Nanjou POV

Nunca he logrado destacar entre la gente que me rodea, siempre invisible, siempre pequeña y menospreciada, y aunque esté harta de este trato, no puedo pedir más, prefiero estar sola a que me rodee un sin fin de idiotas interesados.

Mi día a día siempre está lleno de irritación y pereza; soy de las personas que disfruta más estar en casa viendo una película o probando algún vídeo juego, sin embargo, ese tipo de gustos también trae sus consecuencias - el estar sola, por ejemplo -.

Cuando estaba en la escuela - esos años del terror - me consideraban una otaku, alguien que era capaz únicamente de hablar de animé, cosplay y consolas de juego, sin embargo, nunca lo comprobaron, mi reputación siempre se basó en rumores y menosprecios por parte de "las populares" del curso, todas unas divas sin cerebro.

¿Por qué tanto odio a la sociedad? simple, esta nunca ha hecho algo bueno por mí, siempre descalificándome porque no soy la más bonita, y mucho menos la más alta o con mejor cuerpo - al contrario, muchas veces parezco un niño -. Por esa razón, prefiero vestirme de una manera en que no llame tanto la atención, por lo que uso pantalones en lugar de faldas, y polerones o chaquetas en lugar de poleras lindas y ese tipo de cosas - aunque no siempre es así- .

Hace poco regresé a Japón de un viaje que tuve con unos amigos - unos completos perdedores a mi parecer - ¿por qué estoy con ellos? simple, no tengo nadie más con quién odiar a la sociedad. No me considero una anarquista ni mucho menos una antisocial - solo soy asocial -, pero es el tipo de actividad en la que me siento a gusto, cómoda, me hace sentir parte de algo, y eso es lo que me impulsa a seguir haciéndolo.

- ¿No te has preguntado la verdadera razón del por qué estás sola? - preguntó mi madre.

- No madre, ¿cuál podría ser? - dije, con indiferencia.

- Oye, si me invitaste a cenar a tu departamento supongo que era para que pasáramos un agradable tiempo juntas, ¿por qué eres así?

- ... - suspiré. - lo siento, hoy tuve un mal día...

- ¿Y de qué tengo la culpa? - se cruzó de brazos. - debes aprender a controlar tus emociones, Yoshino...

- Sí, lo sé... - le resté importancia.

- Yoshino, ya tienes 32 años y eres una completa asocial, tienes un trabajo estable pero nunca me has presentado algún novio o... novia... - suspiró. - lo que quiero decir es que deberías hacer el esfuerzo de tener una vida un poco más vívida...

- ¿Ah? ¿Para qué voy a querer estar rodeada de gente que no hará más que molestarme? - fruncí el ceño.

- ¿Enserio estás diciendo esto Yoshino? - ella también frunció el ceño. - ¿cómo planeas tener una familia?

- ¿Familia? ¿para qué quiero una? ¿acaso no sufriste lo suficiente casándote con papá? - dije con sarcasmo.

- Escucha Nanjou Yoshino... - ups, creo que la hice enojar. - el que me contestes mal es una cosa, pero el que me faltes el respeto es algo que no voy a tolerar... - se paró y se dirigió a mí. - no me importa si tienes 30 o 40 años, sigues siendo mi hija, por tanto me debes el mínimo de respeto como tu madre... - lo último lo dijo alzando la voz.

- M-Madre...

- Silencio, aún no termino de hablar...

- ... - suspiré una vez más, esto sería largo, muy largo.


Kussun POV

- Kusuda-san, ¿podría apresurarse con los documentos por favor?

- S-Sí, de inmediato...

- Kusuda-san, ¿qué pasó con el informe que le pedí hace tres días? ¿dónde lo tiene? ¿siquiera está listo?

- S-Se lo entrego de inmediato, espéreme unos minutos por favor...

- ¡Kusuda-san! ¡Deje de correr por la oficina en este instante!

- ¡S-Sí... aaaahh!

- ... - sentí suspiros de resignación a mi alrededor.

- Por todos los cielos, ¿existe alguien más incompetente que esta chica? - dijo uno de los clientes citados a la reunión.

