Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad exclusiva de Masashi Kishimoto su creador.

.

.

.

.

Sakura's Pov

A pesar de estar a varios metros bajo tierra podía escuchar el rugido imponente de la tormenta, que azotaba sin remordimiento alguno contra la superficie. Al cerrar los ojos me era demasiado fácil imaginar a los árboles partirse en dos a causa del viento y la fuerza con la que el agua avanzaba. Varias veces imaginé el estar ahí afuera, dentro de alguna cueva o frente alguna ventana observando las gruesas gotas derramarse sobre el suelo o el cristal con bruscos movimientos. Imaginé también que, al día siguiente, salía de mi sombrío escondite para ver el caos que la tormenta había dejado… que en realidad, era muy probable que dejase. Y lo peor fue, que poco y nada me importaba. Tenía varias cosas en mente y ninguna tenía relación con el exterior. En realidad solo pensaba en él cuando era necesario e, incluso en ese momento, solo lo hacía porque aquellos estruendos que la tormenta regalaba me parecían relajantes. A su muy bizarra manera.

Lo que dejé haya arriba dejó de ser de mi incumbencia en cuanto decidí poner un pie dentro de este lugar. Condenándome a una vida oculta, criminal, lúgubre; pero llena de esperanza, compañía y sobre todo amor; claro que solo por mi parte. Sin embargo a veces me llegaba el sentimentalismo y me ponía a pensar en aquel exterior lejano ante mis manos. En el cielo azul de aquellos días de verano, en el brillante verde de las hojas al caer, en la brisa del mar acariciando mi rostro. En él, en ellos. Y en esas pocas cosas que, ahora, rara vez tenía el placer de disfrutar. Eso me hacía mal. Y debía reconocerlo, para mi salud mental, las recordaba constantemente.

Enfoque mi vista en un punto nulo de aquella habitación. Entre la penumbra, bloqueada tan solo por un par de velas al pie de mi cama, vi mi ropa tendida. Y no pude evitar apretar inconscientemente el agarre de la toalla. Si, acababa de bañarme. El agua, aun tibia, descendía desde la raíz de mi pelo, empapando mis hombros. Y se perdía en mi espalda y el inicio de mi escote. Mis manos húmedas acariciaban la tela con aires de preocupación. Deseaba que estuviera aquí. ¿Por qué no estaba aquí?

-¡Lo siento!- Gritó pesadamente al entrar una figura alta y fornida; un hombre.- Sakura ¡Dios! En verdad lo siento tanto, tanto…-Tomó con frustración su cabello y tiro de él lanzando maldiciones. Avanzaba hacia a mí con peligrosas zancadas, como un animal hambriento asechando a su presa.

-¿I-Itachi…?- Me tomo por los hombros con brusquedad y me recostó sobre la cama; quedando el sobre mí. Escondiendo su rostro en mi pecho sin dejar de maldecir. El calor de su respiración me pareció infinitamente placentero y, neciamente desee acercarlo más a mí, acortar la distancia en un suspiro y olvidarnos del resto en cuestión de segundos. Tomé un mechón de su coleta y lo lleve a mi nariz, aspirando su fuerte aroma: chocolate amargo. El más candente de todos los chocolates. El más deseado. Acaricié por primera vez sus hebras azabaches y me sentí inmensamente dichosa. Pero al hablar mi voz reflejaba cierto dolor.- Itachi ¿De… de qué me estás hablando?

-Sakura perdóname… Te juro que traté pero…-La voz se le ahogó sobre mi piel desnuda.- Sakura… Yo no puedo.- Era raro verlo tan frágil, acurrucado sobre mi hombro como un niño pequeño lleno de temores.

Sus temores. Siempre me pregunté sobre ellos. Pero Itachi nunca me los dijo. Y para ser sincera, temía conocerlos. Itachi no era alguien expresivo, nunca lo fue. Pero aún así, aunque no dijera nada, a través de sus ojos podías ver una gran carga. Una tremenda pena comparada con poco más que la soledad. La nula razón del ser, el motivo incierto de una existencia. Quería que supiera que no estaba solo, que me tenía a mí.

-Sakura yo… te deseo.- Susurró ahogándose con el olor de mi piel, dejándome aturdida. Apenas terminó de decir la oración reclamó mis labios con una fiereza exquisita, tomándome de lo que podía. Inundando la habitación apenumbrada en un erótico momento lleno de irracionalidad. Un momento que yo deseaba. Que anhelaba con cada pequeña fibra de mí ser. Y por esa simple razón, no dude en corresponder.

.

.

.

.

Naruto's Pov

Cada paso dado era más complicado que el anterior. Como si la noche estuviese empeñada en evitar traerla de regreso a casa. Su casa. El fango se colaba entre los dedos con una facilidad impresionante. Impidiendo el movimiento y dejándonos sin aliento. El viento azotaba feroz contra los árboles y, de vez en cuando, contra nosotros mismos. El agua bajaba por las montañas haciendo de cada camino, un verdadero pantano. Sin salida.

Aquello era un mar y yo quería ver a las sirenas; a mí sirena. Por eso nunca desistimos. Cada uno deseaba verla.

Aún recuerdo el día en que me enteré de su partida. Aquel día lloré, grité, llamé, odié… pero sobretodo, me sentí herido. Como si hubiéramos hecho alguna promesa y ambos nos hubiésemos olvidado de ella. Yo prometería cuidar de ella, acompañarla, ser su guía. Y ella haría lo mismo, siempre a mi lado." Y de nuevo todos aquellos recuerdos se presentaban a mi alrededor. Tan nítidos como cuando ocurrieron, tan claros… que aún hacían mella en mi pecho.

