Disclaimer: Hotel, India, Mike, Alfa, Romeo, Uniform, Yankee, Alfa. Cambio y corto.
Pentangono
Alguien golpea la puerta del despacho del niño en el pentágono.
Estados Unidos se levanta de su escritorio, con medio hotdog en la mano, aún mirando la pantalla de su computador. Se mete el hotdog a la boca leyendo una última frase y se (medio) limpia las manos en una servilleta que ya está lleeeeena de mostaza y ketchup. Camina a la puerta metiéndose un dedo a la boca al que no se le ha quitado del todo la mayonesa tomando con el anular y el meñique, que son los menos sucios, su identificación (que es una de las cinco tarjetas en todo el pentágono que abren esta puerta). La pasa por la cerradura y un foquito se pone en verde.
—Afhwahfha...
Al otro lado de la puerta está el agente Collins que trabaja como subsecretario para uno de los asistentes del secretario de Defensa con una caja de donuts en la mano, no es alguien especialmente llamativo y aunque Estados Unidos le conoce, porque le gusta conocer a todo el mundo, seguramente le ha visto solamente algunas veces por los pasillos o en la cafetería pero nada más. Parece un poco más alto de lo normal, pero es algo que solo apreciaría alguien que le ve habitualmente.
—Oh, Collins! Hello! —sonríe menos que de costumbre porque aun tiene la boca un poco llena, y le brillan los ojitos con las donuts
—Hello —saluda Collins y sonríe llevándose la mano al cuello, cubierto por un jersey alto, tose un poco para aclararse la voz—. Do you want? —le ofrece los dulces, y con más brillito en los ojos, Estados Unidos levanta una mano y toma una, se la mete a la boca, baja a la caja otra vez pretendiendo tomar una... dos... tres... cuatro... en una mano. Sonríe.
—Thanks man!
Collins le deja tomar una, pero cuando va a por las siguientes, aparta la caja y sonríe.
—Can I come in? —señala el despacho con la cabeza.
Estados Unidos frunce un poco el ceño porque no es que la gente suela decirle que no, menos aún con la comida.
—Ehh... Yes, sure —asiente dejándole entrar.
Él entra levantando la cabeza y mirando a todas partes con la boca entreabierta.
—Y... ¿qué es lo que necesitas? ¿Te ha mandado Hagel? Ya sé que le debo el papeleo...
—Yes —asiente sentándose en una silla y dejando la caja en el escritorio mientras toma una maqueta de la Enterprise que tiene en una estantería, mirándola—. ¿Lo tienes?
—No aún... —responde poniéndose un poquito nervioso.
—Ah... pues me espero —sonrisa.
—Eh, todavía me falta. C'mon! ¡No te habrá mandado Hagel a que me apresures todo el rato! Sabe bien que no trabajo bien así —le señala con el dedo después de engullirse su primer donut, intentando ir a la caja por una segunda.
—¿Cuánto te falta? Quizás pueda ayudarte —esta vez le deja que coja lo que quiera de la caja de bollos.
—Nah, no creo que puedas ayudarme... además es clasificado —asegura.
—¿Por qué es clasificado?
—Porque es secreto y son unos aviones awesome y... —sonríe—, sólo si tienes una de estas puedes saberlo —señala su tarjeta de nivel.
—Yo tengo ésta —Collins señala su tarjeta de un color diferente.
—Nop, ésa no sirve. Sorry, man. Ahora ve y dile a Hegel que no me mande a nadie para apresurarme —Estados Unidos hace un gesto con la mano y toma la caja de los bizcochos.
—¿Cómo se consigue una de ésas? —pregunta Collins sin hacer caso.
—¿Eh? Pues... siendo uno de los hombres más importantes aquí... como tu jefe, Hagel.
—Pero yo la quiero ahora.
—Pues no puedes tenerla ahora —niega con la cabeza frunciendo un poco el ceño—. Ya know, mmm... por qué no vas a conseguirme un café.
—Si te la quito a ti tendré una.
