Hemmm... Hola! jajajaja Fanfiction es una nueva experiencia como escritor para mi, de hecho es la primera, y decidí formar parte de este sitio para mejorar mis habilidades de narración.
Me presento: Mi nombre es Jealous, un nuevo y demente escritor que trata de plasmar sus ideas en una historia, ideas que dicta un hamnster que habita dentro de mi cerebro, llamenlo Kenny JAJAJA Ok dejémonos de bromas :) si te gusta mi historia déjame un review y dime que piensas que le hisó falta y en que puedo mejorar para hacerla más del agrado de los lectores. Dime también si quieres que publique la continuación.
Mis mas profundos agradecimientos a Haruka—Evans28—senpai, por razones que ella sabe muy bien :) le dedico mi primer fanfic publicado a ella. De nuevo gracias.
«Si la vida te da la espalda, tócale las pompis»
One Piece: El viaje de Chris
Capitulo 1: El comienzo de la pesadilla
—¡¿Quién eres tu?! —exigió saber con rudeza el corpulento hombre que se encontraba frente a él, con rostro severo.
—Yo... Yo... —comenzó a decir con la vos entrecortada, estaba asustado y además atónito ante lo que veían sus ojos.
Hace unos momentos estaba sentado muy tranquilamente en su cómodo sofá favorito leyendo su manga favorito, One Piece, pero ahora se encontraba tirado en una playa totalmente desconocida, con la puesta del sol tras su espalda y al frente una horda de hombres de aspecto salvaje con espadas y pistolas desenfundadas, con la intensión de... Asesinarlo.
—¡¿Quién te envía?! —el hombre seguía hablando como si la presencia del muchacho ahí fuera un peligro, y los demás estaban viéndolo como si fuera un ser de otro mundo, todo esto solo aumentaba la tensión en el ambiente, y el muchacho no sabia que decir— !responde! ¿acaso eres un usuario? ¿vienes a destruir nuestra base secreta? ¡Responde!
El hombre lo tomó por el cuello de su camiseta y lo alzó en el aire, luego levantó el puño y se lo estrello directamente en la cara, esa era su manera de hacer hablar a las personas cuando la ocasión lo ameritaba, y en estos momentos estaba especialmente confundido y enojado, aunque no era el único, posiblemente el muchacho estaba tan asustado como él o quizá peor.
—Yo... Yo... ¡No se nada! —comenzó a decir con vos tímida, si hay algo que detesta más que nada es que las personas le hablan de esa manera sin razón alguna, y no importa en qué situación esté, no se dejaría intimidar por un total desconocido, esta no era la excepción—¡hace un minuto estaba en mi casa muy tranquilamente y ahora me encuentro...!
Ni siquiera tuvo tiempo de acabar su frase cuando el hombre lo arrojó de nuevo con violencia al suelo en un arrebato de furia y desesperación, mantuvo una mirada amenazante y sin siquiera pestañear llevo su mano derecha a su bolsillo trasero en un movimiento tranquilo y lento, comenzando a sacar algo. Esa isla era el lugar en donde el y su banda guardaban todo su oro y joyas, no iba a permitir que un mocoso llegara y le arrebatara todo eso en un abrir y cerrar de ojos. Estaba dispuesto a impedirlo de cualquier manera.
—¡Mientes! —insistió— lo que quieres es robarnos nuestro oro y sabotear nuestra base. ¿Cómo supiste en donde nos ubicamos? ¿Quién te envía? —el objeto terminó de salir de su bolsillo, mostrando que el hombre definitivamente iba en serio con todo esto: un cuchillo—¿cómo explicas el haber aparecido de la nada? Eres un usuario, maldito mocoso.
—¿A que se refiere con "usuario"? ¡No se de que demonios habla! —su voz comenzó a desesperarse ante el inminente peligro de un cuchillo en la mano de aquel hombre desconocido, jamás había tenido una experiencia así y no sabia como responder ante tal amenaza, al fin y al cabo no era su culpa el estar ahí presente.
—No te hagas el inocente —su tono se volvió pasivo y demente mientras rodó los ojos en expresión de burla— estoy hablando de... Las frutas del diablo, por supuesto, y tu eres un usuario. ¡No trates de engañarme! ¡Apareciste de la nada!