-¡Naruto!- Gritó Ino molesta.- ¿Has visto a Sakura? Iba a buscarla pero no pude porque Sai y yo tuvimos un…-Se sonrojó.- una reconciliación.- Sonreí libidinoso. Había pasado demasiado tiempo con ero-sennin como para entender y hablar fluidamente el complicado lenguaje de las indirectas. Todas o, la gran mayoría, cargadas de morbosidad pura.- La he visto desanimada estos días pero…-De pronto, puso sus puños a los costados de ambos lados de su cadera, justo como Sakura-chan hacía cuando me reprochaba algo.- ¡Naruto! ¡Idiota! ¿Me estás escuchando?

-Ah… si, si.- Respondí nerviosamente. ¡Mierda, se dio cuenta! Pensé. Me miró con ojos entrecerrados, pero no dijo nada.

-Naruto…¿Sucedió algo… haya en la guarida de Orochimaru? ¿Algo sobre… Sasuke?- Preguntó tomándome desprevenido. Su rostro reflejaba preocupación. Y no podía culparla, Sakura-chan era su mejor amiga desde la infancia. Se querían como hermanas. Y yo mismo había visto el semblante de Sakura al volver de aquella misión. Sus ojos, antes llenos de luz, estaban opacos. Dejando lágrimas contenidas. Ella no tenía por que aparentar fortaleza en un momento así. Sin embargo lo hacía. Y yo, consciente de ello, dejé que se reprimiera. Su hubiese sabido todo el daño que le causo aquello…

-Ino, Sasuke…-Comencé.-Sasuke sigue siendo el mismo idiota de siempre. Sigue igual de chulo, esperando a que los demás le rueguen. Es… Solo necesita darse cuenta de las estupideces que hace y vendrá. Te lo aseguro ¡dattebayo!- Finalicé sonriente.

El rostro de Ino se contrajo en una mueca. Sabía lo que pensaba. "A mí Sasuke me importa un bledo, Sakura es la que me preocupa. Él imbécil le ha hecho tanto daño…" Y aunque Sasuke fuera mi amigo, en cierta forma, estaba de acuerdo con Ino: Uchiha Sasuke era un reverendo imbécil… más que yo.

-¡Naruto-kun!- Gritaron a lo lejos. Entre la multitud de las atestadas calles de Konoha, una figura menudita se abría paso, una sonrojada Hinata… Supongo que por el esfuerzo o algo así. Ella gritaba mi nombre incesantemente. Cuando llegó, necesitó apoyarse en sus rodillas para recobrar el aliento perdido… y el equilibrio.- Na…N-Na… Naruto-kun… Tsunade-sama m-me ha pedido que te diga…. Ella q-quiere verte en su despacho.- Murmuró echa un tomate. ¿Pero por qué si ya no estaba corriendo?

Miré por el rabillo de ojo a Ino.

-Gracias, Hinata-chan.- Respondí con una sonrisa, para después girarme hacia la rubia.- Ino, no te preocupes. Sakura-chan es fuerte.- Si yo mismo hubiese comprendido el significado de mis propias palabras…

-Lo sé, Naruto. Gracias.- Respondió, pero la preocupación en su rostro no cambio.

Después de aquello la vieja me envió a una misión fuera, en el país del té. No fue difícil, pero resulté tener heridas serias, así que terminé postrado ante una cama, de vuelta en el hospital de Konoha.

-¡Kiba! Hey ¿Cómo estás?- Saludé.- Oye ¿No has visto a Sakura-chan? Se supone que ella es mi doctora personal pero…- Sonreí. Oh, cuantos hombres no me odiaban por ser siempre atendido por aquella bella pelirosa. Claro, siendo su mejor amigo tenía privilegios. Privilegios que la misma Sakura no me dejaba utilizar…- No ha aparecido desde que llegué, ni siquiera para saludar o revisarme… ¿Estará en alguna misión?

El rostro de Kiba se volvió sombrío. Como el de Gaara y sus instintos asesinos…

-Naruto…- Susurró con voz queda.- chico, en verdad, lo siento…-Puso una mano sobre mi hombro y lo apretó con fuerza como si buscara fuerzas donde no tenía.- Yo… también la amaba.- Apretó con la mano libre las sábanas de la cama y dio un suspiro hondo; lleno de pesar.- Sakura no…

-¡Kiba-kun! Tsunade-sama tiene noticias sobre Sak…- Hinata palideció.- Na-Naruto-kun… estas… estas despierto…

-Hinata.- Mi voz se me antojó más ronca de lo normal.- ¿Qué le sucedió a Sakura-chan?

-Naruto… - Los ojos de Kiba se cristalizaron.- Sakura fue asesinad…

-Te equivocas, Kiba.- Susurró Hinata.- Sakura está viva y… entró a Akatsuki.

-¡¿Qué?- Preguntamos Kiba y yo al unísono.

Aquello sin duda nos brindo una esperanza. Ínfima, pero esperanza al fin y al cabo. Claro que eso no fue lo peor, no lo peor, creo, fue que Sakura-chan no fue secuestrada, ni inducida por algún jutsu, ni mucho menos. Fue por cuenta propia e incluso, temo que sea feliz ahí. Que nos haya olvidado de la misma forma que Sasuke, porque nosotros seguimos ahí para ella, Kiba, Ino, Lee, Hinata, Tenten, Sai y yo… Porque es mi mejor amiga; porque todos buscando a la sirena. A nuestra sirena.

.

.

.

.

ok... Amm este es y será mi primer lemmon, espero les guste. Creí que sería un One-shot pero... como verán, no fue así hehe. Bueno, primero quiero aclarar ciertas cosas:

Memorias de una caja sin la terminare, solo que esta idea en si ya estaba planteada y pues, era mi deber terminarla.

También escribiré Sasusaku, no se preocupen por ello... y amm, creo que es todo.

¡Efaristho!

PC.