Título: Juego de hilos
Rating: PG-13 / T
Parejas: Lituania x Rusia (Futuro Lituania x Rusia x Polonia ?)
Summary: Había muchas cosas que Lituania sabía, y muchas que no sabía. Pero tenía la certeza de que ese hombre dependía de él, y sólo de él. No había otra forma.
Capítulo I
Habían pasado meses.
Habían pasado meses desde la última vez que había escuchado algo sobre él.
Sabe que no debería importarle. Sabe que no tenía nada que ver con él y que no estaba en su poder ayudar.
Pero se lo dijo.
"América, ¡no podemos esperar e ignorar esto!" Lituania estaba casi suplicando.
Los dedos de América estaban entrelazados y descansando sobre su boca. Sus ojos parecían estar haciendo agujeros en la pulida mesa de madera. "Lo sé," dice, suspirando. Por primera vez n mucho tiempo, Lituania percibe en envejecimiento en su voz. "Pero no podemos superar el bloqueo. Nadie puede."
Inglaterra está sentado tras América, y Francia está sentado tras Inglaterra. A su derecha está Alemania y a su izquierda está Japón.
En su propia parte, no hay nadie.
"El gobierno ruso se ha dividido. América tiene razón, no hay nada que podamos hacer," dice Francia. Está casi sereno. "Tendremos que dejar a Rusia pelear por-"
"Se está matando," discute Lituania. "Para cuando la guerra acabe, no existirá Rusia. No habéis visto lo que está pasando allí." Sacude la cabeza.
"Es el Holocausto de nuevo. Ningún hombre, ninguna mujer ni ningún niño está a salvo. En Rusia, si el otro bando te encuentra, estarías mejor muerto."
Se hace el silencio por un momento.
Los ojos de Toris se lanzan de nación en nación. Sabe que es una causa perdida discutir más, pero no puede evitarlo.
"China está abasteciendo al Este," señala Japón. "Si alguno de nosotros decide ayudar a la región del oeste, no le gustará."
Inglaterra maldice y todos se centran en él. "¡Maldita sea!" Rechina los dientes con rabia, "El gobierno se está rebelando contra sí mismo. ¿Cómo decidiríamos a qué región ayudar, de todas formas?"
Alemania se aclara la garganta y la atención cambia de nuevo. "No tenemos otra opción que dejarlo estar. Ninguno de nosotros sabía que una disputa llevaría a algo como esto."
Casi lo había olvidado, todo había ocurrido por la escasez de energía y el fracaso en distribuir los recursos uniformemente por todo el país. Líderes poderosos que se separaron y unieron habían encendido la chispa.
América está hablando otra vez, "lo siento, Toris."
"¿Por qué me pides disculpas a mí?" Quiere decir él.
Pero simplemente guarda silencio y mira al suelo.
Más tarde, la reunión acaba. Todos excepto Inglaterra y Lituania se van.
Inglaterra lo mira fijamente, y él no puede desviar la mirada. "Ten cuidado," le advierte. Las palabras salen lentamente y con gravedad. "Si te acercas demasiado, Rusia podría aprovecharse de ti y probablemente apoderarse de los Bálticos de nuevo una vez recuperado."
Lo sabe.
La guerra tardó diez años en acabar. China retiró su apoyo tras una disputa con "Este"- así es como ellos, las dos partes, eran llamadas, "Este" y "Oeste".
Sin el soporte de China, "Oeste" recuperó todo el territorio perdido en menos de un año y obligó a "Este" a rendirse.
Era una victoria para una parte, pero estaba claro que Rusia había perdido mucho sin ganar nada. Lituania se compadecía de él, y odiaba eso- pero como todos los demás habían dicho, no había nada que pudiese haber hecho.
Incluso con la guerra finalizada, Rusia había cesado todo el contacto. Había intentado llamarlo, él nunca lo cogía. Sus mensajes se quedaban sin contestar. Lituania ya estaba ocupado cuidando de sus hermanos y sabe que sería mejor para todos si se lo guardara para sí.
