Capítulo 1: Tan cerca, tan lejos.

La nave del Supremo Líder Kylo Ren aterrizó en el puerto de Naboo al mediodía. El planeta había permanecido fiel a la República y al Senado aún después del surgimiento de la Primera Orden, le administraban armas y tropas a la insufrible Resistencia , lo único bueno, en opinión de Hux, era que después de la enorme estupidez que había cometido Jar Jar Binks al darle poder total a Palpatine y ser un indirecto culpable de la institución del Imperio, los Gungans no habían tenido el valor para volver a luchar con el Senado.

El general estaba convencido de que Naboo no era un planeta que realmente valiera la pena conquistar, pero Kylo no quería conquistar nada, ni siquiera estaba buscando aliados, sus infiltrados en la Resistencia le habían informado que días atrás habían estado en negociaciones con la Reina Kaniblia y por negociaciones se referían a la general Organa suplicándole a la joven reina que no se uniera la Primera Orden ahora que la opinión de la galaxia sobre ellos estaba cambiando favorablemente. Al principio, a Kylo le había parecido una ridiculez que su madre hubiera viajado hasta Naboo sólo para eso, él tenía entendido que el planeta era un incondicional del Senado, entonces recordó que su abuela, la madre de Leia era la reina Amidala, la más importante monarca que jamás tuvieron los naboos, la incansable senadora que luchó siempre por la justicia y la paz cuya memoria seguía siendo venerada por aquellos a los que gobernó y los descendientes de los mismos. Si Naboo caía en manos de la Primera Orden, la esperanza de Leia no haría más que seguir cayendo y los enemigos del Líder Supremo habrían perdido a un poderoso aliado.

Pero eso a Kylo no le importaba. No le quitaba el sueño la desesperación que Leia pudiera sentir al sentirse abandonada por el legado de su madre, ni tampoco que la Primera Orden obtendría una gran ventaja en la guerra si se ganaban el favor de Naboo, todo en lo que podía pensar el Líder Supremo mientras descendía de la nave era que Rey había estado ahí y si tenía suerte, obtendría su ubicación. Entonces, todo acabaría por fin.

-Bienvenido, Líder Supremo- le saludó con entusiasmo el ministro Osml, un hombre viejo y barbudo vestido elegantemente con una túnica azul y dorada que apenas y podía disimular la felicidad que le causaba recibir a Kylo Ren.

-¿Dónde está la reina?- preguntó sin rodeos. Sus informantes le habían dicho que durante las negociaciones, Rey había estado presente. Él mismo la había visto. Por mucho que ella quisiera alejarse de él, cortar la conexión que tenían, no pudo hacer nada. Fue en Crait, cuando Kylo vio a Rey abordar el Halcón Milenario y cerrarle la puerta en la cara que ambos comprendieron que Snoke no había tenido nada que ver con su vínculo, que había algo más poderoso detrás de ello. Ren había visto a Rey acompañar a su madre durante las pláticas con Kaniblia, podía sentir a su madre cerca de ella pero sólo podía ver, como siempre, a la mujer con la que compartía tan tortuosa conexión, misma que se hacía aún más insoportable cuando él trataba de hablarle y la joven sólo lo ignoraba, hacía muecas tratando de cortar la comunicación con él. "Rey, ¿dónde estás? ¡No puedes seguir huyendo! Te ofrecí traerle un nuevo orden a la galaxia, cumplí con lo que te prometí, las cosas son diferentes. Tú puedes formar parte de esto. Por favor, Rey" eran las exactas palabras que Kylo había usado para hablarle cuando estaba en Naboo, pero no consiguió respuesta en ese momento y ya habían pasado varios días sin que volviera a sentirla.

-Por aquí, Líder Supremo. Está esperándolo ansiosa- le indicó Osml.

-Ministro Osml, permítame agradecerle de parte del Líder Supremo el que haya conseguido que nuestro aterrizaje fuera impecable y que podamos hablar a solas con la reina- agradeció Hux con tal cortesía que pareció falso.

-Por favor, no tienen nada que agradecer. La República ha extendido esta guerra por mucho tiempo sólo para mantenerse en el poder. La reina Kaniblia quiere la paz y estoy seguro que la Primera Orden puede dárnosla- respondió con el mismo tono adulador con el que los había recibido. Hux sonrió.

Kylo podía percibir las intenciones del primer ministro de Naboo, buscaba ganarse el favor del maestro de los Caballeros de Ren para su propio beneficio. El tipo le pareció tan desagradable como Hux, por eso no le sorprendió que ambos se llevaran bien.

Caminaron por un pasillo largo con una cúpula de cristal y vitrales de las distintas reinas y reyes que tuvo Naboo, desde la primera que ayudó a conquistar el planeta hasta la joven Kaniblia. Kylo y Osml iban al frente seguidos de Hux y escoltados por un escuadrón de stormtroopers; pero en algún momento fue Armitage el que caminaba al lado del traicionero primer ministro, al maestro de los caballeros de Ren realmente no le importó, estaba demasiado concentrado en cómo iba a sacarle la verdad a la reina sobre Rey que ni siquiera le importó que el general lo desplazara.

Supo que tenía que relajarse, si llegaba a invadir de inmediato la mente de Kaniblia y Rey se enteraba entonces se alejaría más de él, sólo reafirmaría ante sus ojos que era un monstruo obsesionado y estaba harto de que ella lo repudiara. Kylo optó por respirar y distraerse mirando los vitrales de las reinas de Naboo. Todas tenían atuendos estrafalarios y pesados, la cara completamente blanca y peinados que obviamente requerían de pelucas y extensiones para alcanzar tal volumen. Ninguna parecía realmente excepcional hasta que a unos cuantos metros de terminar el pasillo se encontró con el vitral de una reina más joven que sus antecesoras, con un largo vestido rojo acampanado con largas hombreras afiladas, bordes negros y bordados de oro en el centro, la mujer estaba maquillada de blanco y usaba una corona dorada que parecía más un casco con tres picos arriba y dos abajo, su pelo estaba recogido en un gigantesco bollo detrás de su cabeza y tenía una mirada firme, pero gentil. Kylo detuvo con la mano a las tropas detrás de él para verla definidamente, la cara cuadrada y fina, lo ojos pequeños y castaños, los labios delgados y la nariz pequeña eran rasgos que ya había visto antes, los había visto Rey.

Por supuesto que entre ambas mujeres había diferencias, la reina tenía unas cejas más delgadas que las de Rey, una barbilla más grande y su cara era más angular, en cambio la Jedi tenía los ojos más bien olivas con tonalidades cafés y los labios un poco más delgados que la reina. Kylo se sorprendió al darse cuenta de lo bien que conocía las facciones de Rey, pero inmediatamente se dijo que no había nada de qué sorprenderse si había pasado noches enteras viéndola dormir sin que ella se diera cuenta, contando sus pecas, dándose cuenta su ojo derecho es más pequeño que el izquierdo, midiendo los centímetros que ha crecido su cabello. Estaba completamente obsesionado con ella y lo sabía, sabía que era un maldito acosador y deseaba que Rey lo conociera tan bien como él conocía la ella, anhelaba que supiera que prefería dormir boca abajo como él sabía que ella siempre dormía en su costado izquierdo destapándose una pierna, quería que supiera que él arrugaba las sábanas cuando tenía una pesadilla como ella comenzaba a sollozar cuando tenía una, incluso quería que ella estuviera enterada de que el pelo se le alacia cuando sale de bañarse tal y como a ella. Kylo estaba mirando tan fijamente el vitral que la imagen le miró directamente a los ojos y le hizo dar un paso atrás.

