Este fanfic lo estuve subiendo en Amor Yaoi, y por rabietas con la interface de esta página, no quise subirlo aquí D: Pero A-Y se está volviendo un dolor de cabeza con lo pesada que se está volviendo (demasiados badfics rompe-reglas acumulandose ¬¬ ¡anarquía total!), y ahora que descubrí que puedo descargar babck-ups de mis trabajos acá, me terminé de convencer :D Ahora disfruten n.n
-man y sus personajes pertenecen a Hoshino Katsura. Este fanfic no tiene fines de lucro.
El día de San Valentín fue un episodio muy curioso para los miembros de la Orden Oscura. Todos estaban conscientes de la amistad tan cercana que existía entre Lenalee y Kanda, pero nadie se imaginó que los sentimientos de la muchacha cruzaran la línea de declarársele en público. Fue un momento adorable, tenían que admitir. Y la expresión la Kanda antes de salir apresuradamente del salón de reuniones fue tan poética, que Allen se prometió a si mismo, jamás olvidar ese momento; y por supuesto, se lo recordaría al japonés, siempre que tuviese la oportunidad.
Pero es que Kanda, no fue el único que fue atrapado fuera de base. El pobre aprendiz de Bookman, también tuvo su momento de trágame-tierra ese día. En mitad de una fuerte discusión con su amigo de cabello incoloro (originada por un estúpido comentario de "San Valentín es una fecha comercial"), salió a la luz, una confesión poco decorosa, por parte de Lavi. La revelación no fue tan pública (sólo se encontraba presente Lenalee en ese momento), pero aún así, el pelirrojo no le ha podido dirigir la palabra a Allen, sin que se ahogara en su propia vergüenza.
Ahora se acercaba el Día Blanco, el turno de los hombres de corresponder el sentimiento a sus enamoradas. Y al contrario del estrés del japonés, por la cantidad de idiotas ociosos que se le acercaban para darle consejos de cómo corresponder a Lenalee, la situación de Allen era un tanto confusa. No es que, no estuviese seguro de sentir lo mismo, al contrario. Pero todos sus intentos de tener un momento a solas con Lavi, lejos de funcionar, lo que hacían era alejar al pelirrojo, más rápido en cada ocasión.
Como aquella vez, en la biblioteca, que terminó con dos personas desaparecidas, y otras dos sin saber qué pasó exactamente.
Primera Parte
Preámbulo del Recuerdo Ajeno
-Entonces... ¿Mi Inocencia está llegando al Segundo Nivel?-Preguntó Miranda, incrédula del informe que se le entregaba, acerca de los resultados de las pruebas.
-Es lo que sospechamos Hev y yo.-Aclaró Komui, mientras se acomodaba sus lentes.-No es raro, que la Inocencia, trabaje en distintas escalas. El Payaso Coronado de Allen tiene un Nivel crítico, que es la espada. Los niveles de las nuevas Botas Oscuras de Lenalee dependen de la velocidad que ella tome. El Martillo Cambiante controla distintos elementos naturales en el segundo Nivel, y Mugen puede duplicarse de igual modo. Los menciono por citar unos ejemplos claro.-Dijo con una sonrisa, mientras se acomodaba en su asiento.
-Lo entiendo, pero... ¿Cómo sabré cuál es el siguiente nivel?-Seguía preguntando inquieta.
-No te preocupes, Miranda.-Animó.-Todavía no estamos seguros de lo que pueda hacer tu Inocencia en el Nivel Dos. Pero será muy interesante ver cómo evoluciona un arma del tiempo.-Tras decir las últimas palabras, el aspecto del Supervisor, cambió lentamente, a un gesto lleno de insana curiosidad, mientras dirigía su mirada morbosa hacia el artefacto ubicado en el hombro de la chica.-Ahora, si nos permites experimentar con¡GAagh~!-Lastimosamente, no pudo finalizar su petición, por culpa del afortunado brazo del Jefe de Sección Reever que haló por el cuello al excéntrico Supervisor.
-Ya puedes retirarte, Miranda-Le despidió amablemente, el australiano, tratando de ignorar las penosas agonías de su superior.
Aún con muchas dudas en su cabeza, Miranda se retiró lentamente del enorme cuarto, dejando al curioso par dando un preámbulo de lo que sería, la pelea de todo el día.
-Un Segundo Nivel...-Se repetía constantemente, sin dejar de contemplar su preciado registro del tiempo.-¿... Será algo bueno?-Se preguntó, insegura de la respuesta.
