Lumen ex
acua
(luz fuera del agua)
por Akiko Koori
Parte uno: Dulcédo.
-¡James Potter!
Ahí estaba su llamado.
James se acercó hasta la profesora McGonagall y se acomodo en el banquillo esperando con paciencia a que le colocaran el sombrero seleccionador sobre la cabeza.
Hace un año habría estado seguro que sería parte de Griffindor. Tenía una amplia tradición familiar in-interrumpida en que era así, pero desde ese incidente en el que su padre estuvo a punto de exigir una reelección para esa persona ya no estaba seguro.
¿Por qué tardaba tanto el sombrero?
James suspiró, quizá lo mismo había pasado hace un año, quizá los nervios también comenzaron a acumularse en esa persona hasta que el sombrero gritó Slytherin.
¿Pero qué clase de decisión había sido aquella?
Ningún Potter va a Slytherin, mucho menos si se trataba del orgulloso primogénito de Samm Potter, el valiente aristócrata con un linaje sabido por todos.
¿Entonces por qué?
James levantó los ojos incapaz de soportar la espera. Todos miraban con genuino interés, seguramente preguntándose si ese Potter también caería en manos de la casa de la serpiente.
Con ese pensamiento desvió la vista hacia la mesa de Slytherin buscando a esa persona. Finalmente vio ese hermoso par de ojos dorados al pendiente de lo que estaba ocurriendo.
Esa persona frunció el ceño y atendió algo que un compañero, sentado a su lado, le dijo.
James sintió que su seguridad se evaporaba y odió en silencio a ese niño que le quitaba la atención de esa persona.
-¡¡Griffindor!!
¡Si!
¡Había recuperado el buen camino (como su padre dijo)!
James esperó a que le quitaran el sombrero y caminó con sus nuevos compañeros. Antes de sentarse dirigió la vista a Slytherin de nuevo y vio que esa persona no celebraba la decisión del sombrero.
¿Y por que debería hacerlo?
Con trabajo había celebrado la suya después de una tremenda reprimenda de su padre.
James notó que sus labios se movían formando una frase, sabía que a ella le gustaban esos juegos aunque generalmente lograba meterlo en problemas ya que tenía la mala fortuna de que se trataba de hechizos en su lengua materna.
Pero esta vez no fue así.
"Ahora somos menos hermanos que antes"
