Categoría T
Género: Humor | Drama | Romance | Friendship.
Protagonista(s): Tōshirō Hitsugaya. | Momo Hinamori. – No obstante, hay una relativa participación de otros personajes.
Pareja(s): el tema argumental de la historia se enfoca exclusivamente en el HitsuHina. Sin embargo, hay insinuaciones o ligeros desarrollos de otras parejas.
ADVERTENCIAS
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[1]: Durante TODO el desarrollo de la trama posee un alto contenido Insinuante y Erótico. Eventualmente es posible que haya Escenarios Implícitos de SEXO, en otros términos, Lima (Principalmente será de la pareja HitsuHina).
[2]: La historia se desarrollará en un Universo Alterno con características propias del Universo de Bleach (Ya sea de la versión manga o anime).
[3]: OoC (Fuera del personaje) es algo inevitable pero intentaré que no exista mucho. Y también OC (Personaje original) en dados casos para dar coherencia al fic.
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Por favor, si luego de leer las advertencias, aún así decides continuar con la lectura e incluso seguir mi historia hasta el final;aconsejo la mayor discreción posible. ¡Gracias!
Look at me
Por: ChibiFjola.
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CAPÍTULO 1
¡Camino a la Evolución!
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Parecía un día cualquiera para Hitsugaya, se levantó, se vistió y comió. Todo era como siempre. La única diferencia en él es que por dentro estaba muy ansioso porque después de una larga semana sin verse con su mejor amiga…
Se volverían a ver.
— Oh, ¿Ya te vas entonces?
Su mirada turquesa se enfocó dónde provino la voz, encontrándose con su abuela. Su único pariente quien lo crío prácticamente, ya que sus padres habían fallecido en un accidente de tránsito cuando era tan sólo un bebé por lo que no recuerda casi nada de ellos. Aún así, a pesar de que no creció con sus padres por razones fortuitas, no le faltaba amor ni educación…
Él asintió. — Nos vemos abuela —Se despidió con una imperceptible sonrisa, no sin antes oír como ella le pedía que le mandara saludos a Hinamori de su parte.
Provocando que se sonrojara un poco ¿Tan predecible era?
Bueno, no era de extrañar. Después de todo desde muy pequeños Hinamori y él eran inseparables compañeros de juego, siempre reuniéndose a toda hora ya que eran vecinos. Incluso ahora, que son adultos de veintiún años, continúan juntándose…
Con la diferencia que ya no son solamente ellos sino que están acompañados por un amplio grupo de amistades que tienen en común.
— ¡Ya voy!
Salió de sus reflexiones al oír una voz familiar del otro lado de la puerta después de haber tocado el timbre. Pudo escuchar unos pasos lejanos que se volvían cada vez más audibles al aproximarse.
Posteriormente la puerta no tardo en abrirse y dejar ver a…
— ¡¿HINAMORI?!
— ¡Buenos días Shirō-chan! —Saludó ella, ruborizándose tiernamente con esa afable sonrisa sincera que la caracteriza e ilumina todo su entorno.
— P-Pero…
— ¿Hm? ¿Qué pasa, te sientes bien? —Cuestionó preocupada, llevando una mano empuñada a la altura de su pecho y ladeando la cabeza a un lado.
— ¿Qué te p-paso?
— ¿Eh?
— ¡Tu ropa, tu cabello…!
— ¡Ah! —Exclamó alegre al finalmente entender su actitud. Cerró tranquilamente la puerta de su casa detrás de ella y posteriormente giró sobre su propio eje de manera encantadora. — ¿Te gusta?
Hitsugaya no pudo conseguir voz para responderle, un nudo se había hecho en su garganta y su boca se puso inesperadamente reseca mientras que su mirada turquesa no dejaba de mirarla de pies a cabezas sin mesura alguna. No podía evitarlo.
Era Momo Hinamori, la misma "moja-camas" que conocía: llorona, cariñosa, alegre, infantil, crédula, inocente, torpe, humilde, confiable, leal y soñadora. Aún así, no podía dejar de verla como una persona nueva, tan diferente con ese aspecto chic, fresco, hermoso e inocentemente sexy.
Su largo cabello azabache que le llegaba hasta por arriba de la cintura, recogiéndoselo siempre en una cola de caballo alta o en un moño o en dos infantiles coletas hacía abajo; ahora su melena le llegaba por arriba de sus delicados hombros, teniendo como único accesorio un broche de flores de melocotón del lado izquierdo de la cabeza.
Su vestuario que tendía a ser un tanto masculina e infantil al usar suéteres holgados, pantalones o shorts, zapatillas deportivas o de estilo similar al de Mary Jane; a cambio, usaba un vestido bastante femenino de color azul añil que tenía un pequeño estampado floreado rosado y en los bordes tanto del escote como la falda del vestido tenía unos pliegues de estilo victoriano. Además que tenía un escote en "V", ceñido en la parte del pecho dejando apreciar sutilmente el valle de sus senos así como también el contorno redondeado y su tamaño… que tal vez no era exageradamente dotado en volumen pero eran lo suficiente exuberantes para capturar la atención de un hombre.
La falda del vestido era de corte "A" y al llegarle por arriba de las rodillas, dejaba apreciar sus torneadas piernas que se realzaban todavía más al estar usando sandalias de tacón alto lo cual hacía que fuera tentadoramente evidentes el delicado contoneo de sus caderas femeninas al caminar.
Pero lo que realmente veía más problemático él… era sus labios carnosos que resaltaban demasiado para su gusto porque era más que obvio que ella se había puesto brillo labial de un suave tono a cerezas. ¡¿Desde cuándo su amiga usaba maquillaje?! Si, no es la gran cosa, ya que ni siquiera podría llamársele exactamente maquillaje por tan sólo usar un lápiz labial pero… ¡Pero por ese simple detalle, ahora no podía dejarle de ver los labios!
— ¡Oi! ¡Oi! —Decía agitando sus manos frente la cara de su amigo pero no hubo respuesta. — ¡Hitsugaaaaya-kun! —Pero todavía nada, así que se acerco rodeando con sus delicados brazos uno de los brazos masculinos y apretujándolo. En consecuencia, su busto modestamente proporcionado se aplasto en el brazo del peliblanco que en cuestión de segundos reaccionó azorado.
— ¡¿Q-QUÉ ESTÁS H-HACIENDO TONTA?!
— ¿Eh? Qué bueno, ya despiertas —Dijo feliz más no aflojo el agarre ni tuvo la intención de soltarlo. — Es que como no reaccionabas, entonces creí que tendría que llevarte arrastras.
Tōshirō desde su estatura, siendo actualmente más alto que ella por doce centímetros (aún si Hinamori usaba tacones continuaba superándola en altura). Podía apreciar fácilmente el nacimiento de sus senos e incluso llegando a visualizar como se asomaba en el escote del vestido, casi imperceptiblemente, los bordes de su sostén de encaje.
— ¡Puedo caminar solo! —Rezongó, liberándose de su agarre con cierta urgencia y dándole la espalda. Debía mantenerse alejado de Momo, por una extraña razón ella actuaba como Matsumoto que tiene la manía desde la secundaria en restregarle su exuberante pechonalidad.