Ya de por si, la alemana no le gustaba confiar de su Inocencia, para la guerra. Lo único que provocaba eran heridas nuevas de las ya formadas anteriormente, y no podía hacer nada, cuando aquellos protegidos, bajo su registro sufrían daños mortales. Para colmo, el efecto era el mismo para con ella, por lo que, también le tocaba sufrir los efectos de los daños. ¿Será que, esta vez podría servir de algo?
-¡Buenos días, Miranda!-Saludó alegre Lenalee, sacándola de sus propios pensamientos.
-¡Ah! B-buenos días.-Devolvió la alemana, mientras veía como se acercaba su compañera.-Te ves muy contenta el día de hoy.
Al oír estas palabras, la sonrisa de la joven exorcista creció radiante, mientras sus ojos brillaban a cada paso.
-Es que, escuché que Kanda me tiene preparado algo para el Día Blanco.-Confesó con un leve sonrojo en sus mejillas. Con esta primera frase, empezaron su caminata sin rumbo por los pasillos.
-¿De veras? Pero Lenalee, no creo que sea buena idea, ilusionarte con rumores.
-Lo se, ¡pero no puedo evitar pensar en ello! Me hacen sentir que fue buena idea lo de San Valentín.-Canturreaba entre saltitos a su amiga. Estuvieron las dos chicas inmersas en sus conversaciones y chismes varios, en los pasillos de la Orden, distrayendo a Miranda, de lo que concernía su Inocencia: pasaron del tema de Kanda, a la cuestión del complejo de Komui, pasando por algunas insinuaciones que le había lanzado Marie a la alemana, entre otros tópicos que hacían de la vida, un descanso de todo el trajín, y fatiga que causaban las constantes misiones. Ojalá los días, fueran tan calmados y espontáneos como ese que se presentaba ante ellos...
-¡Gahg~! ¡¿Qué haces...?-Un grito muy peculiar, seguido del sonido de un cuerpo cayendo en una cascada de libros al suelo, interrumpió la conversación de las dos chicas; y fue entonces cuando ambas se percataron de que, se encontraban cerca de la biblioteca.
Miranda fue la primera en especular:
-¿Ese era...?
-Lavi.-Respondió Lenalee con convicción, casi segura de lo que estaba sucediendo.
-¿Qué no es obvio? ¡Quiero estar contigo!-Una voz dulce, pero lasciva voz se escuchó en esa misma habitación, seguida de otra caída olímpica en el lugar.
-Y ese era...-Volvió a hablar Miranda, un poco más segura de su respuesta.
-Allen.-Finalizó la oración.
-¡¿Y tienes que pegarte tanto a mi?
-Pues, supuse que no te importaría... Ya que me quieres mucho, mucho~
-¡No grites esas cosas!
-Tú eres el que está gritando, Lavi. Además, no te importó gritarlo, hace un mes, ¿recuerdas?
-¡Allen!
-Ahora, déjame ayudarte...
-¡No! ¡No te acerques, no te-¡Arg~!-Y más libros siguieron cayendo cuán cascada literaria, o eso era lo que escuchaban las dos receptoras que se encontraban fueran del lugar; con expresiones imposibles de descifrar, imaginando lo que, seguramente estaba pasando en la habitación... Por quinta vez en el mes.
Sin intercambiar palabra alguna, Lenalee, se adelanto a paso firme hasta llegar a la entrada de la biblioteca, seguida de una apresurada Miranda.
-¡Buenos días, chicos!-Trató de saludar espontáneamente.-¿Algún pro... blema?-Ciertamente, la china no se habría sorprendido de haber encontrado a este par en alguna postura que dejase poco mérito a la imaginación. Pero aún así, no sabía si reírse, avergonzarse o reír de la vergüenza, al ver cómo Allen, meciéndose de rodillas en su silla, agarraba fuertemente a Lavi por las caderas, mientras este moría de la vergüenza en la mesa desordenada.
-Buenos días, Lenalee, Miranda.-Saludó cordialmente el albino, sin prestarle atención a la agonía de su amigo-Se ven contentas hoy. ¿Pasó algo interesante?
-No mucho, solo hablábamos del Día Blanco.-Respondió Lenalee tratando de contener lo que probablemente era una carcajada.
-¡Vaya, que interesante!-Dijo lascivamente, esta vez, dirigiendo su mirada al pelirrojo que empezó a forcejear más duro.-¿A ti no te parece, Lavi?
-¡No!-Respondió al tiempo que salía bruscamente de los brazos del joven. Se bajó de la mesa, lo más lejos posible de Allen, mientras decía un poco más calmado:-El Día Blanco es una fecha comercial.
