Una vez, Thalia Grace recibió la propuesta de unirse a la cacería y seguir a Artemisa. Las ventajas de ese juramento eran increíbles, mantenerse joven eternamente, mientras recorres el mundo -cazando- junto a tus nuevas hermanas y a la diosa de la caza y la luna entre otros.
Era un pacto tentador, con beneficios atractivos, aunque su precio era muy elevado. Si Thalia quería unirse a la caza y ganar nuevas hermanas, para ello debía abandonar a su familia. A Luke y a la pequeña Annabeth.
No lo hizo. Rechazó la oferta y tuvo una pelea con Zoë, la lugarteniente. Después no volvió a encontrarse con Artemisa y su séquito, hasta que per casualidades de la vida, las cazadoras la salvaron a ella, a sus amigos y a los hermanos Di Angelo en Maine.
Y a este hecho lo sigió la unión de Bianca a la caza y la desaparición de la diosa. Thalia se enbarcó en la misión. Se pasó la mayor parte de la misma discutiendo con la lugarteniente, ambas eran demasiado parecidas y sus carácteres chocaban una y otra vez, constantemente.
No sabía por qué, pero le gustaba discutir con Zoë. Le encantaba hacerla rabiar y, de algún modo -aunque eso nunca lo admitiría-, lo necesitaba. Si tan sólo entendiera de sentimientos, se habría dado cuenta antes, mucho antes. Quizás así, las cosas podrían haber sido un poco diferentes y, posiblemente, Zoë ahora estaría con ella, y ella la haría rabiar, como tanto le gustaba.
Desde la muerte de la hija de Atlas hasta la reunión del Consejo Olímpico, no dejó de repetirse una y otra vez que eso no habría cambiado nada, que dos de ellos debían morir de todos modos, puesto que la profecía así lo decía. Aunque si Zoë hubiese consevado la vida, no habría cambiado nada.
Thalia empezaba a odiar a las Moiras. Podían darle dos caminos muy diferentes que llevaban al mismo lugar, al dolor. Zoë había muerto y ahora debía afrontar su pérdida, en cambio, si siguiese con vida también sufriría, ya que la chica había jurado alejarse del amor romántico. Y en ese caso, Artemisa también le habría propuesto unirse a la caza.
Pero en ese hipotético caso, no habría aceptado. Si se unía a la caza, estaría junto a Zoë toda la eternidad, pero eso le resultaba mucho más doloroso que su muerto, puesto que la tendría como hermana. La tendría cerca y no podría tocarla.
Pero Zoë estaba muerta. Había muerto con honor, desgraciadamente eso no hacía menguar el dolor. La lugarteniente había fallecido y Artemisa le ofreció ese puesto a Thalia. En esta ocasión aceptó. Puede que ocupar el lugar de Zoë sólo le causaría más sufrimiento todavía, pero, ocupar el puesto de la hija de Atlas se asemajaba a vestirse con una de sus camisetas, sentir su tacto cosquilleándole la piel e impregnarse con su aroma.
Vaaaaaleeee,
no tengo ni idea de dónde saqué la idea, pero tenía la radio encendida y al escuchar los versos de una canción -que decían así: "Busco en la noche cada en estrella tu reflejo"- y la idea llegó de pronto.
Espero que os haya gustado
