En fin espero la disfruten, a leer.
ONE PIECE Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN.
SOLO ESTA PEQUEÑA HISTORIA SALIDA DE MI NO SANA MENTE.
ESTO ES SIN FINES DE LUCRO, HECHO SOLO Y EXCLUSIVAMENTE PRA ENTRETENIMIENTO.
CHICOS Y CHICAS NO AL PLAGIO.
ASI QUE NADA DE TRATAR DE PUBLICAR ESTO EN OTRA PARTE.
Capítulo 1: Deseo.
"El viaje es mejor que la llegada..."
Raftel.
Nuevo Mundo.
Fin de la Gran Linea.
No era diferente, en verdad era bastante similar a algunas de las islas que habian recorrido, quizás la única diferencia era que esta era la última.
Si, eso hacia la diferencia.
La arena de la orilla donde atracaron al Sunny era de un blanco plomizo que contrastaba fuertemente con el verde intenso de la selva en ella, el océano que la rodeaba de un verde agua tan claro que permitia ver los peces del mismo.
El primero en bajar del barco fue un joven de cabellos negros y cuerpo atlético, era extraño verlo sin su sombrero, pero una promesa era una promesa.
Aquel sombrero de paja debia regresar a su dueño, aun recordaba verlo moverse con el viento sobre la cruz de madera enterrada en la fria tierra.
Sus ojos se clavaron en el panorama frente a el, la selva estaba tan llena de vida y tranquila a la vez, con un gesto de su mano los demás miembros bajaron y se situaron a su lado.
Sin decir una palabra el comenzó a caminar con la intención de adentrarse en aquel lugar, seguido de un Gyojin y un chico de nariz larga situados justamente a sus espaldas, tras ellos los demas y cerrando la formación un espadachin y un cocinero, aquellos que se encargarian de protegerlos en caso de un ataque por la espalda, como las veces pasadas.
Sus sentidos estaban alertas y sus manos firmemente en sus armas.
Una extraña ave comenzo a graznar y el pelinegro se detuvo y clavo sus ojos en ella.
- ¿Luffy...? - Susurro con duda suavemente una pelinaranja.
El chico no respondio y escucho mas graznidos del ave.
-Por aqui- dijo el simplemente mientras giraba abruptamente en otra dirección, sin discutir lo siguieron, pues habían aprendido a confiar en los instintos de su capitán.
Continuaron durante aproximadamente 2 horas más, poco a poco el cielo empezo a teñirse de un suave naranja, dando indicios de que la noche caería pronto.
El pequeño reno saco de la mochila que cargaba unos cuantos sándwiches que rápidamente distribuyó a los miembros de su equipo.
Llegaron a un claro en el cual no había absolutamente nada de vegetación, sólo aquella arena que encontraron en la orilla. Era un lugar enorme y justamente en el centro habían unas antiguas ruinas.
-Robin, Zoro.- Dijo Luffy.
Una joven pelinegra de piel apiñonada se separó del grupo y sacando un libro de su bolsa se acercó a las ruinas, a su lado iba el espadachín de cabellos verdes con la mano descansando suavemente sobre sus katanas.
Un rapido vistazo a las inscripciones de la entrada y ella asintio para si misma.
- Esta bien- dijo de pronto- es seguro, no hay nadie aquí más que nosotros.
Segundos después la tensión en el grupo desapareció pero no su sentido de alerta.
- ¿Qué es este sitio Robin?- Pregunto el capitán con curiosidad y ella lo miro.
-Restos de una antigua civilización, demasiado antigua. Este lugar es lo que queda de lo que en un tiempo fue un templo.
-¿Templo?
-Sí, aquí mostraban sus respetos y rendían ofrenda a un antiguo dios.
- ¿Qué dios?- Pregunto el chico de nariz larga.
-No lo dice- respondió mientras sus ojos regresaban a las ruinas y estos se estrechaban cautelosamente.- Pero tengo un extraño presentimiento.
Al oir esto los demas mugiwaras intercambiaron miradas de alarma, la última vez que escucharon a su compañera decir eso, habian terminado en medio de una guerra entre dos younkos.
- ¿Es... Estas segura Robin?- Interrogo con temor un esqueleto parlante que portaba una guitarra.
-Sí, no se como explicarlo.
-Yo también lo siento.- Exclamó de repente el pequeño reno atrayendo las miradas .- No es un presentimiento como el de Robin, pero se siente en el ambiente. Hay algo diferente, no se como explicarlo.