-¡Ah, Líder Supremo! Veo que ha notado el vitral de la reina Amidala- dijo orgulloso el ministro Osml, regresándolo a la realidad. Por la distancia que venía caminando junto al general, Kylo adivinó que ambos estaban prácticamente fuera del pasillo cuando notaron su ausencia y decidieron volver. ¿Tanto tiempo se había quedado mirando el vitral de su…? Oh, por la Fuerza.

-¿Amidala?- Kylo recordaba muy bien ese nombre, el de la más grande reina de Naboo, la famosa senadora, una de las fundadoras de la Alianza Rebelde, la madre de su madre, la esposa de su abuelo, su abuela, Padmé Amidala. Pero eso ni Osml, ni Hux, ni la Primera Orden necesitaban saberlo.

-Así es. Recordada en los libros de historia como una gran heroína y peleadora por la libertad, pero también, una mujer irrespetuosa que se metió en la cama del más poderoso Jedi y lo llevó al lado oscuro. Sin mencionar que el hijo de ambos fracasó totalmente al tratar de traer de nuevo a la Orden Jedi y su hija es la general loca de un montón de guerrilleros que no hacen más que sacrificar vidas inútilmente- decía Osml con sorna. Kylo reprimió sus fuertes deseos de ahorcarlo con la Fuerza por hablar así de su abuela y (en menor medida) de su madre.

-La imagen me vio- dijo, confiando en que un poco de conversación paranormal distraería al desagradable hombre.

-¡Vaya, Líder Supremo! Usted es el segundo hombre que da testimonio de lo mismo- exclamó con sorpresa el ministro.

-¿A qué se refiere?-

-Cuando la general Organa estuvo aquí, le contó a la reina Kaniblia que hace varios años, mientras estaba en Naboo, vio cómo otro vitral de la reina Amidala que la retrataba de perfil se daba vuelta para mirarla directamente- contestó Osml con cierto nervio, como si hablar de ese suceso fuera a molestar a la difunta reina.

-Ya veo- fue todo lo que dijo Kylo antes de seguir caminando. Lo que le contaron sobre su madre no lo sorprendió, al fin de cuentas Amidala era la madre de Leia y su espíritu ahora estaba conectado con la Fuerza, tal vez no en la misma medida que la de los Jedi, pero sí lo suficiente como para dar esas muestras de presencia. Ni el Líder Supremo, ni nadie más se dieron cuenta de cómo la imagen de Padmé derramaba solitaria lágrima.

Caminaron un poco más hasta el salón donde la reina los recibiría. No era la sala del trono, sino una habitación amplia pintada de blanco y azul con una gran mesa de cristal y un ventanal que daba al patio. Cuando abrieron las puertas, la reina estaba sentada justo en frente de la ventana.

-¡Presentando ante su majestad, la reina Kaniblia de Naboo, al Líder Supremo Kylo Ren de la Primera Orden!- anunció el ministro Osml ante la monarca. Al verla de frente, Kylo se paralizó.

-Que pasen- anunció la aguda voz de la reina.

Pensó que estaba viendo a la propia Padmé justo frente a sus ojos, pudo sentir cómo lo juzgaba con la mirada, recriminándole sus errores del pasado, casi sintió ganas de pedirle perdón. Pero esos ojos celestes no eran los de su abuela, ella no era Amidala. Kaniblia vestía un extravagante vestido de diferentes tonos de azul con perlas colgando de sus hombros y cadenitas de plata colgando de manera vertical en el pecho. Su cabellera castaña (más las extensiones) estaba recogido en tres abultados bollos, uno arriba de su cabeza y dos a los costados de su nuca, todos estaban decorados con horquillas de complicado diseño. El maquillaje blanco de su cara parecía aún más cargado que el de las reinas de los vitrales, pero lo acuñó a que la estaba viendo en persona y no en un retrato. Era joven, de seguro no pasaba de los 21años.

-Majestad- Hux sacó a Kylo Ren de su susto saludando a la reina y haciendo una leve reverencia ante ella, el Líder Supremo y los Stormtroopers siguieron su ejemplo casi en automático.

-Adivino que usted no es el Líder Supremo, ¿cierto?- acusó Kaniblia mirando con desprecio a Hux, el pelirrojo tragó saliva.

-Está en lo correcto, majestad. Yo soy el Líder Supremo- se presentó Kylo Ren poniéndose en frente de su descarado general.

-Lo que tengo que decir no es de incumbencia de nadie más que de usted, Kylo Ren. Si quiere negociar, deberá hacerlo solo- declaró la reina, inmediatamente se aclaró la garganta.

Kylo Ren miró a Osml, a Hux y a sus soldados y sin más añadió.

-Salgan todos-

-Pero, Líder Supremo…-Armitage estaba confundido, sabía que Ren no era bueno en la política y no iba a arriesgarse a que el aprendiz de Snoke arruinara todo.

-Dije que salgan, Hux. Si llego a necesitarte, te lo haré saber- repitió con tono amenazador. El general no dijo nada más y salió de la habitación junto con los demás. Cuando la puerta se cerró a sus espaldas, Kaniblia fue la primera en hablar.

-Ha venido en vano, Líder Supremo. Ni aunque me torture con esos poderes bien conocidos suyos logrará hacer que ponga a Naboo a su disposición.- declaró solemne la reina, mirándole a los ojos con una cara retadora. Se aclaró la garganta y Kylo admiró momentáneamente la valentía de la mujer.

-Al contrario de lo que le han dicho, yo no vengo aquí a negociar la rendición de Naboo. Sinceramente, no estoy interesado en eso- dijo Kylo Ren acercándose a Kaniblia con paso firme, la reina se mostró desconcertada.

-Mi ambicioso primer ministro los trajo hasta aquí con la promesa que yo le entregaría Naboo a la Primer Orden a cambio de que le otorgaran una importante posición para incrementar sus bienes. Si no está aquí para incrementar su poder, entonces ¿qué lo trajo a Naboo?- cuestionó un poco más tranquila Kaniblia. Kylo se posó frente a la ventana, obligando a la reina a girar su asiento, sólo hasta ese momento notó a las seis damas de compañía que estaban con la reina con las cabezas tapadas por una capucha naranja.

-Si me dice dónde está ubicada la Resistencia, dejaré a Naboo en paz.- prometió Kylo, pero no sonó amenazante.

-¿Y si me niego?- contraatacó la reina.

-Entonces le sacaré la información de la mente y me largaré de este planeta- Ren sonó terrorífico al hablar, pero lo que sorprendió a Kaniblia fue que no amenazara con destruir el planeta si se negaba a sus peticiones.

-No conozco la ubicación de la Resistencia. La general Organa sabía que había espías dentro de sus tropas, estaba segura de que la Primera Orden los seguiría hasta aquí. Le pedí a la general que no me dijera cuál era su siguiente ubicación, sabía que si usted llegaba aquí trataría de sacarme esa información a como dé lugar. No saber era más seguro para la Resistencia- declaró la reina parándose de su asiento y quedándose al lado de Kylo Ren. El Líder Supremo notó que era por lo menos veinte centímetros más baja que él.

-¿Segura que no está mintiendo, su majestad?- Ren notó lo bonito que era el perfil de la reina.

-Puede ver dentro de mi mente, si así lo desea. No se lo impediré si eso hace que se vaya lo antes posible- afirmó con seguridad Kaniblia, se aclaró la garganta y miró a Kylo directamente a los ojos.