"Frutas del diablo".
El chico conocía muy bien esas palabras, y fue precisamente por esa razón que sus ojos se abrieron como platos y su quijada cayó por los suelos. "Frutas del díablo", una fruta del diablo era lo que le había dado sus habilidades a Monkey D Luffy, una fruta del diablo era lo que le había dado sus habilidades a Crocodile, y a muchos otros personajes de su manga favorito. Ahora un hombre cualquiera estaba acusándolo de haber consumido una, ¿como era eso posible? Se supone que en el mundo real las frutas del diablo no existen, "ese hombre debe de estar enfermo de la cabeza", decía en su mente para tratar de encontrar una lógica.
—Frutas... Del diablo... —dijo casi en un susurro, más para si mismo que para el hombre que lo interrogaba, aun no acababa de creerse lo que acababa de escuchar—¡usted esta enfermo de la cabeza! ¡Las frutas del diablo no existen!
Encolerizado, finalmente el hombre perdió la paciencia totalmente, ese chico estaba dándole problemas, mucho más de los que debería. Con la cabeza abajo, el ceño fruncido y los puños apretando fuertemente el cuchillo, tomó una decisión diferente a la de matarlo y guardo lentamente su cuchillo de nuevo. Lo mataría despues.
—Bien... como quieras. Creo que sería una mejor idea... —antes de acabar su frase adoptó una expresión de locura sádica en su rostro, lo que tenía planeado no era para nada bueno y eso era un hecho— ...Torturarte, para obligarte a hablar.
Lo ultimo que el chico pudo ver fue otro puño estrellarse contra su cara, sumiéndolo en la oscuridad total.
Flashback: dos horas antes
Nuestra historia comienza realmente en un día tranquilo y lluvioso. Un día cualquiera en el que jamás te imaginarias que de repente te encontrarías en medio de personas que desean matarte. Un día cualquiera para nuestro joven... "protagonista": Christopher Bumer.
Chris es un simpático chico de 15 años que trata de llevar sus estudios responsable y normalmente en una escuela privada de California, ciudad en la que vive junto con sus padres y su hermana menor. Todo estudiante tiene su estres en el largo camino que representan los estudios, y a veces se ve entre la espada y la pared con situaciones que amenazan su futuro académico, pero como todo "buen estudiante", Chris tiene un hobbie, algo a lo que aferrarse en los momentos en que puede estar solo y pensar, algo que le llama la atención y piensa en ello cada vez que puede: el anime.
Así como todo buen adicto a estas caricaturas japonesas que muchas veces nos roban el corazón con sus increíbles historias, Chris tiene uno en especial, One Piece, aquel anime que trata sobre un chico que tiene por sueño ser el rey de los piratas en un mundo en el que la Marina y los piratas se encuentran en guerra constante tras la muerte del antiguo rey de los piratas: Gol D Roger.
A Chris le encantaba ver las aventuras por las que pasa Monkey D Luffy mientras reúne a su tripulación dentro del Grand Line, el océano más grande del mundo, y los diferentes villanos a los que tiene que enfrentarse para lograr hacer realidad su anhelado sueño y conquistar el Grand Line como le prometió a Shanks, uno de los cuatro emperadores de la segunda mitad del Grand Line.
Esa noche Chris estaba terminando su cena junto con su familia en casa cuando surgió una pregunta de la nada. una pregunta cuya respuesta, aunque parezca insignificante... Lo metió en otro mundo, literalmente.
—Mamá, ¿puedo utilizar la computadora? Sophie ya la uso demasiado y quiero revisar algo.
Ese "algo" era su preciado manga, justo ese día en Japón se había lanzado el próximo capítulo de su serie favorita y había tenido que estar todo el día esperando que su hermanita desocupara la computadora para poder leerlo, pero ella estaba muy "ocupada" jugando algo llamado Candy Crush (o algo así), por lo que había tenido que aguantarse las ganas hasta que llegaran sus padres del trabajo y pedirles la computadora a ellos, ya que si el se lo pedía a su hermana formalmente no tendría la respuesta que el deseaba.
Su madre, una mujer comprensible, le dio la razón a su hijo, al fin y al cabo tampoco dejaría que su hija se arruinara la vista de una manera tan ridícula.
