Decidí hacer este fic centrándome en la historia de un OC que interviene indirectamente con algunos sucesos en la serie.
Recomendaría que primero viesen el especial "El Fin del Tiempo" para comprender mejor las circunstancias que se presentarán a continuación.
Espero que les guste.
Recuerdo bien cuando todavía se podía vivir en un ambiente más o menos tranquilo, antes de que todo lo que éramos e hicimos, fuera en balde, en otras palabras, antes del inicio de la Gran Guerra, la cual terminaría de una manera muy inesperada y desesperada.
En Gallifrey todo era normal, bueno, al menos lo que era normal para nosotros, los Señores del Tiempo. Algunos viajaban, a otros planetas, otras galaxias, incluso universos alternativos. Otros se dedicaban a organizar planes de batalla, pues, una raza tan poderosa como la nuestra, constantemente surgían guerras contra nosotros, siendo nuestros enemigos más constantes esos orgullosos y necios Daleks, su forma de pensar me hace recordar mucho a ese grupo de humanos que eran conocidos como Nazis, pues los Daleks consideraban inferiores a aquellos que no eran como ellos, exterminando a cualquiera que se cruce en su camino, pero creo que me estoy desviando del tema.
Bueno, había un grupo mayoritario que prefería quedarse en el planeta, bien era por ser miembros del Consejo Supremo de Gallifrey, o para cuidar de los más jóvenes.
Yo era, bueno, no puedo decir que era un niño por razones obvias, así que diré que era más joven, mucho más joven, en aquel entonces. Solía pasar tiempo en los campos junto con mis dos mejores amigos, quienes supongo que ahora conocerán como El Amo y El Doctor.
Jugábamos días enteros, nunca nos aburríamos, siempre había algo nuevo cada día, pero, llegó un día en especial, un día que cambiaría todo eso, un día en el que toda esa alegría acabo.
Estábamos jugando como siempre, pero aquella vez, nos siguieron unos hombres, eran guardias del Consejo. No les dimos importancia, grave error. Ellos nos alcanzaron y se llevaron al Amo, decían que era orden del Presidente del Consejo.
El Doctor y yo no le vimos durante una semana. Hasta que un día regreso, pero algo en él había cambiado, decía que escuchaba algo como unos tambores, le dijimos que no había tales tambores.
- Mienten...- nos dijo apretando los puños.
- No es en serio, no hay tambores.- le dijimos.- Estamos en campo abierto, no hay tambores aquí.
-¡Mienten!- nos gritó, sus ojos indicaban que quería llorar.
- Pero es la verdad.- le dijo El Doctor.
- ¡No es cierto!- vociferó El Amo- Un momento,... ¡Ah! Ya sé lo que piensan, ¡ya sé lo que piensan! Creen que me he vuelto loco, ¿Cierto? ¡¿Cierto?!
- ¿De qué hablas?- le dije.
- ¡No te hagas el tonto!- continuó- Se bien lo que piensan, los conozco, o los conocía.
- ¡¿Qué?!- le preguntamos al unisono.
- Así es, ustedes creen que estoy loco. ¡¿Por qué creen que estoy loco?! ¿Qué no éramos amigos?
- ¿De qué estas hablando? Claro que somos amigos.
- ¡Mienten!- gritó El Amo al borde de romper en llanto.- ¡Creen que estoy loco! Ya no son mis amigos... ¡Ya no son mis amigos! ¡No me vuelvan a buscar! ¡JAMÁS!.
Dicho esto, se retiró, dejándonos perplejos tanto al Doctor, como a mí. En fin, tal y como ordenó el Amo, dejamos de buscarlo, y continuamos con nuestras vidas.
El Doctor formó una familia, tenía mujer e hijos, se podía decir que la vida le sonreía. Yo, a diferencia de él, permanecí soltero, me dediqué a trabajar como maestro, era en lo que en verdad era bueno. También me gustaba viajar a través del tiempo y el espacio, en especial a ver a los humanos, esos seres que son tan parecidos a nosotros, pero menos evolucionados. No vivían mucho, por lo que decidí ser un espectador silencioso, sin hacer amigos ni llamar la atención.
No mucho después de eso, comenzó la pesadilla, comenzó La Guerra del Tiempo.
Los Daleks lanzaron un ataque masivo contra los Señores del Tiempo. La guerra se desató, el infierno se desató, ocurrieron masacres por doquier, gracias al Consejo, en la guerra solo participaron los Señores del Tiempo y los Daleks, a las otras razas, como los Sontaran, no se les permitió participar.
Mientras muchos fueron a pelear, otros prefirieron quedarse y cuidar de las mujeres y de los más jóvenes, para preservar la vida en Gallifrey. Entre esos pocos estaba yo. Un día encontré al Doctor ahí, lo saludé y nos pusimos al tanto de cómo iban las cosas.
- ¿En serio? ¿Tantos Daleks fueron tras un grupo de solo 10 de ustedes? Y yo que pensaba que eran más listos.- le dije eso último con sarcasmo. Ambos nos echamos a reír.
- Lo sé, y lo mejor fué ver cómo eran derrotados por una emboscada a sus espaldas, uno a uno.