Inconscientemente la joven pelinaranja se acerco al cocinero y con su mano aferró suavemente la manga de su saco, obligando al chico a clavar sus ojos en ella y que este posara suavemente su brazo derecho en sus hombros.
-Luffy- hablo el- tu decides.
El chico los miro a cada uno, notando una pizca de preocupación en los ojos de la mayoría, pero también un ligero flashazo de ansia de aventura.
-Prometimos que recorreriamos cada isla en nuestro camino, pero...
-Esta bien.- Lo interrumpió el gyojin- si quieres entrar adelante, a estas alturas nada más puede sorprendernos.
-Que es lo peor que puede pasar- exclamó su primer oficial.
El sonrio.
Una gran sonrisa cruzo su rostro, confiaba en ellos, siempre lo habia hecho y siempre lo haria, se giró a la arqueóloga y tras un cabeceo ella también sonrio, y con su palma empujo una piedra que se hallaba bajo las extrañas escrituras.
Un sonido seco y una gran piedra de más de tres metros de alto se movio y cayó con un sonido sordo al suelo.
El espadachin se adelantó a la morena y sujetando suave pero firmemente su codo la detuvo, ella lo miro pero asintió.
Sin dudar un segundo cruzo el umbral, pero no avanzo mucho cuando alzando su brazo nuevamente impidió la marcha de los demás que venian tras el.
Una luz iluminó de repente el camino, acabando con aquella densa oscuridad.
Todos giraron y vieron que esta procedía del último de ellos, del extraño chico cyborg.
-Gracias Franky- exclamó su capitán que venía detrás del espadachin.
Frente a ellos se alzaba un largo pasillo al que no le podian ver fin, este no seguia de manera recta como creyeron , sino que bajaba adentrándose en la tierra, en el suelo vieron la razón de que el espadachin los detuviera, casi al ras estaba un delgado y casi imperceptible hilo blanco, siguieron la trayectoria de este y lo vieron sostener una pesada y oxidada cuchilla, que se balanceaba peligrosamente sobre ellos.
-Vamos Zoro- presiono Luffy con una tono de impaciencia en su voz.
El peliverde gruñó pero obedeció, camino lentamente, con sus sentidos más agudizados expandiendo su haki en los alrededores para detectar cualquier rastro de alguna trampa.
Tal como habían dicho Robin y Chopper, había algo extraño en aquel lugar, estaban solos sí.
Pero esa sensación de intensa tranquilidad era casi asfixiante.
Continuaron un rato más, con Zoro evitando que alguna que otra trampa se activará y con Luffy desviando las que si se alcanzaron a activar.
El camino concluyo cuando frente a ellos se alzaba un marco de piedra, con intrincados relieves grabados en el.
-La habitación de purificación- tradujo Robin.
Al cruzar el marco encontraron una pequeña laguna de aguas cristalinas que emitia un pequeño brillo, en el extremo opuesto a ellos había un altar labrado en piedra en el cual en la cima lo que habia sido anteriormente una figura, quizás el dios que la morena menciono.
De este brotaba un pequeño riachuelo que aparentemente era el que mantenía la laguna llena.
Sin tacto alguno Luffy se acerco a la laguna y metio ambas manos, acto seguido ahueco sus palmas llenandolas y lanzo un chorro de agua hacia arriba mientras lanzaba un grito de júbilo.
- ¡Idiota!- Exclamó la pelinaranja mientras estrellaba su puño en su cabeza con fuerza. - ¡Es un lugar sagrado! ¡No hagas eso!
-Si Luffy- exclamó Robin- podrías molestar a los espíritus o incluso al Dios que se adoraba en este lugar. Y podríamos quedar malditos.
- ¡No digas eso Robin!- Exclamaron a la vez el pequeño reno, el chico de nariz larga y el esqueleto.- ¡Suena aterrador!
-Pero eso no lo hace menos cierto.
Fue sólo un segundo, un segundo en el que lo sintieron, una presencia inundó el lugar.
Zoro y Sanji inmediatamente miraron a su capitán el cual estaba riendo estridentemente, pero por la ligera tensión en sus hombros notaron que estaba en guardia.
Sabían que no eran los únicos que lo habían detectado pero por seguridad los demás fingian no haberlo hecho.