Casi odia a Rusia por hacer las cosas difíciles. Sólo casi, y no sabe por qué-
-x-X-x-
Lituania se reclinó en su silla de cuero. Se había encerrado en su despacho casi un día entero repasando las interminables pilas de documentos. Se frotó sus estrechas muñecas e inspeccionó su papeleo. Para entonces estaba harto de su propia firma, los fluidos movimientos de su bolígrafo estaban grabados en su mente.
Estonia y Letonia intentaban ayudar, por supuesto, pero Lituania nunca les hacía caso; insistiendo en que era su responsabilidad. Había estado diciendo eso mucho.
El teléfono de su escritorio, que estaba encima de un montón de documentos del mes anterior, sonó; casi tirando a Toris de su silla por la sorpresa. Soltó una maldición y cogió el teléfono.
"¿Hola?" Intentó alejar la impaciencia de su voz.
"¡Oh Dios mío, Liet! ¿Por qué no me has llamado? ¡Han pasado siglos!" Polonia gritó con indignación al otro lado de la línea. Lituania se encogió y apartó el altavoz de su oreja.
"Lo siento Polonia, sabes que he estado muy ocupado últimamente," suspiró, frotando sus sienes. "La gente de Estonia quiere que les baje los impuestos y todo eso, pero su jefe está totalmente en contra. Ni siquiera sé por qué debería ser mi problema."
Había silencio en el otro lado- quizá estaba pensando, o simplemente no lo había entendido.
"Tiene que ser tan totalmente duro," dijo Polonia, más tranquilo esta vez. "Desde todo eso de la unión has estado matándote a trabajar, Liet."
Hubo otra pausa.
"Estoy, osea, muy preocupado por ti."
¿Polonia estaba preocupado por él?
"Lo siento," se disculpó de nuevo, "pero fue mi idea que Estonia y Letonia viviesen conmigo después de, ya sabes, las rebeliones. No puedo decepcionarlos."
"¡Te estás esforzando demasiado! Osea, tómate un descanso, ¿vale?"
Lituania se imaginó que Polonia no se rendiría en eso, así que no se molestó en explicarle más. Quizá se estaba esforzando demasiado en complacer a todos, pero si algo iba mal –no, se suponía que él no debía pensar así.
"Gracias Polonia. Tienes razón, pero no te preocupes por mí, no voy a matarme."
"Entonces, ¿me llamarás?" Preguntó con optimismo.
Asintió, y luego se recordó que estaba al teléfono y que Feliks no podía verle. "Sí."
"Hazlo, o tendré que ir totalmente para allá," le advirtió alegremente.
Liet se encontró sonriendo. "Jaja, muy bien. Hablamos luego entonces. Viso gero."
"Do widzenia." Colgó y dejó el teléfono, la sonrisa desvaneciéndose de su rostro, cuando se dio cuenta de que aún tenía un montón entero de papeles de Ucrania, que pedía un préstamo y una entrevista.
Pensar en Ucrania le recordó a Rusia. Aún no había contactado con nadie, incluido Lituania. Su frente se frunció en profunda reflexión. Cuando la guerra acabó, también lo hizo el bloqueo, pero nadie se había atrevido a aventurarse más allá de la frontera. Todo el comercio había cesado y Rusia no había asistido a ninguna de las reuniones mundiales.
Algo iba mal –y esta vez, Lituania no se cruzaría de brazos sin hacer nada.
Decididamente, ordenó sus papeles y los archivó en carpetas, amontonándolas en el escritorio para su posterior entrega. En su camino hacia la puerta delantera, advirtió que tanto Eduard como Raivis lo observaban desde la puerta opuesta a la cocina.
Su espalda estaba vuelta hacia ellos cuando dijo, "estoy harto de esperar. Voy a casa de Rusia."