Estados Unidos le mira... y se ríe a carcajada limpia. Collins levanta las cejas y se le pega un poquito la risa, aunque pone cara de desconcierto.
—Oh, maaaaan. Ya're funny!
Collins sonríe mirándole sin saber exactamente qué es lo que es tan gracioso, pero sonríe, eh. Estados Unidos frunce el ceño sonriendo también porque este hombre le parece muuuuuy raro pero aún no acaba de saber por qué.
—Tienes muchas cosas aquí —comenta Collins desviando la mirada y tomando un juguetito de Happy Meal.
—Yes... —Estados Unidos se lo quita de la mano, e insistimos que Collins está nerviosito sin entender la causa.
—No estás trabajando, te van a reñir.
—¡No me van a reñir! ¡A mí nadie me riñe! —ja, quisieras—, excepto Obama.. Y Joan... E Iggy pero ese es otro asunto.
Collins toma otro de los juguetitos de por ahí dándole la vuelta para verlo.
—Mmm... ¿Qué haces aquí de verdad? ¿En serio te mandaron a espiarme? —pensando en Hagel. Collins levanta las cejas y le mira fijamente, se siente una perturbación en la atmósfera cuando se tensa, como si todo el aire se volviera más pesado de repente. Estados Unidos parpadea haciendo un esfuerzo por leer el ambiente—. ¿No prefieres que te invite unas hamburguesas?
—No he venido a espiarte —Collins se pone de pie en toda su altura y Estados Unidos, como reflejo, hace lo mismo, ¡notando lo que no había notado antes...! Que es que este hombre es muy alto.
—¿Entonces?
Collins sonríe e inclina la cabeza sin contestar.
—He venido a por lo de Hagel —responde suavemente al cabo de un tiempo más largo.
—Eres muy extraño... Me recuerdas a alguien.
—Soy Collins —asegura.
—¿De qué generación? —Estados Unidos entrecierra los ojos y se le acerca un poco.
—Nací en el año mil novecientos sesenta y dos, mira —le muestra la tarjeta que lleva al cuello.
—Hablo de qué generación eres... You know... The army... O... ¿Sólo eres agente? ¿Cuándo saliste de Cuántico?
—Ah, el servicio —suma sesenta y dos más diecinueve—. En el ochenta y uno.
—No, no el servicio... ¡Tu carrera! ¿Qué estudiaste?
Collins le mira fijamente unos segundos.
—Astronomía y ciencias del espacio.
—Oh... Really?! —interesado por primera vez en todo el rato—. Whoa!
Collins sonríe relajándose un poco.
—¿Dónde estudiaste?
—En Harvard —le mira fijamente a los ojos casi sin parpadear.
—Really? Wow..., ¿en qué año entonces? ¿Conoces a Bob Stewart?
Niega con la cabeza y calcula de nuevo.
—Después del servicio.
Estados Unidos le da unas palmaditas en la espalda.
—Awesome! Come on, ¡vamos por unas hamburguesas y me cuentas! ¡Casi les conozco a todos! Fui a dar unas clases ahí en el noventa y cinco.
—¿Me vas a contar de los aviones?
—¿A contarte que de los aviones? Sí que puedo pero me podrías contar tú más aún... ¿Conoces a Williams?
—El de Smith, que hace fotocopias —asiente porque sí conoce a alguna gente del Pentágono.
—Ah... Well, él no me gusta porque no tiene ni IDEA de videojuegos, se la pasa leyendo —gesto de desagrado—, pero yo hablo del que da clases en Harvard... —camina hasta la puerta.
—No —niega—. No me acuerdo ¿qué clases da?
—Oh, well... Astronomy E-11 and E-12, ya know... Son las básicas. Origin Of Matter, and Stars —explica después de pensárselo un segundo.
—Esas me aburrían porque eran muy básicas y casi no fui a clase —se encoge de hombros. Estados Unidos le mira de reojo y frunce el ceño—. ¿Ya has hecho el informe? —cambia de tema Collins, a pesar de que es obvio que no, ha estado hablando contigo, duh.
