Antes que nada, los personajes y parte de la trama no me pertenecen, están basados en el manga/anime Naruto, por lo que agradezco a Kishimoto su fantásticamente imaginación para crearla.

Sé que tengo muchas historias sin terminar, pero mi mente revolotea de anime a anime y creo que no tengo los fics necesarios porque aún tengo muchas ideas.

En fin, soy de las raras personas que no vio Naruto durante su infancia, ni adolescencia, así que inicie a verla este año y vaya que me he enamorado de este personaje, que creo le falto explotarlo más, así que como escritora principiante le hare el fic que se merece.

-Esto es un dialogo, que ocurre entre los personajes. –

-Los pensamientos, recuerdos o cualquier otra cosa que ocurra en la mente de los personajes. –

Lo que esté en negro, aclaraciones de mi parte o bien comentarios, por lo común estarán al inicio o al final del capítulo.

Espero lo disfruten y me dejen sus opiniones.

Capitulo 1. Los hijos de la arena.

-¿Quién sabe Naruto Uzumaki?... tal vez un día… hasta yo... – Su vista esmeralda iba perdida, mientras sus recuerdos de su batalla revoloteaban fugaces en su mente y el rostro decidido del rubio, venia una y otra vez a su mente, junto con sus palabras, él se había sacrificado y arriesgado por los suyos. - Temari…Kankuro…perdónenme. – Musito por lo bajo, pero lo bastante fuerte para que ambos le escucharan.

La rubia abrio los ojos al escuchar a Gaara decir eso, incluso pensó que debió de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza cuando enfrento a Sasuke que ahora imaginaba aquello, por lo que enmudeció y se limito a buscar la mirada marrón de su otro hermano, quien se veía igual de sorprendido que ella, ya que ninguno de los dos daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar.

-No te preocupes. – Fue lo único que atino a decir Kankuro, pues al igual que a su hermana mayor, la disculpa de Gaara le había tomado completamente por sorpresa; más de lo Shino le asombro durante su encuentro. Incluso llego a pensar que el pelirrojo se disculpaba por haber fallado en la misión de destruir Konoha, ya que las consecuencias de haber errado en su único objetivo, convertían la situación en algo problemático, pues la existencia de Gaara, solo tenía una meta y acababa de destruirse abruptamente.

Kankuro sintió que Gaara perdió parcialmente el conocimiento, pues el peso sobre sus hombros aumento, entonces lanzo una mirada llena de preocupación hacia Temari, no por las heridas del pelirrojo, si no por la forma en la que serian recibidos en la aldea. El haber perdido contra los ninja de Konoha iba a costarles muy caro y más si llevaban al "arma" en aquel critico estado.

Continuaron avanzando entre la espesura de los bosques del país del fuego, brincando de árbol en árbol, mientras el sol caí en el atardecer y ambos se turnaban para cargar a cuestas a Gaara, que realmente estaba mal herido, pero no solo él estaba herido, ambos habían enfrentado combates por separado, incluso Temaria había sido golpeada por la furia incontenida del oji verde.

-Temari. – Kankuro se detuvo en una de las ramas frente a su hermana, obligando a esta a detenerse y se giro para observarla, era ella quien llevaba en esos momentos a Gaara. – Detengamos para descansar, aun nos falta mucho para alcanzar Suna.

-¡¿Estás loco?! – Refuto angustiada la rubia. – Aún no estamos fuera de los límites del país del fuego, es muy seguro que ninjas de Konoha nos estén buscando para evitar que salgamos de su país. No podemos detenernos.

-Es por eso mismo, Temari, que debemos descansar. – Kankuro brinco hasta la rama donde estaba su hermana y la miro a los ojos. – Es muy probable que eso este pasando ya que no hemos visto ni a Baki-sensei, ni a ninguno de nuestros camaradas. Pero avanzar de esta forma también nos hace vulnerables.

-Creo que tienes razón. – Temari giro su rostro para observar hacia atrás, justo donde debía estar la aldea de Konoha, sin embargo no puedo observarla, solo veía el ennegrecido cielo sobre ella, producto de las grandes columnas de humo que se dispersaron en el cielo. Era increíble que ellos hubieran causado eso.

-Temari. – Volvió a llamarla Kankuro, acercándose a ella para tomar a Gaara y brincar hacia el suelo, ella tardo unos segundos más en bajar, ya que desde la rama donde se encontraba podía ver también si giraba su rostro al lado contrario, los inicios del desierto. – Temari. – Volvió a insistir Kankuro impacientemente.

-Ya voy. – Bajo de un salto y aterrizo al lado de sus hermanos, Kankuro recargo a Gaara contra un árbol y se dejo caer pesadamente en el suelo a una prudente distancia del pelirrojo, entonces ella se acerco a él y se sentó a su lado. Ambos guardaron silencio contemplando al oji verde frente a ellos, aunque no podían ver sus ojos, por la inclinación hacia el frente de su cabeza, alcanzaban a ver el chorro de sangre seca y algunas gotitas escarlatas frescas que caían sobre la nariz y la mejilla izquierda de Gaara. – Nunca le había visto así, Kankuro. – Se atrevió a decir Temari, pero velozmente su hermano le cubrió la boca, recordándole que era de Gaara de quien hablaba.