—Esta bien —dijo su madre en un suspiro— después de que cenemos.
—Pero mamá... —trató de defenderse la niña poniendo la cara más dulce que pudo, sin mucho éxito.
—Nada de "peros", no es bueno que juegues todo el día, puedes dañarte la vista.
—¿y que hay de ti, Chris? ¿Para que usaras la computadora? —preguntó su padre de repente, sabiendo de la obsesión de su hijo—¿Terminaste tus tareas de la escuela? te he dicho que no tienes permitido ver esos "dibujitos" sin antes haberlas terminado.
—No son "dibujitos" papá. Es manga.
Sus padres siempre estaban diciendo que no era bueno que su hijo se entretuviera en una cosa así, ellos pensaban que seria mejor que ocupara ese tiempo en algo más productivo como estudiar o algo parecido, menos eso, pero Chris no se dejaba derrotar tan fácilmente y defendía lo que para el era importante de cualquier persona, y sus padres no eran la excepción.
—Como sea. —Espetó su padre— solo asegúrate de no tomar un vicio con eso.
Cuando acabo la cena, Chris se dirigió a la segunda planta de su casa y buscó la puerta que da con el "salón de tecnologías", como su padre suele llamarlo. Se detuvo frente a ella, tomo en pomo de la puerta, le dio vuelta y se adentró en aquella habitación.
Su padre lo llama el "salón de tecnologías" por una razón, dentro de esa habitación se guardaban la mayoría de la cosas tecnológicas tales como videojuegos, resuradoras eléctricas, la aspiradora, el ventilador, la cámara de vídeo y, entre otras cosas, se encontraba la dichosa computadora. Aquella computadora tendría la culpa de que más tarde Chris se adentrara en el maravilloso mundo de One Piece, por la razón que pronto conocerán.
La lluvia se intensificaba cada vez más y los relámpagos caían con estruendos rugientes, todo indicaba que esa lluvia no iba a terminar pronto.
En medio de todo el ruido ocasionado por la lluvia, se encuentra nuestro Chris, disfrutando del capítulo semanal de su serie favorita sin hacer caso a lo que acontecía fuera de su casa.
Finalmente dio un largo suspiro cuando acabo de leerlo y estiro los brazos hacia atrás para relajarse un poco. Su rostro estaba sonriente y deseoso de más, el capítulo había estado bien pero uno por semana no era suficiente para alguien como él.
Los truenos se incrementaban, como si estuviesen furiosos.
—¡Wow! Ese Luffy es todo un loco, pero aún así tiene madera para ser el rey de los piratas. Me pregunto cuanto tiempo tiene pensado Oda para hacer durar la serie.
Un último relámpago cayo, directamente en la antena de su casa, un suceso que obligo a que toda la luz de su casa se desvaneciera y quedara en la penumbra. El relámpago hiso que Chris diera un pequeño salto del buen susto que se llevó.
Cuando se recuperó del susto hubo algo que le llamó la atención y a la vez le impresionó.
La computadora... se mantenía encendida.
Aquí comenzaría todo.
—¿Pero que...? —dijo para sus adentro ante lo que veía, si la luz se había ido no era posible que la computadora siguiera encendida, por razones más que logicas.
A lo lejos escucho la preocupada voz de su madre, llamándole: —¡Chris! ¿Estas bien?
Chris no respondió, veía fijamente la pantalla de su computadora sin creer lo que veían sus ojos cuando se dio cuenta de algo más, un hecho que era casi ridículo haberlo pasado por alto: la pantalla estaba totalmente en blanco.
De repente la puerta de la habitación se cerró con un portazo que lo asustó de nuevo. El suelo comienzo a estremecerse con furia, parecía que la casa estaría a punto de caer. Ya no escuchaba a su madre llamándole. El terror lo invadió por completo ante la situación en la que se encontraba, primero cae un relámpago, luego la computadora se mantiene encendida, ahora la puerta se cierra sin que nadie la toque y un terremoto azota la casa entera, cualquiera pensaría que no existe una situación peor. Estaba muy equivocado.
