Autora: Lime, Lemon. De todas formas esto me ha destrozado por igual. Mi Super Yo ataca de forma vil al Ello y se me ha hecho una tortura escribirlo. Pero por la mierda, tengo que practicar este tipo de escritos.

Disclaimer: Semana santa, una tregua Himaruya.

Advertencia: Dolor. Sexo.

Pairing: FranciaxUK unilateral. USAxUK unilateral también. O quizá no. Con Alfred nunca se sabe.

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El deseo de amar a alguien va más allá de lo material, es un deseo palpable y espiritual que llena el alma del mayor éxtasis habido.

El silencio es asesinado en los lujosos pasillos llenos de adornos, pilares y retratos ostentosos. Tan francés como el dueño de casa. Los gemidos de placer que sueltan, chocan con en las paredes, se reflejan, se unen, aumentan. El deseo escapando desde la rendija de una puerta revolotea juguetonamente con el aire a su alrededor.

El cuarto lleno de satín carmesí es desordenado por los dos cuerpos sudorosos, las manos recorriendo cada centímetro del cuerpo contrario con brusquedad. Besando ferozmente, deseando y dañando cada partícula de piel.

Los ojos verdes fijos en los azules. Recibe con diversión cada embestida a su cuerpo que lo hace chocar contra el respaldo de la cama. Sabe que tiene heridas, puede hasta casi sentir la sangre recorriendo su espalda. Se acerca a besarlo y le muerde el labio bebiendo el hilo escarlata que sale, tomando venganza. Porque ellos son así y nada podrá cambiarlo.

Sigue y sigue observando fijamente la mirada color cielo de su oponente. Azul. Y busca incansablemente ese algo esencial. Ese algo que lo puede llenar. Azul. Azul lujuria, azul experimentado, azul ostentoso.

No. No es eso lo que busca.

Entre cabeceos y golpes a la brusquedad de las penetraciones intenta encontrar un atisbo de esa luz.

Inglaterra con desesperación, entre los gemidos que van y vienen, intenta hallar ese tono. Azul brillante. Azul cielo. Azul alegría. Azul juventud.

Nada podrá cambiar ese deseo imposible en hallar ese algo.

El color que en verdad desea.

Pero de todas formas nada, tampoco, puede modificar ese sentimiento de vacío en su pecho al no poder encontrarlo.

Sonríe entre medio de gemidos pero es una sonrisa rota, hueca.

Grita cuando ya se siente venir, Francis está en el límite también. Lo siente y lo sabe, por experiencia. Por años practicando lo mismo. Edad Media, Piratería, Revoluciones y Guerras. Siempre lo mismo.

Llegan a la suma del éxtasis.

Porque el amor erótico no es nada si no es primero eso, el amor. Porque puede tirar todas las veces que quiera con Francia...

Los cuerpos caen en la cama, bestias cansadas. La batalla se ha terminado. Los cuerpos desnudos son la única muestra de los cadáveres del campo de batalla. Se observan por unos segundos y él no puede evitar aflorar ese sentimiento que sabe, llenará de rencor al contrario pero no puede evitar.

Frustración.

Porque no puede satisfacerse. No puede llenarse. Porque lo que le puede llenar son dos cosas distintas. Como el whisky caro. Y no la copa barata de licor distinto, que trata de producirle ese suave escozor en la garganta que hace su trago favorito, sin éxito. Podrá emborracharlo de todos modos.

Pero siempre se sentirá distinto.

Lo sabe.

Y su copa de licor sucedáneo también. La misma copa sudorosa y que le observa con el cansancio que no es por la violenta sesión se sexo. Es sino el cansancio de quien ve lo mismo una y otra vez.

Pero sabrás en secreto que lo único que haces es buscarle a él entre esos ojos azules, entre esa impulsividad que le da de cabeza a la pared. Aunque es secreto para ese alguien porque el otro ya lo sabe. Lo sabe y lo ha sabido durante mucho tiempo. Soportando y creyendo que algún día podrá algo cambiar.

Inglaterra es terco. De una forma desesperada, ciega.

No puede cambiarlo. Tampoco su existencia no cuadrando perfectamente en esto.

— No puedo creer que ya durante más de doscientos años sigas con lo mismo— Le responde con molestia y corta la conexión que se mantuvo por tanto tiempo cerrando la causa de todo eso.

Inglaterra observa con angustia el rostro en un psuedo estado de inconciencia , buscando el azul. Buscando en él lo que busca. Se da media vuelta en la cama y observa sin mirar el techo blanco e impoluto. Se posa una mano en su frente y trata de quitarse el sudor que lo baña. Se siente sucio, asqueado, hueco.

Porque sabes que no los amas, sino que buscas llenar el vacío que él hace y añoras algún día poder llenar.

Pero los sustitutos nunca sirven. Nunca pueden servir y ser igual que el original. Pues no lo son.

Amor erótico, primero comienza por eso; amor. Por eso no puede tener más que sexo con Francia, porque lo que él siente por su compañero no es más que una cierta mala amistad. Porque quien ocupa el espacio de su corazón que se denomina amor está a 3633 millas de distancia. Haciendo posiblemente lo que es, un idiota. E ignorando por completo toda la obra dramática que crea negligentemente.

Inglaterra sonríe con tristeza. Tiene la esperanza de que algún día poder olvidar el pasado y podrá forma un futuro. Un futuro con el objeto original.

El verde brillante se apaga al cerrarse sus ojos no queriendo ver más el ciclo vicioso en el que está envuelto.

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Notas: 3633 millas es la distancia de Paris Y New York. Inglaterra está en Paris, Dios sabe que cosa habrá ido a hacer. New York está en Estados Unidos como se sabe de sobra. Juntando piezas. Destrozando corazones.

Tengo en cierta medida la continuación feliz del One Shot. Pero está ambientada para Julio, no sé si colocarla antes o no.