-Tienes razón. – Murmuro quedamente el castaño a su oído. -¡Diablos Temari! ¿Acaso ya había olvidado como lo amenazo a él de muerte durante los exámenes chunin? – Iré a revisar la periferia para asegurarnos que no tendremos compañía en un buen rato, me gustaría pasar aquí la noche, pero eso es imposible, lograrían alcanzarnos.

-Iré yo. –

-No, tú estuviste cargando a Gaara el último tramo del camino, lo correcto es que yo vaya. – Kankuro se puso de pie en un salto y le sonrió cariñosamente. – Tú descansa. – Volvió a subir a la copa de los árboles y pronto Temari le vio alejarse.

Resoplo un largo suspiro y cerró los ojos, aun pensaba incrédulamente que todo su viaje a Konoha había sido un muy mal sueño, tantos errores por su parte y tanta imprudencia de parte de su padre de enviarlos de aquella forma, realmente quería verlo, ahora más que nunca ansiaba sus explicaciones. Pronto sus sentidos se alertaron al escuchar en la lejanía como alguien removía el agua de un rio cercano, entonces lanzo una mirada rápida a Gaara para asegurarse que se encontraba bien cubierto y se agazapo para ir en dirección hacia ese sonido.

-¿Acaso los anbu de Konoha nos han alcanzando? – Pensó alarmada a medida que se acercaba más al sonido turbulento de aquel arroyo y los ruidos del enemigo se volvían más claros. Desato su abanico que llevaba a su espalda y le abrió un poco, mientras asomaba sus ojos por un arbusto en el mayor sigilo posible.

Detuvo todos sus movimientos, quedándose congelada en su lugar, incluso ceso su respiración, frente a ella, no solo estaba un anbu, si no tres jonin de Konoha quienes se habían detenido a tomar agua, al parecer solo iban a llenar sus cantimploras y continuarían su camino. Libero una de las hojas de su abanico con cuidado pensando en atacarlos, pero pronto le cerró y permaneció en silencio. Aquel ataque a la hoja solo le había mostrado su propia debilidad, fue un golpe directo a su orgullo.

-Ustedes. – Les hablo otro que se encontraba sobre un árbol, apaciguamiento sentado pero mantenía los ojos cerrados. Temari le observo asustada, ella estaba dentro de su área de visión, debía cubrirse o de lo contrario la vería, se rodo bajo un arbusto y cerro sus ojos, pues aunque sus movimientos fueron sigilos a sus oídos sonaron más que torpes y ruidosos. – Vámonos, a esta altura esos bastardos deben haber cruzado la frontera donde seguramente les espera un contingente, regresemos a la aldea y avisemos al Hokage.

-Tienes razón. – El shinobi frente a Temari se levanto y dio un último trago de agua. – Aun podríamos tener suerte y topárnoslos en el regreso.

-Lo dudo. – Refuto otro, mientras emprendían su retorno. – Son ninjas de la arena y no debemos subestimarlos, mira todo lo que han causado… -Temari dejo caer pesadamente su cabeza hacia atrás y suspiro, quedándose tumbada sobre el suelo otro rato más, mientras sus voces se perdían en el bosque. Había sido más que suerte que ellos no la hubieran escuchado o percibido, se tapo los ojos con el antebrazo y por primera vez en su vida se sintió como criminal, más que un héroe, estaban siendo perseguidos como ratas.

Rodo para salirse del arbusto y se levanto lentamente, volteando hacia todos lados para asegurarse que nadie más se encontraba junto a ella, se puso a favor del viento para evitar que su aroma fuera arrastrado y recargo su abanico en un árbol, mientras sacaba ella su cantimplora para llenarla de agua.

-Espero que Kankuro no se encuentre con ellos… - Y es que por la dirección en la que se habían marchado era la misma que su hermano menor había tomado. – Sera mejor que vuelva ahora. – Regreso corriendo hasta donde había dejado a Gaara y le vio plácidamente recargado en el mismo árbol, aunque no estaba dormido tenia la mirada perdida, esa era la forma más parecida de Gaara de dormir.

-Me tope con unos jonin de Konoha, pero ya se han marchado. – Le informo por costumbre más que por otra cosa. Se sentó frente al pelirrojo que no continuo con ninguna expresión, ni siquiera le respondió, como si ella no estuviera frente a él. - Pronto nos marcharemos, ellos u otros volverán con refuerzos, debemos estar listos.

Temari desabrocho una cangurera diminuta y la dejo sobre él suelo, saco unos cuantos kunais, sellos explosivos, bombas de humo y otros artefactos ninja, que deposito ordenadamente en el suelo, mientras hacia un recuento en su mente de los mismo, en caso de necesitarlos después. Al final tenía un pequeño botiquín, comenzó a limpiarse una herida en su pierna derecha, tomo una venda y comenzó a colocársela, pero estaba en medio de ello, cuando volteo a ver al demonio de Suna.

