El sol entrando por la ventana despertó a Danil. Se retorció entre las sábanas para despertarse por completo, como un gato y se quedó en la cama, respirando tranquilamente el aire de primavera. Miró a su lado, donde debería estar Jack, pero su compañero no estaba alli. Sin embargo, sonrió y se acurrucó de nuevo en la cama.

Estaban a punto de cumplir su segundo aniversario, dos años juntos que se habían pasado volando, dos años en los que Daniel había sido más feliz que en toda su vida anterior.

No echaba de menos volver a las misiones, ni haber dejado el trabajo en el comando Stargate; a veces pensaba en ello; cuando Sam y Teal'c le contaba acerca de alguna misión que habían llevado a cabo, como los enemigos le habían hecho una emboscada o las nuevas civilizaciones con las que se habían encontrado; en esas ocasiones, se prguntaba si no podría ayudar con su experiencia.

Pero entonces pensaba en Jack, en lo mucho que su compañero había sacrificado por estar con él, porque no le ocurriera nada malo y por protegerlo. De ninguna manera iba a elegir entre volver al trabajo y el hombre al que amaba.

La mañana era fresca, por lo que al levantarse para encontrar a Jack, Daniel se echó sobre los hombros una manta. Siguió el aroma del café recién hecho y muy caliente, justo como a él más le gustaba.

En ocasiones, Daniel se sorprendía de lo bien que lo conocía Jack, como si pudiera ver en su interior, que supiera que le gustaba el café bien cargado, la pizza con mucho queso y un buen disco de Colr Porter, para disfrutar de una velada romántica, en la que por supuesto, no podía faltar la chimenea encendida y un Merlotte de acompañamiento.

Jack siempre trataba de llevarlo a su territorio en cuestión de gustos, sobretodo cuando se trataba de tomar una cerveza, pues entonces no había discusión posible, tan sólo podía ser una Guinness, aunque teniendo en cuenta que Daniel no solía aceptarla muy bien, pues en seguida se le subía a la cabeza, la cuestión de la cerveza era algo que Jack había dejado algo apartada.

Jack tampoco estaba en la cocina, pero Daniel pudo escuchar su voz, fuera en el jardín, hablando con alguien por teléfono.

"Lo siento señor, pero tomé la decisión de marcharme, de jubilarme definitivamente y por el momento no me arrepiento de haberlo hecho." Daniel esperó escuchándole hablar.

"General, usted es el más adecuado para este trabajo, nadie tiene tanta experiencia como usted en lo que le estoy pidiendo y ya que el doctor Jackson tampoco está dispuesto a regresar…"

"Estoy seguro que encontrará gente muy preparada para hacer ese trabajo." Daniel hizo ruido al abrir la puerta para que Jack supiera que estaba allí. Se volvió, le sonrío y le hizo un gesto para que esperara un momento.

"No estaría tan seguro de lo que dice. Le repito que ustedes tienen más experiencia en el Stargate que nadie en toda la base. Además, desde que empezó la expedición de Atlantis, se marchó gente muy preparada en este trabajo. Ahora que Atlantis ha vuelto a Pegaso y que disponemos de una comunicación perfecta con ellos, sabe perfectamente que ustedes son lo mejor que podemos encontrar como enlaces con Pegaso."

"Espero que lo entienda. Tuve que elegir entre Daniel y el trabajo y por más que pienso en ello, Daniel siempre está por delante. No dude en llamarme si el mundo se acabo o si los goaulds vuelven a atacar la tierra, pero si no es así, esperó que encuentre a la persona adecuada."

"Yo también lo espero, porque la gente que tenemos en esa ciudad, cuenta con nosotros para echarles una mano. Espero que se de cuenta de lo que está haciendo al no proporcionarnos la ayuda que necesitamos, general. De todos modos, seguiremos en contacto con ustedes por si cambian de idea."

Jack colgó por fin el teléfono y resopló.

"Ya pensaba que no me iba a poder librar de él, casi me lo imaginaba viniendo aquí y sacándome arrastras para que acepte el trabajo." Daniel se rió y se sentó a su lado en el banco, apoyando las piernas sobre las de su compañero. "No me habías dicho que también habían hablado contigo."

"Lo siento se me debió pasar." Daniel se estremeció por el aire frío que todavía había por la mañana. Desvió la mirada de Jack, pues temía que si la mantenía mucho tiempo, conseguiría averiguar lo que estaba pesando y lo que le había ocultado durante días.

"Quieres volver al trabajo ¿verdad?"

"No, vamos no digas tonterías, estos años han sido los mejores de mi vida contigo a mi lado y lo siguen siendo. Hacía mucho que no dejaba preocuparme porque un ejército alienígena pudiera matarme. Por fin estoy relajado, no tengo que pensar en nada y puedo quedarme tumbado en la cama el tiempo que quiera."

