡¿Por qué no me lo dijisteis antes?!
Unos pasos se alejaban de donde estaba Puko, pero ella no se movió. Estuvo así hasta que supo que ellos ya no estaban allí. Se levantó con cuidado y se secó las silenciosas lágrimas. Delante de ella estaba su madre, con un gran agujero en el pecho, pero sonriente, con los ojos viendo sin ver hacia el gran cielo añil.
La niña corrió hacia su casa llorando y corriendo. Cuando llegó, su padre la miró fijamente y, tras hacerle la cena, se retiró a su cuarto.
Muchos años después, su padre se suicidaría al tirarse por la ventana.
·
Takou Amamiya
—¡Tenemos que echarlo! ¡No puede seguir aquí! Estoy harta de tener que soportarle.
De nuevo. Ellos estaban hablando como si él no estuviera allí. Que más daba. Su opinión nunca contaba. Pero él no había prendido fuego al campo de enfrente, aunque ellos creyeran que sí. Él tampoco había ido con su hermano a la ciudad. ¡Tampoco él tenía la culpa de que ese gato hubiera muerto cuando él tenía cuatro años! ¿Quién diría que el edificio se derrumbaría y el gato no sobreviviría, pero él sí?
Se levantó de la mesa y se fue a su cuarto sin pedir permiso. Dentro de poco sería mayor de edad y no tendría por qué obedecer a sus padres. Ignorando sus gritos, cerró la puerta y se tumbó en su cama.
—Ah, Hibiya… Aún encima que te ayudé a marcharte, me dejas aquí…
·
—Por favor, Takou. ¡Tienes que ayudarme! ¡Quiero estar con Hiyor-…! ¡Quiero decir que quiero ir a la ciudad!
—Claro, claro. ¿Seguro que no quieres ir a ver a tu amiga Hiyori? ¿Seguro? —El chico pequeño negó con la cabeza mientras se sonrojaba—. Está bien, te ayudaré a ir a la ciudad.
—¡Gracias! ¡Enserio!
Después sólo hicieron falta un par de argumentos para convencer a su padre.
·
—Puede que yo también-… —Pero de repente, la puerta de su cuarto se abrió y entró su padre. Tras una breve "discusión", su padre le dijo que volvería a la ciudad y que hablara con alguno de sus amigos para que se quedase con él hasta que cumpliera la mayoría de edad, y entonces que se buscara la vida por sí solo.
—Esa es mi decisión. Sales mañana —Su padre salió de la habitación y cerró la puerta.
—Sólo una cosa… No tengo amigos en la ciudad. Todos estaban en mi vieja escuela y ya no hablo con ellos. Puede que Haruka esté aún, pero dudo que se acuerde de mí… —Sin embargo, la respuesta llegó sola—. Hibiya… ¡Sí! Puedo quedarme con él y con Hiyori, espero…
Comenzó a hacer la maleta, guardándolo todo y se durmió.
·
A la mañana siguiente, se puso una camiseta blanca, la sudadera naranja que le había regalado Takane, unos vaqueros, las deportivas de todos los días y salió de casa. Llegó a la parada del autobús, se subió en él y llegó a la ciudad. Pero se le había olvidado algo. Algo muy importante.
—Un momento… ¡No tengo ni idea de donde vive Hiyori! ¡Aaaaggg! —Se golpeó en la cabeza con el puño—. ¡Idiota, idiota!
Rebuscó en sus bolsillos buscando su móvil, hasta que lo encontró. Pero cuando llamó a Hibiya nadie respondió.
—¡¿Enserio, Hibiya?! ¡¿Justo ahora?!
Y comenzó a caminar, sin darse cuenta de que se había dejado su maleta en el banco donde estaba sentado.
· Mekakushi-Dan, algún tiempo después de encontrar a Hakai·
—Buenos días, Líder, Kano, Mary, Seto —Hakai salió por la puerta de su habitación bostezando y los saludó. Se sentó en uno de los sillones y Kano saltó sobre ella.
—¡Hakai! ¡Buenos días, dormilona! —gritó y casi la tira al suelo. Aunque no pudiera ver por las vendas que llevaba en los ojos, la chica se guiaba por el sonido. Kano compuso su sonrisa gatuno antes de que Kido lo mandara a volar contra la pared.
—Gracias, Líder, aunque con pegarle un poco flojo llegaba…
—No, a Kano hay que adiestrarlo desde cero —Este, mientras tanto, seguía en el suelo.
—Supongo… Kano, ¡arrepiéntete! —gritó Hakai tras ponerse de pie sobre el sofá y señalarlo—. ¡Y devuélveme mi sudadera! Hoy no la encuentro.
—Me arrepiento, ay, ay… —Kano levantó las manos y se levantó, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas y palpándose la cabeza—. Pero no sé nada de tu sudadera.
—Ah, Kano, te hemos dicho muchas veces que tengas cuidado con la Líder… —dijo Seto, conteniendo una risita.
—¿Podría ser que estuviera lavándose? Ayer se lavó toda la ropa —Kido señaló a un pequeño armario.
Hakai fue hacia allí, lo abrió y encontró su sudadera, más bien su chaqueta. Tenía dos rayas negras por los lados, y era azul oscuro. Tenía una enorme cremallera de color plateada y las mangas eran algo largas. La verdad es que le quedaba grande; como si Seto le hubiera prestado a Kano una de sus camisetas. Se la puso, se cerró la cremallera y se tapó el rostro con la capucha. Volvió a sentarse en el sillón con las piernas cruzadas.
—Ah… Esto… Líder… ¿Usted no tenía algo urgente que hacer? —preguntó la tímida Mary, mientras se sentaba en uno de los sofás con un té en las manos.
—Cierto. Tú me dijiste ayer que habías encontrado otro "usuario de los ojos", ¿verdad Kano? —preguntó Kido, girándose hacia Shuuya. Este asintió, moviendo la cabeza de arriba abajo.
—La vi el otro día en la televisión. Tenía los ojos rojos y además, todos le profesan admiración y destaca fácilmente. No creo que se ponga lentillas.
—Está bien, iré a buscarla.
Kido se levantó y salió de la sala. Kano sonrió.
—Bueno~… Tendremos que esperarlas. ¡Vamos a divertirnos ahora que la líder no está! —Kano volvió a saltar sobre Hakai, pero ella corrió por la sala, con este persiguiéndola.
—¡Kano! ¡Déjame… en… PAZ! —Tras esto, Hakai se escondió tras Mary, quien paralizó a Kano sin querer—. Gracias, Mary.
Sin embargo, esta estaba muy ocupada en disculparse con Kano.
—¡Perdón, Kano, perdón!
—Pero Mary, no te disculpes… —Hakai suspiró, mientras se acercaba a Kano y le tocaba con un dedo para comprobar que estaba paralizado.
Ryhen: Bueno, aquí estaré yo sola (aish, me siento triste (?). Bueno, en fin. De momento esto será un One-Shot. No creo que lo amplíe, pero esto estará basado en el Anime. Hay varios OC's, pero de momento muestro sólo a Hakai, jejeje… Luego mostraré a Takou y a Puko~
Ok, nos vemos en el próximo capítulo (si lo hay…).
Información:
-Informa en un Review si quieres continuación~.
-De momento será solo un One-Shot, y como tal, lo pondré como si estuviera completo~.
-¡P*tas moscaaaas! (?).
¡Let's Daze!