De golpe, todo se detuvo. El ruido, el terremoto y todo se detuvo al unísono, no se escuchaba nada, ni siquiera el sonido de las moscas al volar, los objetos que yacían en la habitación... ¡Habían desaparecido! No se había dado cuenta de ello. Lo único que lo acompañaba era una luz blanca.
La computadora seguía ahí.
—¡¿Que esta pasando?! —gritó el asustado chico, presa de la desesperación y el terror.
Con una velocidad que cualquier superhéroe envidiaría, corrió hacia la puerta y trato de forzarla a abrir empujándola y dándole puñetazos. Un intento inútil, la puerta no cedía. Estaba encerrado en esa habitación que, algo le decía, ya no era la de su casa, confirmó este hecho cuando se dio cuenta de que las paredes habían adoptado un aspecto medieval, como si estuviesen hechas de piedra o un material parecido.
La desesperación aumentó. Retrocedió unos cuantos pasos, incrédulo, con los ojos abiertos de par en par. No era posible esa situación, tenia que ser un sueño.
El pobre chico no supo que hacer, y tomó la decisión que cualquier adolescente desesperado tomaría en un momento así. Se acurrucó en una esquina abrazando sus piernas mientras sus sollozos comenzaban a escucharse Por toda la habitación.
—Tiene que... Ser un sueño —decía entre lagrimas y terror, lo que más quería en ese momento era salir de aquella habitación. Recordó a sus padres, a su hermana y a sus amigos, recordó a todas esas personas que siempre estuvieron a su lado, no podía quedarse encerrado ahí toda su vida sin poder ver a nadie, tenía que haber una forma de salir de allí.
Sin aviso, la computadora emitió un leve destello, como si chispas hubiesen salido de la pantalla. Chris se limpio las lagrimas de las mejillas, se levanta del suelo y avanzó lentamente hacia adelante para ver mejor lo que sucedía, pensó que talvez encontraría la solución a su problema a través de la pantalla, al fin y al cabo algo le decía que fue esa cosa la que lo llevó hasta esa situación.
Avanzó de nuevo. De nuevo las chispas.
Chris comenzó a asustarse, que tal si se producía una explosión, él no quería morir en un lugar asi.
Avanzó de nuevo. De nuevo las chispas.
Chris quería volver a verlos a todos y decirles cuanto los amaba, no quería podrirse en esa habitación por el resto de sus días.
Avanzó de nuevo. De nuevo las chispas.
Se prometió a si mismo que si salía de esa, le haría caso a su padre y no se quejaría ante cualquier orden de su madre. Le daría la maldita computadora a su hermana y buscaría otra manera de ver los nuevos capítulo del manga.
Avanzó de nuevo. De nuevo las chispas.
Se detuvo un momento en medio de la habitación, apretó los puños en un gesto de incomodidad y frustración y pensó: ¿que tal si es por culpa de ese anime que me encuentro aquí? ¿Podría ser una lección para que deje de malgastar mi tiempo?
Permaneció así por unos cuantos segundos, reflexionando cuidadosamente, meditando sus propias palabras, hasta que finalmente se dio cuenta de algo, no era tiempo para detenerse a pensar, era tiempo de actuar y buscar una solución a su problema.
Dio un paso más y, antes de que pudiera dar otro, de la pantalla salió un destello diferente, pero no era cualquier destello, es más, no era un destello, era una esfera de luz del tamaño de una canica, flotando sin que nada la detuviera. Un sentimiento de decepción invadió a Chris, una esfera de luz no le ayudaría en nada, y habían pasado tantas cosas ya, que no le impresionaba que una esfera saliera de una pantalla totalmente sólida.
La esfera comenzó a avanzar hacia él, quien permanecía inmóvil y sin expresión alguna, ¿qué podía esperar de algo así? le dio unas cuantas vueltas, danzando en el aire, como si estuviera examinadolo. Después de completar su tarea, se estacionó frente a Chris, ante su mirada fija y sin escrúpulos. Permaneció ahí unos cuantos segundos.
La esfera comenzó a dejar de brillar, y mostró una forma diferente, seguía manteniendo su forma redonda, pero ahora tenía la apariencia de... Una uva, de color morado oscuro.
