EL LADO BUENO DE LAS COSAS

Advertencias: AU. Todos humanos. Lenguaje soez. OC. OoC.

Disclaimer estándar: Los personajes reconocibles no me pertenecen. La historia está basada en el guion de la película Life as we know it (Bajo el mismo techo/Como la vida misma.)

N/A: ¡Hola, corazones! Espero que tengan un día estupendo. Les traigo una historia nueva/vieja, para que lean y me digan qué piensan. Un beso, los dejo leer.


Prólogo


1. California, 2018.

—¿Tequila?

—Aquí.

—¿JB?

—Presente.

—¿Ivy?

—Por aquí.

—¿Lita?

—Presente presidente.

—Bien—aplaudí cuando terminé de pasar la lista, con una enorme sonrisa—. Cabrones, quiero comenzar dando un discurso.

Hoy cerré la tienda temprano, rogándole a todos que se quedaran para hacer un poco de "convivencia". Ninguno parecía muy convencido, pero luego de sacar la botella de champán y la de ron, se mostraron completamente dispuestos. Desgraciados.

—Oh, no—se rió Alice, negando con la cabeza haciendo que las puntas de su negro y corto cabello saltaran—. Cada vez que Swan da un discurso es un desastre.

—Cállate, Lita—gruñí, lanzándole una mirada de advertencia. Luego volví a sonreír—. Bien, como decía, quiero comenzar dando un discurso. Me imagino que ninguno de ustedes es consciente de que, hace dos años, compramos este mugroso estudio y lo transformamos en una de las tiendas de tatuajes y perforaciones más importantes de California.

Las caras de mis amigos se llenaron de la incredulidad que estaba esperando. Por supuesto que nadie recordaba la fecha de la primera vez que nos instalamos; Emmett ni siquiera era capaz de recordar su propio cumpleaños.

—Me estás jodiendo—jadeó Jacob, sorprendido.

—No, JB, no te estoy jodiendo, dejé de hacerlo hace mucho—sonreí, guiñándole un ojo. Él rió entre dientes, y casi pude escuchar el gruñido disimulado de Leah—. Cuando 505 nació, ninguno de ustedes cabrones pensaba que íbamos a triunfar.

Miré a cada uno de mis empleados—que en realidad eran mis mejores amigos—de pie frente a mí, y contuve las ridículas lágrimas que empezaban a brotar. Emmett, Alice, Jacob y Leah me miraban con una sonrisa (Leah no tanto), y podía jurar que era ayer cuando éramos adolescentes vagando por el país sin tener idea de qué hacer con nuestras vidas

—Tequila dijo que nos hundiríamos a la semana—comenté, y Emmett rió sin parecer arrepentido en absoluto—, aunque JB y Lita fueron más optimistas diciéndome que duraríamos unos meses y la gente se aburriría. Después de dos años, puedo decirles con confianza, que son unos perdedores y como todas las veces, yo tenía razón.

Alcé mi vaso repleto de champán burbujeante con expresión solemne y volví a mirar a mis amigos. Junto habíamos logrado todo lo que nos propusimos, y no podría pensar si quiera en no estar orgullosa.

—Por nosotros. Por 505.

—Por nosotros y 505—dijeron al unísono, alzando sus vasos para luego darles un largo sorbo.

Joder, cómo amaba a esos cabrones.

Luego de mi discurso, cada uno compartió anécdotas de los viejos tiempos y del trabajo. Nos sentamos en el suelo con las botellas de ron y champán, pusimos nuestra música y conversamos sobre los proyectos futuros. Todo surgía tan natural, al igual que cuando éramos adolescentes, que no parecía que todos tuviéramos más de treinta años. El tiempo había pasado demasiado rápido.

—Oh, Tequila, cierra la puta boca—rió Alice, un poco ebria. Estaba completamente recostada en el suelo, apoyando su cabeza en el regazo de Emmett—. Dejé Nevada porque estaba cansada de las malditas maquinas tragamonedas, no por Luke.

—Sí, sí—se burló Emmett, arqueando las cejas—. Entonces, ¿cómo explicas las tres horas de viaje llorando desconsoladamente? No sabía que estabas tan apegadas a las máquinas.