En medio de la laguna, pequeñas ondas comenzaron a formarse y de manera inmediata toda la tripulación se agrupo entorno a su capitán y prácticamente lo arrastraron lejos de la orilla.
De golpe una esfera luminosa salto del interior del agua y se quedo flotando sobre ella.
Ninguno movio un músculo, solo la observaron fijamente, esperando algo, cualquier cosa.
De la misma manera repentina en que apareció, la esfera reventó en una lluvia de luces multicolores, quedando en su lugar una diminuta figura de aspecto frágil y con la apariencia de un infante.
Vestia una especie de camison oscuro que contrastaba fuertemente con su blanquecina piel, sus cabellos grises y sus ojos de igual tono cuál mercurio líquido.
Este ser los miraba atentamente y con su mano cubrio su boca en un vago intento de detener las carcajadas que brotaban.
- ¡Qué divertidos son!- Exclamó con una delicada voz de soprano dejandolos anonados.- Hace mucho que nadie venía aquí, ni mucho menos me hacía reír asi.
Luffy ladeo la cabeza confuso, no entendía exactamente que habia de divertido, usualmente las cosas en su tripulación siempre eran asi.
- ¿Tú quién eres?- Pregunto sin tacto ganando miradas de reproche del cocinero por sus modales.
La pequeña figura dejó de reir abruptamente y lo miro analizandolo, y Luffy tuvo la extraña sensación de que habia sido observando con más intensidad que en toda su vida.
-Es extraño - dijo aquel ser mientras aun flotando se acercaba al Mugiwara quedando a unos centímetros de su rostro.
La tensión regresó al grupo, y ya sin disimular todos se colocaron en guardia.
-Tu alma es una de las más puras de este mundo, pero...- alzo su mano y la poso dulcemente en su mejilla.- También es una de las que más ha sufrido.
Al oir esto el rostro del chico se ensombrecio.
-Siempre corriendo hacia delante, atravesando de frente cada obstáculo y siempre saliendo victorioso. Cumpliste tu sueño, y te aseguraste que aquellos que siempre te han respaldado los cumplieran también.
- ¿Quién eres?- Repitió el.
-Un gran sueño, pero a un precio muy alto joven capitán. En el trayecto perdiste a tu familia, amigos e incluso un amor y aún así nunca te detuviste. Continuaste hasta el final y ahora estas aquí con la frente en alto.
La pequeña figura se alejó del pelinegro y se quedó flotando despreocupadamente frente a ellos, pasando frente a cada uno mirandolos de arriba a abajo.
-Tienen mi gratitud piratas.
- ¿Porqué?- Pregunto Jimbei, el único que pudo hablar después de la impresión.
La criatura lo miro y le sonrio tiernamente.
-Por mostrarme que en este mundo aún hay personas con corazones puros.
Los Mugiwaras la miraron estupefactos, aquel ser salido de quien sabe donde era algo extraño, las cosas que decía, era como si los conociera, además lo que dijo acerca de Luffy de un amor...
Eso nadie fuera de ellos lo sabía, ni siquiera la implicada.
-Robin y sus presentimientos.-Fue el pensamiento general.
Miraron con duda al ser pues ahora este estaba en posición de loto, con una expresión de profunda meditación.
Pero flotando de cabeza, con sus largos cabellos casi rozando el agua.
- Como muestra de mi agradecimiento les daré un regalo.
-¿Regalo?
-Así es, podrán regresar e iniciar de nuevo. El punto de partida lo determinará el destino, pero de ustedes dependera si retomarán el mismo camino. Una decisión, una acción e incluso una palabra provocarán grandes cambios. Aunque su regreso en si sera el inicio de todo y las cosas actuarán en consecuencia.
- ¿Qué quieres decir?- Pregunto con duda Luffy, y la pequeña criatura inmediatamente apareció frente a el de nuevo.
- ¿Nunca has querido cambiar algo? ¿Haber deseado tanto ver a alguien que ya no esta a tú lado? ¿Haber salvado a alguien?
El pelinegro clavo su mirada en el suelo, y una serie de rostros pasaron por su mente, entre ellos el de Ace, su abuelo y muchos más .
-Sí- respondió firmemente- pero son cosas que no pueden cambiarse, es parte de la vida. Nada es eterno, ya no hay vuelta atrás.
- ¿Y si la hubiera?
