Respuesta al Reto "Palabras para el recuerdo" Del Foro: "El Lobo, La Oveja y El León (LOL)"
Gracias a mi mami que me ayudó con el título :)
Disclaimer: Todos los personajes son propiedad de Stephanie Meyer.
Personaje: Jacob.
Palabra Clave: Culpa.
Summary: La mató. Se dejó llevar por el dolor y perdió el control. Se liberó de todo sufrimiento y qué ganó. Culpa.
Aclaraciones: En este fic Bella nunca se embarazó y por tanto cuando llegó a Forks ya estaba transformada. Nunca se modificó el tratado.
"Desenlace Fúnebre"
La mató. Lo hizo. Acabo con su vida.
Llegó a la casa con mucho dolor pidiendo hablar con ella.
Le dijo al chupasangre que sólo quería despedirse de ella, cerrar la historia. Terminar de una vez.
Y él le creyó.
Se la llevó. Lejos. Sin saber bien en donde estaban. Sólo quería un lugar donde nadie oyera la mente de él y tampoco escucharan su charla.
Le mintió. Le hizo creer que sólo quería despedirse, que sólo venía para decirle adiós. Sin decirle todo el dolor que sentía, sin decirle que se sentía miserable por que ella se había ido, sin reprocharle que ella lo hubiera abandonado.
Y todo habría salido bien, todo habría salido normal si ella no hubiera sido tan egoísta como para decirle "No te vayas, no quiero perderte".
Esa simple frase lo descolocó. Lo desquició, lo enfureció…
Lo rompió.
Cómo podía ella atreverse a pedirle una vez más que no la dejara cuando ella se lo había hecho demasiadas veces.
Cómo podía atreverse a decirle no quiero perderte cuando él ya la había perdido muchas veces y en muchas formas.
Cómo podía ella estar con su asqueroso vampiro y aún así pedirle al hombre lobo que una vez más la hiciera de mascota.
Las palabras se perdieron, los pensamientos se le nublaron y perdió la razón.
La sangre le hirvió como nunca antes.
Su cuerpo tembló como jamás lo había hecho.
Por primera vez en mucho tiempo disfrutó del vigor que sintió al estar en fase.
Y sin pensarlo, le saltó encima.
Sin quererlo, su mente recordó cómo matar a un neófito.
Sin desearlo su cuerpo se movió para matar al enemigo.
Y sin estar consiente se encargó de destruirla.
Con cada zarpazo que daba, su corazón sanaba.
Con cada mordida que le propinaba, su dolor disminuía.
Y así fue, se quitó el dolor. Dejó atrás el sufrimiento. Dejó atrás su desamor.
Y una vez que el cuerpo había sido desmembrado, sin pensarlo, cambió de fase y sacó el encendedor que siempre llevaba en su bolsillo, aquél que ella le dio.
Lo accionó y una pequeña llama salió. Y con el mismo odio que le había invadido minutos atrás, aventó el pequeño objeto a la pila de miembros y los quemó.
Pronto, demasiado pronto le llegó el olor dulzón del cuerpo quemándose y fue ahí cuando despertó.
Pero ya era tarde.
Sus ojos parpadearon y fue consciente de lo que había hecho.
La mató. Lo hizo.
Perdió el control y se dejó dominar por el odio.
Perdió el control y quiso apaciguar el dolor.
Perdió el control, se liberó de todo sufrimiento y qué ganó.
Culpa.
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