La "uva" comenzó a adquirir unas extrañas marcas, como pequeños remolinos, por todos lados, Chris no estaba lo suficientemente tranquilo como para darse cuenta de lo que se trataba, pero aún así continuo viéndola fijamente. La "uva" finalizó su "transformación", y descendió hasta la altura de su pantalón, colándose extrañamente dentro de su bolsillo.
—¿Que rayos... Fue todo eso? —dijo un tanto confundido por las acciones del extraño objeto, intentó llevar su mano al bolsillo para sacar la pequeña "uva" y verla más de cerca, pero algo lo detuvo.
La pantalla volvió a resplandecer, pero esta vez ya no eran chispas, sino una luz cegadora que ilumino totalmente la habitación obligándole a taparse los ojos con el brazo, impidiéndole ver.
—¡Ahhhhhh...!
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El sonido del mar hiso despertar a un Christopher acostado en la arena con las manos sudorosas y el pulso acelerado, sus recuerdos eran borrosos y muy opacos. Parpadeo unas cuantas veces luchando contra si mismo para poder ver en donde se encontraba, se puso de pie rápidamente y el paisaje que vio lo aturdió por completo.
Una playa. Se encontraba varado en una playa. El océano y sus olas se veían en todo su esplendor a la luz de la luna, la gigante blanca se alzaba en el cielo mostrando su gran belleza robada. Dió media vuela y se encontró con una especie de selva, muchas palmeras y un silencio que solo era roto por el sonido de las olas chocando contra las rocas tras de él.
—¿En... donde estoy? —dijo somnolientamente con los ojos entrecerrados. A cualquiera le costaría aceptar algo así.
De pronto sus recuerdos volvieron todos a la vez, haciendo que el terror que desapareció hace, quien sabe cuanto tiempo, volviera. La computadora, el relámpago, el terremoto... ¿La uva? Un escalofrío recorrió su médula espinal al recordar todo eso.
Cuando recordó la extraña uva que se había colado en su bolsillo, llevó su mano como había intentado antes y la saca afuera. Definitivamente era una uva, el color, la textura y todo lo demás indicaban que si, a excepción de los extraños remolinos, pero... ¿Cómo iba a ayudarle una uva?
Soltó un largo suspiro. Decidió sentarse en la arena con la vista hacia el océano para pensar mejor las cosas, mientras daba vueltas a la uva entre sus dedos pulgar e índice.
—¿Que voy a hacer ahora? —comenzó a preguntarse en voz alta— ni siquiera se que hago en este lugar o como terminé aquí. Mis padres deben estar buscándome y no se como regresar. ¡Ni siquiera se en donde demonios estoy! ¡Maldita sea! ¿Y qué es esta extraña uva?
Se escucharon unos susurros entre la selva, susurros que no pasaron desapercibidos para el joven Chris. Se dio media vuelta sin levantarse del suelo y pudo ver como un pequeño ejército de hombres armados salía de entre los árboles o saltando de ellos y se dirigía hacia él. Chris guardó la uva en su bolsillo.
El terror volvió de nuevo. Pudo identificar que efectivamente los susurros venían de aquellos hombres, y pudo escuchar claramente como uno de ellos dijo: —Ese chico apareció de la nada, ¿crees que sea un usuario?
Un usuario. ¿Que significaba eso?
Según los cálculos de Chris, ese pequeño ejército debía tener más o menos treinta hombres. Algunos de ellos tenían pañuelos atados a la cabeza pero todos, todos tenían armas. ¿Lo considerarían una amenaza?
Los hombres le rodearon completamente mientras él seguía sentado en la arena, boquiabierto, todo eso era muy real, pero no quería aceptarlo. Uno de los hombres se le acercó con paso decidido y lo vio directamente a los ojos, su mirada era intimidante.
—¿de dónde vienes? —le preguntó tranquilamente, su voz era áspera y ruda, como la de un matón.
Chris permaneció en silencio.
—¡Te he preguntado que de donde vienes! —volvió a decir, esta vez con agresividad, pero Chris seguía sin responder, no sabia como aceptar lo que estaban viendo sus ojos— mocoso insolente.
Estaba a punto de golpearlo con una patada directa a la cara, pero se detuvo abruptamente sin razón aparente. Volteó la mirada y se dio cuenta que todos los hombres estaban haciendoce a un lado, abriendo un camino entre ellos. Al final pudo distinguir a un hombre corpulento, moreno, que lo veía con ira en sus ojos. Su aspecto era el de un líder severo, y debía serlo.
