Tori:- hoy me dejaré de palabrerías, bromas, y payasadas. Esto es serio- hace cara seria y guarda las orejas de gato y la franela de muñequitos.- este fic participa en el reto inagural "la pareja que más me gusta" del mundo frozen. Ningún personaje, ni la película, es mío, si no de sus respectivos dueños, no hago esto por dinero, eso está bien sabido. Espero guste, y voten, si quieren. Con todo el cariño, disfruten…

Tanto:

Todo ese tiempo, separadas.

El día más oscuro de su vida, fue aquel en el que vio como su propia hermana era golpeada con su poder.

No, porque no fue la muerte de sus padres. Ese queda en segundo.

El tenerla en brazos, y sentir su piel tan… fría. Caló directo en su infantil corazón.

Ver esa expresión tan calmada, tan diferente a la actitud de Anna. Fue un golpe directo al rostro.

La expresión de sus padres tan… aterrada.

Se sintió como un mounstro.

El peor mounstro que ha podido existir.

Había golpeada a la persona que más quería en todo el universo.

No sintió nada. Su corazón se ahuecó en el instante.

Por esa razón, se encerró. Tanto porque era una norma, como por propia voluntad.

Le dolió, le dolió escuchar todos los días, el cómo su hermana tocaba a su puerta, con la esperanza de que ella abriese.

Pero Elsa sabía que no podía abrir, no, no después de aquella noche.

Cuando sus padres murieron, todo a su alrededor se tornó borroso.

Ahora dependía más de aquella frase "no sientas" esas dos palabras en específico.

Quiso tomar a Anna y abrazarla, confortarla como buena hermana mayor, pero el miedo reinó en su corazón.

No le volvería a lastimar.

Que irónico, cuando Anna le protegió, convirtiéndose en hielo. Por su imprudencia.

Pero, volvió, y ella descubrió todo.

Vio más allá de su nariz.

Golpeó a Hans. Y se sintió feliz.

Ahora, la tiene justo ahí. Sin tener miedo a hacerle daño. El día de su cumpleaños.

Puede que se haya descuidado ese día, solo por la felicidad de su pequeña hermana.

Pero, quería verle sonreír, esa contagiosa sonrisa.

Y tanto, tanto le quería, que sabía que ya no podía hacerle daño.