—Pues yo tengo un doctorado Honoris Causa en Astronomía —asegura Estados Unidos sin que sea mentira en realidad, pero he ahí el espíritu competitivo masculino. Luego sonríe y hace un gesto con la mano—. Ehh... Yep, yep... Ya acabé.
—¿Me lo das?
—Ehhhh... —se lo piensa... Puede darle una USB vacía y luego acusarle de pasarla por el electroimán de la salida y que se haya borrado. Sonríe sintiéndose un geeeeenio. Collins le tiende la mano, sonriendo.
Estados Unidos sonríe también abriendo el cajón de su escritorio y sacando de él una USB.
—Es clasificado, eh.
—Me lo ha pedido impreso.
—No te lo puedo dar impreso.
—Bueno, me espero aquí —sonríe.
—¿A qué?
—A que lo imprimas.
—No te lo puedo dar a ti impreso.
—¿Por qué no?
—Porque es clasificado.
—Vale.
—Ehh... ¿Y vamos a ir por hamburguesas o no?
—Puedo esperar aquí mientras vas por ellas —Collins saca su portátil del maletín.
—What? No, ¡no puedes!
Collins le mira.
—¡No me vas a mandar a mí por las hamburguesas sólo! ¡Es aburrido!
El empleado se lo piensa unos instantes.
—Tengo una cosa —busca en sus bolsillos.
—¿Qué cosa? —se acerca a mirarlo.
—Esto —le da un teléfono móvil que está en ruso, en el que no hay nada más que un teléfono de contacto que le han dado por si lo necesitaba—. Es de contraespionaje.
—What?! —Estados Unidos levanta las cejas tomando el teléfono
—No sé qué se ha de hacer con él, me han dicho que te lo diera —se encoge de hombros.
—¿Quién te lo dio? —Estados Unidos frunce el ceño poniéndose muy muy serio de repente
—Hagel.
Estados Unidos parpadea.
—¿HAGEL te dio esto? —pregunta levantando una ceja porque... Hombre, es que está en RUSO.
—D... yes —le responde—. Para ti, yo no lo sé leer.
—Was? ¿Hagel te dio esto para mí? ¿Qué es? ¿Quién te lo dio? ¿De dónde lo sacaron? ¡Cómo no me lo diste antes! —se sienta en su escritorio otra vez.
—I don't know, Hagel me lo dio para ti, yo no lo entiendo —explica—. Puedes llevártelo mientras vas por hamburguesas. Quizás haya cosas sobre Siria.
—No pero... no voy a... no! ¡No voy a ir por hamburguesas teniendo ESTO! —sonrisa navideña de ¡"tengo un juguete nuevo"!
Collins tuerce un poco el morro porque no ha salido como quería, igual pone el USB en el portátil que ha sacado.
—¿Por qué no vas tú por las hamburguesas, eh?
—Esto está vacío —responde.
—¿Me traes tres BigMcs, please? Y un helado... y un McFlurry... y una Cajita Feliz —sonrisa
—Pídelas por teléfono —suelta con esa cotidianidad—. Esto no va.
Estados Unidos le mira con los ojos entrecerrados por unos instantes, como valorando lo que ha dicho, en lo absoluto preocupado por la USB, sinceramente... la realidad es que no tiene nada.
—Ahright... ¿tú qué quieres? —pregunta levantando el teléfono.
—Esas de pollo y helado con caramelo y una Cajita Feliz también —suelta porque si no se pide cajita no tiene juguete y eso suele ser un problema.
Estados Unidos levanta el teléfono con naturalidad, mirando el teléfono que le ha dado su compañero agente.
El agenten Collins aprovecha para sacar discretamente algunas fotos del despacho con la webcam del ordenador y buscar entre los archivos para empezar a mandarlos al Kremlin.