Ren pudo sentir cómo la mente de la mujer frente a él estaba completamente abierta, no ponía ninguna resistencia, así que aprovechó para extender su mano y entrar dentro de ella. Buscó en todos los recuerdos que incluyeran a su madre, a FN-2187, a ese tal Poe, incluso a Chewbacca y por supuesto a Rey, puede que se estuviera un poco más de lo necesario viendo cómo la Jedi y la reina conversaban como si fueran antiguas amigas, el quejido de Kaniblia le devolvió la concentración a Kylo. Finalmente, encontró el recuerdo en el que la soberana de Naboo le pedía a Leia que no le informara de su ubicación, pues temía que Kylo Ren pudiera hacer que la delatara por medio de la invasión mental. Triste de aceptar que ese era uno de los métodos favoritos de su hijo para obtener información, la general aceptó. El caballero de Ren salió abruptamente de la mente de la reina al ver la cara de decepción de su madre, el que Kylo se metiera en su cabeza no la lastimó, pero que saliera de manera tan violenta hizo tambalear a la reina, sus damas se abalanzaron inmediatamente hacia ella para evitar que cayera.

Los ojos tristes y resignados de su madre calaron dentro de Kylo Ren. Había pensado que una vez terminara la guerra y destruyera a la Resistencia, exoneraría a su madre y la mantendría a su lado, había sentido ese día que ella no estaba molesta con él por nada, ni por destruir el templo de su hermano ni por matar a su esposo, sólo quería que volviera con ella. Creerla muerta lo hizo rabiar tanto que derribó a la nave que había osado dispararle a su madre, sentirla viva fue un alivio después de tan horrible experiencia. Pero ahora sabía que si ganaba la guerra y la mantenía con vida, Leia no iba a estar orgullosa de él, no le sonreiría como lo hizo alguna vez y mucho menos aprobaría que convirtiera a Rey en su…

-¿No encontró lo que buscaba, Líder Supremo?- dijo con cierta sorna Kaniblia. La reina se incorporó mientras se aclaraba la garganta y Kylo aún trataba de recuperar el aliento- Le dije que no sabía nada. Pero yo quiero saber algo, no le interesa hacer más poderosa la Primera Orden para derrotar a la Resistencia y cuando estuvo en mi mente ignoró por completo los planes que hice con la general Organa. Entonces ¿para qué quiere encontrarlos?- el tono de la reina era curioso, pero no exigía respuesta.

-Dentro de la Resistencia…hay una Jedi…Rey…- contestó Kylo llenando sus pulmones de aire.

-Sí, la conozco-

-Debo encontrarla. Tengo un asunto pendiente con ella- declaró violento.

-¿Asunto? Seguro son muchos. Sé que fue Rey la que te hizo esa cicatriz que tienes en la cara, ¿quieres hacerla pagar por eso?, que fue por ella que asesinaste a Snoke y le ofreciste gobernar la Galaxia pero ella te rechazó, ¿deseas humillarla de la misma manera que ella a ti? ¿Quieres evitar que te delate ante la Primera Orden? ¿O simplemente quieres destruirla por ser la poderosa Jedi que no permite el dominio total de la Oscuridad? ¿Eh?- Kaniblia había caminado poco a poco hacia Kylo Ren con cada palabra, ahora estaba peligrosamente cerca del Líder Supremo, mirándolo directamente a los ojos, el nieto de Darth Vader apretaba los labios y los puños tratando de contener su ira- Dime, Kylo Ren, ¿Cuál es tu asunto pendiente con la última Jedi?-

-¡Ella es mía!- exclamó con furia desesperada Kylo Ren. Kaniblia dio un paso atrás completamente sorprendida, por primera vez se mostró vulnerable ante el Líder Supremo. Él bufaba como una animal y tenía los ojos vidriosos, tomó con fuerza los hombros de la aturdida reina y le habló con agresividad- Tú no lo comprendes, nadie ni en la maldita Resistencia o la Primer Orden lo comprende, Rey y yo estamos conectados, Snoke quiso hacernos creer que él unió nuestras mentes, pero yo sigo viéndola, oyéndola, sintiéndola aún con ese desgraciado muerto. Este vínculo, esta conexión es cosa de la Fuerza misma, soy tan suyo como ella mía, no es algo que pueda deshacerse. Rey tiene que estar a mi lado, gobernar conmigo, la Resistencia la ha engañado, pelea por la causa equivocada. Si estamos juntos, estará a salvo-

Kaniblia vio a Kylo Ren confundida. Este no era el Líder Supremo tan temido que esperaba ver, se veía tan herido y desesperado, como un animal a punto de fallecer, como un solitario niño esperando a que lo salvaran. Pero no podía conmoverse ante él, compadecerse mucho menos, no cometería ese error.

-Rey está a salvo con la Resistencia y lejos de ti- dijo con frialdad la reina- Si de verdad te importa tanto y quieres que esté bien, deberías deshacer la Primera Orden y enmendar todo el mal que has hecho. Aunque claro, jamás podrás compensar el hecho de que mataste a tu propio padre- la voz de Kaniblia era inquisitiva y cruel. Los ojos de ambos gobernantes se cruzaron en una batalla de cuál mirada apuñalaba primero a quién. Kylo ya no iba a tener piedad con aquella insolente mujer que no sabía nada.

-¡General Hux!- Kylo Ren abrió la puerta del salón y llamó al pelirrojo que se había quedado esperando afuera pacientemente con la excusa de que el Líder Supremo podría necesitarlo en cualquier momento. Por supuesto, estuvo espiando la conversación entre Ren y Kaniblia.

-¿Sí, Líder Supremo?- respondió con falsa cortesía.

-¡Obliga a esta mujer a rendirle pleitesía a la Primera Orden a como dé lugar!- exigió saliendo furioso de la habitación.

-¿Qué? ¡Dijiste que no le harías nada a Naboo, maldito monstruo!- gritó con furia Kaniblia mientras dos stormtroopers la tomaban de los brazos y los demás bloqueaban a sus damas de compañía.

-No te debo nada- respondió Kylo Ren más tranquilo de lo que esperaba. ¿Kaniblia lo había llamado "monstruo"?

-Mi señor, la reina Kaniblia no puede seguir siendo la representante de Naboo una vez lo domine la Primera Orden. Quisiera postularme humildemente para ¡agh!- Osml se había parado al lado de Kylo Ren mientras caminaba fuera para discutir su futura posición en Naboo; pero el Líder Supremo no estaba de humor y lo arrojó con la Fuerza contra una pared con tal golpe que el viejo hombre cayó inconsciente como un costal.

-Muy bien, majestad. Es hora de que hablemos de política- dijo con sorna Hux después de que los soldados obligaron a la reina a retomar su asiento. Kaniblia apenas podía contener el desagrado que le causaba ver a ese hombre por primera vez. Realmente era tan despreciable como Finn y Rose se lo habían descrito y a su parecer era menos patético de lo que Poe había dicho, realmente se veía como un hombre peligroso.

Kylo Ren cerró la puerta con la puerta detrás de él. Unos cuantos stormtroopers le habían seguido para cuidarlo, pero el caballero oscuro estaba demasiado abrumado en ese momento como para soportarlos y les ordenó ir a preparar la nave para su próximo despegue. Se quedó como idiota meditando unos momentos, Kaniblia lo había llamado monstruo, sólo había una manera posible de que lo insultara así, Rey le había dicho que era un monstruo. También le contó lo de Han Solo, lo de la base Starkiller, lo de Snoke, le contó todo, le había dicho que era un monstruo y la propia reina acababa de comprobarlo. Kylo maldijo para sus adentros, sentía una impotencia enorme apretando su corazón, Rey lo odiaba, no le perdonaba lo que había pasado antes, ni siquiera parecía importarle el vínculo que era tan sagrado para él. Con la mano enguantado se arañó la cicatriz de la cara ¿Por qué? ¿Por qué diablos tenía que ser todo así…?