Momo le miró pensativa para después con una sonrisa situarse a su lado y decirle: — Bueno, si es así ¡Pues apurémonos Shirō-chan!, mira que me prometisteis que me acompañarías a comprarle un regalo de cumpleaños a Kurosaki-kun.
— Hmph.
Pronunció el peliblanco, esquivando verla directamente porque… acaba de comprender que de ahora en adelante no sería en lo absoluto un día tranquilo ni ordinario. Sin embargo, no podía dejarse de preguntar Tōshirō ¿Por qué de tal cambio radical en su amiga? ¿Y quién era los culpables de haber cambiado su estilo? Porque era obvio que esas ropas no las hubiera escogido Hinamori por iniciativa propia debido a su personalidad tan pudorosa, torpe y sencilla.
— Oye Hinamori…
— ¿Huh?
Además, que el cambio tuvo que haber sucedido en la semana que se ausento Momo con la excusa de que se reuniría con Rukia y los demás para preparar la fiesta de Ichigo Kurosaki.
Y Hitsugaya no podía estar más en lo correcto…
Por algo ostentaba el título como un "niño prodigio".
— ¿Por qué? —Preguntó escuetamente él.
Y a pesar de no especificar exactamente sobre qué demandaba saber… Momo al conocerlo tan bien, pudo deducir que tema quería abordar por lo que con una sonrisa y mirando al cielo un tanto pensativa dijo:
— Pues…
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~ Hace una semana atrás: cuándo empezó el cambio… ~
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— Una vez más Rukia, respóndeme…
La aludida viró su rostro hacía el pelirrojo que yacía sentado en el suelo con las piernas en posición de meditación y los brazos cruzados mientras que no abandonaba ese semblante gruñón que lo caracteriza.
— ¡¿Por qué siempre tienen que reunirse en mi casa?! —Explotó exasperado, apreciándose que su dormitorio. SU santuario, estaba colapsado e invadido por un gran grupo de personas que en su mayoría eran chicas.
Cualquier hombre estaría más que feliz al tener a tantas mujeres juntas y atractivas, no lo negaba él, pero de igual modo le es frustrante que hasta en su propia casa no tenga un rato para estar a solas. ÉL y SOLAMENTE ÉL ¡Dios, ni siquiera podía oír sus propios pensamientos!
— Es el deber de un buen amigo el ayudar a los suyos.
— Enana. ¿Qué diablos tiene que ver eso con que invadan mi habitación? ¡Al menos váyanse para la sala!
Kushiki le ignoró al igual que la mayoría de las chicas a excepción de Hinamori y Orihime que se mostraron preocupadas, lo último que querían es importunar.
— ¡EY! —Pero era inútil, Rukia no le prestó atención. — ¡MOCOSA DEL DEMO…! —Posteriormente Ichigo fue pateado fuera de su propia habitación por la agilidad y fuerza de la pequeña pelinegra a quien insultaba. — ¡Aish! —Gruñó exasperado, aún así no insistió.
Total, ya estaba acostumbrado que su casa se mantenga bulliciosa desde que Rukia Kushiki se involucró en su vida. Siendo justamente en la época cuando estaba él en tercer año de secundaria con quince años, ella ingresó como una estudiante transferida y aunque al principio no sintió el más mínimo interés por conocerla…
El destino le tenía otros planes, un incidente lo obligó a conocerla y una cosa llevó a la otra. Y así sucesivamente Rukia de a poco se involucro en su vida hasta volverse en una presencia incondicional para él y ampliar sus horizontes. Conociendo ahora nuevas personas que se han vuelto en grandes amigos de todas las variedades inimaginables que jamás hubiera pensado tener en aquel entonces.
— Ichigo-nii.
El aludido salió de sus reflexiones, estando en el piso inferior de la casa. Justamente en la cocina donde estaba también Yuzu quien recientemente ingresó para buscarlo.
— ¿Qué sucede…?
Antes de que la joven adolescente de quince años pueda contestarle, apareció Karin con su habitual careta austera y templada diciéndole:
— Ey, Ichi-nii. Vinieron a verte.
— ¿Quiénes?
— Yo que sé, ven a verlos por ti mismo.
Ichigo salió de la cocina para encarar en la antesala a los nuevos visitantes, reconociéndolo rápidamente con cierta incredulidad y… exasperación. — ¡¿Ustedes también…?!
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~ ((*)) ~
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— ¡Muy bien chicas! Ya que no tenemos al Grinch de zanahoria bloqueando nuestra inspiración —Comenzaba Kushiki, capturando la atención de sus compañeras. — ¿Qué ideas tienen para este verano?
— Admito que es genial el fusionar las vacaciones de verano con el cumpleaños de Ichigo… —Intervino Matsumoto, acostada en la cama de una manera felina. — Pero son contables los que han confirmado en unírselos.
— Es verdad, Rangiku-san ha manifestado un buen punto… —Alegó Orihime, posteriormente su semblante se tornó seria preocupando a las demás que no tardaron en preguntarle si todo estaba bien a lo que la pelinaranja contestó: — Chicas… ¿No creen que requesón con frijoles asados cubierto de azúcar es buenísimo para acompañar en el verano?
Las reacciones fueron muy distintas en las chicas: Rukia tan sólo suspiró de resignación y alivio que no resultara nada grave la espontánea seriedad de la pelinaranja, siendo nada más una conducta habitual de está.; Momo e Isane mostraron confusión, no pudiendo imaginar un platillo así; Kiyone manifestó horror, tornándose su cara violácea.; Nanao manifestó disimulado desagrado de tan sólo imaginar tan extravagante platillo.; Y finalmente, Matsumoto mostró fascinación al punto que un hilo de saliva se asomaba por la comisura de sus labios y estrellitas se vislumbraba en sus ojos.
— Aunque es un platillo muy original ¡Es el mejor! —Concluyó Inoue juntando sus manos de forma encantadoramente femenina y volviendo adquirir esa actitud risueña.
— Sí… bueno, recapitulando el tema. Yo creo que una simple salida por ahí estaría bien. Como reservar un lugar para reunirse y hacer la fiesta…
— Eso suena taaaa~an aburrido. Típico de ti Nanao, como siempre.
Ise miró con reproche a Rangiku que le sostuvo la mirada sin inmutarse.
— ¡Yo, yo, yo…! —Decía Kiyone alzando enérgicamente su mano como si estuviera en un salón de clases y tan sólo habló cuando Nanao le concedió la palabra: — ¡Yo…! Es decir, nosotras —Atrajo consigo a su hermana mayor, Isane, al agarrarla del brazo. — Tenemos la idea en salir a un picnic al aire libre.
— ¿Qué? ¿Justamente cuando entramos a verano? ¡No, no, no!
— Ey, ey, Matsumoto no estás aportando nada constructivo sino puras quejas —Crítico Kiyone que le extendía un plato con bocadillos a Isane.
— Sólo soy sincera, ¿Y por qué no, una salida al Karaoke?