La mirada de Jack ante las palabras de Daniel fueron toda una revelación para el profesor. Sabía lo que esos ojos penetrantes sobre él querían decir, por lo que siguió hablando como si le estuviera contestando a una pregunta que en realidad no había hecho.

"Estoy bien, te estoy diciendo la verdad. Si hubiera querido volver a trabajar, lo hubiera aceptado, una de las últimas cinco veces que me han llamado para ofrecerme el puesto que acabas de rechazar."

Jack se puso en pie, para luego arrodillarse frente a Daniel.

"Dime una cosa y por favor se sincero." Daniel asintió. "No soy el único que quiere volver al SGC ¿verdad? No soy el único en sentirme mal por dejar solos a los chicos de Atlantis después de todo lo que han hecho por nosotros y no creo ser el único que se siente fatal por quedare en casa pescando o en tu caso leyendo mientras el resto de los equipos arriesgan la vida por el planeta ¿Estoy en lo cierto?"

Daniel tardó un momento en contestar. Decir que si sin más, sería muy fácil pero al mismo tiempo, sería como haber estado mintiendo a Jack durante tanto tiempo, desde la primera llamada telefónica tres meses antes, que eso le hacía sentirse fatal consigo mismo.

"Daniel."

"Si, tienes razón, quiero volver al trabajo, pero no quiero que lo pases mal por mi. Si acabo herido, vas a sufrir y no quiero eso. Prefiero quedarme contigo y disfrutar de nuestra vida juntos."

Jack acarició la mejilla de Daniel con ternura y sonrió. Por mucho que hubiera pasado, por mucho mal que le hubieran hecho los goaulds, por muchas heridas de guerra que tuviera Daniel, seguía siendo el mismo hombre dulce y sensible del que se había enamorado, el mismo que se preocupaba por todo el mundo antes que por si mismo, el mismo que daría su vida por cualquier civilización de la galaxia. A veces se preguntaba cuantas veces había muerto Daniel, cuantas veces se había sacrificado por otros y cuantas más lo haría si volvía al trabajo.

"Es lo malo de nuestra naturaleza. Donde otros darían la espalda al peligro, donde otras personas dejarían que lucharan otros por ellas, donde otros correrían, nosotros nos quedamos ahí, frente al enemigo; pensando siempre que hay una forma de ganar."

"No quiero que te preocupes por mi, que se que es algo que se te da muy bien. No creas que cuando estuve enfermo por lo de Baal hace años, no supe por lo que estabas pasando tu."

"Entonces supongo que tendremos que hacer una cosa." La sonrisa que inundó el rostro de Daniel al escuchar aquello, hizo lo mismo en la expresión de Jack. "Creo que vamos a tener que aceptar los dos el mismo trabajo."

"¿Cómo dices?"

Jack tiró de Daniel para levantarlo, envolvió el cuerpo de los dos con la manta y se apoyó sobre el hombro de su compañero para susurrarle al oído. "Tenemos que protegernos, tenemos que hacer lo que mejor se nos da y además, se que en el SGC nos quieren a los dos, estarían encantados de tenernos a los dos trabajando juntos."

"Eso significa dejar la tranquilidad de esta casa, del silencio de las montañas y de las maravillosas mañanas pescando. La verdad es que va a costarme bastante volver a normalidad de nuestras vidas anteriores." Daniel mostró una sonrisa burlona a la que Jack contestó con un beso en los labios.

"Muy gracioso."

"¿Y sabes que será lo mejor de todo? Que si trabajamos juntos, en el mismo puesto, ya no serás algo parecido a mi jefe, seremos dos iguales."

"Voy a llamar al SGC y les diré nuestra decisión."

Daniel entró en la cocina para servir dos tazas de café para celebrar la nueva noticia. Jack puso al corriente al general Laundry. "Daniel." Su compañero no contestó. "¡Daniel!" De nuevo no obtuvo respuesta.

Entró también en la cocina y allí encontró a Daniel, encorvado sobre la encimera, las dos manos agorratadas para sujetarse y no caer al suelo y la respiración tremendamente agitada.

"Daniel, ¿te encuentras bien?"

"Ahora que lo preguntas Jack, lo cierto es que no."

"¿Qué te ocurre?" Jack se acercó a él y puso sus manos sobre los hombros de Daniel. "Daniel, dime algo."

"No puedo respirar y noto, este dolor, aquí en el vientre, que no me deja moverme. No se lo que es, pero…" Daniel gruñó con fuerza y se hizo un ovillo. Jack detuvo su caía al suelo y dejó que se recostara sobre él.

"¡Daniel! Vale creo que será mejor llamar a un médico. No, mejor te voy a llevar al hospital."

"No, llama a la doctora Langford. No se lo que es esto, pero algo me dice que ella sabrá mejor lo que hacer." Daniel cogió con fuerza las manos de Jack, exhaló un fuerte suspiro de dolor y dejó caer todo su cuerpo sobre él.

"¡Daniel!" Pero su compañero ya no le contestó.