El Líder Supremo se habría seguido torturando mentalmente de no ser porque escuchó disparos y gritos de guerra dentro de la habitación a sus espaldas, pero lo más importante, escuchó el sonido de un sable de luz atacando. Con rapidez se dio la vuelta ya abrió las pesadas puertas con sus propias manos, lo que vio lo dejó perplejo. Varios de sus stormtroopers yacían en el suelo heridos por blásters y cortadas profundas, tres damas de compañía estaban también muertas y las demás escapaban por la ventana, la última en salir tenía el pelo negro y picudo, además, Hux estaba siendo noqueado por un puñetazo de Kaniblia quien se había quitado la pesada peluca dejando su pelo en una suelta trenza, también se habían despojado de las hombreras con perlas y plata y sostenía un sable de luz doble, azul e inestable. Ya no tenía los ojos azules.

-Rey…- exclamó sorprendido Kylo Ren.

Los ojos de ambos se cruzaron, Rey quería apartar la mirada de él, pero no podía, tenía el mismo semblante lleno de súplica que en Crait. Fue Kylo el que rompió el contacto visual para mirar la nueva arma de Rey, las hojas eran largas y de un azul mucho más claro que el de Skywalker, no le fue difícil adivinar a Ren que había reutilizado el cristal Kyber de su abuelo para construir el nuevo sable, pero los destellos que expedía el mango de metal lanzaban chispas y chirreaban, tal y como su propio sable. Rey se dio cuenta de que estaba observando el sable, ella volteó la cara por instinto y lo apagó con rapidez y ¿vergüenza?

-¡Rey!- antes de que Kylo Ren pudiera alcanzarla, la joven Jedi había saltado por la ventana. Cuando el Líder Supremo llegó a la orilla vio a la chica deslizándose por un cable que colgaba de una viga. Antes de que Kylo pudiera lanzarse a seguirla entró un pelotón de Stormtroopers pidiendo sus órdenes- ¡La Jedi está aquí! ¡Captúrenla viva!- ordenó sin titubear.

-Pero, señor, ¿Y la reina?- preguntó un confundido soldado.

-¡Hagan lo que quieran con ella!- dijo fastidiado antes de salir de la habitación a toda velocidad.

Afuera se escuchaba el sonido de naves llegando a la velocidad de la luz, los TIEs de la Primera Orden no esperaron para contraatacar a sus enemigos. Unos pocos soldados recogieron a sus compañeros heridos de la sala de juntas y otro más se acerco al general Hux para tratar de reanimarlo.

-¿Señor? ¿Se encuentra bien?- era un mujer la que hablaba por debajo del casco.

-Ugh…la reina es una impostora…la Jedi-respondió aturdido el pelirrojo.

-Estamos al tanto, general. El Líder Supremo nos ha ordenado capturarla con vida y llevarla ante él- explicó.

-¿Viva?- Hux estaba claramente molesto ante la idea de tener que verle la cara de nuevo a esa escoria rebelde. Además, tenía sospechas severas sobre esa jovencita- Mátale- dijo tajante mientras se levantaba.

-¿Disculpe?-

-¿Qué no entiendes? ¡Quiero que la liquides!- refutó poniéndose tan rojo como su cabello.

-Pero el Líder Supremo dijo…-trató de razonar la pobre trooper.

-¡Obedece o te mando a reacondicionamiento!-

-Sí, señor- la conversación acabó tan pronto como empezó. La stormtrooper salió de la sala a pasos mecánicos y Hux miró por la ventana cómo se desataba una batalla por Naboo en el cielo.

Rey, Rose, Kaydel y las rebeldes restantes corrían por las calles de la ciudad haciendo un círculo que protegía a la reina Kaniblia. El plan casi había salido a la perfección, pensaba la Jedi, habían acordado con la monarca y la general Organa que aprovecharían el parecido físico de ambas para eludir a la Primera Orden si llegaban antes de que el Senado les diera una respuesta sobre si podían refugiar a Kaniblia y mandarles apoyo contra los opresores. Por supuesto, la política se lleva su tiempo y Rey y la reina se pusieron manos a la obra. La Jedi se metió en la mente de su nueva amiga y absorbió todas las memorias que tenía de la Resistencia desde que llegaron a Naboo y Kaniblia organizó el vestuario y maquillaje de Rey además de los disfraces de damas de compañía que usarían ella y las combatientes enviadas para protegerla. Todo había salido casi perfecto.

Pero claro, él tenía que involucrarse. Ella sabía que encontrárselo era un riesgo bastante probable y aún así estaba dispuesta a hacerse pasar por la reina de Naboo. Él la había visto, había hablado con ella y la había tocado, una parte muy bien enterrada dentro de ella quería llorar ante el jaloneo de Kylo, había esperado que la siguiente vez que la sostuviera sería tan delicado como cuando la tomó en brazos en Takodana. Pero esa ira no era para ella, era para el personaje que interpretaba y que retaba al Líder Supremo. Llamarlo así le había dolido en el alma, así no se suponía que debían terminar las cosas, él ya debería estar de vuelta en el lado de la luz, con su madre, con la Resistencia…con ella.

-¡Cuidado!- alertó Rose disparando su bláster hacia unos stormtroopers que las perseguían y atacaban.

Rey calló sus pensamientos, tenían que pelear, tenían que proteger a la reina hasta que llegaran por ellas. Encendió su sable de luz y bloqueó con movimientos circulares los disparos que les daban los soldados, las balas de plasma rebotaban en la hoja luminosa y se impactaban en las endebles armaduras blancas de los troopers. Cuando hubo calma y pudieron comprobar que la reina estaba bien, Rey miró su sable. Había usado el cristal roto del legado Skywalker para construir un arma nueva utilizando partes de su propio bastón metálico que durante mucho tiempo la mantuvo a salvo en Jakku. Había sentido a través de la Fuerza cómo podría volver a unir ambas partes del cristal para formar uno solo, lo llenó de suficiente energía suya como para poder desmantelar su leal bastón, reparar el mecanismo dentro del sable antiguo y reconstruir una nueva y aún más poderosa arma, el resultado de tanta meditación fue un cristal Kyber de un color azul más claro y perfecto sin ninguna grieta que delatara el que alguna vez estuvo roto. Se había sentido tan orgullosa de sí misma después de semanas de trabajo que apenas y pudo esperar a probarlo, quería que todos lo vieran y supieran que aún había esperanza, que la Fuerza estaba con ellos y que muy contrario a lo que Luke había dicho, los Jedi no se habían acabado.

Pero una voz en su mente le sugirió probar el arma en solitario antes de mostrársela a la Resistencia. Apretó ambos botones y las hojas de plasma salieron resplandecientes del mango. Eran azules, eran calientes y eran inestables, tal y como las de Kylo Ren. Rey apagó y lanzó el sable lejos de ella completamente aterrada, ese no podía ser su sable, seguro el estar conectada con Ren tenía que ver con que las hojas de su arma no fueran lisas como antes. Repitió el proceso una y otra vez sin parar durante meses, mismos en los que tuvo que utilizar los blásters como armas para sus misiones, pero el resultado siempre era el mismo, un sable de luz doble con hojas inestables. Leia por supuesto que notó que algo andaba mal, sabía que Rey era poderosa en la Fuerza y una mecánica talentosa, el sable de su padre y su hermano ya debería estar listo para la batalla.

