Una decisión por amor
Ese era el momento más tranquilo del día, por fin, Náraku había sido derrotado y los cielos antes oscuros ahora se habían tornado azules, todos estaban muy cansados, en especial InuYasha, Kagome, Miroku, Sango, Shippo y Kikiou estaban también en el lugar de la pelea, por fin, ya se había terminado, habían destruido el corazón de Náraku que protegía aquel bebe y al hacerlo, él se esfumo del lugar de los hechos, todo estaba de vuelta a la normalidad y parecía que todo estaba listo para seguir, pero algo llamó la atención de todos, la perla de Shikón estaba tirada en el pasto, al parecer libre de energías negativas, pero sin brillo alguno, nadie podía entender lo que sucedía, alguien destruyó ese silencio que los envolvía.
-La perla de Shikón ya no tiene poder-Dijo aquella sacerdotisa de huesos y barro, Kikiou.
-¿Pero de que hablas?-Inquirió el monje.
-La perla a quedado sin magia por el poder maligno de Náraku-Dijo Kikiou cerrando los ojos y bajando la cabeza en señal de decepción –Por este motivo, la perla ya no podrá cumplir deseo alguno-Dijo ella mientras abría un poco esos ojos llenos de tristeza.
-Ningún deseo?- Dijo Kagome para si algo sorprendida.
-Eso significa que InuYasha no se va a poder transformar-La dulce voz de Shippo se dejó escuchar algo preocupado.
-Eso es cierto-Dijo Sango y al instante lo voltearon a ver.
-Eso ya no importa-Dijo el ser mitad bestia mientras estaba sentado en el pasto cruzado de piernas y brazos, con los ojos cerrados y el ceño fruncido en signo de resignación.
Pero Kagome no lo entendía bien, no lo creía, así que se acercó a la perla para poderla ver bien, para su sorpresa, en el momento en que estuvo a poca distancia de ella, la perla comenzó a brillar de una manera débil.
-La perla quiere su alma-Dijo Kikiou con indiferencia y frialdad al notar el desconcierto de todos.
-Que?-Dijeron todos muy sorprendidos, entonces fue cuando Kagome tomó una decisión: abrió sus brazos de par en par como aceptando a la perla, esta brilló con un poco de más intensidad y se elevó hasta llegar a la altura de su pecho; cerca había un lago, entonces Kagome agachó su cara y cerró los ojos dejando ver una linda sonrisa, entonces comenzó a caminar rumbo al lago.
-Kagome, ¿Qué piensas hacer?-Dijo InuYasha algo extrañado por la actitud de Kagome.
-InuYasha-Dijo ella volteándolo a ver-Si no hago esto, tu deseo no se cumplirá –Dijo sonriendo.
-Hacer que?-Dijo algo molesto, pero no hubo respuesta por parte de Kagome, solo siguió caminando hacia el lago, entonces ella puso un pie dentro del lago, pero no tocó el agua, sino que flotaba en él.
-Kagome, no se te ocurra hacer alguna tontería!-Dijo InuYasha ya más molesto, pero preocupado, no hubo respuesta departe de ella, sólo se paró en el centro del lago y al momento de abrir sus manos la perla comenzó a brillar con mucha fuerza y un ligero viento envolvía a Kagome, InuYasha se acercó al lago apresuradamente.
-Kagome, no lo hagas!-Dijo dejando ver un rostro de un ser preocupado –Kagome, no!-Dijo mientras agachaba la cabeza y cerraba sus ojos, apretó su mano en señal de impotencia, no podía creer que esto estuviera pasando, no sabía que hacer, pero la voz de Kagome lo llamó para poder calmarlo.
-InuYasha-Hablo ella y el rostro de InuYasha se tranquilizó un poco al voltearla a ver.
-InuYasha, si yo hago esto es para verte feliz, no triste-Dijo ella mientras regalaba una linda sonrisa.
-Kagome, ya no me importa cambiar, yo solo... –Decía él-Yo solo no quiero que me dejes-Dijo el joven mientras agachaba su mirada con un ligero rubor en sus mejillas, escuchar esto a Kikiou le causo algo de sorpresa.