"¿Quieres que vayamos contigo?" Preguntó Estonia. Lituania se volvió para poder mirarlos bien. Estonia tenía una expresión tensa mientras Letonia temblaba ante la perspectiva de tener que ir a casa de Rusia de nuevo. La expresión de Lituania se suavizó. "No, está bien," reconocía la callada preocupación de Estonia, "no será como entonces, ahora es diferente. Estaré bien."
Eduard asintió. "Entonces de acuerdo."
"B-Buena suerte, hermano," casi chilló Letonia. Lituania le sonrió, tranquilizador, y él le devolvió el gesto tímidamente. Sin más, abrió la puerta y se fue.
-x-X-x-
Toris encontró altamente irónico el que la fachada de la casa de Rusia estuviese cubierta de maleza –era obvio que nadie se había ocupado siquiera de cuidarla en mucho tiempo. ¿Acaso vivía alguien allí todavía?
Su mirada se precipitó de acá para allá mientras caminaba por el pavimento. Tuvo cuidado de no engancharse los pies con las parras y las malas hierbas que habían crecido a través de las grietas del cemento.
A pesar de toda la vida vegetal, el lugar parecía muerto. El Sol brillaba encima de él, pero sintió el frío filtrarse dentro de su cuerpo –era terrorífico.
"Esta será vuestra casa. Espero que trabajéis duro."
Los tres asintieron, sin tener ni idea de lo que les estaba reservado –especialmente a él, Lituania.
Toris se estremeció ante el recuerdo. Eso había sido hacía mucho tiempo. No debería molestarlo ahora. Sin embargo, su espalda comenzó a picarle y a retorcerse.
Parecía que había pasado un año cuando finalmente se encontró ante la puerta. La piedra y la madera parecían no haber sido tocadas por los elementos o las personas. ¿Cuándo había sido la última vez que alguien se había acercado tanto?
Sabía que no tenía sentido, pero alzó una mano hacia la cabeza de buitre de latón para llamar a la puerta tres veces. Después se quedó en silencio, presionando sus oídos en la puerta para ver si podía detectar algún signo de actividad proveniente del interior. Su corazón latía con fuerza, y después de un minuto de expectación probó el pomo. Para su alivio y sospecha, la puerta estaba abierta. ¿En qué estaba pensando Rusia? ¿Sabía alguien más sobre aquello?
Parecía como si no le importase que alguien intentara invadirlo.
Paró de preguntarse sobre la puerta para centrarse en lo que le rodeaba. Los muebles eran exactamente iguales a cómo eran hacía más de cien años –cien años desde su independencia.
Sin embargo, todas las superficies estaban cubiertas de una gruesa capa de suciedad. Lituania se cubrió la nariz para evitar aspirarla. Caminar sobre la alfombra envió al aire nubes de polvo mientras se dirigía a una de las salas de estar, paralela a la puerta principal.
Las suelas de sus botas hicieron eco contra los azulejos. Pensó que era seguro respirar de nuevo. "¿Rusia?" Preguntó. No hubo ninguna respuesta, como esperaba. "¿Rusia?" Repitió, mucho más alto esta vez. "¿Iván?" Intentó, aún no había respuesta. No había nada audible excepto el latido de su corazón.
Lo intentó después en la cocina que estaba a su derecha. El fregadero estaba limpio y vacío. La encimera estaba libre, excepto por la suciedad. Lituania se acercó con cuidado al frigorífico. Lo único que estaba pegado eran notas con descuidada escritura cirílica en ellas y un pequeño calendario –de esos que hay que arrancarles las páginas. Parecía extrañamente fuera de ligar comparado con los estilizados objetos que había en la casa, pero eso no era lo único extraño acerca de él–
Estaba en Marzo. Hoy era el 27 de Abril.
Era obvio que Rusia no estaba en la cocina, así que se movió para continuar su búsqueda.
El despacho estaba vacío –y habitación tras habitación, era lo mismo– vacío y sin vida.
El pecho de Lituania le dolía de la preocupación y el pánico. Rusia no podía estar muerto, ¿verdad? ¿Era realmente posible que la nación se hubiese matado y nadie lo supiera hasta ahora?
