Nota: Bueno, aquí está el primer capítulo de 'Ruedas del Destino'. Será de capítulos de este largo aproximado al contrario de los capítulos cortos de 'Alas' y los largos de la serie 'Tonos'.
No puedo prometer constancia a raiz de que planeo terminar el otro fic en el que estoy trabajando antes de prestarle toda mi atención a este, sin embargo no creo que valla a ser largo.
Bueno, Todos los derechos reservados de J.K. Rowling y S. Meyer.
Un preludio de la historia fue publicado bajo el nombre 'Noche Eterna'.
Saludos,
Luna Ming
Ruedas del destino
La inteligente
"Bella, no me gusta que vallas sola."
La chica en cuestión estaba sentada en el asiento de acompañante de un Volvo plateado, al lado de su prometido.
Se había enterado de la desaparición de Jacob hacía poco, pero esa no era la razón por la que estaba ahí…
No, la razón era otra.
"Edward, la gente de La Push nos ha ayudado mucho con el tema de Victoria… no podemos darles la espalda cuando llaman para pedir ayuda."
"Lo que aun no entiendo es porque te pidieron ayuda a ti. No es por ofender, pero si hubiera peligro creería que es más sabio llamar a Carlisle, no a ti."
"Sam no me dijo el porque de que necesitaran mi ayuda, tranquilamente puede que tenga que ver con Jacob. Tal vez lo encontraron."
"Si se trata del pulgoso, mantente alejado de él."
"Es mi amigo, Edward… no lo voy a abandonar simplemente porque me lo ordenes."
"Me rindo, está bien, ve, pero llévate el auto."
"Pero tu…"
"Puedo correr, recuerda: 'super rápido'"
"Estúpido vampiro…"
"¡Hey!" El vampiro la besó suavemente, bajándose del auto para que esta pudiera tomar el mando. "Recuerda tener a mano el celular por si algo sucede y tener las llaves del auto en el contacto."
"Tranquilo, no me va a pasar nada, solo voy a la casa de Sam, allí estará Emily, no va a hacer nada delante de ella."
"Eso espero…"
Fue 4 horas después, que el mismo volvo se estacionó delante de la casa de los Cullen con dos pasajeras dentro.
Al instante varios de la familia salieron a recibirles, viendo que Bella estaba acompañada.
"Traje compañía, espero que no les moleste."
Jasper, Edward y Alice se vieron confundidos unos a otros, negando con la cabeza.
"¿Qué pasa?"
"Nada, no te preocupes… ¿A quien trajiste, querida?" Preguntó Esme curiosa.
Bella podía ver los labios de Edward, Jasper y Alice moviéndose rápidamente en una conversación silenciosa, pero inmediatamente despegó la mirada de ellos para dirigirla a Emmett, que parecía estar escuchándoles a unos pasos de distancia.
"Emmett, ven a ayudarme, no creo que baje sola…"
Al instante el enorme hombre se acercó a la puerta de pasajero, abriéndola y esperando algo, pero al final se agachó, desabrochando el cinturón de seguridad y sacando de allí a una chica de la misma altura que Alice, con el cabello castaño largo, descuidado y completamente mojado; y ropas que parecían varias tallas más grandes que ella, de hombre, solo sostenidas en su lugar por un cinturón que daba dos vueltas alrededor de su cintura.
"¿Podrías recostarla en la cama del cuarto de Edward? Enseguida iré para allá, tengo que hablar con ellos antes."
Emmett se había quedado mirando la forma en sus brazos que se comportaba como una muñeca de trapo, dejando que el movimiento la moldee.
A paso humano, el resto de la familia comenzó a entrar al living de la casa, acomodándose en los asientos y mirando expectantes a Bella que se había sentado sobre Edward.
"Hueles a pulgoso." Bromeó su prometido mientras se acomodaban todos, pero fue contestado con un rostro serio.
"Ahora no, Edward… esto es serio."
"Bella, sería bueno que nos comentaras que necesitaban la manada de lobos." Finalmente intervino Carlisle, cuando Emmett se sentó y Rosalie bajó las escaleras desde su cuarto.
"Verán… me llamaron para ayudar a la chica…" Comenzó a contar. "Según me dijeron, un hombre-lobo de los condenados, como ellos le llamaron, llegó a la casa de Sam hace 1 mes y la dejó allí pidiendo que la protejan… pero hasta ahora no saben ni su nombre…"
Bella se bajó del auto y se acercó caminando a la pequeña casa que pertenecía a Emily y Sam.
A un lado de la puerta, sentada en el suelo vio una forma pequeña acurrucada con un enorme libro abierto delante de ella, el cabello rizado y revuelto cubriéndole la cara, los dedos firmes y sin movimiento, mostrando unas contusiones antiguas de color verdoso en los brazos.