-¿Cómo San Valentín?-Preguntó Allen, con todas las intenciones de recordarle el pequeño evento de hace un mes.
-... ... Voy a comer.-Anunció Lavi, con la esperanza de que, si agachaba la cabeza, nadie vería lo rojo que estaba.-No he podido almorzar, hasta ahora. Con permiso.-Se despidió, mientras salía rápidamente del lugar.
Ahora, sin la presencia de Lavi, Lenalee, podía por fin soltar su risa a todo pulmón, mientras el joven exorcista, le dedicaba un puchero en su mirada.
-No es gracioso, Lenalee.-Le refutó como si se tratara de un niño menor de diez años.
-Lo siento.-Decía entre risas la china.-Es que, la forma en la actúas es tan anti-tú que no me lo puedo creer.-Explicó un poco más calmada, mientras se sacaba una lagrimita del ojo.
-Bueno, no es mi culpa.-Se defendió mientras se acomodaba en la silla y se cruzaba de brazos.-No debió ilusionarme con esas palabras.-Dijo un poco más triste.
-Oh, Allen.-Lenalee, un poco más apenada, se acercó al chico lentamente, para mirarlo con ternura.-Entiendo por lo que estás pasando. Pero Lavi es alguien especial: cuando crees conocerlo totalmente, te sale con algo nuevo; es parte de su personalidad.
-Ese es el problema, Lenalee.-Dijo Allen, desalentado.-Creo que no se nada de él, salvo que es aprendiz de Bookman. Que, por cierto, tampoco estoy seguro de lo que son ellos, por lo que se podría decir que no se nada de Lavi... Aún así...-Se quedó cortado en la oración, no sabía cómo añadir su siguiente pensamiento sin que sonara estúpido, pero hizo el intento de:-Me hizo muy feliz, el saber que me quería de ese modo...-De acuerdo, en su cabeza había sonado mejor, que cuando lo dijo en voz alta, pero aún así continuó.-No se por qué ahora está actuando de esa forma.
-Eso es porque, no tenía pensado decírtelo en ese momento.-Le explicó Lenalee condescendientemente.-Solo dale tiempo ¿Si? A él no le gusta el acoso inminente, y mucho menos si viene de la persona que le gusta.
-¿Y cómo es que sabes eso?
-Lo llevo conociendo más tiempo que tú, bobito.-Le explicó Lenalee, mientras le revolvía el cabello de forma juguetona.-Jeje, en verdad eres muy lindo Allen. Talvez Lavi no estaría tan perturbado si te mostraras de esta forma, y no como hace un rato.
Antes de que, Allen pudiese refutar ese último comentario, la chica se retiró excusándose de ir a buscar a Kanda (contradiciendo todo lo que había dicho hacer de no acosar a la gente), dejando al chico de claros cabellos y a una muy muda Miranda solos en la desordenada biblioteca. El silencio de repente se había vuelto incómodo, y es que, Miranda no sabía nada acerca de confortar a la gente (normalmente, era ella quien era confortada), y honestamente hablando, ni siquiera sabía, si un conforte era lo que hacía falta en ese momento.
Por suerte, el joven Allen rompió el silencio con un bufido de resignación.
-¡¿Por qué tiene que decir que soy lindo?-Preguntó algo molesto.-El hecho de que me guste otro hombre, no quiere decir que también me gusten los comentarios de chicas.
-Este...
-¡Oh, Miranda! Perdón, creí que habías ido con Lenalee.-Se disculpó cordialmente el jovencito.
-... No te preocupes, suele pasarme...-Allen se dio cuenta del error que había cometido, cuando pudo palpar el aura depresiva que empezó a formarse en torno a la exorcista.
-¡Ah, no! ¡No quise decir eso!
-Jeje, tranquilo, te dije que no te preocuparas.-Recalcó Miranda mientras se adentraba por primera vez en aquella ocasión a la biblioteca. Recogió una de las sillas que yacía tirada en el suelo y se sentó en ella, quedando frente a frente con el menor.-Creo que ya tienes suficientes problemas como para ahora preocuparte por los míos.-Dijo con una sonrisa, complaciente.
Con un suspiro de resignación, Allen se recostó un poco más en la silla, de manera que mirara al techo.
-¿Por qué Lavi tiene que hacer esto tan complicado?-Hablaba más para si que para Miranda.-Después de todo lo que me costó librarme de Link, para estar un rato a solas con él...