— ¿Pero eso no lo hicimos el año pasado? —Aportó Hinamori pensativa.
— Es verdad…
Un silencio sepulcral domino en la sala hasta que la pelinaranja distraídamente dijo: — Uhmn… bueno, sea lo que sea, lo importante es que estemos en un lugar refrescante.
— ¡Orihime eso es! —Exclamó Kushiki. — ¡Es tan simple! ¡¿Por qué no hacemos un viaje a la playa?!
Todas las chicas mostraron su satisfacción con esa idea.
— Si es ese el caso, no está mal. Ahora la cuestión es arreglar a que playa iremos, el transporte y el lugar del hospedaje más otras cosas…
— Es sorprendente eso viniendo de ti, ya que ni siquiera vas a venir.
Nuevamente Nanao miró con mala cara a Rangiku.
— Ya dije con anticipación que no podre ir, tengo cosas que hacer y…
— Que no puedes vivir sin Kyōraku-sensei, eh.
Ise frunció ligeramente el ceño ya que no era estúpida, el comentario venía con doble sentido. Sin embargo, no reprochó a la rubia porque su mente se sumergió en incontables momentos sobre Syunsui Kyōraku quien es su Jefe en la editorial donde trabaja y justamente como su asistente personal. A pesar de la desaliñada, ordinaria y despreocupada apariencia de aquel hombre, en realidad es un famoso novelista… que tenía la tendencia de andar de vago, en vez de trabajar y terminar sus manuscritos.
…Y hablando de manuscritos, en esté verano la editorial le exigió a Syunsui que terminará uno de sus trabajo que han estado esperando por meses por lo cual, como trabajo de la asistente personal, era ponerle mano dura a su jefe para que termine con el manuscrito.
— Ejem. Bueno, si con el viaje de la playa todas están a favor. Sólo debemos repartirnos el trabajo sobre que va hacer cada quien para evitarnos inconvenientes.
— Orihime-san, no se olvide también de invitar a Tatsuki-san —Le recordó Momo a la pelinaranja que agradeció feliz el gesto. — Ella no puede quedarse afuera en celebrar su cumpleaños.
— ¡Es verdad! Ya verás Orihime, haremos que la fiesta de Tatsuki supere incluso la que le tenemos planeada a Ichigo —Aseveró divertida Matsumoto, guiñándole un ojo.
— Creo que está discusión está más que determinada —Intervino Nanao, aclarándose la garganta. — ¿Alguien tiene otro tema a discutir antes de dar por finalizada la reunión?
Todas las chicas intercambiaron miradas, como a la espera de que alguien diga algo pero… justamente cuando se creyó que nadie tendría nada que decir.
— ¡EY, RUKIA!
— ¡Urgh! ¡¿Y ahora qué quieres?!
— ¡A no, no me vengas con esa actitud! —Se quejó Kurosaki a la defensiva. — ¡¿Se puede saber qué crees que es mi casa para invitar a medio pueblo?!
— ¿Ah? —Espetó impertinente Kushiki de brazos cruzados y alzando una ceja en interrogativa.
— ¡MI CASA…! —No pudo decir nada porque un puñetazo en el estomago le quito el aire.
— ¡Ya te oí idiota, no soy sorda!
La discusión en el dúo fue prontamente ignorado por el resto de las chicas, ya que estaban acostumbradas a las típicas peleas entre esos dos. También que la atención se centro en los nuevos visitantes que hicieron acto de presencia.
— ¡Abarai-kun, Hirako-kun y Risa-san! No los esperaba tan temprano.
— ¡Orihime-chaaan! —Saludó contento el rubio, sentándose a su lado mientras que le era dado por ella un té que felizmente él bebió… — ¡Puuuff! —Escupió el líquido a penas que sintió su sabor. — ¡¿Qué es esto?! —Cuestionó mirando el contenido de la taza, detallando por primera vez el color del té que era de un sospechoso tono purpura y… ¿Burbujeaba?
— ¿Eh? ¿No te gusto? —Dijo Inoue, ladeando la cabeza a un lado. — Es un té que yo misma prepare.
— ¡Por supuesto que me gusto! —Mintió y cuando observó que la pelinaranja iba a servirle más. Rápidamente refutó lo más amable posible. — En todo caso, no pienso quedarme. Vine por Momo.
— ¿Por mí?
Hinamori abandonó su charla en grupo con Renji, Nanao, Risa y las hermanas Kotetsu para centrar su atención en Shinji.
— Sí, recuerda que íbamos a salir para ver qué cosas podríamos comprar para el proyecto de Arte. Es la mayor calificación del segundo parcial y ese maldito de Aizen con su careta "Soy un santo, no rompo ni la vajilla de mi madre" me da mala espina.
— ¿Aún siguen presentando? —Cuestionó sorprendida Rangiku, incorporándose en la cama.
— Pero si estamos saliendo de los exámenes finales —Refutó extrañada Kiyone.
— Pues nosotros no —Intervino Hinamori, más calmada a diferencia del rubiales que rechinaba los dientes y su cara se volvía agria cuando pensaba en Aizen Sōsuke. — Aún nos falta pasar la materia de Aizen-sensei. Y sinceramente la cuestión no está muy fácil para inspirarnos… ¿Huh? —Algo capturó la atención de la azabache y posteriormente la de Matsumoto.
Por otro lado, Shinji hacía un berrinche que Risa no tardó en amenazarlo que le pondría un collar de perro (con bozal incluido) para que se comporte y le deje leer en paz su novela erótica. Obviamente, la amenaza tuvo el efecto deseado; callando al rubio automáticamente.
— ¡Rangiku-san, tus uñas son muuuy bonitas! —Halagó Momo, tomando entre sus manos la de su amiga. Admirando las largas uñas bien cuidadas y con un encantador diseño. — ¿Te la hicisteis tú sola?
La rubia asintió, recibiendo otro cumplido de la pelinegra lo cual la motivó a sugerirle: — ¿Y por qué no te las haces tú también?
— Pero no se hacérmelas yo sola…
— Yo puedo hacértelas ¿Qué dices? Es más, creo que aquí tengo el color perfecto para ti —Dijo, buscando en su cartera y mostrarle una pintura de uña. — Mira.
— Vaaa~aya ¡Qué color más bonito! —Admiró encantada el lindo tinte rosa que contenía el frasquito en forma de una manzana.
Sin embargo, la admiración de la azabache paso a segundo plano porque… repentinamente se percato que el bullicioso escándalo en el dormitorio se había desvanecido (ni siquiera la disputa de Rukia e Ichigo se oía y eso era decir mucho). Extrañada, alzó su mirada castaña para percatarse como todas las miradas se enfocaban bajo su pequeña figura de 1,51cm.
— E-Ehmn… etto… ¿Tengo a-algo en la cara?
— ¿Qué ha pasado aquí? —Dijo Nanao ajustándose las gafas mientras que miraba a Hinamori como si se tratara de un nuevo libro que aún no salía a la venta.
— ¿Q-Qué?
— Momo hasta ahora nunca habías mostrado interés en cosas así… —Agregó Isane también sorprendida.