A pesar del frío estaba extrañamente descubierta y parecía tener una rama de árbol descansando a su lado.
Se acercó más a la puerta, pero la chica no parecía reconocer su presencia, simplemente no apartaba la vista de las palabras que estaba leyendo, ni siquiera cuando le saludó con un ligero hola.
Cuando tocó, la puerta se abrió rápidamente con Seth parado allí, expresión preocupada, pero en cuanto la vio se relajó ligeramente, asomándose para ver a la chica que seguía leyendo.
Entró, siendo empujada ligeramente y se encontró en un ambiente de tensión nunca antes conocido entre la manada. Era como si un enorme balde de cubos de hielo les hubiera bañado y aun no se hubiera podido cambiar de las heladas ropas.
Era, simple y llanamente, incómodo.
Hasta que el alfa de la manada se acercó a ella de entre todas las caras largas en el lugar, mientras Leah salía por la puerta y Emily se dirigía a la cocina para preparar algo de comer.
"Lamento tener que haberte llamado a ti, pero parece que es lo único que se nos ocurrió en estos momentos…" La voz dura de Sam le llegó con fuerza… algo pasaba y solo ella podía ayudar.
"¿Qué pasa? Pueden decirme, haré lo que pueda…" Respondió sonrojándose por la intensidad de todas las miradas y por un momento deseó poder esconderse bajo un sillón para que no siguieran el escrutinio.
"Es… ella." Trató Quil de explicar sin mucho éxito.
"Creo que debes haber visto la niña que estaba en el frente de la casa." Aclaró mejor Sam mientras le ofrecía de sentarse en la mesa.
"Si, no le he visto antes… ¿Cuándo llegó?"
"Hace 1 mes." Agregó el cortante Paul, mirando a otro lado.
Bella tuvo que hacer cálculos. 1 mes atrás es que comenzaron a reunirse para aprender a pelear contra los neófitos… y luego la pelea con Victoria. No, eso fue hacía 3 semanas… ¿Ella ya estaba allí?
"Entonces llegó…"
"Antes de que matáramos a Victoria, si."
"¿Qué sucede? ¿Por qué me llamaron?"
"Un lobo condenado imprintó en ella." Soltó de repente Jared con se ceño fruncido.
"¿Un lobo condenado? ¿Qué es eso?"
"Es un hombre-lobo que fue condenado por mordida… los típicos de las películas de miedo que se transforman durante la luna llena."
"¿Entonces cual es el problema?" Trató de comprender.
Imprintar significaba algo bueno para los hombres-lobo ¿Verdad? ¿Entonces por que las caras largas?
"Él se fue… un día apareció en nuestra puerta con ella inconsciente y se fue. No ha hablado con nosotros desde entonces… de hecho no ha hablado con nadie salvo con…"
"Jacob." Concluyó con pesar y todos asintieron. "¿Qué puedo hacer yo?"
"¿Recuerdas cuando la sanguijuela se fue?" El dolor del recuerdo hizo que se olvidara de corregirles por el término que habían usado con su prometido.
Si, recordaba… recordaba demasiado bien como había dejado de ser ella misma, había dejado de sentir, de pensar, de razonar… hasta que comenzó a reunirse con Jacob, su sol personal.
"Es muy parecido a como tu estabas entonces… pero Jacob no se quedó suficiente tiempo como para ver una mejora real. Ella lo adoraba, era su hermano en todo el sentido menos la sangre. Solo él sabe su nombre y ni siquiera por medio de la unión de manada pudimos descubrirlo. Ya no sabemos que hacer con ella… creímos que tu habiendo pasado por algo parecido podría hacerle entrar en razón o algo."
"¿Hay algo más que deba saber?" Preguntó tratando de no abrazarse tratando de unirse al recordar el vacío del agujero que se formaba cada vez que recordaba lo que era estar sin Edward.
"Jacob se fue hace semana y media, desde entonces directamente ha dejado de comer, todas las noches se despierta con pesadillas apenas durmiendo y se pasa horas enteras leyendo esos libros que el 'condenado' le dejó… nadie puede poner una mano sobre estos sin que ella se enoje." Respondió intranquilo Seth.
"Leah es quien se encarga de bañarla, pero se niega a vestir algo que no sea la ropa de Jacob o la del que la trajo." Agregó Jared.
"Y no ha tenido su ciclo, sin estar…" Aclaró Paul, haciendo señas de embarazada.
"La llevaré con los Cullen." Todos se movieron para protestar, pero ella alzó una mano, algo asustada al ver a unos temblar. "Se que odian esto, pero Edward seguramente podría sacar el nombre de su cabeza, a menos que Jacob se transforme a la vez que ustedes y puedan discutir el nombre de ella con él."