- Me disculpo sinceramente por su comportamiento, esta chica aún es nueva...

- ¿Nueva? ¿qué no es la misma que vimos en la reunión del año pasado? ¿cuánto tiempo lleva aquí? - dijo otro de los empresarios.

- ... - mi jefe fue incapaz de contestar.

- Kusuda-san, ¿cuántos años lleva trabajando aquí?

- S-Seis años, señor... - dije, levantando los papeles del piso.

- ¡¿Seis años?! ¡¿Acaso es una broma?! - miró con enfado a mi jefe. - Satoi, o te encargas de contratar a alguien más competente, o terminarás perjudicando a todo el comité, esta chica se supone que es tu secretaria personal, ¿no?

- Sí... - contestó secamente.

- ¡¿Por qué la contrataste?! ¿Porque es linda? ¡Déjate de tonterías y contrata a alguien competente!

- ¡Sí!

- ... - suspiré en resignación, este definitivamente era el fin para mí.

...

...

...

- Lo lamento Kusuda-san, pero ya sabes los procedimientos que debo tomar...

- No se preocupe Satoi-san, lo entiendo... - intenté fingir mi sonrisa, al menos en eso era buena.

- Bien, gracias por entenderlo... - me sonrió, con algo de lástima - le enviaremos un correo para cuando deba ir a retirar su pago... además, recibirá algo de dinero extra por el tiempo que trabajó con nosotros...

- Saito-san, ¿podría preguntarle algo?

- Por supuesto... - se acomodó en su silla.

- ¿Por qué me contrató? y quiero la verdad... - pregunté, mientras lo miraba seriamente.

- Su padre...

- ¿Mi padre? - exclamé confundida.

- Su padre me lo pidió...

- ¿Cómo? m-mi padre, se supone que él se fue de Japón hace cuatro años...

- El que se haya ido no significa que no siga al pendiente de ti y de tu madre... - sonrió. - él es un gran hombre, por favor no guardes rencores contra él...

- No es eso, es solo que me sorprende saber de él... - me abracé, me sentía realmente insegura, algo muy común en mí.

- Ya veo... - se levanta de su asiento. - Kusuda-san, él me pidió estrictamente que cuidara de ti en su ausencia, se disculpa por haber desaparecido de la nada, y no ha vuelto porque teme tu posible reacción y rechazo hacia él...

- Yo... no lo rechazaría, todo lo contrario, mamá y yo lo extrañamos mucho, aún oigo a mamá llorar por las noches de vez en cuando, se siente sola, muy sola... y no hay nada que yo pueda hacer para remediarlo... - suspiré, sentía unas enormes ganas de llorar.

- Kusuda-san, ten fe en tu padre, estoy seguro que volverá... - me abrazó gentilmente. - solo ten paciencia...

- Gracias... - deshice el abrazo.

- Buena chica, ahora ve a casa, estoy seguro de que tu madre está preocupadísima por ti...

- Sí, gracias por todo lo que ha hecho por mí durante estos años, Satoi-san... - hice una reverencia.

- No tienes que agradecerme, por cierto... - se dirigió a su escritorio. - hay algo que él envió para ti... - lentamente, me entregó lo que parecía ser una carta. - les será útil a ambas, espero que en esa carta explique el por qué de su ausencia...

- Gracias Satoi-san, en verdad se lo agradezco... - sonreí, pero podía sentir las lágrimas asomarse.

- Ve pronto junto a tu madre, Kusuda-san...

- Sí...

Y sin más demora, salí de aquel lugar que había sido mi martirio durante tantos años; estaba agradecida de toda la experiencia que viví allí, algo que sin duda jamás olvidaría, mucho menos el afecto y cariño que siempre me proporcionaba Satoi-san, él era como un padre para mí, el padre que tanto me hizo falta durante estos largos años. ¿Dónde estás papá? ¿por qué te fuiste sin avisar? son preguntas que me hago constantemente, lo extraño demasiado, extraño al hombre que me consentía, cuidaba y jugaba conmigo, anhelo ver nuevamente al hombre que hacía feliz a mi madre, al que nos hacía parecer y ser una familia feliz, lo extraño tanto que no logro evitar llorar cada vez que lo recuerdo; a veces irrumpe en mis sueños, a veces aquellos dulces sueños y recuerdos se convierten en pesadillas, ¿por qué un padre abandona a su familia? ¿qué motivo fue tan fuerte como para incitarlo a hacerlo? ¿volverá a nuestro lado algún día? no importa cuánto me lo pregunte, la respuesta siempre será la misma - no lo sé, solo el destino conoce lo que trama -.