— ¿A qué se debe el cambio tan repentino? —Cuestionó ahora Renji, interesado también. Desde que conoció a Momo, siempre fue una chica muy sencilla sin mostrar el más mínimo interés por cosas femeninas como la ropa, moda y maquillaje.
…Y Abarai no era el único con esos pensamientos.
En cambio Momo parecía darse apenas cuenta de tener dichos pensamientos, ladeando la cabeza de un lado a otro con un semblante pensativo. Al transcurrir los segundos su rostro se desfiguro en sorpresa, como si ya se fuera dado cuenta de algo y después… se tornó preocupada.
Todo bajo la vista de los demás que la miraban con una gota de sudor descendiendo de sus cabezas.
— Parece que ni ella misma se había dado cuenta —Indicó divertida Kiyone.
— Y si que tiene serios problemas con eso —Agregó Risa con su habitual parsimonia.
— Bueno ¿Y qué tiene de raro eso? —Intervino Ichigo, el más franco del grupo. — Todas las chicas se arreglan ¿No?
A excepción de Orihime y Momo, un suspiro lánguido se oyó departe de todos.
— En verdad no entiendo cómo puedes ser tan popular con las chicas —Intervino Matsumoto resignada. Ignorante que el comentario alarmo a la pelinaranja mientras que la reacción del segundo pelineranja fue de sorpresa, señalándose a él mismo. — Supongo que es por la misma razón que gustan de mi capitán.
— ¿El enano? —Dijo desconcertado Kurosaki, viniéndose a la cabeza la imagen de Hitsugaya con esa habitual y temblada expresión.
— Es normal, ustedes dos cumplen con el estereotipo del bishōnen justiciero e inclinaciones tsundere que se ven en los mangas —Opinó Risa analítica e indiferente. — Son muy populares ese tipo de personajes en los dōjinshi —Se ajustó las gafas y un destello intimidante apareció en ellos cuando añadió: —…especialmente los del tipo hentai.
— ¡Oi, oi! Estábamos hablando de cosas realmente importantes —Rezongó Abarai. — Centrémonos nuevamente en Hinamori.
— ¿Celoso? —Picó Ichigo, encrespando al pelirrojo.
— Bastardo ya quisieras…
Ambos se acercaron desafiantes, dispuesto a llevar su guerra de miradas a los golpes pero oportunamente intervino Rukia que les dio un coscorrón a los dos.
— ¡Ugh, ya basta! Se comportan como niños.
— En fin, Hinamori eso significa que ¿Te quieres poner linda para un chico?
— ¡Kiyone! —Llamó en reprimenda Isane a su hermana menor al preguntar despreocupadamente de algo tan personal e intimo.
— ¿Qué? No es como si nadie se preguntara lo mismo.
— Entonces Peque ¿Es así? —Preguntó Hirako, haciendo que todos guardaran silencio para oír la respuesta de Momo.
— A-Ahmn… bueno… —La azabache comenzó a sentirse incómoda al ser el centro de atención. No pudiendo evitar sonrojarse de los mismos nervios. — E-En realidad… yo…
— Habla de una vez —Apremió Ichigo.
— ¡SSSSSSH! —Pronunciaron todos exceptuando, obviamente, el núcleo de la conversación el cual también fue el motivo de porque ahora Kurosaki esté postrado boca abajo en el suelo con tremendo chichón adornando en su cabeza, golpe otorgado por una combinación de Rukia, Renji y Hirako.
— Admito que durante e-estos días yo… he estado pensando en mi imagen. Siento que he tenido la misma apariencia aburrida desde niña. Además… —Un aura sombría la rodeo. — He sido más consiente que mi guardarropa o es muy aniñada o es muy masculina.
Las chicas se miraron entre sí al oír la confesión de su amiga y entonces… un destelló indescriptible se vislumbro en sus miradas. En consecuencia, los chicos se asustaron porque sabía que ellas se estaban maquinando algo contra la pobre de Hinamori quien ignoraba el hecho que se había metido en una camisa de once balas.
— Hinamori yo creo que deberías co…
Abarai fue interrumpido debido a que lo empujaron lejos de la azabache por Rangiku que se situó al lado de Momo que no pudo oír la advertencia a tiempo. La voluptuosa rubia rodeo con un brazo los hombros de su inocente amiga y risueña (demasiado, he de agregar) le dijo:
— ¿Es así? ¡Haberlo dicho antes, Momo!
— ¡Realmente está pasando, realmente está pasando! —Decía emocionada Kiyone, abrazando a Isane y a Nanao.
La segunda se logró liberar para después aclarar su garganta, imponiendo orden. — Bueno, chicas, creo que ya saben qué significa eso.
— ¿Significa? —Repitió confundida Hinamori y los chicos.
— ¡Por supuesto! Momo-chan, vamos ayudarle a cambiarse de look ¡Será tan divertido! —Aplaudió encantada Orihime. — Todas iremos de compras, nos divertiremos y reiremos… ¡Y…! —Continuo divagando en sus fantasías, siendo pronto ignorada por los demás que sabían que cuando la pelinaranja empezaba a soñar lo mejor era dejarla ser.
— Nanao ¿Y cómo llamaremos a la misión? —Pregunto Risa, abandonando su lectura al estar interesada en el asunto del look y Momo.
— No lo sé ¿Alguien tiene sugerencias?
— ¡Endulzando al melocotón! —Indicó Kiyone enérgica, alzando la mano como si estuviera en un salón de clases. Siendo apoyada rápidamente por Inoue que de repente se le ocurrió un platillo y el ingrediente principal era melocotón.
— ¡Hablamos de moda! No de cocina —Objetó Rangiku. — Yo digo "Puliendo a la Gema".
— Al menos es mejor nombre que el de Kiyone —Alegó Abarai, siendo apoyado por Risa e Ichigo para la molestia de la menor de las Kotetsu.
— ¿Por qué no, "El florecimiento del botón de melocotón"? —Sugirió Kushiki.
— ¿Ese se te ocurrió a ti sola? —Cuestionaron al unísono Renji e Ichigo.
— Sí ¿Qué tiene? —Dijo a la defensiva y también, en el fondo, avergonzada porque ella no era muy dada a relacionarse abiertamente con la gente.
Antes de ingresar al instituto Karakura y conocer a Ichigo junto a los demás, no tenía amigos a excepción de Renji Abarai pero por circunstancias de causas de fuerza mayor que involucraban el hecho de pertenecer a la noble estirpe Kushiki, Renji y ella perdieron contacto. Quedando entonces completamente sola de no ser por las visitas a la mansión de Ukitake Jūshirō, un amigo cercano de la familia Kushiki.
Esa época tan sombría y solitaria para Rukia ahora lo veía tan lejana. Ya ha transcurrido seis años desde que se mudo a Karakura y aunque el motivo fue porque su integridad física corría peligro en aquel entonces… Gracias a ese infortunio, no tendría lo que actualmente ha obtenido: amigos incondicionales; la libertad de poder vivir una vida plena y normal; Y finalmente pero no menos importante, fortalecer su relación con su hermano mayor Byakuya.