El hombre que tenía en frente se hiso a un lado mientras esperaba al de aspecto severo, quien caminaba con paso lento. Los susurros se habían detenido una vez él apareció, le tienen mucho respeto.
Cuando se encontraron tuvieron una pequeña "conversación" sobre él.
—¿Este es el muchacho? —preguntó el que parecía ser el líder. Eso significa que quizá todos ellos vieron cuando llego a parar en esa isla extraña y como lo hiso—¿es cierto que apareció de la nada?
"De la nada".
—Si capitán. Este muchacho apareció de repente en un destello cegador. Hemos estado vigilandolo para saber cuál sería su reacción al despertar porque al parecer... se encontraba dormido. Todos pensamos que posiblemente se trate de un usuario.
De nuevo la palabra "usuario". ¿Que significa eso? ¿estarán hablando en código o algo así?
El "capitán" se volteó en dirección hacia Chris. Le dio una mirada como la que le habían dado todos hasta ahora, rareza. El hombre no era de esos a los que les gusta sacar la información por cucharaditas, a él le gustaba trabajar sin escrúpulos e ir directo al grano, así que en un grito le hiso una pregunta.
—¡¿Quién eres tu?!
Fin del Flashback
Aquí fue donde nos quedamos, tras un pequeño interrogatorio de parte del capitán de quien sabe que cosa, recibió un golpe que lo hiso desmayarse y perder la consciencia.
¿Como pudo pasar todo eso? ¿Porque a él? ¿Acaso había hecho algo mal? Quería salir de ahí, salir y recuperar su vida normal, como antes, no quería ser prisionero de unos desconocidos hombres dementes, quien sabe que iban a hacerle, y no quería saberlo, pero tampoco tenía forma de salir de ahí como si todo fuera tan fácil y sencillo. Tenía que pensar en un plan para salir, pero ahora no se encontraba en la mejor situación.
Por como se sentía, pudo deducir que estaba amarrado a una silla, las manos por detrás y pies apretados, pero no solo eso, sino que también tenia vendados los ojos. Sabia que era inútil hablar porque no conseguiría nada con ello, la habitación (o el lugar en donde estaba) estaba en silencio, no había nadie ahí, hablar o pedir ayuda no resultaría para nada, era imposible que lo hayan abandonado a la deriva amarrado a una silla, así que la única respuesta que encontró fue que estaba en la "base secreta", como ese hombre mencionó antes.
Pero... Él había mencionado antes las frutas del diablo, ¿no?, solo habían dos posibles respuestas a ello: la primera, era la más lógica y aceptable, que definitivamente el hombre y los que estaban con él estuvieran totalmente locos; y la segunda, era algo que le ponía la piel de gallina, algo totalmente opuesto a la primera, que en realidad este... Es el mundo de One Piece.
Analizando las dos posibles respuestas sacaba las siguientes conclusiones: por un lado, la primera era la más aceptable porque era la más lógica, pero teniendo en cuenta lo que había pasado en aquella habitación y antes de ello, que después de estar tranquilamente en su casa pasó a estar en una playa... Todo apuntaba a que, en efecto, estaba dentro de One Piece.
Si eso era correcto, la pregunta que debería hacerse es... ¿Cómo llegue y como salgo de aquí?
Algo lo sacó de sus pensamientos y lo centró en otra cosa, la peor cosa que le había pasado en su vida, algo que jamás olvidaría de aquí en adelante: el dolor de un cuchillo clavado en su pierna.
No pudo soportar estallar el grito más fuerte que había dado en su vida, el dolor era algo indescriptible, insoportable. Sentir cuando el metal cortó su carne fue algo tan... Espantoso.
—Hola muchacho —le dijo una voz susurrandole sádicamente en el oído.
Reconoció la voz rápidamente, ¿como olvidar La voz del hombre con quien habló antes de perder la consciencia?
El capitán.
El hombro sacó rápida y dolorosamente el cuchillo de la pierna del muchacho en medio de ríos de sangre que escurrían fríamente, lo que consiguió que estallara en otro grito espeluznante. Le quitó la venda de los ojos, permitiéndole ver el lugar en que estaba.