Con un gruñido, Sam asintió… no quedaba mucho más que hacer.
"Ve a la casa de Jacob, Leah la está bañando." Dijo este mientras le acompañaba a la puerta, pero antes de cerrarla, salió con ella y le miró seriamente.
"Antes de que te vallas, hay algo más que debes saber…" La chica le miró esperando a que continúe. "Él no quiso morderla… no quiso transformarla y por lo que dijo, se fue para estar con otra mujer."
La joven metió aire en los pulmones.
'Él no quiso morderla'… Eso le sonaba extrañamente familiar…
"¿Sabes el nombre de él al menos?"
"Si, su nombre es Remus Lupin."
"Así que…"
"Bueno, Edward… ¿Puedes decirnos su nombre?" Preguntó Esme amablemente al mayor de sus hijos, el cual negó con la cabeza.
"¿No? ¿Por qué no?" Exclamó alarmada Bella.
"No puedo leerle… no como a ti, ni siquiera puedo detectar tu mente. Pero con ella… es como si una pared rodeara sus pensamientos. No puedo acceder a ellos." Explicó frunciendo el seño en una voz que pasaba a los oídos como si de seda se tratase.
"¿Y que hay de ustedes?" Se giró señalando a Alice, que se encontraba sumida en pensamientos al lado de Jasper que parecía esforzarse tratando de hacer algo.
"Puedo detectar lo que siente, pero no puedo sentirlo ni modificarlo… es como si algo le estuviera bloqueando. Tal vez se trate de eso de imprintar con un lobo."
"No puedo ver su futuro directamente a través de sus acciones, como si no tuviera nada decidido… pero puedo verlo cruzándose con el nuestro en varias ocasiones… aun no tengo un nombre, pero puedo seguir intentando."
"¿Los lobos te ha comentado algo más sobre ella, Bella? ¿Has hablado con Leah?" Preguntó Carlisle interesado.
"Bueno… si."
Tocó la puerta, que inmediatamente fue abierta por Leah.
Ese día, Charlie y Billy habían decidido ir de pesca, así que estaba segura de que no estaba allí.
"¿Has decidido ayudar?" Preguntó con un gruñido bajo la otra chica, mientras le hacía pasar y le guiaba al baño.
Tragando pesadamente asintió. No quería molestarle, sabía que todos estaban al tanto de su 'problemita' con Jacob, pero ellos le habían llamado a ella, no al revés, así que no debería comenzar una contienda en la que seguramente terminaría muerta.
"Si, me han explicado algunas cosas… la llevaré con los Cullen." Trató de sonar tan pacificadora como pudiera, pero la otra fémina de todas formas se veía lívida ante la idea. "Edward podría leer en su mente su nombre aunque sea."
Aun sin estar conforme, la otra chica asintió y le hizo pasar al baño, donde en una pequeña tina se encontraba la otra chica sentada abrazada sus rodillas con apenas 10cm de agua y mirando al vacío.
"¿Cómo terminó así?" Preguntó casi horrorizada al ver las varias contusiones que lentamente se estaban desvaneciendo o volviéndose de un tono verdoso claro.
"No lo sabemos… cuando llegó estaba en un estado horrible. Tenía unos cortes, esos los pudimos coser y están sanando bien. Los golpes por otro lado, solo el tiempo los puede curar." Explicó la otra chica que se había arrodillado al lado de la bañera y comenzaba a masajear shampoo en la cabeza de la jovencita que no se daba por aludida.
"Cuando estuve como ella solía moverme de todas formas… podía bañarme por mi misma, iba al colegio y hacía las cosas de la casa. Sin uso de razón o conciencia, pero lo hacía…" Expresó preocupada.
Lentamente la cabeza de la chica se giró hacia ella, atrapándole en una mirada cristalina y vacía. Los ojos marrones, tan parecidos a los suyos se habían transformado en espejos, como si no estuviera absorbiendo ninguna imagen en realidad, solo reflejándola.
A pesar de ello, debajo del reflejo parecía esconderse una sabiduría enorme, una inteligencia que no había visto en nadie más que en los vampiros que habían tenido años para recolectarla.
Leah, sin hacer caso al ligero movimiento, siguió lavándole.
"Eso es porque permaneciste en Forks…" Le miró extrañada por la respuesta y le hizo seña de que continúe. "Ella no es de aquí… por el acento de lo que pudimos rescatar de sus conversaciones con Jacob, creemos que es Inglesa. El hombre que la trajo también tenía acento de ese país, así que seguramente los dos se conocían. Ni su mente ni su cuerpo reconocen donde está y su razonamiento está completamente nublado por la imprición. Su alma está partida a la mitad y ni siquiera puede usar la mitad que le queda sin algo de esperanza…"
Se quedó mirándola un momento más, tratando de comprender el estado en el que estaba.