No obstante, el quien le debía su felicidad era a Ichigo. Él fue el verdadero detonante para que su vida diera un giro de 360 grados y cambiara a mejor.
— Nada, es que fue muy filosófico.
Frunció el ceño, no muy contenta con esa respuesta de ese par. — ¿Qué insinúan?
— Anímate enana, eso fue un halago —Aseguró Kurosaki.
— ¡Chicos, vamos, las misiones no se nombran solas! —Intervino Nanao. — Yo digo "Embelleciendo la cubierta".
La única que estuvo interesada por dicho nombre, aparte de la propia Ise, fue la propia hermana mayor de está.
— ¡Ay, por favor! ¡Momo no es una de tus enciclopedias! —Reprochó Rangiku, horrorizada con ese nombre tan carente de gracia. — Tus tendencias bibliotecarias te las puedes guardar para ti misma.
— ¿Qué tal, "Yamato Nadeshiko"?
— Nah, la referencia como "La flor del antiguo Japón" sobre el ideal de la belleza nipona ya es cliché —Opinó Hirako a la sugerencia de Isane. — Que tal si… "Aditrevni Arusomreh".
— ¡¿QUÉ MIERDA SIGNIFICA ESO?! —Preguntaron al unísono la mayoría.
— ¿Obvio, no? "Hermosura Invertida".
— ¡Pues dilo de una, imbécil!
Y a continuación Shinji se halló besando el suelo con tremendo chichón humeante en la cabeza. Un golpe que le fue otorgado en combo por: Rukia, Risa e Ichigo.
— Ay, chicos anímense ¿Qué tal "El despertar de la princesa"?
Exceptuando a Isane y a Momo, los demás miraron con cara de pocos amigos a la pelinaranja.
— ¡NO!
— Quien se apunta a llamar la misión "El desflorecimiento del melocotón" —Insinuó Risa para el horror de todos, en especial de Matsumoto, Nanao y Renji que se situaron por reflejo delante de Momo en manera protectora.
— ¡MENOS!
— Mojigatos aburridos… —Masculló mosqueada la hermana de Ise.
— Rayos, ¿Por qué se enrollan tanto? Así nunca vamos a terminar —Rezongó malhumorado Ichigo.
— ¡"Ichi" tiene razón!
Un canturreo infantil resonó en el dormitorio por lo que asustados buscaron de dónde provino la voz, nada más para hallar a una chica que no se le calculaba más de trece años detrás de Momo y apoyando su mentón sobre la cabeza de la primera.
Siendo nada menos que Yachiru Kurajishi quien a pesar de su aspecto de una joven apenas entrada en la adolescencia, en realidad era una de las mayores del grupo. Siendo en otras palabras una mujer hecha y derecha pero con el aspecto y la actitud de una niña.
— ¡¿Cuándo llegasteis?!
— ¡Eso no es lo importante, chicos! —Rezongó infantilmente la pelirosada. — Estamos aquí para bautizar una misión ¡Concéntrense!
— No nos vengas con un título ridículo de rimas —Advirtió Nanao, ajustándose las gafas.
— Por favor, "Nana" me ofendes.
— Vamos, Nanao-san. No nos vendría mal oírla ¿Verdad? —Intervino Hinamori.
— ¡Oye a Momo-chan, es muy sabia "Nana"!
Ise gruñó malhumorada y como única respuesta dio un apremiante gesto con la mano, permitiéndole a que comparta con todos la sugerencia que tenga en mente.
— ¡Escuchen bien! Es muuuuy simple —Señaló a un punto del dormitorio y… nada más. Por lo que todos decidieron ver qué rayos señalaba pero se hallaron con la pared.
— ¡ESO NO NOS DICE NADA! —Gritaron exasperados la mayoría.
— Obviamente, si ni siquiera se los he dicho descerebrados sin visión —Refutó Yachiru, sin perder su característica personalidad enérgica ni abandonar su posición en señalar la pared. — La misión se llamará "¡Camino a la Evolución!".
— En realidad no tengo quejas con ese nombre —Agregó Momo. — Después de todo, la idea principal es que está experiencia saque lo mejor de mí e incluso a tomar la iniciativa de probar cosas nuevas. Por supuesto, seguiré siendo la misma pero más sabia que antes —Llevó sus manos a la altura de su pecho y tímidamente se rió para luego decir: — Bueno, eso es lo que yo opino ¿Qué dicen ustedes?
Después de ese discurso tan cautivador, sincero y humilde. Viniendo de una de las personas más cándidas, frágiles, honestas, confiables y leales del grupo…
A nadie le quedo agallas para objetar. Por lo que todos dijeron al unisonó:…
— Se queda el nombre.
— ¡Oh! ¿Un unánime?, es genial —Dijo Hinamori sorprendida de que no fueran discutido esta vez. — Todo es gracias a ti Yachiru-san… ¿Huh? ¿A dónde se fue?
Todos buscaron con la mirada a la pelirosada pero conociéndola se fue y con ella… también los bocadillos.
— Aún yo me pregunto por donde entro —Manifestó su inquietud Ichigo ya que estaba al tanto que Yachiru le hacía la vida imposible a Byakuya en su mansión al ser una invasora constante e invencible, entrando y saliendo cuando le plazca de los territorios Kushiki.
Y definitivamente el pelinaranja no quería tener el mismo destino de éste. Ya tenía suficiente con Rukia.
Súbitamente la puerta se abrió dejando ver a un cansado Yumichika Ayasegawa, al mismo tiempo que en la ventana se asomaba Ikkaku Madarame también con un aspecto extenuado.
— ¿Y a ustedes qué? —Preguntó Matsumoto.
En cuanto a los demás ya se hacían una idea de porque estaban ahí y porque de tan lamentable fachada.
— ¿Han visto a Yachiru?
— Recién acaba de irse —Le contestó Abarai.
— ¡Diablos ¿De dónde guarda la energía esa cría?! —Se quejó Ikkaku, durante toda la mañana han estado con el maldito juego "Buscando a Yachiru". — ¡Andando Yumichika…! —Le dijo soltándose del marco de la ventana y cayendo limpiamente al suelo, a pesar de que estaban en el segundo piso.
Ayasegawa gruñó exasperado. — Un consejo chicos cuando busquen trabajo o tengan uno, si tu superior tiene la apariencia de una cría o sea una ¡ALÉJENSE! —Recomendó. — O si no estarán condenados a ser niñeros de por vida —Oyó la voz de Madarame fuera de la casa, apurándolo. — ¡YA VOY CALVO! —Gritó enfurecido, antes de irse se despidió de todos los cuales le desearon suerte en su búsqueda. Y en vez de darle ánimos, tuvo el efecto opuesto porque no tardo en lamentarse. — ¡Diablos! Los bellos son los que más sufren.
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~…Y ese es el fin de por qué, dónde, cuándo y cómo empezó el proyecto embellecedor "¡Camino a la Evolución!" ~
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— Y así fue del porqué. Shirō-chan.
Hitsugaya se mantenía pensativo y con la boca fruncida en claro descontento con la reciente historia que le acababa de contar su amiga.