—Kim... hey! Yeah... sure —se ríe un poquito—, nooo, ah, come on, dile que no me esté molestando con eso, que ahora tengo algo más importante —sonrisa—, nooo... ugh, no quiero, ¿a las cuatro dices? —cara de asco—, well, well, recuérdame a las cuatro porque de aquí a entonces se me olvida. Ahright, sure, ok. Bueno lo que quiero es una orden de McD. Yep... lo de siempre, aha... y unos McNuggets de veinte, helado de caramelo con doble de nueces y otro Happy Meal.
Collins le mira de reojo grabando la conversación, por supuesto y mandando un mensaje para que sepan que le ha dado el móvil por si no ha llegado, para que controlen por remoto por si tienen que borrarlo o hacerlo explotar dado el caso... y evidentemente sigan usándolo de forma monitorizada.
Y todos nos preguntamos donde está Joan cuando se le requiere...
Estados Unidos se ríe fueeeeertemente al teléfono, sonríe y cuelga volviendo a ponerle atención a Collins, frunciendo un poco el ceño al notar que actúa, otra vez, de manera un poco extraña.
—¿Qué pasa a las cuatro?
—Tengo una junta... What are you doing? —pregunta frunciendo un poco el ceño y asomándose a la computadora.
—No está el informe que me has dado —saca el USB, se lo tiende y baja la pantalla.
—No tendrías por qué haberlo buscado... sólo se lee en la computadora de Hagel —se inventa y luego frunce el ceño—. Really, man. ¿A qué te enviaron? ¿Es esto una investigación interna or what?
—Ah... d-yes.
—What?! —Estados Unidos levanta las cejas—. ¿Una investigación interna por qué?
—Es clasificado —no puede evitarlo y sonríe un poco con lentitud.
—¡Cómo va a ser clasificado! ¡Nada es clasificado para mí! —protesta Estados Unidos frunciendo más el ceño, más aún con la sonrisa que le parece DEMASIADO familiar.
—Sospechan que alguien filtra información...
Estados Unidos toma aire, se recarga en el asiento y le mira fijamente.
—¿Y alguien fue lo suficientemente idiota como para sospechar que YO filtro información?
—Saben que te viste con un personaje sospechoso hace unas semanas que logró escapar de los SWAT.
Estados Unidos se sonroja levemente pero sigue mirándole fijamente.
—Yo soy The United States of America... the fucking country —sentencia empezando a estar de malitas con esto—. Puedo ver a quien se me da la gana y nadie, NINGUNO de ustedes puede venir a decirme a mí que soy un traidor. You hear me?
Collins sonríe como sonríe cada vez que se molesta. Estados Unidos frunce el ceño con la sonrisa oooootra vez considerándola excesivamente familiar.
—What? You find it funny? —pregunta cerrando la tapa de su laptop con fuerza desmedida... alguien va a necesitar otra laptop probablemente después de semejante movimiento—. Vamos a ver quién termina por ser acusado como traidor después de esto. ¿Quién te dio esta orden?
—No creen que seas un traidor, creen que ese sujeto se llevó la información sin que lo notaras, por eso quieren revisar los documentos de los que dispones —resume básicamente en lo que es un "no eres malo, eres idiota".
—Nadie se llevó nada sin que lo notara —asegura nodeltodoseguroestavez pero aparentándolo de manera realmente convincente, tratando de pensar en qué coño traía Rusia encima... fuera del trajecito. ¿Podría haberse llevado algo? ¿Podría haberse llevado algo sin que él lo notara? Se revuelve un poquitín, pensando que no tenía nada en casa que fuera importante... y todo aquello que era importante estaba bien custodiado, al menos por Joan. Claro que Joan había dejado de funcionar... pero las cámaras sí que habían seguido funcionando con el sistema de backup. Traga saliva pensando que es URGENTE que vaya a revisar sus cámaras. Nada de esto le pone de mejor humor.
—Es lo que me han pedido —se encoge de hombros.
—Bien, pues lástima por ti pero no me importa que te hayan pedido lo que te han pedido, no vas a investigarme... ve a decirle de una vez eso a Hagel —asegura nerviosito... ¿y si de verdad el fucking commie se había llevado algo? Tenía que averiguarlo él mismo antes de quedar como idiota delante de todo el mundo: va, tiene sexo contigo, te roba información y luego lo dejas ir. ¿Podía ser más idiota? Se levanta.