- Vaya, eso sí fué absurdo.- le dije.- Oye...¿Y cómo está tu familia? ¿Dónde están ahora?
Inmediatamente, la expresión en el rostro del Doctor cambió completamente.
- Ellos... ya no están en ninguna parte, cuando llegué a casa a por ellos, no quedaba nadie con vida...
Yo empalidecí por esa noticia.
- Lo siento...- le dije.
- Bah... No importa ya- dijo tratando de animar el ambiente.- Además, creo que fué lo mejor, no quisiera que mis hijos fuesen criados para la guerra.
- ¿Quién diría que terminaríamos así? Familias separadas, eliminadas, amistades perdidas, y otras cosas más, todo por esta estúpida guerra. Ojalá alguien pudiese acabarla de una buena vez.
- Sí, ojalá...
Después de eso, me despedí de él, pues me iban a trasladar junto a los demás que trabajaban conmigo a una zona más segura. No volví a ver al Doctor entre los guerreros desde ese momento.
Cierto día, informaron que alguien había robado una TARDIS de modelo 40, grande fué mi sorpresa para cuando al ladrón se le reconoció como El Doctor. Días después de esa noticia, la guerra llegó a su fin, pero bajo un gran precio, el Doctor encerró a Gallifrey en un bucle temporal. Desde ese día se le conoció como un traidor. Rassilon, el Presidente del Consejo fué aquel que más odió demostró hacia el Doctor. Yo, en cambio, pensé que el Doctor lo hizo por el bien de la mayoría, por el bien del universo, por eso no le guardé rencor, aún después de todo este tiempo que he pasado en ese bucle.
Recibí noticias que me tomaron por sorpresa, Gallifrey resurgirá. En seguida averigüé lo más que pude sobre el tema. Descubrí algo que me espantó: el regreso de Gallifrey marcaría el Fin del Tiempo en el Universo, un precio demasiado alto para la salvación de una especie.
Elaboré un plan para prevenir ese suceso, por lo que, apenas Gallifrey salió del bucle, usé un tele-transportador para dirigirme al planeta más cercano, grande fué mi sorpresa para cuando noté que ese planeta era la Tierra.
Fui tele-transportado a una especie de mansión, una vez ahí, escuché algo. Me escondí y vi una de las escenas más impactantes que he presenciado:
Rassilon, el Presidente del consejo, junto a dos guardias y a dos miembros del consejo en la posición de los Ángeles Llorosos, la posición de castigo en Gallifrey, se hallaban allí. Frente a ellos se hallaban dos hombres, a uno lo reconocí, era El Amo, al parecer al fin cedió ante su locura y extrajo a Gallifrey del Bucle Temporal.
No reconocí al otro sujeto, al menos hasta que Rassilon lo identificó como el Doctor, por su apariencia deduje que debió haberse regenerado, por sus rasgos faciales, diría que al menos 10 veces desde la última vez que lo vi.
Mientras ellos hablaban, me infiltré en el salón de máquinas y empecé a extraer piezas de las maquinas que hallé para proseguir con mi plan. Tuve la suerte de hallar una máquina de servicio médico de nivel planetario en el sótano, ¿Qué hacía ahí? Ni idea, yo solo la desarmé.
El artefacto que elaboré era un Manipulador del Vórtice Temporal, el cual me permitiría evitar la transferencia de Gallifrey. Mi diseño funcionó, en parte gracias a que, como el Doctor estaba aquí, habían pequeñas radiaciones de energía proveniente de la TARDIS, pues deduje que la usaría constantemente. Mi Manipulador del Vórtice, el cual elaboré de forma de que lo llevara en la muñeca, funcionaba a la perfección.
No obstante, antes de efectuar el resto de mi plan, mi curiosidad me hizo quedarme a ver que pasaba con el Doctor y el Amo.
Para cuando volví a aquella sala, encontré al Doctor cargando una pistola mientras se hallaba entre el Amo y Rassilon. Estaba dudando sobre a quién disparar, o bien a Rassilon por planear todo esto desde un principio, o bien al Amo, por ser el vínculo que mantienía a Gallifrey aquí. Finalmente apuntó hacia el Amo, provocando que me preocupara, pues aún consideraba al Amo un amigo, aunque hubiese perdido la razón.
- Hazte a un lado.- le dijo el Doctor para alivio mío, luego le disparó a lo que reconocí como una Estrella de punta blanca, la cual permitía la existencia de Gallifrey en este Universo. Rassilon trató de eliminar al Doctor por lo que hizo, pero no lo logró, mas bien, para mi sorpresa, el Amo se sacrificó para eliminar a Rassilon y vengarse de lo que le hizo, el perder su cordura con aquel sonido de tambores que nos dijo cuando más jóvenes y que, al parecer conservaba aún.
Luego vi cómo el Doctor fué el único que faltaba, yo, claro esta, decidí esperar y no hacer acto de presencia, aún.
Pude escuchar al Doctor reírse mientras murmuraba: E-estoy vivo...¡Estoy vivo! Ja,ja ¡No morí! ja,ja,ja,ja,ja...