Mi casa estaba a tan solo unos pasos más, apreté con fuerza mi puño, me acerqué a la puerta, saqué mi llave y me adentré en el lugar; mi madre se encontraba - como siempre - cocinando, podía percibir el delicioso aroma de su comida; con una simple sonrisa me acerqué y la abracé por detrás. Ella apagó el horno y se volteó; cuando me vio me dedicó una sonrisa y me abrazó, nos quedamos así durante unos segundos hasta que mis ganas por contarle lo sucedido me vencieron.

- ¿Qué es esto? - preguntó mi madre a penas le entregué el sobre-. ¿lo leíste? - negué con mi cabeza.

- Me lo pasó mi jefe, dice que es de parte de papá... - cuando mencioné aquella palabra, su rostro mostró una profunda tristeza y abandono, odiaba ver a mi madre así-.

- Aina, ¿qué piensas de esto? si en verdad es de tu padre, ¿qué harás después?

- ¿Yo? - asintió-. bueno, la verdad no lo sé, no creo sea sabio salir a buscarlo, siquiera sé dónde se fue...

- Entiendo... - suspiró-. abrámoslo, o la curiosidad nos matará...

- Sí...

La seguí silenciosamente hacia el comedor. Allí, nos sentamos una frente a la otra - la mesa era pequeña, pero lo suficientemente grande para ambas - y nos miramos fijamente por unos segundos. Ella abrió el sobre poco a poco, lo que incrementaba mi ansiedad y miedo, pero a la vez saciaba mis ganas de descubrir el contenido de aquel sobre.

- Listo... - me mira-. ¿lo leo?

- Sí, por favor... - observo atentamente cada uno de sus movimientos-.

- ... - aclara su garganta y comienza-.

Querida Aina,

estoy seguro debes estar más grande aún desde la última vez que te vi;

seguro te has convertido en una hermosa mujer, tal y como recuerdo a tu madre...

lamento ser tan egoísta y haberlas abandonado sin avisarles, pero créanme, era necesario.

Lo único que puedo decirles, es que las amo, son las mujeres más importantes en mi vida,

y lo que menos deseo en este mundo es hacerlas sufrir, pero lamentablemente, es lo único que les he hecho durante todos estos años, ¿no?

Por favor, recuerden los momentos felices que tuvimos, no se aferren a nada más que a sí mismas, sean fuertes y perseveren. No se preocupen, volveré, solo necesito resolver un par de asuntos. Las amo, eso no lo olviden, hasta siempre, Aina y Kaede.

Con amor, Rein.

- Papá... - sonreí-.

- Rein-kun... - vi a mi madre sonreír después de tanto tiempo-. en verdad es de él, reconocería su letra en cualquier parte...

- Madre...

- Aina, ¿qué piensas de todo esto?

- Yo... - suspiré-. no lo sé, quiero confiar y creer en él pero, han pasado años desde la última vez que supimos algo... - agaché la cabeza-. no quiero sonar pesimista, pero...

- Aina... - alcé la vista-. cariño, descuida, entiendo cómo te sientes... - se acercó a mí y me abrazó-.

- Madre... - la rodeé con mis brazos-.

- Lo único que nos queda es ser pacientes y esperar a que él regrese...

- Sí, lo esperaré junto a ti todo el tiempo que sea necesario...

- Esa es mi niña... - sonrió.

- Sí... - sonreí-. solo espero que realmente sea así... - .

Continuará...


¿Y bien? ¿qué les pareció? Espero hayan disfrutado la lectura :) espero sus comentarios :D y gracias por leer 3