Ahora estaba corriendo. Atravesaba puertas, inspeccionaba el interior y pasaba a la siguiente habitación. Los trasteros estaban vacíos, los baños estaban vacíos. Se precipitó hacia el primer tramo de escaleras y empezó con el segundo piso.
Allí estaban los dormitorios. Toris intentó ignorar los violentos y dolorosos recuerdos que se proyectaban fugazmente a través de su memoria mientras atravesaba cada habitación.
Disminuyó el ritmo hasta detenerse cuando alcanzó la puerta del final. Esa era. Esa era en la que le hizo todo. Inhaló profundamente, su pecho y su cabeza latiendo.
Esto es diferente, se recordó a sí mismo. Ahora era más fuerte. No debía tener miedo. No debía estar asustado.
Pero lo estaba.
Colocó una mano en el pomo –el metal parecía más frío que el de los otros.
Entonces abrió la puerta.
Hubo un sonido tintineante, y Lituania se dio cuenta de que la puerta empujaba cristales rotos y botellas resquebrajadas.
Eran botellas de vodka.
Toris levantó lentamente la mirada, asustado de lo que encontraría. Pero encontró a quien había estado buscando.
Rusia estaba tumbado con la espalda hacia el colchón que se encontraba en el fondo de la habitación. Las hojas de papel estaban en una descuidada pila en el suelo. Lituania separó los cristales con el pie mientras se aproximaba lentamente hacia la nación inmóvil. Rusia sólo llevaba una simple capa de ropa con su bufanda. El final de ésta estaba lleno de una sustancia negra. Al mirar más de cerca, Toris vio que era sangre –sangre seca.
"¿Rusia?" Susurró suavemente. Sabía que no se iba a despertar, pero de todos modos dio suaves golpes a su costado con delicadeza.
Entonces se congeló.
Su corazón se aceleró mientras desabotonaba frenéticamente la camisa de Rusia.
Lo que encontró le enfermó, tenía ganas de vomitar.
Parecía como si una lona estuviese estirada sobre un esqueleto. Lituania esbozó cada costilla con extremo cuidado. Cada bulto que sentía bajo sus dedos enviaba una oleada de náusea a través de él.
Había cicatrices también –esas eran nuevas, se imaginó Lituania. Delgadas líneas se cruzaban unas sobre otras para formar X que se desfiguraban por el hueso y cualquier resto de músculo que le quedase.
Los ojos y la nariz de Lituania empezaron a quemar cuando contuvo las lágrimas. Esto era su culpa, él podía haber ayudado a parar esto. Si tan sólo se hubiese involucrado –en cualquier bando, no habría importado– no habría llegado nunca así de lejos.
"L-Lo siento, Iván..." La culpa nubló su mente cuando asió con fuerza la harapienta bufanda. Las lágrimas amenazaban con derramarse, Toris dejó de intentar contenerlas. No había nadie allí para verlas de cualquier modo.
Lituania gritó conmocionado cuando una mano se alzó para aferrar su brazo. El agarre era fuerte, y el hecho de que las uñas se estaban hundiendo en su piel no lo hacían más cómodo.
Rusia dirigió la mirada al asustado Lituania. Sus iris violetas estaban muertos y apagados, con ojeras bajo ellos.
"¿Toris...?" Preguntó –su voz era débil. Lituania se estremeció. "Toris, ¿eres tú?" Sólo pudo asentir –no podía encontrar su propia voz.
"Has vuelto." Rusia lo soltó. En su lugar intentó incorporarse, pero sus brazos temblaron violentamente antes de fallarle. Cayó contra Lituania, que lo sostuvo suavemente. Iván se asió a sus brazos. "Has vuelto..." Repitió, casi sonaba feliz. "He estado esperando demasiado tiempo... No quiero estar solo nunca más."
"Estoy aquí," dijo Toris. Sentía como si un extraño lo estuviese usando de micrófono. "Pero no estás bien, Iván. Tengo que ayudarte.