-InuYasha, se que deseas cumplir tu deseo a toda costa, y por lo que significas para mi...-Decía ella con un rubor en sus mejillas que exaltaba su sorpresa por lo que le dijo- InuYasha, te ayudaré a cumplirlo aunque tenga que morir-Dijo dando una mirada de nostalgia –Lo único que lamento es que no pude ver a mi mamá, abuelo y hermano por última vez –Dijo en un tono lleno de tristeza y resignación- Pero bueno, eso no importa mientras InuYasha sea feliz-Concluyó mientras esbozaba una gran sonrisa llena de seguridad y alegría por lo que estaba haciendo.
-Kagome, no-Fue lo único que pudo hacer InuYasha por la gran sorpresa de lo que dijo Kagome, no sabía como actuar, pero hiciera lo que fuera, ya era demasiado tarde ya que de inmediato Kagome juntó sus manos en su pecho mientras cerraba los ojos concentrándose en la perla, esto hizo que un gran viento la envolviera haciéndola flotar más alto de lo que estaban todos y fue cuando la perla brilló como nunca antes lo había hecho.
-NOOOOO! KAGOME NO SEAS TONTA!-Gritó InuYasha, pero era demasiado tarde, el místico brillo de la perla se convirtió en un gran vórtice de luz lila y blanco que envolvía a Kagome como un ligero abrazo e InuYasha sólo podía mirar, sin poder hacer nada, estaba atónito.
-Miren-Grito el pequeño Shippo –Kagome desaparece!-Dijo mientras la señalaba, Sango y Miroku estaban sorprendidos al ver lo que estaba sucediendo, era verdad, la señorita Kagome estaba desapareciendo poco a poco.
-Kagome, no seas necia, deja eso- Gritaba desesperado InuYasha, pero era inútil, la figura de la jovencita desaparecía, sus piernas ya habían sido comidas por la fuerte pero dulce luz de la perla –Kagome, ven conmigo, vamos juntos a tu época y..-Decía el joven ya desesperado, en su rostro se notaba la preocupación –...Y visitaremos a tu familia-Kagome parecía escucharlo, pero sólo lo veía con un rostro lleno de ternura mientras se desvanecía con el viento –Kagome, por favor-Suplicaba mientras algunas gotas se dejaban ver en sus ojos cerrados.
-InuYasha-Se escuchaba la voz de Kagome como un eco-Te amo-Fueron las últimas palabras de la jovencita Kagome Higurashi de la otra época mientras todo su cuerpo desaparecía como un suspiro del viento
-Kagome-Dijo él para si, levantó su mirada y vio la perla de Shikón rodeada por una delicada luz lila y blanca.
-Pequeño Shippo-La voz de Kagome se escuchaba como eco en la cabeza del pequeño mientras un ligero brillo lo envolvía-Por favor, cuida de InuYasha y Miroku- "Kagome" fue lo que dijo como un pensamiento el pequeño.
-Miroku, cuida mucho de Sango e InuYasha por favor-Fue el mensaje de la señorita para el monje mientras una luz lo envolvía "Señorita Kagome" fue lo que dijo.
-Sango, cuida del pequeño Shippo- "Kagome" fue lo que dijo mientras la envolvía un ligero brillo y ella lloraba la ausencia de la chica.
-Y tu InuYasha, deseo que seas feliz-Fue el mensaje de Kagome para el ser que tanto amaba y él solo pudo quedarse parado donde estaba.
La perla estaba flotando en el lugar donde Kagome dejó su dulce aroma, sólo su aroma y su delicada presencia.
-Se ha terminado de formar-Dijo Kikiou fríamente.
InuYasha no la escuchó, sólo cayó de rodillas al lago y luego sus manos se apoyaron dentro del agua, sintió lo frío del agua, y sus lágrimas se fundieron en la misma, no tenía fuerzas para resistirse, ya no más, además él la quería muchísimo.
-Es una necia-Decía con la voz totalmente cortada, definitivamente su partida le había dolido sobremanera-Como cree.. que voy a ser...fe...feliz no ya no está-Decía con la voz cortada, con esa voz que había transmitido tanta fuerza y dureza, así como indiferencia, no era normal-Sin embargo...-Decía un poco mas calmado- aún la amo-Dijo por fin mientras seguía tirado en el lago y levantaba su mirada al cielo, como buscando esa figura angelical.
Miroku, Sango y Shippo no podían parar de llorar, además, se había ido la persona más linda y tierna, una mujer totalmente diferente, su mejor amiga, la razón del porque se habían juntado, su corazón lleno de calor y amor, de compasión y bondad, como era posible que se hubiera ido, que ya no sentirían ese calor, que ya no verían su sonrisa, que ya no escucharían esas discusiones que tenía con InuYasha y cómo será ahora la vida de InuYasha sin ella, era una lluvia con el cielo azul, era muy doloroso.