Collins le mira sin moverse de su silla. Estados Unidos parpadea.
—Please, get out of my office —pide de manera tensa y formal, cosa extraña—. Ni creas que voy a esperar a que te traigan tus McNuggets... you are not cool anymore.
—¿Por qué? —ni se mueve.
—What? ¡Porque no me gusta lo que has venido a hacer!
—Pero es que no puedo irme si no lo hago.
—Sí que puedes irte —le mira frunciendo el ceño con fueguecito en los ojos. Bien, Collins, bien... es difícil conseguir que se enfade.
—Ne... —se humedece los labios—. Es que me van a reñir.
—Pues diles que ya viniste aquí, hiciste tu investigación y no encontraste nada.
—Eso es mentira.
Estados Unidos parpadea y frunce el ceño, sí, hello, soy America y habitualmente las cosas suelen funcionar SIEMPRE como yo quiero tan solo porque yo lo digo.
—Look, Collins... —toma aire, se cruza de brazos y se sienta en el escritorio de frente a él —. Tú profesionalismo es perfectamente valorado y me agrada saber que eres muy bueno para acatar órdenes de tus superiores —sonríe mucho menos sincero que habitualmente, pero sonrisa de dentífrico igual.
—Quieren saber cosas de Siria, creen que eso es lo que se ha filtrado. Las maniobras que se planean adoptar —Collins a su puta bola.
—Nadie sabe las maniobras que se planean adoptar —asegura... y nadie lo sabe porque ni él mismo lo sabe aún, y él mismo no lo sabe aún porque aún no le dan permiso de hacer lo que se le da la gana. Ya bastante molesto está con eso—. ¿Me ves un agujero en la cabeza? ¿Un chip instalado en mi cerebro? No, verdad... entonces te aseguro que nadie tiene esa información.
Collins le mira en silencio por unos laaargos segundos, durante los que Estados Unidos le sostiene la mirada, temblándole la pierna y con el ceño fruncido... y hay ALGO en esa mirada, en esos ojos, en la postura corporal de esta persona. ALGO, que le pone los pelos de punta y hace que todas sus alertas mentales se disparen.
—¿Seguro?
—Of course! —suena igualito que Inglaterra a veces, sólo con otro acento. Entrecierra los ojos y se le acerca casi hasta que se tocan nariz con nariz. Collins se tensa pero no desvía la mirada ni vacila, solo le sostiene la mirada fijamente.
Y vamos a decir que Estados Unidos se sorprende un poco de esto, porque pese a todo, al final del día todo el mundo suele tenerle un poquito de temor o cohibirse al menos levemente, en especial si está enfadado.
—I am the most extraordinary country in this world —le pica un poco el pecho—, y tú juraste protegerme incluso con tu vida, ¿cómo puedes dudar de lo que te digo?
Lentamente, Collins baja la mirada hasta la mano en su pecho y a tientas busca algo como un bolígrafo o algún objeto más o menos punzante en su bolsillo y en su mesa por... si acaso. Estados Unidos le mira hacer poniéndose tensito también... Dios mío, ¡¿cómo coño consiguen estos dos estos niveles de tensión aun cuando el niño no sabe quién es?!
—Tú a veces dices mentiras —responde Collins suavemente volviendo a mirarle a los ojos.
—Yo... hago lo que tengo que hacer —asegura Estados Unidos separándose de él.
—Yo también —se pone de pie. Estados Unidos frunce el ceño cada vez más a la defensiva, porque el otro, claro, le encara, claro... niño, ¿puedes irte ya de una vez?
—What the... —parpadea, incrédulo de este... trabajador inútil que está prácticamente a punto de perder no sólo su trabajo, todas sus condecoraciones y hasta su pensión... frunce más el ceño y se aboca a lo único que sabe que suele funcionar perfectamente bien con CUALQUIERA de sus soldados.