— ¿Y así nada más, aceptasteis cambiar?
— Pues… sí, creo que sí. Además, no fue tan malo —Dio un encantador giro sobre su propio eje, capturando la atención de algunas miradas masculinas que… eventualmente no tardaron de apartarlas al cruzarse con la glacial mirada turquesa de su acompañante. — Hasta yo pienso que me veo linda. Y tú… estás encantado ¿Cierto? —Le insinuó pícara, haciéndolo enfadar porque otra vez ella lo estaba fastidiando.
— Eso nunca pasara, así que no tienes de que preocuparte —Contestó tajante Hitsugaya mientras que Momo le miraba con una imperceptible sonrisa. — Sólo quería estar seguro si estarías bien con todo esto.
— ¿Estabas preocupado por mí?
— Hasta donde yo sé… somos amigos de la infancia ¿Cierto?
— Oh… ¿Entonces por qué está distancia tan sobrenatural?
En ese instante, y sólo en ese instante, Tōshirō se percató que durante todo el recorrido ha mantenido inconscientemente una gran distancia de Hinamori. Rápidamente él se sintió atrapado como si fuera cometiendo una fechoría, así que incomodo se excusó:
— No es la gran cosa… sólo estaba un poco perdido en mis pensamientos…
La azabache tan sólo sonrío dulcemente y sorpresivamente se le abalanzo encima a él pero eludió su contacto. Por supuesto, Momo no se dio por vencido, insistiendo en acercarse y abrazarlo…
Por lo que Hitsugaya seguía evitándola de manera automática como si su vida dependiera de ello. Y como estaban los dos en medio de la calle, algunos peatones curiosos que pasaban por ahí (sin detener su andar) no pudieron evitar verlos, preguntándose si era algún tipo de juego.
— ¡A-Ahmn! —Exclamó en un jadeo ahogado el peliblanco cuando su amiga consiguió abrazarlo finalmente, quedándose igual de tieso que una estatua mientras sentía como el alma abandonaba su cuerpo para luego volver y hacer que un chillón sonrojo se asome en sus mejillas, expandiéndose hasta la punta de sus orejas.
— ¡Hehehe, te atrape~!
Momo canturreó victoriosa, ignorante que mientras ella se sentía en la cima del Olimpo… su amigo se sentía a punto de caer en el limbo ¿Y por qué? Simple. Hitsugaya podía sentir a la perfección sobre sus ropas la temperatura corporal del menudo cuerpo pegado al suyo, así como su respiración y el dulce olor a melocotón que embriagaba sus sentidos. No obstante, lo que en verdad le estaba alterando los nervios más que cualquier cosa era sentir como los senos de ella se aplastaban en su pecho.
— ¡¿Q-QUÉ CREES QUE HACES?! —Le rezongó torpemente, liberándose del abrazo.
— ¿Eeeeh? Pues abrazarte.
— ¡N-No…! —Espetó al ver que ella tenía la intención de acercársele, lo cual sorprendió a Momo. Y Tōshirō al darse cuenta de su error, intento remediarlo agregando: — No perdamos el tiempo. Hay que apurarnos si quieres comprarle el regalo a Ichigo ¿No?
Hinamori se recompuso, sonriéndole. — Sí, tienes razón.
Posteriormente él se adelanto, ignorante que apenas que le dio la espalda a su amiga… su afable sonrisa se borró.
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~ ((«».«»)) ~
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— ¡Ne, ne, Shirō-chan! ¿Qué te parece esto…?
Momo se volteo hacía donde supuestamente encontraría a su amigo, pero se encontró sola. Dejó el CD que tenía en manos, volviéndolo a poner en su lugar y entre los pasillos busco a su acompañante.
— ¿Shirō-chan?
— Estoy en el sector de música clásica.
Se dirigió hacia dónde provino la voz, encontrándolo como veía algunos CD mientras que usaba uno de los equipos de la tienda para oír la música que desee o asegurarse que se oyen bien para luego comprarlo.
— Oye, se suponía que me ayudarías a escoger el regalo para Kurosaki-kun.
Se removió los auriculares un poco para oírla con mayor claridad. — A Ichigo le gustara lo que escojas, es una persona simple que valorará más la intención que el propio presente.
Hincho los mofletes aparentando enfado. — ¡Aún así yo quiero regarle algo que le guste! Vamos, Shirō-chan… ¿Huh? —Guardó silencio al alcanzar oír la melodía que venía de los auriculares. — ¡Vaaaaya…! Es curioso, hace unos momentos estaba pensando en esa canción.
— ¿De verdad? Pues… —Iba hacer el ademan de quitarse los auriculares para dárselo a que escuche el resto de la canción pero no fue necesario porque ella se inclino a él, acortando la distancia entre ellos y oír la música…
Provocando que Hitsugaya se sobresalte y los colores se le suban nuevamente al rostro.
— ¡A-Ah! —Momo casi perdió el equilibrio al sentir el repentino abandono del otro cuerpo a su lado. Cuando fue a averiguar el motivo, se encontró con su amigo quitándose los auriculares y excusándose que iba a salir de la tienda a comprar una bebida.
Nuevamente Hinamori se quedó sola, ya era la octava vez que él actuaba así.
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~ ((«».«»)) ~
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Afuera de la tienda era otra historia, Tōshirō intentaba recuperar la compostura gritándose a sí mismo en sus pensamientos; cálmate, ¡Tienes que calmarte!, definitivamente la nueva apariencia de su amiga le estaba jugando en su contra ¡Y ni siquiera entendía por qué! Se supone que sin importar como se vea, ella es (y seguirá siendo) Hinamori, la misma cría llorona que mojó la cama hasta los ocho años.
Así que él debería actuar naturalmente, como siempre lo ha hecho.
— Shirō-chan…
El peliblanco se sobresaltó al oírla (Eso, jamás, en sus veinte años le había pasado porque jamás lo han atrapado con la guardia baja), viró su rostro al lado izquierdo para ver como Momo salía de la tienda… y con las manos vacías. Sus inquietudes personales las dejó a un lado, calmándose por el momento para preguntarle extrañado:
— ¿No comprasteis nada? —Ella, un tanto cabizbaja, negó con la cabeza. — Creí que esta vez estabas segura con esté regalo…
— Mmm… sí yo también —Comenzó a reírse pero sonaba un tanto forzado. Hitsugaya preocupado iba a preguntarle si se encontraba bien pero…
Si había un maldito pero. Su pregunta quedo trabada en la garganta porque un imbécil que salía de la tienda tropezó con Hinamori, causando que ella perdiera el equilibrio y por reflejo se agarra de él para no caerse… eliminando la poca distancia que había entre ellos. En consecuencia, el corazón del peliblanco se agitó en su pecho y la temperatura de su cuerpo había ascendido abruptamente… haciéndosele difícil siquiera el pensar decentemente ante el azoramiento.
— Lo s-siento Shirō-chan… ¿E-Estás bien?