Era una cabaña playera. Cualquiera reconocería una cabaña playera cuando está construida con troncos de bambú y tiene un techo de hojas secas. Las paredes estaban pobremente decoradas con pinturas con marcos de bambú, el suelo era la tierra de la playa. Pero no había nadie salvo el hombre ya antes mencionado y él.
Aun era de noche, por lo que dedujo que no habían pasado siquiera dos horas.
—¡¿Que quiere de mi?! —preguntó el chico entre lágrimas.
—Oh, vamos —dijo el capitán a la vez que rodó los ojos— hablemos más tranquilamente, ¿si?
Se dio media vuelta y arrastro una silla para sentarse en ella. Cogió una botella de grog que estaba en un mueble cercano y la destapó, bebiendo su contenido rápidamente.
Su mirada era tranquila y pasiva, a comparación de la de antes, que era fría y de miedo. El tiempo que había pasado desde que Chris perdió el conocimiento había ayudado para que los dos se calmaran un momento y pudieran pensar más civilizadamente, aunque la paz de Chris no duró lo suficiente.
Se apoyó con los codos en sus rodillas, mirándolo fijamente tratando de intimidarlo.
—Estando así no podrás hacer uso de tus habilidades, debajo de esa silla hay un trozo de Kairoseki. —hiso una pausa— Comenzaremos con la misma pregunta de hace unas horas —comenzando de nuevo con el interrogatorio, no iba a rendirse hasta obtener respuestas—¿De donde vienes y quien te envía?
—¡Ya le dije que nadie me envía! ¡Yo estaba en mi casa tranquilamente y ahora me veo enrollado en todo este asunto! —la desesperación se apoderó de él nuevamente, había comenzado a llorar, en parte por el dolor, en parte por todo lo que había pasado desde que aún estaba en su casa.
"Aun". Ahora debia hablar en pasado, un hecho que le erizo la piel al recordar que ya no se encontraba en su cómoda casa, un hombre lo tenía como prisionero e incluso le había clavado un cuchillo en la pierna.
—Bien. Digamos que dices la verdad, entonces ¿cómo explicas el haber aparecido de la nada? ¿Dices que no eres un usuario?
—¡No soy un usuario! ¡Las malditas frutas del diablo ni siquiera existen!
—¿Ni siquiera existen? Un hombre normal no podría haber aparecido de la forma en que tu lo hiciste. ¿Cómo explicas eso, entonces?
—¡No lo se! ¡yo no tendría que estar aquí!
El semblante del chico comenzó a tomar un aspecto dudoso, ni siquiera el tenía idea de como había llegado a parar alli. ¿Cómo explicarlo entonces? No le creería si le contara todo lo que había pasado, seria un intento inútil. Pero podía intentarlo.
Durante unos minutos, Chris le contó al capitán de aquellos hombres quien era, lo que le había pasado hace unas cuantas horas, todo, la habitación, la computadora (cosa que el hombre no entendió muy bien, extrañamente), el relámpago que hiso desaparecer la luz, el terremoto... Pero, a mitad del relato se detuvo, algo le decía que no debía decir nada sobre la extraña "uva. Podía sentir un bulto redondo dentro de su bolsillo así que aun debía tenerla ahí dentro.
También le contó sobre su serie favorita, One Piece, a lo que el capitán no respondió en lo absoluto. Quería terminar de escuchar su relato antes de opinar.
El capitán se tomó su tiempo para pensarlo, a el le parecía un relato algo tonto e infantil. Que una persona le dijera que viene de otro mundo... ¡Y que además le dijeran algo sobre el one piece y la vida de Monkey D Luffy...! aquel pirata novato ante el cual todos los demás piratas del Grand Line estaban temblando tan solo con escuchar su nombre. El hombre había escuchado muchos rumores sobre él, como que era un gigante de treinta metros y muchas otras cosas así.
Al fin y al cabo no le creyó mucho.
—¿Estas diciéndome que vienes de otro mundo, y que además sabes la vida de Monkey D Luffy? —preguntó con una sonrisa en su rostro y un tono de burla.
—¡Si! ¡Tiene que creerme! ¡Yo no decidí venir aquí! ¡Ni siquiera se que hago aquí!
