Hermione se levantó como cualquier otro día de su vida. Era una mujer adulta de 26 años, con un buen puesto en el Departamento de Leyes Mágicas, además de ser hermosa y poderosa. Luego de la última batalla, Hermione terminó su último año de Hogwarts y entró a estudiar Leyes Mágicas en una escuela prestigiosa de Italia. Al terminar su carrera consiguió trabajo rápidamente.
Se baño y puso algo de café para despertarse por completo. Se puso un traje formal de dos conjuntos color beige. Se colocó algo de maquillaje y dejo su cabello suelto. Tomó su taza y desapareció.
Como era costumbre, llegó temprano y saludó amablemente a sus colegas mientras se dirigía a su despacho. Se sentó unos minutos, repasaba algunas hojas cuando Ginevra Weasley, su mejor amiga, tocaba su puerta y entraba a la habitación.
-¿Qué tal, Ginny?- la castaña posó la mirada en su pelirroja amiga. Ginny había estado de novia con el famoso Harry Potter después de terminada la guerra. No había pareja más feliz que ellos dos.
-¡Hola Hermione!-le sonrió la pelirroja- ¿Cómo has estado? ¿Cómo te fue con Jerry Gonnald?
-Estoy estupendamente y…- sonrió ligeramente- tal vez el amor no sea lo mío.
-Eso significa que Jerry apestó…- murmuró Ginny pensativa. Hermione soltó una carcajada, Ginny la conocía tan bien.
-Sí- aceptó soltando un suspiro- era tan amable, tan sumiso, parecía querer todo lo que yo quisiera, y ese no es mi prototipo.
-Sí, lo sé-dijo Ginny- Harry es mi hombre ideal porque es decidido, es valiente, no teme las consecuencias…- Ginny sonrió al pensar en su novio.
-Vale Ginny, Harry es perfecto para ti- Hermione sabia cuan enamorada estaba su amiga de Harry.
-Hermione- la pelirroja se acercó a Hermione y la abrazó- ya aparecerá ese hombre perfecto para ti- Hermione la abrazó fuertemente.
-Eso espero- Hermione sintió ese gran impulso de llorar, pero nunca lo haría en su oficina.
-Vamos Hermione, luego de la gran junta de hoy, podemos ir a una disco o algún otro lugar para borrar esa gran tristeza de tu rostro- Ginny le sonrió.
-De acuerdo.
-Quizá conozcas a alguien- Ginny sonrió pícara- Anda vamos ya que se hace tarde- Ginny y Hermione salieron de la oficina de la castaña, al llegar a la sala de juntas, Ginny le deseó buena suerte y Hermione comenzó hablando de la sociedad mágica actual.
Al finalizar la junta, Hermione estaba totalmente cansada.
-Ginny estoy agotada, lo mejor será dejar al salida para otro día.
-Eso no Hermione- Ginny la detuvo- prometiste ir- Hermione suspiró- ¡Vamos, te divertirás!
-Si tu lo dices- le pelirroja la empujo a su carro y condujeron ambas hacia un bar llamado "Dirty Dancing" eso le recordó a la castaña una película muggle que vio hace años. Ambas se estacionaron junto a la otra.
-Anda, Herms, no pongas esa cara- dijo Ginny.
-No tengo ganas de celebrar nada Ginny-Hermione tenía un dolor de cabeza, lo que quería era irse a dormir.
-¡Pero si es viernes Hermione!- entraron al bar y lo vieron muy bien ambientado, era de dos pisos había una música bailable a un volumen adecuado para permitir a los que estaban sentados en sus mesas charlar n poco. Estaba llenísimo.
-¡Hey, chicas!- alguien les gritó. Hermione buscó la voz y se encontró con un hombre alto, fornido y apuesto. Ginny le lanzó un codazo y sonrió. El hombre se acercó más a ellas sonriendo.
-¿Qué? ¿Es que no me recuerdan?- la cara del hombre se tornó triste y ambas se preguntaron si lo conocían. Hermione lo miró bien: cabello negro, cara afilada y hermosos ojos verde, vestía un traje negro muy elegante.
-¿Eres Blaise Zabbinni?- le pregunto Hermione al hombre morocho. En ese instante, un rubio muy atractivo se acercó al morocho y lo agarró justo antes de que cayera al suelo. El rubio tenía un cuerpo muy bien formado, que se lograba ver bajo el traje gris oscuro con una corbata aflojada y los primeros botones abiertos.
-Disculpen a mi amigo, esta algo ebrio- el rubio levantaba a su amigo aun sin levantar la cabeza. - ¿Puedo invitarles algo para que logren olvidar el accidente?- su voz arrastraba las palabras, haciéndole recordar a alguien.
-¡Claro!- respondió Ginny alegre.
El rubio levantó el rostro a decirles algo cuando se quedó mudo de la impresión. Al igual que cierta castaña…
Era nada menos que Draco Malfoy la persona que les había invitado un trago. A Hermione se le aceleró la respiración… No podía creerlo.
Definitivamente esa sería una larga noche.