Un día se le acercó a la joven Jedi y le preguntó qué pasaba, apenada, Rey tuvo que mostrarle el desastroso resultado del sable de luz. Leia lo inspeccionó con la mirada caída y Rey sintió ganas de llorar. Notando lo que su reacción había hecho en la pobre niña, la general de la Resistencia le dijo que una vez su hermano le platicó que los cristales Kyber rotos, aunque sean perfectamente reparadas, suelen ser inestables en un sable de luz, que no tenía nada que ver con el usuario. Estaba mintiendo, pero Rey no lo notó y se sintió mejor. Por supuesto, a Leia no le gustaban las mentiras y para compensarle a su querida Jedi lo que dijo le regaló el vestido que le habían dado lo Ewoks tantos años atrás para que lo usara. Rey no estaba acostumbrada a usar ese tipo de prendas, pero pudo adaptarlo para el combate.

Obviamente, después de esa conversación tuvo que utilizar su sable nuevo para pelear. Todos notaban que las hojas se parecían a las de Kylo, aunque nadie dijo nada. Pero él había visto el sable, Ren había posado sus ojos en las inestables hojas de su arma y se había mostrado confundido ante el resultado de la reconstrucción. Rey no pudo soportar la vergüenza que la invadió cuando Kylo Ren vio su sable de luz, sentía como si hubiera fallado. Pero, ¿Fallarle a quién? ¿A Kylo? ¿Por eso sintió pena cuando él vio el sable de luz inestable? Era una tontería, pensó Rey, él no era su maestro, no le debía nada. Y aún así sentía unas tremendas ganas de llorar porque Kylo vio su fracaso.

-¡Alto ahí!- sonó la voz mandataria de los stormtroopers rodeándolas en plena plaza. Su letargo había durado demasiado y ahora estaban rodeadas.

Rey los contó, al menos veinte soldados de asalto impedían que cualquiera de ellas pudiera escabullirse y crear una distracción para poner a la reina a salvo. Estaban en una plaza abierta de Naboo, la gente que había estado transitando por ahí huyó despavorida al escuchar los blásters disparando y las botas pesadas chocando contra la tierra. La Jedi y sus compañeras formaban un círculo espalda con espalda que les permitía proteger a Kaniblia. Los troopers se cerraban cada vez más en torno a ellas, Rey sabía que debían moverse pronto, si Kylo Ren llegaba y ellas estaban atrapadas en la plaza, no tendría más opción que rendirse para permitirles huir; si la joven era franca, no quería encarar a Ben en ese momento, no después de que viera el tan desastroso sable de luz.

-¡Tú, la de la lanza!- gritó un stormtrooper con una hombrera roja. ¿Le había dicho "lanza" a su sable?- Tira eso y acércate con las manos en alto. El Líder Supremo te exonera de tus crímenes, pero deberás venir como prisionera- en serio era idiota ese sujeto. Fácilmente podría hacerlo volar junto con toda su tropa, pero primero debía poner a salvo a sus amigas.

-De acuerdo- dijo serena enganchando el sable en un cinturón oculto en su pierna.

-¡Rey, no!- gritó Kaniblia alarmada de ver a la joven yendo hacia el trooper, los demás apuntaron sus armas directo a la joven reina.

-Todo estará bien, majestad. Déjeme hacer esto- Rey avanzó con las manos a la altura de la cara.

Recordó las palabras de Luke Skywalker, se extendió en la Fuerza y agudizó todos sus sentidos, si iba a hacer volar a los troopers o a inmovilizarlos el momento indicado era en tres, dos…

-¡Agáchense!- avisó un stormtrooper antes de que varios disparos que venían desde el aire los alcanzaran.

Rey y las demás mujeres miraron al cielo una vez el polvo levantado se disipó, frente a ellas estaba el Halcón Milenario pilotado por Poe Dameron con Chewbacca de copiloto y Finn pasándosela genial en la artillería. Rey pensó que no habían podido ser más oportunos. Los cazas TIE de la Primera Orden no podían ni acercarse a ayudar a sus camaradas en tierra porque los X-wings de la Resistencia les pisaban los talones, ni siquiera podían apuntar decentemente a la mítica nave rebelde porque los mantenían lejos de ella. Animada por la intervención de sus amigos, Rey encendió su sable de luz y comenzó a atacar a los soldados de asalto que no habían salido disparados por las turbinas del Halcón o muertos por los disparos de Finn. Al final, el trooper de la hombrera roja tuvo que ordenar la retirada para no perder más hombres. Una vez se fueron, la nave pudo aterrizar y BB-8 pudo abrir la puerta principal del Halcón Milenario exclamando beeps de alegría al ver a Rey a salvo.

-¡Yo también me alegro BB-8!- dijo Rey con una gran sonrisa en su cara.

Kaydel, Rose y Rey se quedaron abajo en lo que sus compañeras ponían a salvo a la reina Kaniblia dentro de la nave. Si llegaban más soldados de asalto, estarían listas para mantenerlos a raya.

Kylo se había escabullido de sus tropas y de Hux, corría con el sable bien puesto en su cinturón, sabía que era una imprudencia correr desarmado por las calles de Naboo con la posibilidad de que algún miembro de la Resistencia lo atacara; pero no quería correr el riesgo de encontrarse con Rey y que ella pensara que quería lastimarla. Cuando la presencia de ella se sintió más cercana, Kylo Ren aceleró el paso y se escondió en un callejón al ver que no estaba sola, el Halcón Milenario estaba a sus espaldas y dos damas de la reina a cada costado de ella, acercársele sería imposible, esas dos impostoras podrían tratar de atacarlo y darle a Rey tiempo suficiente para subir a la nave lejos de él…o peor, la joven apuntaba una de las dos puntas de sus sable a su corazón y se abalanzaba a destrozarlo.

El Líder Supremo notó los cuerpos, vivos y muertos, de varios de sus stormtroopers en el suelo, no vio a Kanibli ni a las demás y cuando las dos camaradas de Rey comenzaron a subir a la nave adivinó su paradero. Rey por fin estaba sola y había una considerable distancia entre ella y el Halcón, si tan sólo corría lo suficientemente rápido o la congelaba con la Fuerza, podría alcanzarla; se decidió por la primera opción.

Rey caminó unos pasos de espaldas a la nave que le había heredado Han Solo para asegurarse que nadie más venía a atacarlos. Cuando ya no sintió peligro alguno, apagó su sable y corrió hacia la puerta mientras los motores se encendían. Kylo entró en pánico, Rey iba a entrar en la nave antes de que pudiera gritar su nombre, llenó de desesperación extendió su mano derecha dispuesto a congelarla antes de que pusiera un pie en esa chatarra vieja, pero mientras enfocaba su vista en ella para llevar a cabo tal acción, notó cómo un stormtrooper salía de un callejón y apuntaba su bláster, el objetivo era claro: Rey y ella ni siquiera lo notaba.

-¡No!- gritó Kylo Ren haciendo que la joven Jedi se detuviera cuando ya estaba a punto de tocar la puerta que servía de puente al Halcón Milenario. Él encendió su sable y lo lanzó hacia ella mientras extendía la mano y lo dirigía con la Fuerza para asegurarse de que diera en el blanco.