—Attention soldier! —ordena con su buena voz de soldado, levantando la barbilla y chocando los talones e instando al hombre a ponerse en firmes inmediatamente.
Ni. La. Más. Mínima. Reacción... eso sí, quizás baja un poco la tensión y sube la curiosidad.
—What the hell do you think you are doing, soldier? —le riñe Estados Unidos de manera sorprendéntemente extraña.
—¿Qué estás haciendo? —Collins le mira de arriba abajo impresionado, pero no asustado
—¿Cómo que qué estoy haciendo? Te estoy mandando a que te pongas en firmes... ¿Que no sabes quién soy or what?
—Pero... ¿Por qué?
—¡Pues porque no estás haciendo lo que yo quiero por las buenas! —replica incrédulo de que todo esto esté yendo así—. Dije Attention Solider... ¡tienes que ponerte en firmes! ¿Qué acaso no eres soldado? —se rasca un poco la cabeza, en serio descolocado con esta persona que no parece estadouniden... se. Frunce el ceño.
—Es que tengo que hacer lo que ha dicho Hagel...
—¡Y tienes que cuadrarte cuando yo te lo ordeno! —le señala.
—¿Por qué?
—¿Cómo que por qué? ¡Porque yo soy tu superior! What the hell... ¿qué no eres soldado?
Collins vacila un instante más y se cuadra.
—Jeez... finally! —protesta Estados Unidos frente al hombre mirándole saludar, entrecerrando un poco los ojos y revisándolo de arriba a abajo, antes de devolverle el saludo—. Collins, estás sobrepasando un montón de límites hoy.
Él sigue tenso con la mano en la frente.
—At ease —ordena para que deje de saludar, cruzándose de brazos.
Baja la mano pero sigue estirando en toda su altura, mirándole.
—No acabo de entender qué es lo que pasa contigo, pero no me gustas ni un poquito —advierte estirando también la espalda, con el ceño fruncido sosteniéndole la mirada.
—¿Por qué?
—Porque eres tonto y no haces las cosas que tienes que hacer y no me dejas en paz y actúas de manera muy extraña —se cruza de brazos.
—No me gusta que me llames tonto...
—Pues es que... ¡estás actuando muy raro, me recuerdas a alguien!
—¿A quién?
Estados Unidos parpadea
—No sé... a alguieeeeen... —se le acerca otra vez—. ¿Dónde naciste? —pregunta suspicaz.
—En Alaska.
—¿En... Alaska? Really? ¿De dónde son tus padres?
—De Anchorage.
—¿Y cómo acabaste enrolándote en la CIA? —pregunta inclinando la cabeza
Collins se encoge de hombros, y tocan la puerta del despacho del estadounidense. Collins mira a la puerta de reojo tensándose un poco.
—Oh... McD, ¡huele hasta acá! —sonríe un poco por primera vez en un raaaaaato, yendo hacia la puerta que es SELLADA así que seguramente Estados Unidos imagina lo que le mira de reojo a él y sonríe.
—Y no te voy a dar, eh... ¡te lo advierto!
—Pero si has pedido para mí también —le mira un poco desconsolado.
—¡Pero te has portado mal después! —protesta abriendo la puerta y saludando a Kim, que es quien ha traído las bolsas.
—¿Esto les dices a todos tus agentes?
—¿Decir what? ¿Que se portan mal? —pregunta tomando las bolsas y luego cerrando otra vez la puerta a sus espaldas—. No... De hecho no entiendo por qué es que aún no estás detenido... o al menos fuera de mi oficina...
—No sé si irme —mira la puerta.
—Sabes, creo que tengo la solución a esto... —asegura tomando una papita de dentro de la bolsa, de pie frente a él, que le mira y mete la mano también... esas confianzas.
—Ehh, saca la mano de a... hí —frunce el ceño porque AHORA SI le recordó no a cualquiera, sino a ALGUIEN en concreto. (Al fin... cuatro horas más tarde).