Kikiou parecía que no le importaba en lo absoluto la pérdida de esa mujer, al fin y al cabo siempre fue una molestia para ella, la sacerdotisa se acercó a la perla suspendida en el aire con su habitual brillo, la tomo en su mano y caminó hacia InuYasha para acercársela.
-La perla-Dijo InuYasha casi en un suspiro.
-Ella dio su vida para cumplir tu deseo-Comentó la mujer con rara indiferencia-No la desperdicies InuYasha-Concluyó mientras dejaba la perla flotando frente el rostro de InuYasha; este la veía y no sabía que hacer con ella, después de todo, ya no le importaba su transformación.
-Kikiou-Le habló InuYasha y la sacerdotisa detuvo su caminar para escucharlo-Esta perla puede cumplir cualquier deseo?-Dijo el joven mientras sostenía la perla entre sus manos.
-Si, pero debes de escoger cuidadosamente lo que pedirás porque después la perla de destruirá-Advirtió la joven sacerdotisa sin mirarlo, dándole la espalda, con la cabeza agachada y los ojos cerrados, como si supiera lo que ese muchacho iba a pedir.
-Bien-Dijo tomando la perla con su mano de una manera decidida.
-Sango, Shippo, esto puede ser peligroso, vámonos-Dijo el monje Miroku ya que sabía que cambiaría a ser una bestia al total.
-Si, tienes razón-Acertó Sango, pero Shippo no dejaba de llorar.
Kikiou siguió caminando, se alejó poco a poco del lago donde se encontraba InuYasha y aquel silencio espectral fue roto por la voz de un ser mitas humano, mitad bestia.
-Se perfectamente lo que deseo-Dijo y abrió sus brazos haciendo que la perla brillara y se elevara sobre su cabeza –Perla de Shikón, cumple mi deseo!-Dijo completamente decidido y esta brilló fuertemente –Deseo... deseo que Kagome regrese a mi lado para siempre-Dijo el joven mientras su cabello oscurecía sus ojos y Miroku sorprendido se detuvo y lo volteó a ver, mientras que Kikiou bajó su mirada al suelo "me lo imaginé" pensó resignada.
La perla brilló muy fuerte, parecía todo un sol, un fuerte, pero fresco viento los rodeo, el viento aventó a InuYasha algo lejos del lugar, la gran luz cegó a todos.
-Kagome!-Gritó el pequeño Shippo mientras permanecía entre los brazos de Sango; la perla se comportaba de una manera extraña, de ella emanaron pequeñas, pero fuertes lucecitas color lila que formaban como un tornado de luz y poco a poco daban paso a una figura transparentosa en el espacio, la figura de una chica se iba formando poco a poco, de pronto, el fuerte viento se detuvo de manera violenta y la luz se disipó, dando paso a la figura de una persona totalmente iluminada, fue como una explosión cuando la luz se expandió y el viento que expulsó fue impresionante y fue cuando ella volvió a aparecer, una mujer que flotaba sobre un lago comenzaba a bajar, hasta poner los pies en la tierra, esta vez, el agua le llegaba hasta los tobillos, por fin abrió los ojos desconcertada.
-Que pasó?-Dijo en voz baja sin entender nada, veía sus manos para entender un poco, pero una voz la sacó de sus pensamientos.
-Kagome- Gritó la voz, la joven levantó la vista y un pequeño niño la abrazó llorando-Kagome! Que bueno que regresaste! Buaa!-Lloraba escandalosamente. "Es cierto, había muerto" pensó ella mientras veía extraña todo.
-Kagome, que bueno que volviste-Dijo Sango abrazándola y esbozando una gran sonrisa, pero Kagome aún estaba en un estado como de shok, sin entender. "Sango" fue lo que pensó.
-Señorita Kagome, nos alegra mucho su regreso-Confesó el monje Miroku reservando su distancia, pero regalando una linda sonrisa de alivio.
-S..si-Dijo ella aún sorprendida, de pronto, de las alturas iba descendiendo una perla sin brillo –La perla-Fue lo único que dijo Kagome, extendió sus manos y la perla, antes de llegar al contacto con sus manos, se cuarteo y reventó –Se destruyó-Dijo sorprendida, definitivamente estaba muy impresionada –Miroku dime, Que fue lo que pasó después de que desaparecí?-Dijo para entender todo.