"Ayuda..." Repitió, después dejó escapar una risita. "Ayuda, la querido durante mucho tiempo, pero-" su voz se oscureció, "-ellos no querían eso, no querían que la tuviese. He sido traicionado, Toris."
"¿Quiénes son ellos?"
Rusia volvió a reír y movió sus hombros, como si los estuviese encogiendo. "Aquellos a los que tengo que escuchar. Me prometieron un cambio para mejor, un paraíso. Pero mírame ahora."
Lituania colocó la palma de su mano en la nuca de Iván como si lo abrazase.
"Iván..."
"Sé que Toris no me mentirá, es por eso que estoy a salvo ahora, ¿verdad? Estoy a salvo porque Toris está aquí conmigo de nuevo." Se acurrucó contra su hombro, y Lituania pudo sentir sus costillas contra su cintura.
"Haré que estés mejor," susurró Toris. "Tendré que ocuparme de ti, estás muriendo de hambre..."
Rusia no dijo nada, pero se dejó caer para que Lituania pudiese colocar un brazo bajo sus rodillas y el otro bajo sus hombros. Rusia era más alo que él, pero Toris no era débil y la falta de masa muscular le facilitó el levantarlo y llevarlo. La escena podría haber parecido cómica –cómica si no fuese por la situación.
Rusia agarró la parte de delante de la chaqueta verde de Lituania cuando hizo una mueca. "Me duele, Toris. Todo mi cuerpo... Siento como si se estuviese desmoronando, como si estuviese siendo arrancado."
Lituania estaba fijando la vista en las escaleras mientras las bajaba con cuidado, tratando de no sacudir a Rusia. "Estarás bien, lo prometo."
Él se relajó en sus brazos. "Si eso es lo que dice Lituania..."
Cuando alcanzó el final, miró hacia el sofá y recordó que seguía cubierto de suciedad. Con un brazo sujetó al frágil ruso mientras rápidamente limpiaba con el otro.
Cuando acabó, colocó cuidadosamente a Rusia sobre su espalda en el mueble.
Sin el débil calor corporal de Rusia contra él, Lituania se dio cuenta de qué fría estaba la planta baja. Se desabotonó y se quitó su chaqueta y la puso encima de Iván, que sonrió.
"Está cálida..." Dijo, apretándose contra la prenda de ropa.
Antes de saber exactamente qué estaba haciendo, Lituania se agachó y le quitó un mechón rubio del rostro. Rápidamente retiró la mano, pero Rusia no parecía haberlo notado.
"Volveré con algo," dijo Lituania. Rusia no respondió, así que Toris se volvió en la dirección contraria hacia la cocina.
-x-X-x-
Antes, Lituania ya se había imaginado que Rusia se habría vuelto aún más inestable, pero ahora era diferente de otra forma. De alguna manera, el aire intimidatorio que solía tener se había desvanecido. Toris tenía la impresión de que en cualquier momento, algo podría aplastar y destruir a Rusia. Parecía tan frágil, delicado, vulnerable mientras estaba en sus brazos.
Con dificultad, Lituania se obligó a centrarse en la comida que estaba preparando. Encontró su viejo delantal en la despensa después de comprobar que tenía los ingredientes adecuados. Había suficientes zanahorias y cebollas, pero el apio se había echado a perder. No había pollo fresco –o caldo de pollo, así que tuvo que decidirse por caldo de lata y carne congelada.
Las manos de Lituania temblaban peligrosamente mientras cortaba una de las zanahorias. En su mente podía ver el destello plateado y el dolor punzante que le seguiría.
Entonces, el cuchillo que estaba en su propia mano se le resbaló y cortó su dedo índice. Siseó por el dolor, mientras rápidamente apartaba el dedo para evitar que cayese sangre en la comida. Tampoco le ayudaría que cayese en el suelo, así que metió la mano por completo bajo el grifo.
Tras un momento, cerró el agua para inspeccionar la herida. La incisión no era muy grande, pero tampoco muy superficial. Seguía saliendo sangre, así que Lituania se metió el dedo en la boca mientras buscaba una venda.