Collins la saca con algunas patatas, comiéndoselas tranquilo. Estados Unidos parpadeo parpadeo parpadeo parpadeo.
—¿Cuál es la solución? Me gustan más esas machacadas, ¿cómo se dicen? Nunca me acuerdo como se dicen...
—What are ya... iiiiih! —da un saltito hacia atrás incrédulo. Collins le mira parpadeando sin saber qué le pasa.
—Waah! Eres... eres... te pareces a... oh my Gosh! —da una vuelta sobre sí mismo antes de sentarse en la silla que antes estaba ocupando Collins, quien se tensa dejando de sonreír, llevándose la mano al cuello por si su modelador de voz ha dejado de funcionar, un poco en pánico.
—Tengo que irme.
—Nononono... wait, espera... es que... espera espera espera, que tengo que pensar —sí, niño mío, tienes la cabeza como una pajarera. Pone la comida encima de la computadora de Collins.
—No, Hagel me ha mandado un mensaje, tengo que ir —quita la bolsa tomando su portátil.
—Pero es que espera... ¿cómo que te ha mandado un mensaje? ¿Cómo sabes? —pregunta confundido, deteniendo el portátil antes de que se lo pueda llevar del todo.
—Sabe que vine a buscar el informe.
—Pero hace un minuto no querías irte —confusión, confusión.
—Hace un momento me ha mandado el mensaje —nervioso.
—¿Pero cómo? —pregunta pensando que no le ha visto sacar ningún teléfono, poniéndose nervioso por contagio.
—Por el teléfono...
Levanta las cejas y lo primero que hace es ir a buscar el teléfono que le ha dado. El muy bruto, claro.
—¡Pero si me has dicho que era de contraespionaje!
—Tengo que irme.
Estados Unidos le toma del brazo porque no acaba de entender qué es lo que pasa y este hombre actúa de manera demasiado sospechosa. Collins se tensa más, Estados Unidos le mira a los ojos y él le mira de vuelta fijamente. Al fin, Estados Unidos parpadea porque esto empieza a ser demasiaaaaado sospechoso. Entrecierra los ojos.
—Tengo que irme —repite Collins casi entre dientes.
Estados Unidos levanta un dedo leeentamente y se lo hunde en la mejilla, ante lo que Collins se aparta, porque le va a quitar el maquillaje. Así que Estados Unidos frunce el ceño y le suelta el brazo.
—¿Quién eres y qué haces aquí? —pregunta tensito—. ¿Eres un espía? —Collins le mira fijamente sin decir nada—. Por qué no le hablamos a Hagel y le explicamos todo lo que pasa... así a ti no te regañan —y yo tengo tiempo para descubrir que es lo que hay de raro en ti.
—No, tengo que irme.
—¿Pero irte a dónde? ¿Con Hagel? En serio mejor lo traemos a él y ya, se acaba el problema.
—No... —cada vez más nervioso.
—¿Por qué tienes que irte con tanta urgencia?
—Me reñirán...
—Entonces te acompaño —decide Estados Unidos pasándole una cajita de nuggets.
—No —sentencia Collins tenso.
—¿Por? Así podemos hablar un poco de los aviones...
—¿De los... aviones? —le mira calmándose un poco.
—Pues no querías hablar de los aviones hace rato —frunce el ceño.
—D... yes.
—Da? —¡tiros al aire, tiiiros al aire! Collins sostiene el aire—. ¿Hablas ruso, verdad? ¡Eso es lo que me estás escondiendo!
—Eh... da —responde calmándose un poco—. Por mis padres.
—¿No eran de Anchorage tus padres?
—Da... pero ellos... antes Alaska...
—Ohh... Gotcha... Tus papás, pobres... Aún no eran una brillante american star —se ríe—. ¿Todavía hay quien hable commie allá?
—Da... por eso me han dado el teléfono —cambia de idioma al ruso.
—¡Me has dicho hace rato otra cosa! —asegura Estados Unidos frunciendo el ceño.
—No sabía si podía porque estás pasando información.