Lamentablemente esa alegría no le duro mucho, pues un hombre mayor, el cual se hallaba encerrado en una especie de cabina de cristal que compartía un generador con otra que estaba a su costado, empezó a golpear el vidrio que lo encerraba. Cuatro veces golpeó el cristal, el doctor se levantó y el anciano le dijo:
- Se han ido ya. Así que, ahora... ¿Podrías dejarme salir?
- Sí- le contestó el Doctor con un semblante que indicaba resignación y depresión.
- Oye... Esto parece estar haciendo mucho ruido.- continuó el hombre.
- El Amo... dejó el reactor funcionando... Se ha sobrecargado.
- Eso es malo... ¿No?
- Ah...Nop. Pues el proceso de descarga se realiza ahí dentro. Es vidrio Vinvocci, lo contiene... Hay 500 mil radios apunto de inundarlo.
- Oh...jeje- dijo el anciano.- Pues será mejor que me saques.
El Doctor asintió.
- Salvo que se ha vuelto crítico...- le dijo mientras el rostro del anciano palidecía.- Si tocas un control, se inunda.- sacó un destornillador sónico- Ni esto serviría.
- Lo siento.- dijo el hombre.- Oye, déjame aquí... En serio, soy un hombre viejo. Yo ya he vivido mi vida.
- Tenía tanto que hacer... ¡No es justo!... Yo podría hacer más- dijo el Doctor en un ataque de angustia, pues él sabía de que, si le ayudaba, moriría. Luego dió un suspiro de resignación y dijo-Ya he vivido demasiado...
Entonces se acercó a la cabina donde estaba el anciano, a pesar de las negativas de este.
- Wilfred...- le dijo- Es un honor.
El hombre lo vió con tristeza mientras el Doctor le decía que saliese a la vez que él entraba. Ni bien salió el anciano, la radiación llegó bombardeando al Doctor, quien empezó a gemir de dolor, desplomándose lentamente en el suelo, hasta que el núcleo se descargó.
Luego salió de ahí, parecía que nada hubiese pasado, incluso eso fué lo que pensó aquel sujeto llamado Wilfred. Pero tanto el Doctor, como yo, sabíamos que se acercaba su regeneración, o la 'muerte' de la apariencia actual del Doctor.
Decidí seguirlo durante el mayor tiempo posible, para presentarme ante él antes de que le llegase la hora. Lo seguí hasta la casa de Wilfred, luego entró en la TARDIS, y se fué. Lo seguí hasta el 2005, la noche de año nuevo. Ahí le habló a una chica llamada Rose, parecía que él la conociera, pero ella no a él. Una vez que ella se fué, el se dirigió a la TARDIS, pero empezó a demostrar dolor. La regeneración llegaría en unos minutos.
Decidí acercarme.
- Doctor...
- ¿Eh?... Un momento, esa voz me es familiar...- volteó a verme y me preguntó con asombro- ¿En verdad eres tú?
- Sí, soy yo.- le dije mientras lo ayudaba a regresar a la TARDIS.
- Pero... ¿Cómo?
- Escapé de Gallifrey al mismo tiempo que Rassilon, pero por un medio diferente.
- Vaya...
- Vi lo que hiciste. Era lo correcto.
- Lo sé, pero ojalá no hubiese tenido que ser así.
Llegamos a la TARDIS y le ayudé a entrar, pero antes de eso, metió su mano en su bolsillo y sacó una especie de billetera, me la dió y me dijo:
- Creo que ahora te servirá más a ti, que a mi.
Cuando abrí esa billetera, pude ver que se trataba de 'papel médium', ese papel aparenta ser cualquier documento frente a quienes no tienen la mente muy desarrollada, podía ser desde una carta, hasta un documento de identidad.
- ¿En serio me darás esto? Pues no creo que le pueda dar mucho uso.
- Te equivocas, amigo.- me corrigió.- Eres un Señor del Tiempo a la deriva... es obvio que sí lo necesitarás. Sería peligroso si te llegaras a identificar como Señor del Tiempo, además, de seguro requerirás ciertos documentos para ir a ciertos lugares.
- Bueno, si tú lo dices.- le dije guardando el papel médium.
De pronto, el Doctor empezó a retorcerse de dolor.
- Ya casi es hora.- me dijo.
- Bueno, tal vez nos volvamos a encontrar, pero no así, obviamente.- le dije.
- Seguro. - me dijo.- Adiós, amigo.
- Adiós, Doctor. Suerte.
Luego de que hubiese cerrado la puerta de la TARDIS, esta se fué. Supongo que el Doctor no quería estar en público durante su regeneración. Yo solo me alejé de aquel lugar.
¿Qué puedo hacer ahora?, tengo un Manipulador del Vórtice, puedo ir adonde quiera, cuando quiera. Tengo el tiempo y el espacio a mis pies, después de todo, soy un Señor del Tiempo.
¡Ah! Pero que maleducado soy, ya les estoy contando todo, y ni siquiera me he presentado.
Soy el Profesor, sólo el Profesor.
Bueno, ¿Qué les pareció? Me basé la parte final en el episodio "El Fin del Tiempo" Parte 2, de la cuarta temporada.
Espero que les haya gustado.