-Gaara… - De los tres sin lugar a dudas él era el más herido, desde su enfrentamiento con Rock Lee la salud mental del pelirrojo se fracturo y sin lugar a dudas se rompió al enfrentarse al Uchiha, pero era este y Naruto quien realmente le habían causado dolor físico por primera vez. –Se ve muy mal.

Termino de vendarse la pierna, se puso de pie con lentitud, sintiendo como su corazón se aceleraba y su respiración parecía ser ineficiente, su cuerpo tembló de pies a cabeza y pareció dudar de lo que iba a hacer, nunca sabía que era lo que la impulsaba a ser amable con él, después de todo Gaara no merecía consideraciones. Dio un paso asustada y pareció que cada paso que le siguió la tierra le agarrase con mayor fuerza, como tratando de evitar que se acercase a él, mientras a su mente volvía como Gaara le había golpeado brutalmente con el brazo, para alejarlo de él.

Para cuando se dio cuenta estaba de pie frente a él, temblando frenéticamente, se arrodillo, mientras su corazón latía desbocado, amenazando con salirse del pecho, suspiro profundamente para tratar de calmarse y parpadeo pesadamente. Entonces extendió su mano con una gasa previamente humedecida y la dirigió a su frente, pero de repente Gaara la tomo por la muñeca con fuerza.

-¡Temari! – Kankuro llego gusto a tiempo y se acerco a ella corriendo, angustiado porque su hermana saliera herida por Gaara.

-Tranquilo, Kankuro. – Temari sintió como los ojos de Gaara parecieron avivarse y dirigirse hacia ella, mientras su agarre se suavizaba. – Ha sido un reflejo. – Trato de sonar lo más conciliadora posible. – Conseguí un poco de agua. – Menciono ofreciéndosela, pero él la rechazo. – Entonces déjame limpiar tus heridas.

-Si, Gaara aun tenemos un largo camino que hacer y podría infectarse. – Intervino Kankuro sin comprender la situación. – Temari, está loca. La dejo sola unos minutos y se le ocurre acercársele a Gaara.

Gaara no le respondió, pero asintió casi de forma imperceptible y bajo por completo su mano. Temari miro sobre su hombro a Kankuro quien le indico que continuara con toda aquella locura, así que la rubia acerco su mano hasta la frente del pelirrojo y comenzó a limpiar la sangre que brotaba de una abertura de aproximadamente 5 cm.

Kankuro estaba al pendiente de su hermana mayor, lo que menos quería para ese momento es que ella saliera lastimada a causa de Gaara, así que se mantuvo a raya, algo nervioso, casi con sus hilos de chakra a punto de salir de la punta de sus dedos. Si su padre y la vida misma le había enseñado algo, es que alguien de la naturaleza del pelirrojo no debía descuidársele, ni otorgarle confianza, mucho menos bajar la guardia.

Temari continuaba aterrada al haber acortado tanto la distancia con Gaara, incluso a veces le era imposible controlar el temblor que recorría su cuerpo, sabía que aquello era una completa locura, pero verle en ese estado, produjo dentro de ella una extraña sensación que hacía mucho tiempo no experimentaba por quien fuera su hermano menor. Pero ahora que estaba tan cerca, podía contemplar el tatuaje de su frente con nitidez, casi estaba a centímetros de poder besarlo, pero era más que obvio que no lo intentaría, no al menos que deseara terminar muerta. Continuo limpiando la nariz, la mejilla y el mentón de Gaara con cuidado, hasta borrar todo el camino de sangre por su cara, aunque la herida abierta era imposible que dejara de sangrar pues necesitaba algunos puntos.

-Te…mari… - Gaara levanto un poco la cabeza y la miro con sus usuales ojos fríos. Ella dio un respingo y espero sin moverse que el continuara hablando, pero solo desvió la mirada una vez más y ya no dijo más.

La rubia no ocupo más, tal vez jamás sabría lo que el oji esmeralda quiso decirle, pero si entendió esa reacción, eso sería lo más cercano a decir gracias por parte del menor, así que se giro y dio algunos pasos hasta donde se encontraban sus cosas y donde ni Kankuro, ni Gaara le verían el rostro, entonces limpio una lagrima que amenazaba con salir de sus ojos y sonrió débilmente, mientras en su corazón sentía una inmensa felicidad.

-Es hora de irnos. – Acoto velozmente.

-Tienes razón. – Kankuro se agacho y cargo a Gaara por el costado, mientras se pasaba el brazo por los hombros y daba varios saltos, ascendiendo entre las ramas de los arboles. Temari les siguió de cerca. – Aprovechemos la oscuridad que nos otorga la noche, para el amanecer estaremos en el desierto del país del viento y más cerca de casa.

Continuara…

Atte: ddmanzanita.