—Jodido cabrón.

—Ven, mátame con tu llanto, Lita—incitó Emmett, moviendo las manos en el aire fingiendo estar asustado—. No puedo esperar a me ahoguen tus lágrimas.

Comenzaron una pelea amistosa que rápidamente se convirtió en lucha. Para medir menos de un metro sesenta, Alice podía ser fuerte y desafiante si quería. Terminó con Emmett en el suelo riéndose a carcajadas y mi amiga golpeando su pecho repetidas veces.

—Si alguno de ustedes patea mi vaso de ron, los cortaré en pedazos—advirtió Leah, arqueando las cejas. Sentí que su mirada recaía en mí, pero no quise comprobarlo. Si alguna vez era asesinada misteriosamente, estaba segura que Leah sería la principal sospechosa.

—Ven, Ivy—sonrió Jacob, atrayendo a Leah entre sus brazos. Ella se rindió rápidamente, esbozando una sonrisa.

Encendí mi tercer cigarrillo y le di una profunda calada. No me gustaba fumar en el estudio cuando las puertas estaban cerradas, porque esa mierda pega y apesta. No quería a Seth quejándose—una vez más— de que olía mal. Ése chico podía ser un dolor en mi culo si se lo proponía.

El teléfono sonó en mi bolsillo antes de que mi cigarrillo se consumiera.

—Buenas tardes, 505, estudio de tatuajes y perforaciones. Swan habla, ¿en qué puedo ayudarlo?—dije una vez que atendí la llamada. Joder, sonaba con una jodida secretaria.

Buenas tardes, señorita Swan, quisiera hacerme un tatuaje en el culo de la cara de Taylor Swift. ¿Cree, en su experta opinión, que sea buena idea?

Sonreí ampliamente al reconocer esa voz, casi dando un brinco.

—Tal vez un tatuaje en el pecho de Kim Kardashian sea una mejor idea—comenté. Escuché la risa de Garrett en la otra línea, tan jovial como siempre. Joder, cómo lo extrañaba—. Soy buenísima tatuando personas.

Muy graciosa—espetó él, carcajeándose. Escuché varios sonidos en el fondo, algunos más fuertes que otros. Probablemente estaba cocinando—. ¿Cómo estás, Bella? No me has enviado un mensaje en veinticuatro horas, decir que estoy indignado es poco.

El cigarrillo entre mis dedos se consumió. Escuchar hablar a Garrett siempre era refrescante, confortante. Me hacía recordar los años en que él, Jacob, Emmett y yo vivíamos a dos casas de distancia y nos juntábamos todas las tarde a hacer absolutamente nada. Conocía a Garrett desde siempre y lo amaba muchísimo. Después de todo, era mi mejor amigo.

—Estoy bien, Garrett, por Dios. Empiezas a sonar como mi padre—dije, bufando. Lo escuché reír al otro lado de la línea—. Hoy celebramos dos años de haber inaugurado 505; bebimos un poco de ron y champán. Ya sabes, lo clásico.

Vaya, nena, siempre supe que lo lograrías—me felicitó, y yo sólo supe sonreír—. Adivina quién está de cumpleaños además de tu tienda.

Abrí mucho los ojos, sorprendida. Joder, ¿había pasado un año ya? Claro que Garrett se refería a su encantadora mocosa, Emily. En mi mente revoloteó el rostro de la hija de Garrett y Kate, con sus hoyuelos y su corto pero hermoso pelo rubio. Emily era la única bebé que me caía bien, y en parte era porque se parecía muchísimo a Kate y porque había heredado la encantadora sonrisa de Garrett.

Ah, y por el obvio hecho de que no lloró la primera vez que la cargué, a diferencia de cuando lo hizo el idiota de Cullen.

—Emily, ¿no?

Está muy emocionada, te extraña muchísimo. Ella quiere que estés aquí la próxima semana. Incluso se compró ropa nueva para la ocasión.

Fruncí los labios para ocultar mi diversión a pesar de que él no podía verme. Desde que Emily nació, Garrett se había vuelto todo un "papá". Hablaba en tercera persona y todo, refiriéndose a él en diminutivos y diciéndole a Kate "mami". Era muy divertido. Él estaba realmente entusiasmado en la idea de criar a Emily, lo que provocaba una sensación de calidez en mi corazón.