Rey se paralizó, había fuego en los ojos de Ben, se veía tan furioso que le entró un miedo igual de profundo como el que sintió la primera vez que lo vio en Takodana y para empeorar las cosas, le había lanzado su sable de luz dispuesto a matarla, ni siquiera le iba a dar tiempo de sacar el suyo y desviar el golpe o de usar la Fuerza para detenerlo porque estaba demasiado triste y conmocionada. El sable de luz rojo e inestable se acercó a ella en segundos y sintió el calor incandescente de la hoja y una cuchilla casi rozándole la mejilla y el hombro; pero no la quemaron ni la atravesaron, el sable pasó de largo de ella y se clavó en el pecho de un stormtrooper detrás de ella quien, pudo adivinar porque ante el impacto apretó el gatillo de su bláster, estaba ahí para matarla. El cuerpo inerte del soldado cayó al suelo con el sable atravesándole el pecho y Rey no podía creer que Kylo Ren la hubiera salvado.

Completamente impactada, Rey miró a su enemigo, él jadeaba y sus ojos estaban llenos de una mezcla entre miedo y alivio. Si se quedaba más tiempo ahí, Kylo le hablaría y ella aún no sentía que fuera el momento de hacerlo. No quería escuchar sus reclamos sobre hacerse pasar como la reina de Naboo, o que lo estuviera ignorando, que su entrenamiento estaba incompleto por no percatarse de la presencia de ese stormtrooper, sobre su sable tan vergonzoso y mucho menos quería escucharlo decir que ella era "suya". Desvió la mirada y subió al Halcón Milenario antes de que Ren reaccionara.

-¡Rey!- gritó Kylo saliendo de su percance. Había logrado salvarla y nuevamente la había perdido ¿Cuántas veces más tendría que verla darle la espalda antes de que pudiera hablarle como se debe?

La nave de su padre se alejó a la velocidad de la luz junto con los X-wings a los ojos de Kylo. Hace poco más de un año habría despotricado ante su fracaso y habría utilizado su sable para destrozar la primero cosa que le pusieran en frente; pero ahora sabía que sus berrinches no servirían de nada y realmente no estaba de ánimos para romper cosas. Se acercó con pasos firmes a la trooper caída y confirmó que estaba muerta. Sacó su arma del pecho de la mujer, lo apagó y se lo colgó en el cinturón. Una incandescente ira lo invadió, ese pedazo de basura había tratado de matar a Rey, su Rey, y lo había hecho como la vil cobarde que era, desde las sombras. Kylo no estaba orgulloso de tener planeado inmovilizar a la Jedi, pero estaba agradecido de que ese pensamiento lo ayudara a salvarla. Quería destrozar ese cuerpo, golpearlo con su sable de luz tantas veces hasta que se volviera ceniza, su mano enguantada se acercó al arma en su cinturón y amenazó con blandirla.

-¡Líder Supremo!- lo llamó Hux, quien llegaba corriendo junto con las tropas restantes. Después vio el cadáver atravesado de una de sus soldados- ¿Qué pasó aquí?- preguntó reteniendo su ira.

-Cuando regresemos a Mustafar, evaluaremos qué tan capacitadas están sus tropas para seguir órdenes, General Hux. La Jedi mató a esta stormtrooper por que trató de asesinarla- respondió tajante Kylo Ren alejando su mano del cinturón.

Se abrió paso entre los troopers y Hux dirigiéndose casi en automático a su nave en el castillo de Naboo.

-Pero…Kaniblia escapó…¿qué haremos con este planeta?- cuestionó el pelirrojo con frustración.

-Tenías razón, nunca tuvo sentido venir aquí- fue todo lo que dijo el Líder Supremo antes de alejarse más, los soldados de asalto que venían con Hux siguieron a Kylo con paso marcial.

Hux no podía estar más enojado en ese momento. Justo cuando empezaba a creer que ir a Naboo no era una completa pérdida de tiempo y había visto en Osml a un potencial aliado, al reverendo imbécil que tenía por Líder Supremo se le ocurría irse de vuelta a la base principal. No iba a aprovechar que el planeta estuviera desprotegido y abandonado por su reina para establecer el régimen de la Primera Orden, ni siquiera pensaba en poner a todos los naboos en contra de Kaniblia argumentando que era una cobarde y que había huido para convertirlos en sus leales súbditos. ¡Habría sido tan sencillo!

Hux estaba tan furioso que su rostro casi se pone tan rojo como su cabello. Comenzó a caminar dando fuertes zancadas, realmente esperaba que el encargo especial que le hizo a Mitaka estuviera listo pronto.

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El Halcón Milenario llegó a la base rebelde en Chandrilla en tiempo récord. Poe había disfrutado cada segundo que pilotó la nave de Han Solo y si hubiera sido por él habrían tomado el camino largo para gozar más la nave, pero la general Organa le había dados órdenes específicas de tardar lo menos posible. A estas alturas los miembros del Senado Galáctico ya deberían estar llegando.

Todos en el puente le daban espacio al carguero que transportaba a la reina de Naboo. La propia Leia se había puesto sus mejores galas para recibir a tan potencial aliada y a quienes la traían sana y salva. Cuando la puerta principal bajó, los primeros en bajar fueron Chewbacca, Finn, Poe y BB-8 con una gran sonrisa que sólo mostraba satisfacción.

-Bienvenidos- saludó con sincera alegría la general- ¿Cómo les fue?

-Bueno, descubrieron la mentira un poco antes de lo esperado y casi no llegamos a salvarlas…- Poe estaba tratando de sonar tan relajado como siempre; pero de verdad hubo un punto de la misión en la que sus amigas y la reina estaban completamente solas y los X-wings no le habían abierto el suficiente camino para llegar a ellas. Pero la visión de las soldados y de Rey caminando al lado de Kaniblia le devolvieron la sonrisa- Aunque al final, todo resultó excelente.

Leia sonrió ante la conclusión de su mejor piloto y recibió con un gran abrazo a sus subordinadas. Cuando llegó a Rey, el abrazó fue más duradero y físico, como el de una madre recibiendo a su hija, la Jedi realmente se sentía cómoda en los brazos de su general, quería contarle todo lo que había pasado con Ben; pero aparentemente tendría que guardárselo para después porque Leia se separó de ella para saludar a la reina.

-Reina Kaniblia- saludó la general haciendo una leve reverencia apoyándose en su bastón.

-General Organa- le respondió de la misma manera la soberana de Naboo. Leia jamás admitiría que le alivió mucho que no la llamara "princesa".

-Me alegra mucho informarle que el Senado ha aceptado refugiarla hasta terminar el asunto con la Primera Orden- le informó Leia con entusiasmo.

-Gracias, General. Pero yo no quiero que me cuiden. Lo que de verdad quiero es que esta guerra acabe y sólo podremos hacerlo si todo el Senado se pone de acuerdo en qué hacer con la Primera Orden. Venir aquí sin levantar sospechas de nuestros enemigos es el motivo por el que acepté la misión de rescate. Aunque terminaron percatándose de todos modos…-Kaniblia trató de hacer sonar graciosa su última frase mirando a Rey directamente; pero aunque ella sonrió, realmente no estaba satisfecha con cómo se habían dado las cosas.

-Entiendo, pero debe entender, majestad, lo que usted representa para la República y para la Rebelión. Permítame acompañarla a su habitación para que se prepare para la audiencia dentro de dos horas- ofreció con gentileza la general.

-Por supuesto- dijo Kaniblia alegre.

-Los demás, descansen. Nos vemos dentro de dos horas ya saben dónde- indicó firme Leia.

-Sí, general- respondieron todos al unísono.