La azabache alzó su rostro, dándole una perfecta vista a Tōshirō de ella. Apreciando esa linda carita de ella tan inocente con ese tierno sonrojo adornando sus mejillas, sus grandes ojos castaños que siempre le han parecido deslumbrantes y sus labios carnosos que desprendían un dulce aroma a cereza.
Momo se preocupo al ver que él parecía abstraído en ver algo, así que se puso de puntillas y volvió a llamarlo. Teniendo está vez el efecto deseado que reaccionara, Hitsugaya rápidamente la apartó de su persona.
Se aclaró la garganta mientras que se revolvía incomodo su cabellera blanquecina. — Bueno si no vas a comprar nada aquí… será mejor que continuemos —Le dio la espalda y empezó a caminar, sin darse cuenta que aceleraba el paso cada vez más al estar sumergido en sus reflexiones.
¡Tsk! Esto es muy peligroso, pensaba inquieto Tōshirō cubriéndose la boca con una de sus manos. No pudiendo creer que haces unos momentos cuando la tenía cerca, se le cruzo el pensamiento de quererla besar.
Hinamori es su amiga, así que… no hay manera que pueda verla con ojos indecentes. No hay manera… que ella me guste., aseveró en sus pensamientos al mismo tiempo que su rostro inexplicablemente se volvía taciturno y su mirada turquesa se ensombrecía mientras que la zona del pecho le dolía un poco.
¡THUMP!
El sonido sordo de un golpe saco de sus reflexiones a Hitsugaya que se volteo a ver la causa, observando a lo lejos como su amiga estaba sentada en el suelo. Inmediatamente se acercó, preocupado de su condición…
A simple vista notó que tenía unos pequeños raspones en las rodillas pero no eran nada graves. Aún así, ella se mantenía en silencio y cabizbaja, ocultando su mirada bajo su flequillo lo cual se le hacía difícil saber que le pasaba a su amiga.
— Oye ¿Estás bien? —Momo tan sólo asintió y en vez de calmarlo, eso le preocupo todavía más. — ¿Puedes levantarte? —Pero no le contestó, ni siquiera cabeceo por lo que dedujo que podía haber dos razones a su comportamiento:
1) Ella estaba enojada por algo, tal vez por haberse caído o que todavía no encontraba el regalo perfecto para Kurosaki; O podía ser la 2) A Momo le dolía los rapones, por lo que quería llorar pero se contenía en un intento de mostrarse fuerte ante él. Algo muy usual en su amiga quien siempre intenta mostrarse tranquila hacia su persona (En lo personal, jamás entendió los motivos, tal vez porque no quería preocuparlo de más).
— Venga… —La tomo del brazo para ayudarla a levantarse pero Momo se zafó de su agarre, sorprendiéndole. — ¿Hinamori?
— ¿Por qué? —Cuestionó en un tono de voz frío e inmutable, al mismo tiempo que entre sus delicados dedos agarraba con fuerza una buena parte de la falda de su vestido. — Hoy se suponía… que sería un día en donde lo pasaríamos juntos, buscando el regalo para Kurosaki-kun.
— ¿Ah?
Alzó su rostro, dejando ver como de los ojos castaños se derramaban lágrimas que hacían un camino por sus sonrojadas mejillas.
— ¡¿Hina…?!
— ¿Sabes?… Experimente muchos cambios la semana pasada con las chicas, tantas cosas nuevas que jamás imagine vivir y… tan r-rápido. Fueron realmente agobiantes —Decía lo mejor posible entre sollozos. — Pero… hoy, ser ignorada por ti ¡Fue lo peor!
Tōshirō no pudo disimular la sorpresa al oír esa confesión ni que un chillón sonrojo escarlata apareciera en sus mejillas. Incomodo pero sobretodo conmovido por tal revelación quiso decirle algo para calmarla, se sentía un idiota el hecho de ser el causante de sus males…
— Hinamori… yo…
¿Qué podía decir? Él era malísimo con las palabras, no, aún peor, él no era muy expresivo que digamos. Motivo número uno de porque ahora tenía a una Momo triste.
— ¡U-UWAAAAAAA~AH! —Sollozó fuertemente ella, sobresaltándolo a él y a varios peatones pasajeros que pasaban por ahí.
— Hey… c-cálmate.
— ¿Por q-qué Shirō-chan…? N-No… ¡No es justo! ¡Hic! —Hipó mientras que se limpiaba torpemente las lágrimas con sus manos, sin el efecto deseado de detenerlas. Se veía tan indefensa y vulnerable igual que una niña pequeña. — Y-Yo… r-realmente espere este día… ¡Hic! Y divertirnos j-juntos…
Si Hitsugaya se sentía anteriormente como un idiota, ahora se sentía como el ser más vil y horrible de la tierra.
Y como él no tenía las palabras adecuadas para confortarla…
— ¿Huh?
Inesperadamente Momo sintió una mano situarse en su cabeza, brindándole gentiles acaricias en el cabello. Alzó su mirada para corroborar que el dueño de aquella mano le pertenecía a su amigo quien tenía una expresión que no sabía definir si mostraba vergüenza o irritación o ambas.
— ¿…Shirō-chan?
— ¡Es Hitsugaya! —Le corrigió, las suaves acaricias se volvieron un poco más enérgicas. En consecuencia, despeinándola. — ¡Hit-su-ga-ya! Recuérdalo Hinamori —Le indicó, percibiéndose sutilmente ternura en su voz.
Ella salió de su sorpresa, devolviéndole el gesto con cierta melancolía. — Hehe… Es verdad.
Posteriormente él la ayudo a levantarse, Momo se sacudió las ropas y con el pañuelo que su amigo le entrego, se limpió los raspones que tenía en las rodillas y manos.
— Bien ¿Ahora dónde vamos?
Lo meditó un poco antes de contestarle. — Hay una tienda a dos calles de aquí que me recomendó Rukia, quiero ir allá —Él asintió pero en vez de avanzar, le extendió la mano con aquella expresión tan austera y templada que lo caracteriza.
Sin embargo, la azabache por mucho que lo conociera está vez no tenía la más mínima idea del significado de su acción. Por lo que le miró apremiante a lo que él le contestó:…
— No pienso devolverme cada vez que te tropieces, vamos.
Esa fue su excusa, una tosca y nada amable en realidad, pero ella podía ver más de esas insensibles palabras por lo cual sabía muy bien que su amigo se preocupaba por su bienestar, así que con una sonrisa enlazo gustosamente su mano con la de él. Retomando su andar con la diferencia que ahora lo hacían juntos, caminando a la par, de lado a lado y al mismo ritmo.
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~ ((«».«»)) ~
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— ¡Qué rico~!
Dentro de una cafetería, situados en una esquina, estaba Hitsugaya y Momo dándose un descanso de las compras que… ya llegó a su fin porque ella encontró algo que considero perfecto como regalo para el joven Kurosaki.
— No es para tanto… —Indicó él, tomando de su té que acompañaba con una tarta de chocolate y café con un toque a sabor a menta en el merengue.
— Bueno, si tuvieras probando tu dulce favorito dirías lo mismo —Refutó infantilmente ella para luego dar un bocado a su tarta de melocotón, pronunciando un dulce ronroneo que inquieto un poco a su acompañante.
