La saga Crepúsculo le pertenece a Stephenie Meyer y su casa editorial, yo solo uso sus personajes para jugar un rato

Esta historia está inspirada en la canción "Alérgico" de Anahí.

Alérgico.

Prefacio.

¿Qué puede pasarle a alguien para que a los 17 años decida que el amor no es más que una estupidez? Segura y muy ciertamente a esa edad es poco lo que se sabe, pero las emociones de aquellos corazones adolescentes sienten con tanta pasión que probablemente todo se vive a mil.

Cuando pierdes la ilusión, y peor aun, tienes miedo de sentir algo por alguien porque te aterra que te hagan daño, tu corazón se congela, Te convences a ti mismo que puedes vivir sin ese tipo de cosas, porque simplemente no se hicieron para ti. Eso era lo que se comentaba en todo el instituto de él, el mejor chico, por el que todas suspiraban, incluyéndola a ella.

-¡Vamos Bella! Veras que no es tan seco como parece –Dijo Rose sonriendo para infundirle confianza a su amiga.

-Me asusta –Musitó la chica mirando sus zapatos.

-Preciosa –Dijo la rubia tomando la mano de su amiga- Mi hermano es un imbécil la mayoría del tiempo, pero no siempre es así, si te hace sentir mal yo misma te llevo de vuelta a tu casa ¿De acuerdo?

Bella asintió muy poco convencida, se dejó hacer y deshacer por Rosalie, y francamente, mirándose al espejo, no se veía nada mal.

En casa de su amiga había una fiesta, de esas a las que ella evitaba ir, pero esta era su oportunidad, se la jugaría al cien por cien porque el se voltease tan siquiera a verla, e hizo mucho más que eso.

Cuando Bella bajó las escaleras con su vestido azul eléctrico, unas sandalias de tacón plateadas y una pequeña cartera a juego todos se quedaron helados al verla, su cabello recogido en un moño alto con algunos mechones sueltos le daban un aspecto jugueton y divertido a su rostro, ella no podía dejar de sonreír.

-¿Quién es y donde he estado yo que no la había visto antes? –Le preguntó Edward a su hermana.

-Es mi amiga –Dijo Rosalie seria- Y ay de ti como le pongas un dedo encima.

Edward hizo caso omiso a aquella amenaza y se apresuró a tenderle su mano a Bella para que terminara de bajar, ella, con una seguridad que la mayoría de las veces escaseaba, recibió al chico y lo dejó guiarla hasta el centro del salón, lugar que estaba destinado a la pista de baile.

Bailaron toda la noche, se rieron y bebieron algunas copas, Bella se sentía como en una nube, peor aun cuando la besó.

-¿Dónde hasta estado todo este tiempo? –Preguntó Edward en su susurro pegado a los labios de Bella.

-Sentada junto a ti en la clase de biología –Respondió cohibida, internamente se dio de cabezasos por no poder decir nada más inteligente, pero siendo objetivos ¿Quién demonios podía decir algo inteligente cuando el mismísimo Edward Cullen te acaba de dejar sin aliento?

Para Edward en cambio algo hizo clic en su cabeza ¿Swan? ¿El patito feo? ¡Oh genial, acabo de hacer mi obra de caridad del año! Pensó mientras miraba a la chica que tenía en frente, aunque mirándola bien, no era ningún patito feo, todo lo contrario, y ese beso… ¡Oh por dios el beso!

Edward negó con la cabeza, el no era de los que sentían mariposas en la panza, y debía dejarlo en claro, porque sinceramente el no quería lastimar a aquella chica.

-Bien Isabella –Dijo Edward- Quiero que sepas que, si vas a estar conmigo, tendrá que ser bajo mis reglas ¿De acuerdo?

-¿Bajo tus reglas? –Preguntó Bella confundida- No te entiendo.

-Nada de llamadas por teléfono, nada de mensajes melosos, nada de demostraciones de amor en público, nadie debe saber que estás conmigo ¿De acuerdo?

-¿Qué me estás proponiendo exactamente Edward? –Preguntó Bella, estaba entre enojada y asustada, pero muy por encima de eso, estaba excitada.

-Te estoy diciendo que solo yo puedo llamarte cuando tenga ganas de verte, si quieres ayudarme a mantener el calor en las frías noches de Forks debe ser a mi manera, lo tomas o lo dejas.

Bella se lo pensó un instante y sopesó los pro y los contra de aquella "relación", al fin tendría lo que había estado deseando hacía tanto tiempo, Edward Cullen ¿Qué importaba si nadie más lo sabía? Ella lo sabría, y eso era lo que contaba ¿Qué importaba que solo el pudiese llamarla? Ella no era muy buena para hablar por teléfono, menos para enviar mensajes ¿Qué importaba que el solo la quisiese para que se acostaran? Ella también lo quería así.

Edward comenzaba a impacientarse al ver que no recibía respuesta, estaba a punto de decir algo cuando Bella se colgó de su cuello y lo besó, pero bajo ningún concepto fue un beso tierno, todo lo contrario.

-Lo tomo –Dijo con el escaso aire que le quedaba en los pulmones y volvió a fundirse en él.

Sin lugar a dudas, Bella no tenía ni las mínima idea de que acaba de iniciar la peor de sus torturas.