En cuanto Leia se dio la media vuelta para dirigir a la joven reina a su lugar, Finn y Rose se dieron el abrazo y el beso más anhelantes que sus amigos pudieran ver. Incluso Chewie teniendo esposa y un hijo se sintió un poco incómodo de verlos tan melosos. Su excusa fue que se extrañaban y Finn estaba muy preocupado por ella. Kaydel y las demás se alejaron de ellos entre risitas.

Por su parte, Rey se alejó dispuesta a quitarse el vestido roto y el maquillaje; pero aunque Poe había sido abordado por algunos pilotos novatos que querían escuchar su experiencia pilotando el Halcón Milenario no iba a perder su oportunidad.

-¡Oye, Rey!- la llamó alejando a sus fanáticos. Rey volteó a verlo un poco confundida.

-¿Mande?-

-Yo…-Poe se quedó sin palabras al verla de frente. El maquillaje blanco le parecía excesivo, pero le daba a la Jedi un toque de belleza único que lo dejó mudo. De todas las chicas de la Resistencia, Rey era la única que había podido captar su atención por no caer tan fácilmente a sus encantos; por ser capaz de desafiar sus habilidades de piloto y por lo que representaba- Quería decirte que hoy estuviste fantástica. Ya me contaron que le diste un puñetazo a Hux y eso…bueno…fue súper genial y tu sable…y en serio te veías hermosa con ese vestido y maquillada como reina…- el capitán trató de sonar coherente; pero esa chica en serio le quitaba las palabras de la boca.

-En realidad…el vestido es muy pesado y este maquillaje me está dando comezón. Realmente quiero quitármelo ya.- dijo Rey un tanto incómoda. No quería sonar grosera, pero estaba haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no desgarrarse la cara. Maquillaje y sudor, terrible combinación.

-¡Oh, por supuesto!- Poe trató de enmendar su comentario tan raro. Ni siquiera notó que la general los observaba desde lejos mientras la reina Kaniblia hablaba con otros miembros de la Resistencia- ¡Ve! Seguro que es muy incómodo y yo quiero que estés bien así que…-

-Sí…bueno, ¡Nos vemos!-Rey se estaba sintiendo de verdad incómoda en ese momento. Se dio la media vuelta dejando a Poe sin la oportunidad de despedirla apropiadamente.

Dameron le agradaba, era un buen elemento de la Resistencia y la general le tenía aprecio. Pero que fuera tan atento con ella no le gustaba, se sentía igual que Finn cuando lo conoció y él insistía en siempre tomarla de la mano. El trato con su mejor amigo era distinto ahora que él tenía a Rose; podían darse el lujo de ser más bruscos y bromistas el uno con el otro, eran como dos hermanos. Pero Poe era distinto; él nunca era grosero o tosco con ella, reconocía su fuerza pero también buscaba protegerla siempre. A cualquier podría parecerle amable eso; pero Rey sentía que de algún modo eso estaba mal.

Se dirigió a los vestidores a pasos acelerados mientras Poe se rascaba la cabeza con incomodidad.

-Bien hecho, Dameron- se maldijo a sí mismo. Cansada de verlo humillarse, Leia se acercó a él por la espalda.

-Poe, déjame darte un consejo, no como tu general si no como mujer: Tal vez seas el mejor piloto de la Resistencia, pero esa nave no es tuya para que la pilotees- le dijo señalando con su bastón a Rey. Terminada su frase, se alejó con una sonrisa en su rostro.

-¿Eh? ¿A qué se refiere, general?- Poe persiguió confundido a la princesa de Alderaan mientras ella de alejaba conteniendo la risa.

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Rey se habría quedado horas disfrutando del agua caliente. La nueva base en Chandrilla era más moderna que la anterior. Contaba con habitaciones para los soldados, baños con vestidor para mujeres y hombres, cocina donde era adecuadamente alimentados y una sala de reunión casi tan grande como la del Senado. Los aliados de Leia los habían guiado hasta ese planeta donde el Senado Galáctico había adaptado un lugar para la Resistencia que tanto se esforzaba por defenderlos.

Sin muchas ganas, cerró la llave del cubículo donde después de casi media hora había logrado quitarse todo ese maquillaje blanco e incómodo, además del sudor y descansar su cabeza de tan pesado peinado. Salió enrollándose una toalla en el torso y se dirigió a una banca donde tenía ya preparada su ropa. Entonces, por el rabillo del ojo, vio a alguien sentado en el otro extremo de la banca. Tenía el pelo negro bastante largo, negro, húmedo, la espalda ancha cubierta por una camiseta negra y le acompañaba el inconfundible sonido de un sable láser inestable.

-¿Ben?- le llamó Rey con miedo. Kylo Ren no volteó.

-¡Vaya! ¿Después de un año te decides a dirigirme la palabra? ¿Qué es lo que tengo que hacer para que…? ¡Diablos!- Ben se levantó de la banca y dio la media vuelta con pesadez mientras apagaba el sable. No se esperaba encontrarse a Rey semidesnuda frente a él.-Esto…tal vez pueda esperar un poco más…-dijo alejando la mirada de ella con un notable rubor.

-Creo que ya no podemos seguirlo posponiendo…-dijo Rey vencida.- Después de todo…ya lo viste…-dijo avergonzada y sonrojada.

-¿Ver qué?- "No digas que su cuerpo, no digas que su cuerpo" se repitió mentalmente. Además, no era la primera vez que le veía las pecas del pecho o las piernas…pero esa cicatriz en su brazo.

-Mi sable…es…como el tuyo- dijo con vergüenza. Kylo casi suelta un suspiro de alivio.

-Estás usando un cristal roto ¿qué esperabas?- respondió tajante. Rey volteó la mirada con tristeza, eso no le gustó. Aunque le picaba la curiosidad saber por qué le daba vergüenza que él viera su sable doble tan inestable, había algo que de verdad le estaba carcomiendo.- ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo es que estuviste en frente de mí y no noté que eras tú? ¡Te vi, te escuché, te toqué y no me di cuenta de que…! Eras tú…-ahora el que sonaba derrotado era él.

-¿Cómo logró Luke esconderse durante tantos años? ¿Cómo fue que Snoke no detectó tus verdaderas intenciones en la sala del trono? ¿Eh?- le cuestionó Rey con sorna. A pesar de eso, tenía las manos aferradas a su toalla.

-Escondiste tu presencia en la Fuerza…-dedujo Kylo con sorpresa. Esa era una habilidad muy avanzada para ella…pero se le estaba olvidando de que se trataba de Rey.- Pero ¿cómo?

-Aprendí de uno de los libros de Luke…-confesó.

-¿Los libros? ¿Qué no te ha visitado Skywalker?- Ben conocía los libros. No los había leído todos; pero lo que le sorprendía era que hubieran sobrevivido unos cuantos después de la masacre. Lo que más le impactaba es que Luke no estaba enseñándole a Rey nada.

-No lo necesito para aprender.- se defendió Rey muy molesta. Kylo notó que en realidad sí le afectaba. Si tan sólo supiera. Un silencio sepulcral los rodeó a ambos.

Ben miró a Rey con ojos hambrientos, había estado entrenando con violencia desde que regresó al castillo de Mustafar, nueva base de la Primera Orden, para olvidar su frustración. Pero verla tan vulnerable era simplemente demasiado.

-¿Vas a seguir huyendo de mí?- dijo con su voz profunda.

