Hola a todos y todas, esta vez les traigo un nuevo proyecto que consiste en una serie de one shots de diferentes parejas de Bleach. Serán escritos breves de parejas que me gustan mucho y si ustedes quieren alguna en específico pueden pedírmela, algunos tendrán lemon y otros no, así que cuando haya lemon dejaré la advertencia antes del cap. Espero que les guste.

Disclamier; Bleach no me pertenece, su universo y personajes son obra de Tite Kubo e.e

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Advertencia: Este one shot contiene lemon.

Pareja: Aizen x Hinamori

1. Calidez.

Un viento gélido soplaba por las solitarias calles del Seretei. Una pequeña figura caminaba entre las sombras con los brazos pegados al pecho, intentando conservar el calor en su frágil cuerpo. Tenía la vista ligeramente cansada y una expresión infantil en su rostro delicado. Sentía vergüenza de realizar aquél camino sólo por los temores nocturnos que la asechaban últimamente.

Se detuvo frente a la puerta en completo silencio, con las mejillas sonrosadas y el corazón saltando en su pecho. Sabía que no era correcto buscarlo a él, pero sólo en sus ojos podía encontrar la tranquilidad perdida entre sus pesadillas. Acumuló todo el valor que poseía y con un leve movimiento abrió la puerta. La habitación estaba tenuemente iluminada por dos velas y el hombre al que buscaba estaba sentado frente a un pergamino en blanco.

-Adelante Hinamori-kun, si te quedas ahí pescaras un resfriado- la voz del mayor transmitía confianza y seguridad a la pequeña shinigami.

La teniente del quinto escuadrón entró a la habitación y se sentó en un rincón en el suelo. Aún tenía las mejillas sonrosadas y abrazaba sus rodillas, apenada de molestar a su capitán como tantas veces solía hacerlo. Él la miró de soslayo con una de sus carismáticas sonrisas y pronto el calor comenzó a propagarse por el cuerpo de la chica, desde sus mejillas hasta la punta de los pies.

-Siento molestarlo a estas horas de la noche Aizen Taichou- dijo con voz casi infantil mientras el capitán le restaba importancia al asunto con un gesto de su mano.

-No es ninguna molestia Hinamori-kun- dijo el castaño con voz afable- sabes que tú siempre eres bien recibida en mi presencia.

-Lo sé Aizen Taichou- dijo la teniente con confianza- es sólo que usted debe estar muy ocupado y no puedo abusar de su amabilidad.

-No es ningún abuso- dijo Aizen mirándola con ternura- soy un hombre ocupado y también soy un hombre solitario, pero tú haces que pueda olvidarme de ambas cosas.

Hinamori se sonrojó completamente ante las palabras de su capitán, desvió tímidamente la mirada y se sujetó con más fuerza las piernas. Poco a poco el frío y el temor se disipaban entre la calidez que su superior le transmitía. Estaba embobada entre las palabras de ese hombre y la admiración inmaculada que ella le profesaba. Tan absorta del mundo que apenas notó cuando la habitación se quedó a oscuras con un suave soplo del mayor.

Entre las sombras Aizen dejó sus gafas sobre la mesa, después de todo no las necesitaba. Se deslizó por la habitación con avidez hasta encontrarse frente a frente con Hinamori. Colocó una de sus manos sobre la delicada mejilla de la chica y sintió como ella se estremeció ante el contacto. A la mañana siguiente él estaría muerto para la sociedad de almas y con su supuesta muerte otra parte de su plan estaría completada y si todo marchaba bien, cosa que no dudaba, pronto él se encargaría de arrebatar la vida a su pequeña teniente.

Esa dulce chica que lo idolatraba ciegamente y que sería capaz de dar la vida por él. El objeto de sus manipulaciones y su pequeña compañía en la soledad, porque era cierto, él era un hombre muy ocupado y solitario. Él tendría que matarla para librarla del sufrimiento de su traición, un regalo por su fidelidad y buen servicio a sus propósitos.

-Aizen Taichou- la voz de Hinamori era apenas un susurro.

-Está bien Hinamori-kun- dijo el capitán acariciando su cálida mejilla- quédate conmigo esta noche.

Momo se estremeció ante la candidez de las palabras de su capitán. Todo el amor que sentía por él fluyendo por su cuerpo y calentándolo. Él le había pedido que se quedara y aunque no lo había dicho ella sabía que esta vez sería diferente. Él le pedía no sólo que se quedara a su lado, sino que le hiciera compañía en su soledad,

Aizen sonrió en la oscuridad ante la ironía de la situación, sabía que para Hinamori aquello representaba un ansiado inicio, mientras que para él era poco más que un pequeño final. Conocía a la chica como a la palma de su mano, sus sentimientos, su forma de pensar, su manera de actuar y por un momento se permitió sentir una ligera pizca de cariño por su teniente. Es cierto que más tarde que temprano él la asesinaría, pero también era cierto que por esa noche se podía permitir amarla aunque fuera sólo un poco.