-Ah, este... Bueno, talvez Lenalee tenga algo de razón.
-¿Qué debo intentar ser lindo?-Preguntó con terror en sus ojos
-No, que tienes que darle tiempo.-Explicó Miranda, para que la expresión del chico se apaciguara un poco.-Es más: no sólo tiempo a él, sino tiempo a ti mismo para conocerlo mejor.
-El problema es que...-Empezó Allen sin saber muy bien, como organizar sus ideas.-Después de lo que pasó en San Valentín, cada vez estoy más impaciente. ¡Dios! Ni siquiera se por qué me pongo tan ansioso cuando pienso en él.-Terminó esta última frase con un fuerte sonrojo en las mejillas, que trataba de ocultar agachando la cabeza.
De nuevo el silencio tomo como pasatiempo, volverse incómodo en el lugar de los presentes, y Miranda no sabía como alentar a Allen en esta ocasión. Finalmente, decidió cortar el tema por lo sano y pensar en otro tópico para hablar.
-¿Sabes, Allen? Esta mañana, el Supervisor me dijo algo muy interesante, sobre mi Inocencia.-Comentó mientras mostraba su arma circular.-Parece que puede llegar a un Nivel 2
-¿En serio?-Preguntó lleno de curiosidad.-¡Eso es genial! Capaz y era por eso que tu Inocencia estaba inestable en tus últimas misiones.
-Si, pero todavía no estoy segura de lo hace. Según lo que me dijo el Señor Komui-Comenzó a explicar.-El Nivel 2 que se está gestando, podría ocasionar una ruptura temporal, en la dimensión espacio-tiempo del periodo actual.
Las palabras de Miranda retumbaron en la cabeza de Allen, como campanas de canto anunciando una epifanía. Pero para estar seguro de que, esa remota posibilidad existiese, tenía que preguntar:
-¿Cómo un portal del tiempo?
-Eso fue lo que me dijo.-Continuó Miranda, ignorando la expresión indefinida que se dibujaba en el rostro del muchacho.-El Supervisor Komui dijo, en pocas palabras, que mi reloj podría tele transportar, como mínimo, a dos personas en esa dimensión. Los resultados de las pruebas decían que ya podía activar el Segundo Nivel, pero el Supervisor, no está muy seguro de su estabilidad.
-Entonces puedes viajar en el tempo.-Sugirió Allen.
-Si, creo que eso fue lo que me quiso decir.
-¿Y tú controlas a dónde quieres viajar?-Preguntó un poco más determinado.
-En teoría si, pero no lo he probado aún.
-Y si... Si por casualidad, te pediría que usaras el Nivel 2 del Registro del Tiempo, para viajar hacia el pasado y conocer un poco más a cierta persona de importancia, ¿podrías especificar los datos necesarios?
-Seguro... ...
... ... ... ...
-¿Podemos usar el Nivel 2 del Registro del Tiempo para viajar al pasado?
-¡¿Qué? ¡No!-Gritó fuera base con la pregunta.-Todavía no se cómo funciona. No voy a arriesgar nuestra integridad física en algo que no está garantizado.
-Por favor~, Miranda.-Rogó con las manos juntitas, y su sonrisa de niño bueno. La misma expresión que usó una vez, cuando conoció a Miranda, hace mucho tiempo ya.
Y es que, no importaban los años que pasasen. Miranda era débil de voluntad, cuando se referían a caritas rogantes, y Allen siempre tenía ese As bajo la manga.
-Solo eres lindo cuando te conviene.-Susurró Miranda, mientras activaba su disco, para que este bajara directamente hasta la muñeca.-Registro del Tiempo, Nivel 2 ¡Actívate!
Seguida de estas palabras, el disco comenzó a girar a una velocidad imperceptible por el ojo humano, tan potente, que el remolino que generó se llevaba los papeles sueltos que habían en la biblioteca.
-¡Miranda! ¡¿Qué sucede?-Gritaba Allen evitando ser devorado por el tornado hambriento.
-¡¿Yo qué se? ¡Te dije que no lo había usado todavía!-No tuvo tiempo de decir más. Con horror, vio cómo su muñeca era absorbida por el hoyo negro que generaba el fuerte remolino, y fue cuando se dio cuenta que se trataba de la ruptura.-¡Sujétate!-Con su brazo libre, haló a Allen hacia su persona, y ambos se sostuvieron fuertemente por un tiempo.
En un abrir y cerrar de ojos, el tornado se desvaneció en un destello. Y con ellos las dos personas que se encontraban en la biblioteca, aquella ocasión