-¿Eh?-

-Snoke nos mintió. Esto…este vínculo no tuvo nada qué ver con él…fue la Fuerza, Rey, la que nos conectó…si te sigues alejando, no estás siguiendo el destino que te ha dado.- dijo casi con desesperación.

-¿Mi destino?- Rey miró a Ben con sorna. Así que esa era la tentación y las mentiras del lado oscuro. Patético.- En tal caso, si la Fuerza nos unió por algo y tú sigues con la Primera Orden, realmente estás haciendo algo mal.- contraatacó ella acercándose poco a poco. Ben estaba impactado y ofendido, no se esperaba esa respuesta y tampoco que la última Jedi se estuviera acercando a él.- Esta es mi venganza contra ti, Kylo Ren. Por todo lo que has hecho…no importa éste vínculo, no importa que me sientas tan cerca que puedas escucharme, verme o hasta tocarme…jamás estaré al alcance de tu mano…¡Jamás!- dijo furiosa, creyendo que la conexión se acabaría en ese momento. Pero no fue así. Y el que ahora estaba cabreado, era él.

-¡Eres una necia! ¡La Resistencia te está utilizando!- gritó con ira. Rey de repente se sintió pequeña y retrocedió; pero no iba a dejarse vencer.

-¡Eso no es cierto!-

-¿Crees que te querrían tanto si no fueras la última Jedi, si no se hubieran esparcido como pólvora las historias de cómo sin nunca antes haber blandido un sable de luz fuiste capaz de derrotar al gran Kylo Ren? ¿Qué acabaste a la temida guardia pretoriana tú sola? ¿Qué eliminaste a Snoke sin ayuda de nadie?- dijo con un sarcasmo furioso mientras avanzaba hacia ella.

-¡El que dijo esas mentiras para salvar su pellejo fuiste tú!- refutó Rey.

-¿Y por qué la Resistencia no las ha desmentido? ¿Eh?- Esta vez, dejó a la joven sin palabras. Ella sólo atinó a darle la espalda y aguantarse las lágrimas.- Están usando todo lo que tienen a la mano para mantenerse en pie, para seguir peleando. Pero tú puedes acabar con eso…-dijo con más suavidad.

-¿Cómo? ¿Uniéndome a ti? Jamás…-declaró Rey tratando de mantenerse fuerte; pero ese hombre realmente sabía alterarle los nervios.

-Sí…así es…-ahí estaba otra vez ese tono suplicante. Tal y como un año atrás, en la sala del trono. Si Ben sentía que iba a derrumbarse, Rey se puso a llorar- Sé que mucha gente de la Resistencia se ha ido porque la Primera Orden se ha fortalecido demasiado y porque de verdad estamos haciendo algo por la Galaxia. El Senado sólo quiere mantener su poder, no se han preocupado jamás por los planetas más pobres, plagados de esclavitud y violencia, yo sí he pensando en ellos, mi madre lo sabe…-

-¡No metas a la general en esto!- atacó Rey. Ben se mantuvo tranquilo.

-Pero es cierto. Pregúntale si quieres. Cuando yo era niño, ella siempre estaba fuera tratando de convencer a esos senadores idiotas que hicieran algo por todos los planetas sumidos en la pobreza. Pero ellos sólo querían conservar su poder- afirmó con seguridad.

-Pero…el Senado nos está apoyando…-se le escapó a Rey.

-No porque sean otras caras quiere decir que sean distintos. El gobierno de la Galaxia sigue siendo centralista. Los planetas en los que tiene presencia la Primera Orden son autónomos, es cierto, mantenemos un ojo sobre ellos; pero si antes eran un nido de delincuentes; ahora son potencias. Tatooine, Jakku, ya no son lo que eran.-

-Ustedes los conquistaron…los obligaron…-Rey en serio estaba tratando de mantenerse firme a la Resistencia; pero pensar que Jakku pudiera ser distinto…

-No, Rey. Les ofrecimos ayuda y la aceptaron. Eso es lo que pasó.- las lágrimas en el rostro de la joven lo incomodaban; pero tal vez ya lo estaba logrando.- Te han convertido en un símbolo, si te unes a mí, si gobiernas conmigo, todos entenderán que ya no vale la pena pelear por una causa perdida…que la Primera Orden ya no es lo que era y que de verdad puede haber paz…-suplicó suavizando la mirada.

-No es tan fácil…- admitió Rey mirándolo a los ojos. Pensaba en sus amigos, ellos no aceptarían tan fácil ¿Y la general?...Vaya, de verdad los dos lunares de el rostro de Ben formaban casi el mismo ángulo que su cicatriz.

-Seguir sacrificando gente tampoco lo es…-Kylo se llevó la mano izquierda a la boca y se quitó el guante negro para ofrecerle su mano a Rey.- No hay una solución fácil a esto…si te unes a mí, la Primera Orden no atacará a tus amigos, pondremos el ejemplo de que todo se ha acabado. Ni siquiera tienes que decirme dónde estás, tú vendrás a mí…estoy en el castillo de Darth Vader en Mustafar, puedes encontrarme fácilmente…- ¿Acaso tenía que ser más vulnerable para que fuera suficiente? Rey no paraba de llorar y él de verdad quería que dejara de hacerlo.

-Ben…-ella lo miró con súplica, le pedía que no le hiciera esto.

-Rey…realmente no sé qué puedo hacer por ti…pero sí sé que tú eres la única que puede alejar este dolor de mí…-nuevamente era Ben el que estaba suplicando. Dio un paso a ella aún con la mano extendida.

Rey miró la mano de Kylo, pensó qué pasaría si la tomara ¿realmente cumpliría lo que decía? ¿Por qué una voz dentro de ella la urgía a tomar esa mano? La joven extendió su mano derecha con lentitud, el corazón de Ben latió a mil por hora ¿Realmente iba a aceptar? ¡En verdad todo iba a terminar por fin! Las puntas de los dedos de Rey rozaron las de Kylo, no hubo visiones ni sombras, sólo la divina sensación de que algo en ese roce estaba bien, que la Fuerza iba a estar bien, que ellos iban a estar bien. Simultáneamente, ambas manos fueron cerrándose y acercándose con lentitud. Él hubiera querido aprisionar la mano de ella y jalarla para sentir el calor de su cuerpo cuando le diera un abrazo, oler su cabello húmedo y susurrarle al oído que todo iba a estar bien y el "Gracias" más sincero que jamás hubiera pronunciado.

-¿Rey? ¿Está todo bien querida?- la voz de Leia despertó a Rey de lo que pareció un letargo. Alejó su mano de Ben tan rápido que sin querer le rasguñó la palma con una uña; aunque él no reacciono a ello.- Ya casi está todo listo, sólo faltas tú.

-¡Voy en seguida!- dijo Rey sin dejar de mirar a Kylo. El hombre estaba severamente triste y realmente esperaba que todavía hubiera algo qué salvar- Lo siento…no puedo…-afirmó con lágrimas en los ojos. ¿Cómo podría traicionar a esa mujer que era como su madre? Ella debía devolverle a su hijo, no hacer que perdiera la esperanza.

-Lo sé…- suspiró Ben completamente derrotado. Sabía que nunca más volvería a pedirle a Rey que se uniera a él.

Antes de que la chica pudiera decir algo, Kylo Ren desapareció frente a ella. Importándole un demonio el Senado, cayó de rodillas para llorar desconsoladamente.

Mientras tanto, en Mustafar, Ben miró su mano herida. Era un rasguño insignificante que apenas soltaba un hilo de sangre. Lamió la herida y se mordió el borde de la mano jurando que esa sería la última vez que Rey lo lastimara.