No era tan diferente al suyo cuando Edward se había ido, pero no comprendía la razón que tenía el lobo para irse sin su pareja y dejarla en un grupo de desconocidos…
"¿Crees que esté bien?" Preguntó más para si misma que para la chica que ahora le estaba pasando una esponja por la espalda de la tercera.
"Espero que si… si solo Jacob estuviera aquí, te lo diría con seguridad, pero ahora que él no está dando vueltas, ella simplemente ya no reacciona a ningún estímulo. No sabemos quien es, no sabemos de donde viene, no sabemos como llegó… y lo peor, un 'concenado' imprintó en ella."
Ante lo último, Bella alzó la vista para mirarle fijamente.
"¿Qué tiene de malo que un lobo haya imprentado en ella?"
"No un lobo cualquiera, un 'condenado'… Mientras que los lobos de La Push somos hermanos del lobo interior, los otros… tienen el problema que una vez al mes son guiados por el instinto del lobo. Las manadas de lobos son matriarcales, la mujer debe dar el primer paso. Mientras que para nosotros, el hombre tendrá la compulsión hacia la pareja destinada… los condenados funcionan al revés. Ella está luchando contra la necesidad de ir a buscarle, esté donde esté…"
Un escalofrío recorrió su espalda. Había considerado ir a buscar a Edward cuando él se fue, solo para que le repitiera que no le amaba aunque sea…
Pero la compulsión de ir una y otra vez como si de una droga se tratase a pesar de que la denigre, la patee, la golpee… era horrible.
Y ella había estado así, ella por un tiempo hubiera sido capaz de cualquier cosa para escuchar su voz.
"¿Fue él el que le hizo eso?" Preguntó regresando el tema a los golpes.
"No lo sabemos, estaba así cuando llegó, ya te dije… el hombre no nos dijo nada de lo que le había pasado, solo que iba a estar bien."
Lentamente la otra mujer alzó a la joven y la cubrió con una toalla secándola.
Al instante, sobre una repisa pudo reconocer los pantalones de vestir de Jacob, los había usado en el baile de fin de curso hacía unos años atrás. Ahora le debían quedar pequeños por lo mucho que había crecido… Y junto a estos, estaba una camisa blanca, grande incluso para ella.
Dándole una mirada más de cerca, la chica que veía bonita. Piel de porcelana donde no estaba marcada, de un tono muy parecido al suyo, rasgos algo redondeados, labios carnosos… aunque más baja que ella. Y podía asegurar que estaba desnutrida.
Las costillas se veían dolorosamente salidas, los omóplatos sobresalían visiblemente y su puño cerrado debía ser más ancho que uno de sus brazos que tenían las venas marcadas tanto como los músculos.
Leah, ya acostumbrada por los últimos días, tomó el pantalón y le pasó un cinturón, colocándoselo con cuidado mientras la otra estaba sentada en el inodoro con la tapa cerrada y finalmente ajustándolo para que diera dos vueltas. La camisa enseguida le siguió y ya estaba lista para irse.
Antes que nada, la chica colocó la rama en uno de los bolsillos del pantalón, mostrándoselo a la más baja de las tres, como asegurándole que ahí estaba.
"¿Qué es eso?" Preguntó finalmente a lo cual la otra se encogió de hombros.
"Nadie lo sabe, pero si se lo sacan, comienza a ponerse nerviosa, incluso a atacar."
"No te preocupes, yo la cuidaré por dos días… si nada sucede, la traeré de regreso."
"Más vale… deja que la subo al auto, será liviana, pero podría caérsete." Respondió finalmente la otra, cargándola hacia afuera.
"Cuando despierte, me gustaría revisar sus golpes… Hasta entonces estaré en mi despacho." Anunció Carlisle antes de retirarse.
"Pobrecita… yo me encargaré de que haya algo para comer…" Aseguró Esme mientras se dirigía a la cocina.
"¿Nosotros que podemos hacer?" Preguntó Alice algo desconcertada ante el repentino cambio de futuro.
"No hay nada que podamos hacer… la dejaremos quedarse 2 días para ver como reacciona y luego veremos…"
De repente, un grito retumbó por toda la casa asustando a todos.
"¡NO! ¡HARRY! ¡RON!"
Al instante los vampiros escucharon a alguien removerse con fuerza en una cama y murmullos muy bajos de palabras.
Solo una cosa quedó en la mente de todos…
'Avada Kedabra'
A lo lejos pudieron escuchar un motor acercarse a gran velocidad hacia la puerta, alguien había llegado y no le habían notado.
Algo muy inusual con los sentidos agudizados y Edward con Alice revisando las mentes y el futuro de los alrededores.