-Bueno señorita, la perla se terminó de crear con su energía y la señorita Kikiou fue y la tomó-Platicó el monje.
-Si Kagome, después se la dio a InuYasha y deseo que revivieras-Dijo alegre el niño.
-InuYasha hizo eso?-Veía incrédula al pequeño Shippo.
-Si Kagome, él te revivió-Corroboró Sango.
-InuYasha-Dijo para si Kagome, no daba crédito, así que vio a InuYasha a lo lejos y caminó en busca de su encuentro.
Miroku sabía lo que pasaría. Kagome caminó hasta llegar a estar frente a InuYasha, los dos se veían, él aliviado de verla y ella sorprendida por lo sucedido, se miraron por algún tiempo, ella con una mirada de no estar segura de que se hubiera hecho lo correcto para él, pero que igual estaba contenta de haber regresado y poder ver una vez más a su amado InuYasha. Él la veía aparentemente con algo de indiferencia, pero un brillo en sus ojos demostraba que estaba aliviado de que estuviera con él una vez más, que podría ver su rostro, su linda sonrisa, que podría escuchar su voz y sentir su delicado aroma, caminó un poco para estar más cerca de esa mujer que le había cambiado su corazón.
-InuYasha...-Por fin habló la joven, pero fue interrumpida por un movimiento inesperado de InuYasha que la dejó si aliento, sin palabras y con un rostro totalmente ruborizado, InuYasha la había abrazado, de una manera delicada, pero fuerte a la vez, como para aferrarse a ella y no permitir que se alejara de él una vez más.
-InuYasha...¿por qué?-Dijo ella pues no entendía nada -¿Por qué no te convertiste en un monstruo como deseabas?-Dijo ella con un poco de aflicción en su rostro.
-Porque me di cuenta que mi verdadero deseo es el de estar siempre contigo, mi amada Kagome-Dijo él mientras recargaba su cabeza con la de ella –Descubrí que si soy un monstruo o un humano no vale la pena si tu no estás a mi lado-Dijo con un ligero rubor en las mejillas, pero de igual manera sonriendo pues abrazaba a su amada.
Kagome estaba muy sorprendida y muy ruborizada, no podía creerlo, pero era verdad, no era un sueño y así fue como ella se rindió a los brazos de InuYasha, ella correspondió ese abrazo y los dos estaba juntos, unidos, se abrazaban como si quisieran unirse, fundirse, ambos estaban felices, satisfechos, nada les faltaba. Miroku y Sango estaban rebosantes de alegría mientras el monje abrazaba a Shippo para taparle los ojos.
-Miroku!, déjame ver, ya soy grande-Se escuchaba la asfixiante voz del chiquillo pegado al pecho del monje.
-"Me siento tan bien, tan protegida, siento como si toda mi vida hubiera esperado este momento, sólo por estos minutos llenos de amor y sinceridad"-Pensaba Kagome mientras sentía la calidez de los brazos de aquel por quien derramaba lágrimas –"Esto es maravilloso, me siento como flotando, nunca nadie me había hecho sentir así, no, no quiero que termine..-No había nada ni nadie, ahora el ambiente era puro y fresco, como entre nubes, entre ángeles -...Deseo estar con él así, toda la vida, InuYasha, te quiero mucho"-
-"Kagome –Pensaba él mientras la abrazaba –Es increíble pensar por todo lo que tuviste que pasar y todo lo que tuviste que soportar hasta que me diera cuente de lo que siento.. quiero estar contigo siempre"-Era lo que pensaba mientras la abrazaba con más fuerza; de pronto él la separó un poco, pero sólo un poco de él.
-InuYasha-Dijo en voz baja Kagome, se quedaron observando un rato, ya no había tiempo ni espacio, Kagome notó algo, el rostro de InuYasha estaba ruborizado, lo que hizo que ella se ruborizara aun más, InuYasha se fue acercando poco a poco al rostro de Kagome hasta que podían sentir la respiración de cada uno, después InuYasha tomó la cintura de Kagome y la acercó a él de manera rápida, Kagome se sorprendió, lo que faltaba para hacer perfecto este momento, el sello, la firma dulce de tal acontecimiento, el más dulce beso de aquella época lo había dado InuYasha..."InuYasha" pensaba la joven mientras recibía aquel regalo especial, pero no se resistió más y no pudo hacer más que responder a tan hermoso regalo, así que se entregó por completo a ese beso, el cuál era como sentir la fresca agua de los ángeles, ahora eran un solo latido, una sola respiración, una sola alma, el pasado y el futuro, ellos eran todo, si el mundo se hubiera destruido, ellos no se daban cuenta, ya que para ellos ya no había nada más que sus corazones latiendo al unísono, que más faltaba? Nada, ya nada era necesario, ya estaban completos, los dos eran uno solo, una misma alma, un mismo tiempo.