—¡No estoy pasando información a nadie! —protesta frunciendo el ceño y abriendo la puerta del despacho. Collins sonríe relajándose de nuevo y Estados Unidos le deja salir antes que él, sosteniendo la bolsa de McDonalds.
—Deja de llamarme traidor o yo te llamaré commie.
—No vamos a buscar a Hagel —se queda dentro, nervioso con lo de commie.
—¿Por qué?
—No quiero.
—¿Por qué no?
—Ve tú.
—¡No voy a ir yo, vamos los dos!
Collins niega
—¿Por qué no?
—Me reñirá.
—No va a reñirte si vienes conmigo —ojos en blanco—. Además vamos a aclararlo todo.
—¿Todo el qué?
—Que no tienes por qué espiarme, claro.
Collins hace un gesto para que entre de nuevo.
—What? —se acerca a él.
—¿Cómo castigarías a un espía? —se acerca y cierra la puerta otra vez.
—Depende
—¿De qué?
—Del tipo de espía y de lo que espiara... Y de dónde fuera.
—¿Qué sería lo peor?
—Que fuera un traidor ru... —Estados Unidos le mira —. ¿Eres un espía?
Collins le mira y no contesta.
—Collins?
—No me has contestado.
—¿A qué?
—¿Qué sería lo peor?
—Un traidor commie.
—¿Qué le harías?
—¿Por qué me preguntas eso?
Collins sonríe de nuevo de manera inquietante. Estados Unidos le mira con el ceño fruncido porque esa sonrisa... ESA sonrisa.
—Comm... —se calla a sí mismo sorprendido. Collins se le acerca, ante lo que se tensa poniéndose en guardia.
Collins se le acerca más irguiéndose hasta invadirle por completo su espacio vital, obligándole a plancharse contra la puerta.
—Si eres un traidor ruso te juro que vas a arrepentirte —amenaza Estados Unidos no con miedo, sino con desconcierto. Frunce el ceño.
—No soy un traidor —asegura Collins en perfecto ruso.
—Eres un ruso —Estados Unidos frunce el ceño. Aún más, levantando una mano para ponérsela en el pecho.
—Te cambio un secreto por diez minutos sin que me persigas.
—Díez minutos sin que te... —parpadea y el ratón que tiene adentro empieza a moverse.
—¿Monitorizan tu despacho?
—No voy a decirte eso, es confidencial —murmura Estados Unidos pensando que su arma está colgada en la silla de su escritorio... Aun así, empuja un poco el pecho de Collins, que opone resistencia y hasta se le echa más encima.
—¿Y si el traidor eres tú?
—Yo no soy traidor —asegura Estados Unidos frunciendo el ceño y empujándole más aún, notando que es pesaaaaado.
—¿Cuánto tardan en venir por ti?
—No vas a hacerme nada, ¡te lo advierto! —asegura, you are a dead russian.
El otro siente la adrenalina en la boca del estómago y se le acerca a los labios, parra mordisquearlos y abrirle una herida.
Estados Unidos le empuja con FUERZA, dándole un golpe en la boca del estómago, sintiendo él mismo la adrenalina del golpe, y especialmente cayendo en la cuenta de algo muy muy importante al notar que no sale volando por los aires como cualquiera.
Collins se queda sin aire y le toma del cuello aplastándole contra la puerta y medio ahogándole.
—W... —se queda con la palabra en la boca, extendiendo la mano y tomándole de la ropa. Le mira a los ojos una mezcla de furia y cierto temor de que esté AQUÍ. Rusia le mira fijamente. Estados Unidos levanta la otra mano aún más, poniéndosela en la cara.
Esto me dio ganas de escribir más RusAme. ¡MALDITO RUSAME! Al final logramos meterlo por ahí en otra historia como relleno (muajajajaja) debo decir que esto salió por culpa de que empecé a ver "The Americans". Iba a cambiar todo el asunto de Siria por Kiev, que es más actual, pero me gusta como está así recuerdo cuando lo escribirmos.
¡No olvides agradecer a Tari su beteo y edición!