— ¿Qué te he dicho de hacer sonidos extraños?
— ¿Ah?
Tōshirō se arrepintió de lo que dijo, así que prefirió obviar el tema, desviando su mirada de ella con cara de pocos amigos.
— N-Nada… olvídalo.
Momo no tardo en olvidar el asunto al notar que cerca de la comisura de los labios de su amigo, tenía rastro de merengue. Sin poder contenerse se carcajeo divertida, capturando la atención del peliblanco que arqueo una ceja en interrogativa.
— ¿Qué?
— Es que tienes un poco de crema… —Estiró la mano para limpiarlo pero Hitsugaya se resistió… igual como cuando eran niños. — Shirō-chan, déjame limpiarte.
— Puedo hacerlo solo —Rezongó, usando la servilleta para limpiarse… pero no lo paso en el lugar correcto.
— Nop, sigue ahí. Ven deja de ser tan terco… —Insistió, intentando limpiarle pero él siguió rehusándose. Evadiendo su mano.
— Sólo dime donde y yo lo hago —Momo bufó y le dio las indicaciones… sin éxito alguno.
— Sigue ahí ¿Ya me vas a dejar ayudarte?
No obstante, hablamos de su amigo quien tiende a veces comportarse como el niño malcriado que era en su infancia.
— No. Antes de irnos iré al baño y ahí me limpiare.
— ¿Y hasta entonces vas a andar con merengue en tu cara? —Él se encogió de hombros, restándole importancia. Hinamori quien no estaba de acuerdo, volvió hacer el intento pero Tōshirō fue más rápido agarrándola de las muñecas y obligándola a que colocara las manos sobre la mesa.
La joven intento liberarse del agarre… pero era obvio que él la superaba en fuerza y no ayudaba mucho al recibir esa sonrisa socarrona de parte de su amigo.
— ¿Te rindes?
— Nop.
Y a continuación, se levanto de su asiento e inclino su cuerpo hasta que su cara quedó a pocos centímetros del de su amigo que se quedo estupefacto… y antes de que él sospechara lo que se proponía Momo; sintió como algo húmedo y cálido pasaba cerca de la comisura de sus labios, provocándole un indescriptible escalofrío que lo estremeció de la cabeza a los pies.
— Listo —Dijo satisfecha ella, volviendo a tomar asiento mientras que se relamía los labios.
Por otro lado, la mente de Hitsugaya analizaba con lentitud todo y cuando finalmente comprendió que aquella sensación húmeda que le despertó un cosquilleo en esa zona fue producto de un lametón; su cara se clonó roja como la luz de un semáforo y sus fracciones faciales se descompusieron.
— ¡¿PERO QUÉ…?! —Su gritó fue silenciado rápidamente por ella que logró liberar sus manos de su agarre y las situó en su boca.
— ¡Sssh! Estamos en una cafetería, Hitsugaya-kun… ¡Ay! —Pronunció al sentir como la mano que cubría la boca de su amigo, le fue propinado un mordisco. No muy fuerte pero lo suficiente para dejar de silenciarlo. — Mou… ¿Y así me agradeces?
— ¡¿AGRADE…?! —Guardó silencio, intento calmarse para poder discutir con su amiga. Sin embargo, era tarea difícil cuando su corazón amenazaba en salir despedido de su pecho, la cara le ardía y en su mente se materializaba la sugerente idea de jalar a Momo hacía él para besarla con avidez. — ¡¿Por qué hicisteis eso?!
— No me dejabas usar las manos —Contestó como si fuera lo más obvio. Alterando todavía más los nervios del peliblanco que no podía concebir el hecho de que ella actué tan despreocupada como si propinarle lametones a la cara a la gente es normal.
…Y entonces cuando él iba a darle los sermones de los sermones, se contuvo al cruzársele un pensamiento. Haciendo que dejara de lado su reproche para preguntarle:
— ¿Le has hecho a otro… lo que me acabas de hacer?
— No. Sólo lo hice contigo por ser tú —Indicó y él le creyó automáticamente al ver reflejada genuina sinceridad en su mirada castaña. — ¿Por qué? ¿Quieres que se lo haga a alguien…?
— ¡NO! —Se dio cuenta que alzó la voz, por lo que se aclaró la garganta y añadió más tranquilo: — Sólo… no vuelvas hacerlo en público.
— Oh, ¿Entonces está bien si no estamos en público? —Cuestionó ingenuamente.
— ¡No! No lo vuelvas hacer y punto.
La azabache asintió, reinando después un sepulcral silencio entre ellos por unos segundos hasta que Tōshirō se excusó en ir al baño. Ella lo siguió con la mirada y solamente después de que él entro al baño, dejó ver que una de sus manos, que mantenía oculta debajo de la mesa; tenía los dedos cruzados.
Posteriormente oyó una melodía que provenía de su cartera por lo que rápidamente saco de ella su móvil, observo en su pantalla que había recibido un mensaje de texto. Verifico primero que su amigo no haya salido todavía del baño y al corroborarlo, se dispuso a leer el mensaje:
~De: Rangiku M. – Asunto: (No título)~
"¿Cómo marcha la segunda etapa de la misión?"
Momo se carcajeó divertida y tecleó rápidamente, enviando a cambio:
"Perfecto. Si sigue así, podremos avanzar a la tercera etapa."
Su sonrisa se amplió al recordar los eventos pasados de la semana pasada. Ella en realidad no le había mentido a Tōshirō cuando le contó de por qué cambió su apariencia, al principio el proyecto "¡Camino a la Evolución!" era con objetivos meramente desinteresados… pero al transcurrir los días, los propósitos sufrieron una "metamorfosis".
Y Hitsugaya apenas había probado la punta del iceberg de su nuevo look.
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FIN DEL CAPÍTULO 1.
Nota de ChibiFjola (Día, 12/Enero/2016 - 12:47pm.):
Muy bien, espero que les haya gustado. Es mi primer fic oficial y largo de BLEACH con la pareja HitsuHina (Yaay! xD) así que espero haber superado las expectativas de todos o… al menos haber alcanzado un promedio decente (x.X). Una de las cosas que quisiera pedirles es si me pueden responder las siguientes preguntas cuando vayan a comentar:
[!] ¿Mantuve la personalidad de los personajes? Especialmente de Hitsugaya y Hinamori.
[!] ¿Mi forma de narrar la historia, la entendieron sin problema?
[!] Los escenarios de humor ¿Les parecieron graciosos o muy exagerados?
[!] Los escenarios de HitsuHina ¿Qué les pareció?
[!] ¿Tienen alguna duda con el capítulo?, por favor, si la tienen, no se repriman de preguntar que yo les responderé sin problema alguno.
Por favor, les agradecería un montón si pueden responderlas para así mejorar en mi escritura y también para futuros proyectos tengo en mente de la pareja HitsuHina (…Entre otras de Bleach). Bueno, sin más que decir, no les quito más de su tiempo queridos lectores y me despido como Gin Ichimaru xD: ¡Bye-Bye!