El hombre tomó un respiro e hiso una pausa, había perdido la paciencia como antes. Solo le quedaba una solución.
Finalmente decidió levantarse de silla y hablar.
—Si ibas a inventar una historia... Al menos debías hacer que sonara creíble.
—¡Pero es la verdad!
Chris ya no pudo seguir hablando. El hombro se puso detrás de el y le amarró un pañuelo a la boca, luego le volvió a tapar los ojos con la venda. Lo puso en pie con las manos todavía amarradas y a empujones lo llevo hasta la salida. Caminar le dolía en su pierna derecha, la pierna en que la que le había clavado el cuchillo. Pero para ese hombre sin corazón no era impedimento para poder tratarlo agresivamente.
—Solo camina.
El aire de afuera estaba frío, no había nadie, no se escuchaba a nadie. Nadie sabia que le haría ahora, pero pudo darse cuenta que entró en un lugar distinto cuando tuvo que bajar unas escaleras. Agresivamente el hombre lo empujó, haciendo que casi cayera por ellas. Luego caminaron por un pasillo recto hasta detenerse en un lugar fijo.
Hasta que le quitó las vendas. Estaban en una especie de mazmorras, lo supo porque habían celdas para prisioneros. Y el era uno.
Aun se mantenía amarrado por las manos.
—Te quedarás aquí hasta que pienses en hablar y decirnos la verdad.
—¡Ya le he dicho la verdad! ¡No tiene porque encerrarme!
—Si si... Como tu digas.
Sacó una navaja y cortó las cuerdas de sus manos, pero antes de que pudiera si quiera intentar escapar, lo empujó dentro de las rejas rápida y bruscamente. Sacó unas llaves de su bolsillo y las insertó a un lado de la puerta.
Ahora estaba totalmente encerrado, como en aquella habitación.
El hombre se alejó de su vista y Chris quedó completamente solo en aquella celda. Todo lo que le había pasado en una simple noche era demasiado. Se acurrucó en una esquina como lo había hecho en la habitación que lo llevo a ese lugar y no pudo contener las lagrimas, que corrían por sus mejillas entre sollozo. ¿porque le pasaba eso a él? Llevo sus manos a sus cabellos rubios y comenzó a tirar de ellos. Estaba al borde de la histeria, estaba desesperado, no podía hacer nada que lo sacara de ahí, no sabia como había llegado, no sabia como salir. Definitivamente estaba... atrapado.
Su rodilla continuaba sangrando, aunque en menor medida. El dolor era pulsante y continúo. Subió el ruedo de su pantalón para verse mejor la herida, muy mala idea, le ardió como su tuviera encima una estufa caliente, pero igual no le importo y comenzó a tocársela suavemente.
—¿Porque a mi? —Era la pregunta que se hacía continuamente, sin recibir respuesta.
De pronto una parte de todo se hiso clara en su mente. ¿Como pudo haber sido tan tonto?
El hombre había dicho: "Eres un usuario". Se había dado cuenta que hablaba de las "frutas del diablo". Sin saberlo, el había tenido una de ellas consigo todo ese tiempo, desde que apareció en la playa, cuando el capitán lo interrogó, no se la quitaron después de haber perdido la consciencia, y talvez podría usarla ahora que ya no se encontraba en casa ni en su mundo de origen.
Remolinos marcados.
Se limpió las lagrimas de sus ojos. Llevo su mano a su bolsillo y una vez más... sacó la "uva", o talvez ahora debía llamarla... fruta del diablo.
En sus manos tenía una autentica fruta del diablo, esperando ser comida.
Continuara...
¡¿Y bien?! ¡¿Que les pareció?! déjenme sus comentarios y criticas, es un honor para mi saber en que me equivoque y que me hace falta (que estoy seguro... fueron muchas cosas).
Avísenme si quieren que suba el próximo capitulo, y si no quieren... ¡pues igual díganme! xD de todos modos lo subiré :v solamente escríbanme diciendo que aspectos puedo mejorar. ¡Usé Word para corregir los errores de ortografía así que si tienen alguna critica sobre eso... culpen a Word! xD
Subiré el capitulo a más tardar la otra semana, y como mucho el otro mes.
¡NOS VEMOS!