Muy despacio el capitán se inclinó sobre el rostro de la chica y unió sus labios con los de ella en un débil beso. Él acunó su fino rostro entre sus manos y dejó que el calor los recorriera a ambos desde los labios hasta los pies. La besó en una mezcla de suavidad y pasión y ella se dejó hacer, entregada plenamente al hombre que amaba, Ella era tan feliz entre sus brazos que unió su cuerpo cada vez más al del mayor.

Pronto sus manos le acariciaron el rostro amable el corto cabello y la viril espalda. Aizen no se quedaba atrás besando sus hombros y su clavícula con completa dedicación. Hinamori se estremecía y de sus labios salían débiles gemidos que eran silenciados por los expertos labios de su capitán. Aizen la tomó entre sus brazos y sin el mayor esfuerzo la arrancó del suelo y la cargó hasta su futón.

La recostó con delicadeza y admiró su pequeño cuerpo a través de un pequeño rayo de luna que se colaba en su recámara. Sus pequeños pezones rosados y su delgado abdomen. Hinamori cerró los ojos fuertemente con vergüenza y sus mejillas se sonrojaron por la pena. Aizen la besó y le susurró al oído lo hermosa que era mientras le desataba el cabello y llenaba su pecho de besos. Y entonces Hinamori se sintió amada. Apreció el bien formado cuerpo del castaño y lo acarició con timidez. Le rozó el rostro surcado por la pasión y el deseo y se enamoró de esa faceta que no conocía de su capitán.

Y es que el hombre al que se estaba entregando le parecía misterioso y sagaz, muy distinto al hombre que todos conocían. Se entregó a él con el mismo amor y la admiración que le profesaba, porque sin importar la faceta, él siempre sería su Aizen Taichou. Y por esta noche simplemente su Aizen.

Aizen besó sus pechos y los lamió con delicadeza provocando en la menor una serie de estremecimientos y gemidos. Ella le aruñaba delicadamente la espalda y pronto el mayor sintió como su virilidad crecía entre los pantalones de su hakama. Súbitamente se detuvo y miró a su teniente a los ojos como indicando que podían detenerse si ella no quería que llegaran a más. La chica colocó un dedo sobre los labios de su capitán y le sonrió dando su consentimiento.

Con movimiento ágil, Aizen terminó de desnudar a su teniente y con la misma rapidez se deshizo del resto de su propio uniforme. Separó ligeramente las piernas de la chica y se posicionó en el hueco que quedaba entre sus cuerpos. Ella enredó sus delgadas y contorneadas piernas en la firme espalda del mayor y con un movimiento ligero él la penetró con toda la delicadeza que su propia excitación le permitía. Hinamori se estremeció ante el contacto con un poco de dolor, pero deseando que su capitán continuara.

Aizen esperó a que la pequeña se acostumbrara a su miembro y luego comenzó a embestirla lentamente mientras le besaba el cuello. Hinamori se deshacía en gemidos tan delicados como el movimiento de su cuerpo. Con timidez apretó sus piernas indicando al mayor que podía ir más rápido. Aizen comenzó a embestirla con más fuerza, pero sin alcanzar el orgasmo. Quería que ambos disfrutaran esa noche al máximo,

Con cuidado invirtió las posiciones colocando a Momo sobre él. La abrazó hasta que quedaron sentados, él sosteniéndola por la espalda y ella aferrándose a su cuello mientras se deshacía de placer. Besaba a Aizen con menos timidez y comenzaba a moverse delicadamente hacia arriba y hacia abajo provocando el éxtasis en ambos. Aizen la apoyó con el movimiento de sus caderas y pronto la habitación resonó con los gemidos de ambos.

La excitación de ambos estaba a tope y pronto los dos alcanzaron juntos el anhelado orgasmo. Hinamori completamente agotada se desplomó en los brazos de Aizen quien la recostó delicadamente sobre el futón.

-Te amo Aizen Sousuoke- dijo la pequeña shinigami con un hilo de voz antes de quedarse completamente dormida abrazada a su capitán.

-Lo sé- murmuró él aunque sabía que ella no lo escucharía.

Aizen los cubrió a ambos con una cálida sábana y sintió que parte de aquella calidez provenía de Momo. Compuso otra de sus sonrisas irónicas. Esa noche él se había permitido amar a Momo Hinamori, pero aquello no cambiaba nada. A la mañana siguiente él fingiría su muerte y tarde o temprano tendría que matarla para que no sufriera su traición. Ni sus deseos, ni el amor de la frágil shinigami cambiarían sus planes, pero mientras el alba no llegara se permitiría dormir a su lado. Acunarla en su pecho y conservar el calor que sólo ella le podía dar.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ok Ok sé que la pareja es medio crack y que no es muy popular pero tengo un gusto por ella y pues desde hace tiempo quería escribir algo sobre ellos. Espero que les haya gustado y si es así no olviden dejar un comentario que me ayudará a mejorar,