Después de un minuto de búsqueda impaciente, Lituania aceptó que Rusia no guardaría su botiquín de primeros auxilios en un lugar como la cocina, así que se conformó con atar un trozo de toallita de papel alrededor del corte.
Con más cuidado esta vez, Lituania acabó de cortar las verduras y procedió a trocear el pollo descongelado.
Cuando acabó echó los ingredientes en el caldo que se estaba cociendo. Suspiró.
Esto no es mucho –traeré algo de ni casa más tarde.
Entonces, con un sobresalto, recordó que Eduard y Raivis seguían esperándolo en casa. Sus ojos se clavaron en el reloj del horno; había pasado casi una hora desde que se había ido. Probablemente, debería llamar.
Con su mano derecha, Lituania levantó la tabla de cortar y colocó los cuchillos que había usado en la pila para lavarlos luego. Se secó ambas manos antes de coger el teléfono cercano de su lugar en la pared y marcar su propio número.
Fue Estonia quien descolgó. "¿Hola?"
"Soy yo," respondió él.
"¡Lituania!" Gritó. "Nos estábamos preocupando. El pobre Letonia estaba... Bueno, ya sabes cómo es."
Lituania se frotó la cabeza. "Lo siento." Toris se dio cuenta de la cantidad de veces que se estaba disculpando hoy. "Estaba algo ocupado."
"Y bien, ¿te enteraste de lo que ha pasado?"
"Sí... Pero no puedo hablar de eso ahora. Eh, ¿Estonia?"
"¿Sí, Lituania?"
"No le has hablado a nadie de esto, ¿verdad?"
"No, estábamos muy ocupados esperando, pero ¿quieres que nosotros-?
"No, no," dijo Lituania rápidamente. "O-Os lo explicaré más tarde. Bueno, tengo que irme, la sopa está hirviendo." Colgó antes de que Estonia pudiera preguntar algo más.
Probablemente ahora está disgustado conmigo, suspiró Lituania mentalmente, se lo compensaré más tarde.
Lituania se apoyó en la pared de la cocina y se deslizó un poco hacia abajo. Su frente estaba palpitando. Sabía exactamente dónde se estaba metiendo.
Enterrando la cabeza en sus dos manos, Lituania se tomó su tiempo para pensar qué demonios iba a hacer con Rusia.
Entonces recordó que Rusia estaba literalmente muriéndose de hambre, así que se precipitó para sacar un cuenco y echar en él la sopa. "Los ingredientes no son los mejores," murmuró, "pero tendré que arreglármelas por ahora."
Se alivió al ver que la sopa había espesado cuando la puso en una bandeja y la llevó donde Rusia.
"Rusia," dijo cuando entró en la sala con la bandeja, "he hecho algo. Por favor, come."
Hubo un suave murmullo de reconocimiento cuando Toris puso la comida en la larga mesa –bueno, al menos era algo.
Con dificulta, Rusia se incorporó, la verde chaqueta deslizándose un poco. Lituania se apresuró a ayudarlo. "Siento que no haya pan." Toris no estaba muy seguro de qué más podía decir.
"Lituania es amable..." Su voz pareció algo distante mientras se inclinaba hacia delante para coger la cuchara con manos temblorosas. Lituania rápidamente apretó su mano y el utensilio para ayudarlo.
Sólo será por un tiempo. Se pondrá mejor y, cuando lo haga, las cosas volverán a la normalidad, se dijo Toris.
Sin embargo, Rusia no estaba mirando la comida, sino al improvisado vendaje que Lituania se había hecho.
"¿Estás herido?" Preguntó suavemente.
Lituania parpadeó. No pensó que Rusia se daría cuenta –o siquiera se preocuparía, especialmente cuando él mismo era un esqueleto viviente.
"E-Está bien."
Pero Rusia no pensaba que estuviese bien, ya que cariñosamente tomó la mano herida de Lituania entre las suyas y deshizo el vendaje. "Oh, Toris..."