-Imposible- exclamó incredula Nami a través de las exclamaciones de sorpresa de los demás.- Eso no es posible.
-Lo que tu ofreces es sólo un sueño, algo fuera de la capacidad humana- respondió esta vez Zoro.
-Joven espadachin, tu mismo has enfrentado cientos de oponentes, con nada más que tus katanas y determinación. Has enfrentado la muerte y aún así te has levantado y salido ganador. Eso mismo es lo que ha sobrepasado tus capacidades humanas. Y el hecho de que uno de tus compañeros sea un esqueleto es otra prueba.
Ante esto nadie dijo nada más, pues sabian que tenia razón.
-Aunque solo tu joven capitán podras conservar tus recuerdos- exclamó.
- ¿Entonces es posible?- Pregunto con esperanza Usopp.
-Asi es. Me gustaría que todos conserven los recuerdos de esta vida, pero me temo que el enviarlos a todos y conservar la memoria de uno es todo lo que puedo hacer. Pero si desean en verdad recordar hay un camino.
- ¿Qué hay que hacer?- Interrogo Brook que de todos era uno de los cuales estaba más cómodo con la idea.
-Sacrificio.- Respondió y todos quedaron en shock.- No me refiero a uno humano.
Se apresuró a tranquilizarlos bajo la mirada fulminante de Luffy.
- ¿Entonces?
-Uno de ustedes debera sacrificiar su objeto más preciado, eso servira.
¿Lo más preciado? Pensaron confusos mientras se miraban unos a otros.
Nami y Sanji se escogieron de hombros, ella porque no tenía objetos preciados. Sanji, su hermana y sus amigos eran lo más valioso para ella. Y Sanji porque para el Nami era lo más preciado obviamente junto con sus amigos.
Ninguno tenia objetos, para ellos lo valioso eran personas, aquellos con los que habian formado fuertes lazos, aquellos que eran su familia.
Todos excepto una morena que sin dudar se acerco al pequeño ser.
- ¿Cualquier objeto? - Pregunto y el ser asintió. -Entonces esto servira.
Todos clavaron la mirada en ella, no, en lo que sostenía en su mano.
-Robin..- Susurro incredula su amiga.
-Esta bien, es por una buena causa- la interrumpió y sus ojos se clavaron en cierto espadachin. -¿ Lo entiendes verdad Zoro?
El, la miro y lentamente se acerco a ella.
- ¿Estas segura?
-Si.
Las miradas de ambos se clavaron en lo que se hallaba en la palma de ella, era una argolla sencilla igual a la que el llevaba junto con un anillo que tenia un diamante negro en forma de rombo.
Aquello era muy valioso para ambos, pues representaba su amor.
A ojos del mundo su relación era extraña, empezando porque ella era mayor, además no había palabras de amor, ni gestos amorosos, ni siquiera habían existido declaraciones, nada de eso.
Pero ambos eran felices, no necesitaban nada de eso, se querian y punto.
Aquellas sencillas piezas de joyería las habia mandado a hacer el, después de que en una borrachera habia admitido sus sentimientos.
Luego de cumplir su sueño habia pedido que fundieran aquella katana de Kuina.
Aquella arma paso de ser una promesa de el a su difunta amiga a convertirse en el lazo de ellos.
A su alrededor lo demás Mugiwaras los veian dudosos, pero ellos sabían que aquello no era decisión de ellos.
Zoro se quito también su anillo y lo depositó en las manos de Robin, ambos se giraron y con una fiera determinación se las dieron al ser.
-Cumple tu palabra- amenazó el espadachin.
-Siempre.
Acto seguido apretó fuertemente con sus manos los anillos y estos se volvieron polvillo celeste.
La criatura se elevo un poco más por encima de ellos y con voz solemne hablo.
-Su destino han elegido, aquí comienza su viaje.
Soplo suavemente el polvo sobre ellos y sorprendentemente este los envolvio hasta cubrirlos por completo, por inercia todos cerraron los ojos y sin más todo a su alrededor se oscurecio.
-Buena suerte jóvenes piratas, la necesitaran- susurro a la nada y de un brinco se lanzo a la laguna donde también desapareció.
Ok aquí termina este primer capítulo, en verdad espero les haya gustado.No doy fecha de actualización porque no estoy segura para cuando, pero alegrense tengo casi la mitad del segundo capítulo.Bueno hasta la próxima y no olviden comentar, que me hara. muy feliz.