-Oh! Es un gran acontecimiento!-Decía emocionado Miroku mientras apretaba a Shippo fuertemente contra su pecho.
-Miroku! Me estás ahogando!-Sufría el pobre Shippo.
-Me alegra tanto verlos así, por fin todo se arreglará-Dijo Sango con un tono de voz lleno de paz y satisfacción, pero a lo lejos, una persona los veía con algo de dolor y resignación a la vez.
-Sabía que esto pasaría-Pensó aquella adolorida sacerdotisa Kikiou –InuYasha-Dijo en un suspiro mientras bajaba la cabeza resignándose a lo sucedido.
Por fin se separaron y Kagome e InuYasha sentían un peso menos de sus almas, ahora ya todo se sabía, ahora todo estaba claro, se quedaron viendo por un rato para memorizar cada detalle, para sentir por un tiempo mas ese lazo tan fuerte que se creó entre ellos dos, ahora todo estaba completo.
-Kagome!-Se escuchó la voz de sus amigos que los sacaban de sus más profundos pensamientos
-Monje Miroku, Sango, Shippo-Dijo Kagome regalando una sonrisa, InuYasha también sonreía, sus tres amigos los veían con tanto cariño, tan alegres, tan satisfechos.
-InuYasha, yo jamás me imaginé que harías eso pero veo que me equivoqué-Decía el monje con una mirada pícara e InuYasha sólo se hizo para atrás con el rostro rojo como tomate –Veo que has aprendido bien de mi-Dijo Miroku mientras cerraba los ojos y cruzaba sus brazos en señal de arrogancia.
-¡DE QUE HABLAS!-Le gritó InuYasha totalmente ruborizado habiéndose más grande que Miroku y este se mantenía con los ojos cerrados y los brazos cruzados, Sango, Shippo y Kagome sólo pudieron reír por esa escena, pero Kagome sentía que alguien los observaba, alguien aún estaba ahí y decidió ir con esta persona.
-Kikiou-Dijo a espaldas de la sacerdotisa.
-Mujer, eres afortunada, ahora cuídalo por favor-Dijo resignada sin voltear a verla.
-Y que vas a hacer ahora?-Pregunto preocupada Kagome.
-Creo que buscar la manera de tener la paz y tranquilidad que deseo-Le contestó dándole la espalda.
-Sabes, al estar fusionada con la perla obtuve varios de sus poderes, así que... se que yo te puedo ayudar a regresar a...-Algo iba a proponer a Kikiou hasta que fue interrumpida bruscamente.
-No!-Fue rotunda su respuesta y Kagome se sorprendió ante tal actitud. –Se a lo que te refieres y no lo permitiré-Dijo con arrogancia-Aunque InuYasha te haya elegido, quiero estar aquí para...-Se detuvo un momento -...Para asegurarme de que lo hagas muy feliz Kagome-Dijo volteándola a ver bruscamente.
-Kikiou-Dijo en voz baja la chica.
-y más te vale que así sea, porque si no, me las vas a pagar-Le dijo son esa mirada tan fría y amenazante que la caracterizaba.
-Si, eso ni siquiera lo dudes-Dijo sellando su palabra con una linda sonrisa; Kikiou la miró profundamente y se dio la vuelta –Se que puedo confiar en ti, si necesitas consejo..-Dijo comenzando a caminar para internarse al bosque -...no dudes en buscarme al fin y al cabo tu y yo somos una misma-
-Si Kikiou, muchas gracias y no te preocupes- Lo dijo Kagome y Kikiou desapareció entre los árboles.
-Kagome!-Se escuchó la voz de InuYasha –Que fue lo que te dijo Kikiou?-Preguntó inquieto.
-No InuYasha, nada en especial, no te preocupes-Dijo pactando con su linda sonrisa –Mejor vengan-Decía mientras jalaba de la mano a InuYasha –Acompáñenme a que vean a unas personas muy especiales para mi-Dijo mientras caminada y Miroku y Sango se quedaron sorprendidos.