Rusia estaba siendo suave, pero Lituania aún tenía que forzar a su cuerpo para que no temblase por el contacto
Dedos fríos trazaron las costras que se entrecruzaban. Dedos fríos se hundieron, implacables, a través de sangre y piel.
Las heridas que se curaban volvieron a ser laceraciones sangrantes. Gritos atormentados permanecieron sin ser escuchados.
Brillante sangre roja comenzó a gotear en la superficie del corte. Pensaba que para entonces ya habría dejado de sangrar.
Los ojos de Lituania estaba sobre el otro-
-Y ese otro hizo algo que Lituania no esperaba.
Sin una palabra, Rusia se metió el dedo herido de Lituania en la boca y cerró los ojos, descansando la incisión en su lengua. Toris sintió la calidez rodear la lesión cuando Rusia la rozó delicadamente con su lengua, limpiando la superficie del corte.
El aire estaba frío en contraste con su ahora húmeda piel cuando Rusia se sacó el dedo de Toris de la boca y lo besó. Fue solo un beso –no hubo mordisco, ni rasgadura, ni dolor.
"Ten cuidado, Toris." Sonrió. Sonrió. Lituania pensó que parecía más cálida que las del pasado. Su sonrisa no era fría, no era una mentira, era real.
¿Cuándo fue la última vez que Lituania no había tenido miedo de su simple sonrisa?
Descubrió que su cara se ponía caliente.
"G-Gracias."
Le ofreció la cuchara, no queriendo retrasar más su comida. Rusia empezó a engullir la comida ávidamente. Lituania cerró los ojos mientras continuaba sujetándolo. O quizá no sería sólo por un tiempo.
No sabía si todo había ocurrido por su propia madurez después de adoptar al resto de los bálticos –o si era porque Rusia realmente iba a morir.
Lo que sabía, sin embargo, era que el hombre en sus brazos dependía de él.
Pero, ¿qué le debo? Después de todo...
Pero Lituania empujó la voz fuera de su cabeza. No podía vivir en el pasado.
Quizá todo eso era una señal.
Rusia terminó y se recostó contra su brazo cómodamente. "Toris... Estoy... Cansado," dijo mientras cerraba los ojos.
Lituania le acarició el pelo suavemente. "Descansa," respiró, "yo estaré aquí."
Quizá todo aquello era una señal... de que todos podían empezar de nuevo.
-x-X-x-
N.A.
Continuará en el capítulo 2, si continúo. ¿Qué os parece? ¿Debería continuar? Sé que soy muy mala haciendo historias, lo siento x-x
Bueno, aquí hay algunas notas y cosas que hay que tener en mente.
Las palabras extranjeras que Feliks y Toris usaron al final de su conversación significan "Adiós" en lituano y polaco, respectivamente.
En este universo, Estonia y Letonia tuvieron algunas escaramuzas sobre los recursos (igual que Rusia) y Lituania intervino, lo que llevó a un acuerdo por el cual Estonia y Letonia se mudarían con él, formando una unión.
No, en serio, la "Historia" no será el punto principal del fic (¿o sí?). Quiero añadir a Prusia, pero no estoy segura de cómo traerlo de vuelta a la vida owo... ¿Ayuda?
Bueno, espero que os haya gustado hasta ahora. Decidme si queréis que continúe.
Por favor, review~
N.T.
Bueno! Aquí traigo mi primera historia traducida, del fic "The Cat's Cradle", de KAISRE. La verdad es que en cuanto lo leí pensé que no debería quedarse sólo en inglés, y aunque estoy completamente en contra de las traducciones no profesionales (qué le voy a hacer, soy una maniática xD) me decidí a traducirlo. Espero que por ahora os guste... Si teneis algún review que queráis que haga llegar a la autora solo tenéis que decírmelo y yo lo traduzco :D
En fin... Qué más decir... Ah! Aviso que el fic está completo y requetecompleto, así que lo que yo tarde en subir los capítulos será culpa mía y solamente mía xD Sin nada más que añadir, me despido ^^
Bye~