—Claro que iré, campeón. Sólo pondré a cargo a alguno de los chicos y pospondré algunos tatuajes.

¡Esa es mi nena!—chilló él, y pude jurar que lo sentí saltar. Escuché movimientos desde la otra línea, y la alegre voz de Kate interpelándolo y un llanto lejano—. Hola, Isa, soy Kate. Garrett fue atender a Emily. ¿Vendrás a su cumpleaños?

Me reí ante su apodo. Era la única persona en el mundo que me llamaba de esa forma—a cualquier otro le hubiera roto el brazo—, y para ser sincera, nunca me había molestado. Me gustaba Kate: era alegre y preciosa, divertida y tenía la personalidad perfecta para Garrett. Sabía lo mucho que lo amaba y que lo cuidaba; podía confiar en ella.

—Por supuesto, Kate, le regalaré un tatuaje de mariposa que podrá cobrar cuando cumpla la mayoría de edad.

Eres tan dulce, Isa—rió ella. Su voz sonaba igual de emocionada que la de Garrett, y no pude evitar sentirme feliz por ellos. Eran una familia increíble—. Pregúntale a los chicos si vendrán para que comience a preparar las habitaciones. Traerás a Seth, ¿no?

—Eh, cabrones—grité, cubriendo el micrófono del teléfono. Mis amigos me miraron—. ¿Qué les parece si tomamos unas vacaciones a Forks? La mocosa de Garrett está de cumpleaños y fuimos invitados personalmente por ella. Sólo serán dos días.

Alice asintió con una sonrisa, entusiasmada. Esa era mi chica. Por el contrario, Emmett hizo un puchero diciendo que no podía seguir posponiendo un tatuaje de espalda que tenía pendiente hace tres semanas.

—¿Qué hay de ti, JB?

—Es noche de escuela, Swan—Jacob torció el gesto, disculpándose—. Y es mi turno de la semana.

Suspiré. Si Jacob no vendría con nosotras, eso significaba que Leah tampoco iría. Garrett estaría realmente triste de no tener a sus amigos ahí.

—Está bien, pero todos le comprarán regalos a Emily—les apunté con el dedo, y todos asintieron. Quité mi mano del micrófono y le hablé a Kate—. Sólo iremos Alice y yo, todos los demás están ocupados. Dile a Garrett que no llore tanto.

Se lo diré—rió Kate—. Entonces las esperamos. ¡Estoy tan emocionada! Mi pequeña cumplirá un año y no puedo creer que.. Uhm, debo irme. Garrett acaba de vestir horriblemente a Emily. Por Dios, nunca aprenderá. ¡Nos vemos pronto!

Y la llamada se cortó.

Luego de eso, encendí otro cigarrillo y me recosté en el suelo del estudio, escuchando de fondo el forcejeo de Alice que seguía peleando con Emmett y los arrumacos de Jacob con Leah.

El tiempo había pasado demasiado rápido. Podría jurar que hace algunos meses Garrett perseguía la falda de Kate en el instituto con el fin de que ella se fijara en él; y que sólo hace unas semanas, mi mejor amigo se casó en la ridícula y pintoresca iglesia de Forks. Ahora él y Kate habían formado una familia encantadora, y pareciera que siempre estuvo destinado a suceder.

Le di una calada a mi cigarrillo y sonreí. Sí, extrañaba la tierna cara redonda de Emily y sus gorgoritos de bebé. Estaría contenta de volver a verla, a ella y sus enormes ojos grises.

A la única persona que no extrañaba era Cullen, y para mi mala suerte, tendría que verlo. Joder. Cuando Emily creciera, le echaría en cara todas las cosas que hice por su dulce carita.


¡Hola! Gracias por llegar al final del prólogo, corazones. Como les mencioné al principio, esta historia es un poco vieja (basada en la película del 2010, Bajo el mismo techo), pero siempre me ha parecido llamativa y divertida. Espero que les guste.

Lamento si hay algún error de coherencia u ortografía. Si tienen alguna opinión, reclamo o sugerencia, pueden dejarla en los comentarios. Los leo.

Un beso,

Rohe.